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Las paradojas de Fibes

El expediente de liquidación de la sociedad Feria Iberoamericana de Sevilla (Fibes), que gestiona el Palacio de Congresos de la ciudad, ha permitido conocer las cuentas de 2013 y 2014, tras decidir la Diputación abandonar las instituciones radicadas en la capital para concentrarse en su labor en la provincia.

Los balances reflejan que Fibes se encuentra en números rojos, ya que perdió 2,2 millones de euros en el año 2013 y 1,5 millones de euros en el pasado ejercicio: casi 4 millones acumulados en los dos últimos años, en pleno mandato de Zoido.

Las cuentas muestran varias paradojas sobre las que reflexionar. La primera, que el elevadísimo sueldo del director gerente -percibe 150.000 euros anuales, más del doble que el alcalde- se justificó en su día desde el gobierno local con el argumento de que era un gestor estrella con una gran experiencia y trayectoria y que venía a rentabilizar la faraónica obra de ampliación del Palacio de Congresos y Ciudadanos, cuyo coste se disparó hasta los 120 millones de euros.

Los resultados económicos de estos años demuestran que no ha conseguido ese objetivo, aunque ahora el gobierno local también ha cambiado de discurso. Ya no habla de rentabiizar el enorme complejo ampliado porque, según su nueva tesis, la mayoría de palacios de congresos son deficitarios pero hay que tenerlos como una dotación básica de la ciudad y  de lo que se trata es que pierda lo menos posible. Entonces, quizás no necesite un gestor estrella, sino un administrador que resulte mucho más barato a las arcas municipales.

EVENTOS MUSICALES

La segunda paradoja es que el motivo principal de los números rojos es la caída de ingresos por los eventos musicales que se han venido organizando como nueva línea de actividad en las instalaciones sitas en Sevilla Este. Hace dos años, los musicales dejaron 4,2 millones de euros, que se redujeron a 2,4 millones el año pasado, lo que ha significado una caída del 43%.

El portavoz adjunto del PSOE y experto en temas turísticos, Antonio Muñoz, ha criticado esta especialización en los siguientes términos: “Especializar un palacio de congresos como Fibes en musicales es como dedicar un hotel a las bodas, bautizos y comuniones. Basarlo todo en musicales pone en riesgo el futuro”.

La paradoja radica en que se califique de apuesta de riesgo para el futuro la línea de organización de eventos musicales cuando resulta que las pérdidas se han incrementado precisamente por la celebración de menos musicales, que venían siendo los eventos más rentables. Y también resulta paradójico, por no emplear otro calificativo, el hecho de organizar en Fibes eventos musicales para tratar de sostenerlo económicamente cuando ‘a priori’ ése no era ni debía ser el objetivo social de la entidad, ya que en Sevilla teníamos y tenemos el teatro Lope de Vega, el de la Maestranza, el Auditorio de la isla de la Cartuja, el auditorio sin inaugurar de la Sociedad General de Autores (SGAE) y hasta el estadio mal llamado ‘Olímpico’ para haber albergado espectáculos culturales y musicales.

LA AMPLIACIÓN

Dicho de otro modo, las cuentas de Fibes nos conducen a la cuestión esencial: ¿para qué se hizo la ampliación del Palacio de Congresos y Exposiciones? ¿Para captar grandes congresos con miles de participantes, que se decía no podían organizarse en Sevilla por la falta de instalaciones adecuadas, o para traer musicales que primero han triunfado en Madrid y que aun con menos pretensiones o aforo podrían haberse organizado en otros escenarios ya existentes?

Sevilla parece ser la única ciudad donde las administraciones públicas tropiezan más de una vez con la misma piedra. Recuérdese que ya existía, como legado del 92, un pequeño estadio de atletismo en la isla de la Cartuja, al que habría bastado recrecer con gradas metálicas para albergar un evento de sólo diez días como era el Campeonato del Mundo de Atletismo de 1999, pero se optó por construir un estadio de nueva planta, el ‘Olímpico’, que costó 120 millones de euros y que lleva dieciséis años infrautilizado, reconvertido en escenario de grandes conciertos de música pop de vez en cuando y sin hacer honor a su finalidad deportiva.

A principios de este siglo comenzó a hablarse de la necesidad de ampliar las instalaciones de Fibes en Sevilla Este, un sitio extramuros y alejado de todos los grandes atractivos culturales y turísticos de la ciudad, que se concentran en el casco histórico. Funciona como Feria de Muestras pero es dudoso de que lo haga como Palacio de Congresos.

Aun así, en vez de corregir el error político de la ubicación, se insistió en el mismo al pensarse que la solución consistía en captar congresos con cada vez mayor número de participantes, para los cuales Fibes se había quedado pequeño.

