El candidato a rector de la Hispalense denunció un intento de torpedear su candidatura con el nuevo estatuto universitario, que se atiene a la ley
El inefable Manuel Marchena, candidato a rector de la Universidad Hispalense (Dios la libre), se ha dedicado a hacer campaña en diversos medios de comunicación que todavía le siguen la corriente (ellos sabrán por qué) denunciando que en el nuevo estatuto de la US se habían introducido requisitos pensados únicamente para impedir que él pueda presentar su candidatura.
En el Diario que siempre quiso poner a su servicio, objetivo que no logró en los diez años en que fui su director, se publicó lo siguiente:
«El nuevo estatuto de la Universidad de Sevilla está concebido para que no me pueda presentar a rector». Así se expresa el candidato a dirigir la Hispalense, el catedrático Manuel Marchena, tras tener conocimiento de las últimas aportaciones al borrador del nuevo estatuto de la institución académica, que ha de adaptarse a la reforma universitaria (LOSU). Según Marchena, entre las condiciones exigidas para ser rector, se ha incluido el haber estado previamente, como mínimo, cuatro años al frente de un «órgano unipersonal». Para el que fuera consejero delegado de Emasesa, este requisito supone «perpetuar a la casta» al frente del gobierno de la US, en tanto que impide que cualquier persona con experiencia en otros ámbitos opte a dirigir la universidad.
Marchena, en declaraciones a Diario de Sevilla, ha explicado que, tras darse a conocer en verano el contenido del borrador primitivo del nuevo estatuto (el anteproyecto), se han introducido varios cambios desde entonces. Se trata de la versión actualizada (el proyecto) que se llevará al claustro para que se presenten enmiendas y se apruebe. Entre las novedades incorporadas, según siempre el catedrático de Análisis Geográfico Regional, existe una que afecta de lleno a quienes aspiren a ser rector de la US.

Manuel Marchena
Se refiere con esta declaración al artículo 24.2. En él se establece que «podrá presentar su candidatura a rector o rectora el personal docente e investigador permanente doctor a tiempo completo que preste servicios en la Universidad de Sevilla y acredite los siguientes méritos: tres sexenios de investigación, tres quinquenios de docencia y cuatro años de experiencia de gestión universitaria en algún órgano unipersonal«.
Pensado para «la oligarquía»
Es este último requisito al que alude Marchena, pues su cumplimiento supone reducir drásticamente el número de candidatos a rector. «El nuevo decreto se ha concebido para que no me pueda presentar a rector y para que el cargo quede reducido a la casta, a la oligarquía», lamenta el catedrático. «Conmigo la universidad giraría 180 grados su rumbo, que hoy es un rumbo perdedor según los ranking internacionales; cambiaría los objetivos; los poderes fácticos internos perderían el poder y privilegios; y levantaría las alfombras. Cuando me pregunten por qué no me puedo presentar, diré que porque no he ocupado ningún órgano unipersonal», explica.
Marchena, que ocupó varios altos cargos de gestión pública durante los gobiernos del socialista Alfredo Sánchez Monteseirín al frente de la Alcaldía de Sevilla, considera muy «injusto» el nuevo requisito. «He gestionado mucho más que cualquier órgano universitario unipersonal y tengo más experiencia de gestión pública que cualquiera que esté en el Rectorado hoy sentado, pero no puedo presentarme porque tengo que garantizar que la dinastía se perpetúe», lamenta el candidato a rector.
Ante esta situación, Marchena ha optado por la denuncia «mediática» de este cambio en el futuro estatuto y por intentar que el claustro presente enmiendas a tal condicionante. También pedirá a la Junta de Andalucía que supervise dicho texto, con el fin de «garantizar la participación pública» en las elecciones a rector. No descarta, incluso, llevar este asunto a los tribunales«.
NO SE ENTERA
El catedrático de aquella manera ha demostrado su supina ignorancia y desconocimiento de la Ley Orgánica 2/2023, de 22 de marzo, del Sistema Universitario, cuya Disposición Transitoria Primera estipula lo siguiente:
Disposición transitoria primera. Aprobación de los Estatutos, constitución de órganos y de cargos unipersonales.
1. Las universidades públicas tendrán un plazo máximo de tres años, a contar desde la entrada en vigor de esta ley orgánica, para aprobar los nuevos Estatutos y constituir el nuevo Claustro y Consejo de Gobierno, de acuerdo con los preceptos de esta ley orgánica.
2. Los cargos unipersonales electos que, a la entrada en vigor de esta ley orgánica, estuvieran en su primer mandato de cuatro años, podrán finalizar el mismo y concurrir a la reelección por un periodo de seis años improrrogable y no renovable. En el caso de aquéllos que estuvieran en su segundo mandato de cuatro años podrán finalizar el mismo y, conforme a la limitación de mandatos que ya les era de aplicación, no podrán optar a una nueva reelección.
3. Hasta que se produzca la adaptación de los Estatutos a lo establecido en el artículo 51.1 y se determinen por la universidad los méritos de investigación, docencia y experiencia de gestión universitaria que deberán reunir los candidatos o candidatas a Rector o Rectora, se le exigirá como mínimo estar en posesión de tres sexenios de investigación, tres quinquenios docentes y cuatro años de experiencia de gestión universitaria en algún cargo unipersonal.
La ley, que se publicó en el Boletín Oficial del Estado Nº 70, de 23 de marzo de 2023 y que entró en vigor el 12 de abril del año pasado, es la que establece el requisito al que, como no podría ser de otra forma, se atiene el proyecto de nuevo estatuto de la Universidad de Sevilla: cuatro años de experiencia de gestión universitaria en algún cargo unipersonal.
Obvia conclusión: no se ha redactado el estatuto para tumbar la candidatura de Marchena a rector, sino para adaptarse a toda una Ley Orgánica. Así que cuando el inefable aspirante a candidato anunció su candidatura en abril de este 2024, la normativa que le impide serlo por no reunir los requisitos exigibles llevaba ya un año vigente, pero el aspirante no se molestó en leerse siquiera el texto regulador de la institución universitaria y ha acabado haciendo el mayor de los ridículos con su denuncia sobre el supuesto intento de torpedearlo, perpetuación de la casta y demás monsergas de su vacuo discurso, con el que no engaña más que al que se quiera dejar engañar después de que lo conociera toda Sevilla por su nefasta gestión de organismos municipales como valido del alcalde Monteseirín.
Un candidato a rector que no se sabe la ley que regula la Universidad está automáticamente descalificado para el cargo ante la comunidad universitaria y ante toda la sociedad sevillana.
Y en cuanto a sus supuestos méritos como gestor, baste recordar que con él como gerente Emasesa presentó pérdidas por primera vez en su historia.
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