La línea dura de Espadas

El portavoz del grupo municipal Socialista, Juan Espadas, ha sorprendido un tanto a propios y extraños en la ‘rentrée’ del nuevo curso político con el anuncio público de que a partir de ahora endurecerá su labor de oposición a Zoido por todos los medios posibles. Cuando todavía no había conocido la sanción de 39.000 euros del Banco de España al gerente de Emvisesa, Miguel Contreras, por su responsabilidad en la gestión que llevó a Cajasur a ser intervenida por el ente supervisor y adjudicada a los vascos de BBK, ni la confirmación por parte del gobierno local de que estudia la disolución de la Gerencia de Urbanismo so pena de rebajarle el salario en un 30% a la plantilla, Espadas regresó de las vacaciones de verano declarando que ya no soporta más “las mentiras de Zoido, la dirección política de Maximiliano Vílchez (delegado de Urbanismo), y la actitud del gerente de Emvisesa”.

El candidato “in pectore” a repetir como número uno de la lista del PSOE por Sevilla en las próximas elecciones municipales, con permiso de Susana Díaz y si los críticos de su partido -ahora en tregua con el aparato del partido- no articulan una alternativa interna que obligue a convocar primarias, ha anunciado una oposición “dura y radical”, apoyándose para ello en movilizaciones vecinales e incluso en la vía judicial si fuera menester, aunque ha dicho también que según su criterio ésta no debe ser antepuesta a la acción política.

Si el anuncio de Espadas ha causado sorpresa ha sido sobre todo por su talante moderado y conciliador en lo personal y por estar considerado más un tecnócrata acostumbrado a la moqueta de los despachos en las instituciones (viceconsejero de Medio Ambiente, consejero de Vivienda, senador….) que un político mitinero al uso y acostumbrado a fajarse en la lucha orgánica interna en las agrupaciones y en los mítines populistas.

CLAVE INTERNA Y EXTERNA

Más que probablemente, tal como ha interpretado el gobierno municipal, la nueva línea dura anunciada por Espadas tiene mucho de mensaje en clave partidaria destinado a los militantes y votantes del PSOE que lo consideraban hasta ahora  demasiado blando y también a la ‘lideresa’ sevillana y nueva presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, para demostrar que está dispuesto a defender su territorio político con uñas y dientes y no dar pie a alimentar posibles expectativas internas de otras corrientes en la siempre convulsa formación del PSOE sevillano, la más poderosa de España.

En esta línea se ha pronunciado el portavoz del equipo de Zoido y delegado de Triana, Francisco Pérez, para el que, con su declaración, Espadas no ha hecho más que confirmar que lleva “dos años perdidos en la oposición del Ayuntamiento” y que por un supuesto tirón de orejas de Susana Díaz “se ha echado en brazos de la radicalidad”.

Sin embargo, ¿qué líder de la oposición municipal ha sido más radical aún que Espadas y ha judicializado más la vida política denunciando o amenazando continuamente con llevar a los tribunales de Justicia cualquier asunto del Ayuntamiento? Nadie en ese sentido ha sido más radical, duro y confrontador que Juan Ignacio Zoido en su etapa de líder de la oposición en la Plaza Nueva, por más que en lo personal y en las distancias cortas dé un perfil totalmente opuesto al de su línea política y aparezca con la misma bonhomía que Espadas. Hasta tal punto se les consideraba con personalidades similares, que el PA llegó a hacer en su campaña un fotomontaje subrayando las analogías y el parecido, incluso físico, entre los hoy alcalde y líder de la oposición.

GUERRA DE TRINCHERAS

Pero el moderado Zoido no dudó en convertir el Ayuntamiento en una guerra de trincheras contra el anterior gobierno municipal y en aventar un escándalo casi a diario aunque a la postre quedaran en agua de borrajas o los tribunales no le dieran la razón en sus denuncias, como la que presentó contra el exdelegado de IU, ‘Lolo’ Silva. Zoido fue mucho más duro y radical que hasta ahora ha sido Espadas, judicializó la vida política con o sin razón y no perdió ocasión de intentar romper la base electoral de la coalición PSOE-IU convirtiendo en objetivo de gran parte de sus ataques al exteniente de alcalde Antonio Rodrigo Torrijos. Su estrategia, amplificada por el altavoz de ciertos medios de comunicación, le funcionó a la perfección, como prueba el hecho de haber obtenido la mayoría más absoluta de la Democracia en las elecciones municipales: 20 concejales.