EL COSTE RAZONABLE

Algunas voces propugnaron una ampliación digamos razonable, con un presupuesto máximo de unos 30 millones de euros y que permitiera reconvertir los tres pabellones existentes: uno, para ofrecer comidas a entre 2.500 y 3.000 personas; otro, para albergar una gran zona expositiva, y el tercero, como auditorio dotado con todas las comodidades y avances tecnológicos de forma estructural en vez de con sillas de quita y pon, como hasta entonces.

Y se repitió la historia. En vez de recrecer, adaptar o mejorar lo existente, se decidió envolver o prolongar el palacio primigenio con uno completamente nuevo y para el que se tiró la casa por la ventana. De los 30 millones de euros inicialmente estimados se pasó a un presupuesto de 66 millones, más del doble.

Finalmente, el nuevo Fibes, encomendado de forma ilegal -según el informe de fiscalización de la Cámara de Cuentas- a la empresa municipal de la vivienda, lo que ha supuesto su ruina, ha costado 120 millones de euros (desviación del 81%), una cantidad equivalente a la del estadio ‘Olímpico’, y se concluyó con varios años de retraso sobre los sucesivos plazos que se fueron anunciando.

Las cifras hablan de la magnitud de la obra: un auditorio con capacidad para 3.557 personas; un área expositiva para 2.500; una zona de restauración para 2.000 y un aparcamiento de 25.000 m2 con capacidad para 900 vehículos.

¿Cuántos grandes congresos con capacidad para traer 3.500 personas a Sevilla debería captar Fibes para amortizar una inversión de 120 millones de euros? El problema añadido es  que desde que se empezó a hablar de la ampliación hasta ahora las circunstancias han variado.

MERCADO CAMBIANTE

Para empezar, el mercado de los macro congresos se ha reducido. Antes, los especialistas en una materia sólo se podían ver en un acontecimiento de este tipo una vez al año. Ahora, disponen de Skype y de otros sistemas de videoconferencia gratuita por Internet para hablarse en cualquier momento. Ya no necesitan verse físicamente tras recorrer miles de kilómetros en avión a otra ciudad del mundo.

Y hablando de aviones, Sevilla, ubicada en el extremo occidental de Europa, carece de conexiones directas con buena parte de las grandes capitales de los negocios y los congresistas no están dispuestos a afrontar las incomodidades de varios enlaces aéreos y de varias facturaciones de equipajes.

La situación de Fibes en Sevilla Este es otro gran inconveniente, sin enlace por Metro con el aeropuerto ni con el centro de la ciudad. A la falta de suficientes macro congresos, para eventos de tipo medio, del orden de mil o mil y pico de participantes, los hoteles se convierten en una alternativa más barata y mejor situada por su cercanía a los grandes atractivos turísticos.

Ante esa carencia de macro congresos, los que teóricamente justificaron la ampliación, Fibes se tuvo que lanzar por la senda de los musicales. Su historia es paralela a la del estadio ‘Olímpico’, que a su vez no tiene cartera de eventos deportivos, con lo que, parafraseando a Antonio Muñoz,  hemos acabado devaluando dos infraestructuras de 120 millones de euros cada una al dedicarlas a ‘bodas, bautizos y comuniones’.

Exprimir el Alcázar

El alcaldable del PSOE, Juan Espadas, ha presentado en esta precampaña electoral su programa para el Alcázar, algo destacable porque es raro hallar precedentes de que nuestros políticos hayan pensado en un plan específico para el primer monumento civil de Sevilla: patrimonio de la Humanidad, palacio real en uso más antiguo de Europa, impresionante conjunto monumental -14.000 m2 construidos y casi 70.000 m2 de jardines- y un maná turístico para la ciudad junto con la Catedral.

De las muchas propuestas del actual líder de la oposición destacan dos en especial:

  1. Revisar acuerdos y/o normas que obligan a desviar el superávit que consiga el Alcázar cada año al Ayuntamiento, para sufragar gastos corrientes. Muy gráficamente, ha declarado que no se pueden dedicar los fondos que genere el monumento a pagarle la factura de la luz al Consistorio y que hay que destinar al menos una parte a inversiones de mejora del propio Alcázar.

    2)   Adelantar el horario de apertura a las 9 de la mañana, implantar el horario de verano (de 9:30 a 19 horas) ya desde el mes de marzo y hasta octubre, e iniciar un día semanal de visitas nocturnas.

CONTROVERSIA ECONÓMICA

El uso del dinero del Alcázar para fines distintos a los patrimoniales o para espacios distintos al propio conjunto monumental ha provocado controversias desde que, hace unos diez años, Monteseirín impuso una reforma de los estatutos del Patronato que lo gestiona para que incluyera entre sus fines la conservación de las Casas Consistoriales, a la que se uniría años después también la gestión del Antiquarium de las ‘Setas’ de la Encarnación.

