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La querella

Si no fuera verídico, como habría dicho Paco Gandía, parecería un chiste del serio humorista sevillano o de Gila: Mellet, el exgerente de Mercasevilla, se ha querellado contra los empresarios del grupo La Raza que, por indicación de un alto cargo de la Junta al que acudieron a contarle lo que les estaba pasando, grabaron la conversación en que aquél, presuntamente, les exigió el pago de comisiones ilegales. Saltó así el escándalo Mercasevilla, que en sus distintas ramificaciones, cual cerezas entrelazadas saliendo de un cesto, ha acabado destapando el de los ERE, los intrusos, los falsos prejubilados…. Sostiene Mellet que los empresarios han incurrido en un delito contra la intimidad y de violación de secretos. Pero, ¿qué quería, que le hubieran avisado de que le iban a poner una grabadora por delante para que les repitiera eso de que les pagara 450.000 euros en comisiones? ¿Y que hubieran guardado un silencio cómplice porque la exigencia, obviamente, era secreta? Si no fuera cierto la presentación de la querella, parecería un chiste, el chiste de Mellet.

Salvador, usa el rotulador

La tarjeta por contacto sustituye a los bonobuses magnéticos, verdes y rojos. Escena verídica, como habría dicho Gandía. Bronca en el estanco. Una mujer ha agotado su saldo en un santiamén y casi se queda en tierra. Paga su ira con el dependiente. Ignoraba que necesita otra tarjeta con tarifa de transbordo. Se lo aclaran. Exclama: “pero, ¡si son del mismo color!”. ¿Cómo va a poder diferenciarlas? Solución chapucera pero eficaz del estanquero: marcarlas con tinta. Es increíble tener que recurrir a este método arcaico y este retroceso en los autobuses, donde el eficaz Arizaga ha implantado GPS,  consulta horaria por Internet y móvil, paneles horarios en algunas paradas y hasta hilo musical a bordo. ¿La ruina es ya tan grande que no hay dinero ni para lanzar dos tarjetas distintas que eviten confusiones y sobrecostes al usuario? Riamos por no llorar. Parafraseando el popular anuncio de los toldos Quitasol, en Tussam bien podríamos decir: “Olvídese de aquello tan lejano de….¡Raúl, pica el bonobús!, y pase a la modernidad, a….¡Salvador, usa el rotulador!”.