Tres días antes de que se conocieran los datos de paro del mes de octubre, el portavoz del Partido Popular en el Ayuntamiento de Sevilla, Beltrán Pérez, exigió al alcalde, el socialista Juan Espadas, un plan de empleo «por tener los peores datos de las cinco grandes capitales». ¿Por qué se lanzó a la palestra Beltrán Pérez en vísperas de la difusión oficial de los datos de desempleo de octubre y no una vez se conocieran? Probablemente por si resultaba que el paro bajaba y en tal caso el gobierno local le podía responder que la situación había mejorado. Pero no, empeoró aún más, pero ya Beltrán había disparado su bala, antes de tiempo.
En definitiva, el portavoz del PP esperó al 1 de noviembre, ya casi con los datos de octubre en puertas, para atacar a Espadas por el número de parados de septiembre de 2020, que fueron 80.490 en Sevilla capital. Beltrán aprovechó el pésimo dato para decir que la ciudad necesita un alcalde «que esté menos preocupado en recoger por escrito sus experiencias personales sobre el confinamiento y ser más reivindicativo ante el Gobierno».
Es curioso ver cómo Beltrán Pérez exige a Espadas la elaboración de un plan de empleo amparándose en que Sevilla tenía en septiembre 80.490 parados y, sin embargo, no dijo nada durante los cuatro años del gobierno de su correligionario Juan Ignacio Zoido, del que por cierto él formó parte.
El silencio cómplice de Beltrán es aún más clamoroso cuando se miran las estadísticas del paro y se comprueba que de los 49 meses del mandato de Zoido (incluyendo el de su toma de posesión y el de su cese como alcalde, a mitad de mes en cada uno) ¡tan sólo en cuatro hubo menos de esos 80.490 desempleados que él ha considerado como cifra mínima para exigir un plan de empleo! Y en uno de esos cuatro meses no se llegó a ese número por tan sólo veinte parados de diferencia.
Los únicos meses del gobierno de Zoido, con Beltrán Pérez formando parte del mismo, en que no se superaron los 80.490 desempleados fueron los siguientes del año 2011: junio (76.689 parados), julio (77.007), agosto (77.825) y septiembre (80.470). Y nada menos que en 45 de los 49 meses de gobierno de Zoido se superó el límite de los 80.490, pese a lo cual Beltrán nunca alzó su voz para exigir el plan de empleo que ahora reclama a Espadas, lo cual no significa que Sevilla no lo necesitara, tanto entonces como ahora.
Más significativo aún es que Zoido se presentó a aquellas elecciones municipales con la promesa de que él sería el «alcalde del empleo», pero su anunciado plan de choque contra el paro se quedó en agua de borrajas, como tantas otras promesas suyas. Es más, el gobierno del PP renunció a seguir participando en programas como Andalucía Orienta y Epes con la excusa de que por haberse acogido a un plan de ajuste para sanear las cuentas municipales no podía cofinanciar políticas de empleo, si bien ello no fue óbice para el mantenimiento de varias escuelas-taller.
Una vez más se vuelve a comprobar la doble vara de medir de los políticos según se encuentren en el gobierno, como le ocurrió a Beltrán Pérez entre 2011 y 2015, o en la oposición, como le ocurre ahora. ¿No habría sido más coherente y oportuno que Beltrán Pérez hubiera seguido ahora tan callado como lo estuvo entonces para evitar que tirando de hemeroteca o de estadística lo pudieran dejar en evidencia? Por la boca muere el pez: en evidencia queda.