Tercer carril

Un día antes de la operación salida de las vacaciones de verano, el Ministerio de Fomento procedió a la apertura al tráfico de cuatro kilómetros más del tercer carril de la autovía Sevilla-Huelva, el gran eje vertebrador del Aljarafe y encauzador de buena parte del éxodo de los sevillanos a las playas del litoral onubense.

El tercer carril de la A-49, denominación oficial de la autovía también conocida como la del V Centenario por el impulso recibido gracias a la Expo-92, es otro ejemplo de la maldición que pesa sobre Sevilla en materia de infraestructuras y grandes obras públicas, ya que los hados parecen conjurarse para que el tiempo se mida en decenios en vez de en años.

Desde que, merced a las reivindicaciones de una plataforma de ciudadanos hartos de los atascos kilométricos que se producían en los accesos a y salidas de Sevilla por el Oeste, se aprobó el ensanche de la autovía y se adjudicaron, en 2003, los primeros trabajos, ha pasado la década de rigor para que el tercer carril se extienda ahora desde la Pañoleta hasta la altura de Sanlúcar la Mayor y Benacazón.

En diez años sólo se han construido trece kilómetros, a un promedio de 1.300 metros anualmente, digno de un récord Guinness en lentitud de ejecución de una autovía. En el tiempo empleado en completar ese 1,3 kilómetros/año de cinta de asfalto, un caracol común de jardín habría recorrido 337 veces esa misma distancia. Nunca en otro sitio como en el tercer carril de la autovía Sevilla-Huelva se habría hecho realidad la fábula de la tortuga y la liebre, pero como todo es empeorable, es probable que esta marca sea batida por la velocidad de ejecución de la ronda de circunvalación SE-40.

Tanta dilación ha sufrido el avance de la ampliación del carril desatascador, que en estos diez años  ha dado tiempo a que tres presidentes del Gobierno consignaran alguna partidilla en los Presupuestos Generales del Estado para transfundirle el asfalto necesario: Aznar, Zapatero y Rajoy.

Por cierto que la delegada del Gobierno en Andalucía, Carmen Crespo, la lió en la radio al declarar inaugurada la obra hasta Bollullos del Condado cuando quería referirse a Bollullos de la Mitación, pero en realidad era hasta Benacazón. Lo dicho, un lío. Sus lapsus geográficos denotan que una de las posibles candidatas por el PP a disputarle San Telmo a Susana Díaz necesita bastante menos despacho y más aplicarse la receta a la que durante años se atuvo Arenas para ganarle por primera vez al PSOE en la región: carretera y manta.

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