En el baloncesto hay normas ‘ad hominem’, contra grandes jugadores para frenar su dominio en facetas del juego. Casualmente, o no, tres pívots de los Lakers fueron víctimas de cambios de reglas: George Mikan (llamado Mr. Basketball porque el baloncesto era él); Wilt Chamberlain (el súper hombre de los records, 100 puntos –cuando no había canastas de tres- y 55 rebotes en un partido) y Lew Alcindor, alias Kareem Abdul-Jabbar, por cuya causa la Liga Universitaria prohibió dar mates porque le tenía comida la moral a sus rivales de tanto machacar la canasta. En Economía, Magdalena Alvarez incluyó en la Ley de Cajas andaluza una enmienda ‘ad hominem’ para cargarse al presidente de Cajasur, Miguel Castillejo. A Monteseirín también le han hecho un convenio ‘ad hominem’ (sólo para él) que le permite un dorado exilio en Madrid. La diferencia entre los pívots de la NBA y Castillejo con Monteseirín es que aquéllos fueron todos víctimas del cambio de la norma y éste, exclusivo beneficiario. Por eso Alfredo entrará en el ‘Hall of Fame’ sí, pero en el de los enchufados.
‘Ad hominem’
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