Aquella primera medida provocó la dimisión como patronos de la exalcaldesa Soledad Becerril y de Vicente Lleó, catedrático de la Hispalense, casi más por las formas -la decisión no llegó a someterse a votación en el Patronato, que se limitó a hacer una especie de asentimiento- que por el fondo, aun cuando ambos eran partidarios de no alterar el ‘statu quo’ y de que los fondos recaudados por las visitas turísticas (recuérdese que los vecinos de Sevilla capital entran gratis) revertieran única y exclusivamente en el propio monumento.

Frente a esta corriente, digamos purista, existe otra digamos ecléctica, partidaria de que parte del dinero recaudado, pero no todo,  en el Alcázar sirva para restaurar y poner en valor como activos patrimoniales y económicos de la ciudad los bienes inmuebles y muebles de propiedad exclusivamente municipal. No incluyen los eclesiásticos, universitarios y de otras Administraciones Públicas, sobre todo teniendo en cuenta que el Ayuntamiento de Sevilla es, tras la Iglesia, el segundo mayor propietario de bienes inmuebles de Andalucía, buena parte de ellos con gran valor histórico-artístico.

RICOS Y POBRES

Al antiguo director-conservador del Alcázar, José María Cabeza, distinguido con el Premio Nacional de Restauración y Conservación de Bienes Culturales por, especialmente, los 18 años de modélica labor al frente del palacio sevillano, cabría englobarlo en esta tendencia por su teoría del ‘monumento rico, monumento pobre’.

Cabeza abogaba, y sigue abogando, por que el dinero del ‘monumento rico’ llamado Alcázar contribuya a rehabilitar el resto del patrimonio municipal, desde las Casas Consistoriales (este año financia con 181.987 euros la tercera fase de la restauración de la fachada) hasta la Fábrica de Artillería, pasando por el monumento a Bécquer del parque de María Luisa.

Parece un contrasentido que mientras en las cuentas bancarias del Patronato del Alcázar se acumulan de 9 a 10 millones de euros de superávit, que le generan bastantes miles de euros de intereses cada mes, haya desde edificios a bienes muebles municipales deteriorándose por falta de dinero o que por una pugna entre el Ayuntamiento y la Junta por 100.000 euros para una cámara acorazada en el Museo Arqueológico los sevillanos lleven más de medio siglo sin poder ver el Tesoro del Carambolo.

ACUERDO PLENARIO

Y al Patronato del Alcázar todavía le quedan 9 ó 10 millones de euros en los bancos después de que el Ayuntamiento aprobara durante el mandato de Monteseirín un plan económico-financiero de reequilibrio, en virtud del cual se transferirían 6,8 millones de euros del monumento a la tesorería municipal.

A este dinero se le sumaron más tarde otras dos partidas, de forma que todos los grupos políticos (PP, PSOE e IU) aprobaron ya durante el mandato de Zoido sacar un total de 7.567.078 euros del Alcázar para la Hacienda municipal, siendo entonces (septiembre de 2012) sólo una parte mínima (300.000 euros) para la rehabilitación de la fachada de las Casas Consistoriales.

Y hay más. El Patronato del Alcázar, por las normas antidéficit de la Administración de Rajoy, no puede destinar ahora el superávit que aún genera cada año, ni el acumulado,  a acometer nuevas rehabilitaciones en el monumento patrimonio de la Humanidad más allá de las obras previstas en su plan anual, con lo cual se está dando la paradoja de que el conjunto palaciego genera cada vez más caja por el incremento de las visitas, pero esa mayor presión turística provoca un ‘estrés’ al edificio, que no se puede paliar por la imposibilidad de mover el dinero.

Por tanto, para evitar el superávit del palacio, que acaba en la caja del Ayuntamiento, la primera medida que habría que adoptar sería incrementar los presupuestos de restauración en el Alcázar, con lo cual el dinero no saldría de allí.

MONUMENTO FRÁGIL

El conjunto monumental, por la calidad de sus materiales -peor que los de la Catedral-, su propia configuración con patios abiertos y casi siete ha. de jardines es muy frágil y precisa de cuidados y atención permanentes.

José María Cabeza acuñó la metáfora del palacio como un viejecito achacoso al que hay que administrar cada día una cucharadita de jarabe pero al que no hay que someter a grandes intervenciones quirúrgicas porque por su delicado estado de salud no las soportaría.

