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Reducción de notarías frente a la crisis

Por primera vez hay plazas vacantes en capitales como Huelva y se prevé un descenso del número de opositores

 

 

El nuevo consejero de Gobernación y Justicia, Francisco Menacho, y el presidente del Colegio Notarial de Andalucía, Antonio Ojeda, han mantenido contactos para revisar la Demarcación notarial y reducir el número de notarías existentes para ajustarlas a la situación de crisis económica, muy diferente a la de la anterior revisión. Esta se efectuó cuando aún estaba vigente el ‘boom’ inmobiliario. Andalucía es la comunidad autónoma con más notarios (unos 600) de España, aunque paradójicamente Cataluña le gana en número de notarías abiertas al público.

Menacho y Ojeda están de acuerdo en propiciar una revisión de la Demarcación notarial con carácter general y no sólo para el ámbito andaluz, habida cuenta de que los notarios constituyen un cuerpo nacional implantado en todo el territorio, y sin perjuicio de la colaboración de las Autonomías con competencias por su Estatutos para participar en esta reestructuración. Cada cinco años se realiza una revisión parcial de la Demarcación notarial y cada decenio se efectúa de forma general, para ajustar el número de notarías a la evolución económica, al incremento de población y a una mejor prestación de este servicio público. En el año 2000 se produjo el hecho excepcional de la fusión de los corredores de comercio (unos 700) en el cuerpo único de notarios, con lo que de golpe se llegó a frisar las 3.000 notarías en todo el país.

En 2005 se iniciaron los trabajos preparatorios de la revisión de oficio correspondiente a 2007 y se crearon entre 250 y 300 nuevos despachos justo en vísperas del estallido de la burbuja inmobiliaria y el inicio de la actual crisis económica (2008).

 

NOTARÍAS EN CRISIS

 

La integración de los corredores de comercio unida a las notarías de nueva creación y la caída en la actividad económica han provocado que, por primera vez, haya notarías vacantes en capitales de provincia o comunidad autónoma como Barcelona (media docena de plazas sin ocupar), Huelva (dos desde hace más de un año) y Sevilla (no hay previsto relevo para una notaría que va a desaparecer). En Andalucía la crisis ha afectado también a las ciudades medias, con dos o tres notarías muy consolidadas de toda la vida y donde ya no hay volumen de negocio para una cuarta, e incluso a las radicadas en municipios pequeños, incluso del orden de 3.000 habitantes pero que por su radio de influencia daban servicio a una población cuatro o cinco veces mayor.

Según estimaciones del Consejo General del Notariado, la actividad en los despachos se ha reducido entre un 30% y un 70% respecto de la etapa anterior a la crisis, por lo que hay bastantes notarías en pérdidas.

Antonio Ojeda, el presidente de los notarios andaluces, afirma que, dado que las notarías no se pueden cerrar por tratarse de un servicio público, los despachos más golpeados por la crisis se han acogido a la legalidad vigente para capear el temporal con medidas como reducción de jornada y/o sueldo, expedientes de regulación de empleo y despidos con indemnización, algo impensable en el imaginario colectivo. “Llevo 44 años de notario –asevera Ojeda- y he sufrido la crisis del petróleo, la de los años 80 y la de la postExpo-92, pero ninguna puede comparársele en gravedad a la que ahora estamos padeciendo”.

Como el notario que pierde dinero no puede cerrar la notaría por tratarse de un servicio público, su única válvula de escape es optar a uno de los varios concursos de traslado que organiza el Ministerio a lo largo del año para cubrir las bajas que se producen por fallecimientos y jubilaciones (entre 30 y 40 vacantes de promedio por ambas causas) y su personal es absorbido por otras notarías o acaba en el paro.

Las oposiciones a notario son de las más dura que existen, ya que el tiempo medio de preparación de los aspirantes es de unos 6 años, y sin garantía de obtener plaza. Esta dureza y la crisis económica ya auguran un descenso en el número de opositores en la próxima convocatoria, prevista para antes de final de año. Según Antonio Ojeda, mientras que en 2008/2009 se preparaban unos 1.200 opositores en Andalucía, ahora la cifra se ha reducido a unos 700, en un fenómeno de autorregulación de la profesión.

