El (sin) alcalde 22.0 tuvo la desfachatez de convertir su discurso de las medallas de la ciudad en su particular sermón de la montaña sobre la necesidad de sacrificio “a todas las escalas” para superar la crisis, “aunque sin dejar a nadie atrás”. El único que se quedó atrás en el sacrificio era él mismo, recién llegado del viaje a Brasil que suspendió por inoportuno el presidente del Gobierno, y denunciado a escala nacional –otra vez Sevilla noticia de telediario gracias a Monteseirín- por el SUP tras haber enviado por delante su coche de lujo a la excursión a Barcelona para la Copa del Rey. El (sin) 22.0, que casi nunca fue profeta en su tierra, predica en el desierto, porque le falta la credibilidad del ejemplo. Fuera de sintonía con Sevilla y el PSOE, a él, que tanto le gusta inspirarse en canciones, le cuadra a la perfección para su huero discurso el tema ‘Sacrificio’, de Elton John: “Y no es sacrificio./Sólo una simple palabra./ Son dos corazones viviendo/ en dos mundos separados./ Pero no es sacrificio./ No es sacrificio/. No es sacrificio para nada”.
Sacrificio
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