Por tanto, y sobre todo en una época de escoramiento ideológico en que las posiciones centristas y moderadas han ido perdiendo progresivamente peso en el cuerpo electoral, parece que el radicalismo, tan alejado del espíritu de consenso que caracterizó la Transición, acaba por dar mayores réditos en las urnas que la moderación. Zoido es la prueba evidente de ello.

Además, el alcalde no le ha dejado otra salida a Espadas, bien por estrategia, bien de forma inconsciente o arrastrado por las circunstancias. Como todo político encumbrado a un puesto de la máxima responsabilidad, en su caso la Alcaldía de Sevilla, Zoido, al igual que antes Monteseirín en el Ayuntamiento y ahora Susana Díaz en la Junta, hizo un discurso integrador, generoso y con altura de miras y ofreció su mano tendida a la oposición, pese a no necesitarla por su mayoría absoluta, para llegar a pactos en beneficio de Sevilla.

LA REALIDAD Y EL DESEO

El alcalde prometió desmarcarse de las prácticas sectarias, oscurantistas y obstruccionistas de Monteseirín y empezó con buen pie al devolver a los miembros de la oposición a los consejos de administración de las empresas municipales, pero progresivamente las promesas de “luces y taquígrafos” y de grandes pactos por la ciudad fueron cayendo en el olvido. Apenas estallar el primer gran escándalo de su mandato, en de los ‘enchufados’ en los talleres de distrito, se negó a la oposición el acceso a los expedientes de las contrataciones de monitores con el mismo argumento que daba Monteseirín en sus tiempos: podía vulnerar la ley de Protección de Datos. Y si ante estas maniobras obstruccionistas el grupo Socialista recurría a la vía judicial y lograba el acceso a los expedientes, sospechosamente resultaba que los papeles se habían extraviado.

Y así, un largo etcétera, del que el penúltimo ejemplo ha sido la aprobación de la Zona Franca sin que el alcalde de las “luces y taquígrafos” se dignara en todos estos meses a atender la petición de la oposición de tener acceso al expediente administrativo para ver la justificación económica de la solicitud elevada al Gobierno y el número de empresas realmente interesadas en instalarse. Por éso resulta irónico que Juan Bueno, el delegado de Movilidad, ante una nueva petición de Espadas de acceso a todos los documentos del expediente de la nueva Zona Azul, diga que “la oposición tiene acceso a todos los expedientes y pliegos para verlos cuando quiera y lo estime oportuno”.

SIN ACUERDOS

En estos casi dos años y medio de mandato, Zoido tampoco ha sido capaz, pese a su buena voluntad inicial, de alcanzar ningún tipo de Pacto por Sevilla con Espadas ni Torrijos, ni siquiera un pacto de mínimos para afrontar el problema más grave que sufre la ciudad, el paro, que en este período afecta ya a 88.639 sevillanos, según la última cifra oficial del Ministerio.

El alcalde, pues, no cierra acuerdos, lanza iniciativas polémicas o directamente conflictivas no incluidas en su programa electoral (los parkings en la Alameda y el Prado) y, escudado en el Plan de Ajuste y la necesidad de recortar el déficit público, cruza lo que Espadas califica de ‘líneas rojas’  con el desmantelamiento de empresas municipales y/o la privatización de servicios (Sevilla Global, Mercasevilla, Emvisesa, Giralda TV, Gerencia de Urbanismo, IMD, instalaciones deportivas….), ante lo cual el líder de la oposición no puede permanecer impasible, so pena de sufrir el rechazo de su propia base electoral, por cuanto su modelo económico y administrativo está basado en la defensa de lo público y es radicalmente opuesto al del PP, defensor de la iniciativa privada.

En el año clave, el tercero de mandato de Zoido, que servirá de antesala y anticipo de balance previo al de las elecciones municipales, Espadas no tiene más tesitura que acentuar su labor de oposición, por cuanto tampoco ha tenido efecto práctico alguno su moderación inicial frente a un alcalde cómodamente instalado en su mayoría absoluta.

Sólo el tiempo dirá si la nueva estrategia de línea dura se traduce en un mayor respaldo en las urnas para el PSOE en Sevilla y si tácticamente no hubiera sido mejor para Espadas haber pasado directamente a los hechos sin necesidad de haberlo proclamado a los cuatro vientos, dando así munición a quienes destacan que ello supone un reconocimiento inconsciente de que ha tardado dos años en rectificar su línea política.

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