Pese a esta situación, la profesión de notario (que aúna la condición de funcionario, profesional del Derecho y empresario de su propio negocio, que tal es una notaría) mantiene incólume su prestigio social, hasta el punto de que aporta un plus de prestigio e importancia a los municipios donde se radican, como prueba el hecho de que alcaldes de pueblos sin notaría (casos de Coripe y Benalup) han pedido al Ministerio y a la Consejería de Justicia que doten plazas de notario en sus respectivas localidades.

Los notarios no sólo están sufriendo la crisis económica en sus propias carnes, sino que también están siendo solidarios con el resto de la sociedad y soportando y aplicando tarifas mucho más baratas por disposición del Gobierno, según asegura el presidente de los notarios andaluces, Antonio Ojeda.

“Nuestros aranceles –asegura Ojeda- datan del año 1989 y desde entonces se han tocado siempre a la baja. En mayo de 2010 incluso nos ordenaron una rebaja del 5%, pero nos debemos a la sociedad y colaboramos con todos los Gobiernos, sin distinción política alguna”.

 

LOS NOTARIOS DEBERÁN VOLVER A LOS ORÍGENES

 

El presidente del Colegio Notarial de Andalucía y decano de Sevilla, el onubense Antonio Ojeda, asegura que quien quiera ser notario para enriquecerse cuanto antes “está muy equivocado”. Ojeda, que ingresó en la profesión en el año 1967, dice que no sabía si iba a ganar mucho o poco dinero, y que su motivación fue lo atractivo de una función que le permitía estar en contacto permanente con la realidad y con los problemas de la gente, con independencia para organizar su propio despacho y con la alta misión de velar por la seguridad jurídica del tráfico mercantil.

Hace 44 años, cuando se inició en la profesión, Antonio Ojeda aún conoció la España predominantemente rural, en la que iba a comenzar el despegue del turismo y de la construcción, con un auténtico ‘boom’ inmobiliario en los años prodigiosos del 94/95 hasta 2007.  El desarrollo urbanístico en las grandes ciudades, con la construcción de los barrios para la población inmigrante, llevaba implícita la financiación bancaria, por lo que las hipotecas se convirtieron durante muchos años en el pilar de las notarías.

Ahora, con el fin por bastante tiempo del ‘boom’ inmobiliario, los notarios deberán volver a sus orígenes, a notarías clásicas sustentadas en el Derecho de familia (las herencias) y el Derecho mercantil. Aunque haya menos notarías, el servicio estará perfectamente atendido en Andalucía con 600 notarios merced al avance en las comunicaciones por carretera e Internet.

Los notarios fueron de los primeros en apostar por las nuevas tecnologías.  Pueden solicitar certificados de última voluntad, del Registro de Seguros, certificaciones catastrales….y luego presentar unas escrituras por vía telemática en el Registro de la Propiedad y el Mercantil en cinco minutos. Antonio Ojeda presume de que pueden constituir empresas ‘exprés’ en una sola mañana, frente a quienes hablan de la complejidad burocrática de crear una sociedad en España. Aún más: en una gran capital andaluza le pueden decir al cliente que va a comprar un inmueble si está al día en el pago del IBI, gracias al uso de las nuevas tecnologías.

 

TARIFAS REBAJADAS DESDE EL 2000

 

Los notarios no sólo están sufriendo la crisis económica en sus propias carnes, sino que también están siendo solidarios con el resto de la sociedad y soportando y aplicando tarifas mucho más baratas por disposición del Gobierno, según asegura el presidente de los notarios andaluces, Antonio Ojeda.

“Nuestros aranceles –asegura Ojeda- datan del año 1989 y desde entonces se han tocado siempre a la baja. En mayo de 2010 incluso nos ordenaron una rebaja del 5%”

 

Un notario corre en calzoncillos por Los Remedios

Cumplió una promesa por aprobar  las oposiciones a Notaría al cabo de ocho años

La Policía, al saber el motivo, acabó abriéndole paso por República Argentina

Rafael Bescansa, ya un ilustre notario de Sevilla, nunca se imaginó que sus amigos le exigirían que cumpliera la peregrina promesa que les hizo un día mientras tomaban festivamente copas en un bar, en vísperas de presentarse de nuevo a las oposiciones a Notaría tras ocho largos años de estudio con la ayuda incluso de preparadores personales: correr en calzoncillos por el frecuentado barrio de Los Remedios a plena luz del día. Rafael no veía la hora de convertirse en notario de una vez y exclamó sin pensar: “¡El día en que apruebe, corro por República Argentina en ropa interior!”.

Sus amigos, entre risas, le corearon: “¡No eres capaz!”. El problema para el aspirante a notario es que su pandilla se quedó con la copla y, cada vez que había reunión, le recordaban la promesa: “Tienes que cumplir tu palabra”. “Yo creo –recuerda ahora Rafael Bescasa- que ardían en deseos de que aprobara sólo para eso”.

¡Y aprobó!. Había tardado ocho años en superar las oposiciones a notario, pero lo había logrado al fin. Ipso facto, amigos y familiares le emplazaron a que cumpliera su irreflexiva promesa: “¡No te puedes rajar ahora!”.

Así que lo convocaron para un sábado reciente: “Corres por República Argentina tal día a las 14 horas”. El ya miembro de la ilustre carrera del notariado rememora sus sensaciones en aquellos momentos: “Toda la semana pensando: ¡Dios mío, la que me pueden liar esta gente! Y me acordaba de que mis preparadores me decían que ésta es una profesión que te permite ser un caballero. Yo había dado mi palabra, que para mí es sagrada. Y ellos me insistían: “Rafa, tenemos preparadas las pancartas. Mi padre te espera desde el balcón”.

El notario, corriendo por República Argentina junto a la Policía

El notario, corriendo por República Argentina junto a la Policía

Fue citado a mediodía en un bar de la calle López de Gómara, para ir ‘calentando motores’. El nuevo notario recuerda: “Empiezo a ver que vienen todos con las sudaderas del equipo, con petos reflectantes, en moto, en bici, con pancartas….Sólo pienso: espero que no me detenga la Policía, porque tengo que entregar un certificado de penales. Y mi madre, nerviosa, me decía: “¡¿A que no ingresas en la carrera notarial?!”. Yo le respondí como pude: “Mami, te llamo después de la carrera desde Comisaría, no te preocupes”.

Ya no había escapatoria posible. A Rafael Bescansa lo obligaron a cambiarse de ropa en el bar y a ponerse una camiseta interior de tirantas que lucía la leyenda ‘Notario 33 (en alusión a un artículo del Código Civil sobre la muerte de las personas que llamaba particularmente la atención al grupo) y unos slips.

“Ese día –recuerda el notario- hacía un frío fuera de lo normal, pero van y me dicen: “Ya puedes empezar a correr”. Empiezo –continúa- y me los veo con megáfonos, motos, coches pitando, la gente aplaudiendo en los balcones….Yo sólo decía: “¡Madre mía!”. Porque a todo esto vi que en sentido contrario de la calzada estaba un coche de la Policía Nacional que al ver el lío se dio la vuelta y se puso a mi lado. Yo pensé: tantos años preparando oposiciones para ahora acabar en el calabozo. Mi sorpresa fue que se acabó colocando por delante, encendió las luces y me abrió paso. Los agentes estaban muertos de risa. ¡Aquello parecía el Tour de Francia!”.

El notario fue forzado a correr desde el Parque de los Príncipes hasta la Plaza de Cuba, con vuelta de honor incluida a la fuente. Una vez cumplida su promesa y tras haber sido inmortalizado en fotos por su cuadrilla de amigos, que lo jaleó durante todo el recorrido, el caballero notario que dio fe de haber cumplido su propia palabra acabó celebrando el final de sus ocho años de opositor en un bar. En un bar principió la historia y en un bar tuvo su punto y final.