Sin embargo, esa fragilidad se está obviando por el afán de abrir el Alcázar cada vez más horas y de captar cada vez más turistas. Zoido destacó a principios de año que en 2014 se batió el récord histórico de visitas, con 1.350.000 en números redondos. A ello ha contribuido su apertura los siete días de la semana. Por presión de las empresas organizadoras de cruceros se empezó a abrir excepcionalmente a las 9 en vez de a las 10:30 los días de arribada de cruceristas. Ahora, Espadas quiere convertir la excepción en norma y, además, empezar a abrir por las noches, porque interesa al sector hotelero usar el Alcázar como gancho para que los turistas se queden a pernoctar en sus establecimientos.

Pero, ¡cuidado!. Los siete días de apertura a la semana actuales, más el adelanto horario y las visitas nocturnas van contra la conservación de un monumento tan frágil y la práctica habitual en los grandes conjuntos patrimoniales y museos internacionales de cerrar un día a la semana para dejar que ‘respiren’ y acometer con tranquilidad las labores de conservación que siempre precisan.

Piénsese, por ejemplo, en la dificultad de aplicar tratamientos fitosanitarios con sustancias peligrosas a las plantas de los jardines con los turistas por medio a casi todas horas, o cómo su presencia condiciona o impide las labores de restauración, fontanería, carpintería, limpieza, traslados….

El Alcázar ha sido tomado tan en vano que un turoperador se permitió la osadía de organizar un sorteo de un lote de champán entre los turistas en el Salón de los Tapices. Se están confundiendo e invirtiendo los términos: una cosa es que el Alcázar tenga su programa de actividades culturales de nivel y que éste redunde en beneficio del sector turístico y otra muy distinta que el sector turístico lo quiera convertir en una prolongación de sus hoteles y restaurantes poniéndolo al servicio de sus intereses.

De tanto exprimir el Alcázar se corre el riesgo de matar la gallina de los huevos de oro.

‘Shopping’

El creciente peso que viene adquiriendo dentro de la industria turística mundial el turismo de compras ha impulsado a Fitur, Feria Internacional de Turismo, a crear en el marco de la edición recientemente clausurada en Madrid la nueva sección Fitur Shopping.

 La OMT  afirma en su “Informe Global sobre Turismo de Compras” que este tipo de turismo, caracterizado por su alto nivel y elevado poder adquisitivo, está cobrando una creciente importancia dentro de un sector que busca su diversificación, tanto en las economías más desarrolladas como en aquellos países en vías de desarrollo. En ese contexto, el informe señala que “el turismo de compras es uno de los motores que contribuirá a la recuperación económica y a la creación de empleo en todo el mundo”.

Sevilla ha querido apuntarse de inmediato a esta tendencia y en vísperas del evento ya anunció que acudiría a Madrid a promocionar sus tiendas de lujo, sus clínicas privadas y la Cuaresma, entre otros atractivos de nuestra ciudad.

Aunque es loable el intento de captar cualquier nueva tendencia que aparezca en el mercado y de diversificar la oferta, parafraseado a uno de nuestros escritores malditos de la cultura oficial, Luis Cernuda, una cosa es el deseo y otra la realidad en ese afán de convertirnos en meca del turismo de compras para un público de alto poder adquisitivo, porque la primera condición sería contar con un segmento de lujo que, sencillamente, no tenemos.

LA ESTELA DE LA EXPO

 Cuando con motivo de la Exposición Universal de 1992 Sevilla se convirtió durante seis meses en la capital del mundo, al acoger en el recinto de la Cartuja a 112 países, 24 organizaciones internacionales y las 17 comunidades autónomas españolas, se pensó que se inauguraba una nueva era en la historia de la ciudad, la cual daba el salto al siglo XXI con un decenio de anticipación.

Sevilla recibió en esos seis meses 16 millones de turistas, que hicieron 42 millones de visitas al recinto de la Exposición. Con esa proyección universal y siendo además una ciudad eminentemente turística, inversores internacionales apostaron por nuestra ciudad en esa idea de captar lo que ahora llaman con un anglicismo más ‘Shopping’ o turismo de compras.

Fue el caso de la firma británica Marks & Spencer, el equivalente, salvando las distancias, de El Corte Inglés del Reino Unido: grandes almacenes dedicados a la venta de ropa, productos para el hogar y también de lujo (menos) y alimentación.

 M & S compró un edificio en la Plaza del Duque, en pleno corazón de Sevilla, pero aunque en 1998 se convirtió en la primera firma comercial británica en ganar más de mil millones de libras después de impuestos, ni el mercado local sevillano ni los turistas que venían a nuestra ciudad fueron suficientes para asegurar la rentabilidad del negocio, que cerró pocos años después. El inmueble fue adquirido por El Corte Inglés para instalar Sfera, una cadena de tiendas multimarca pensada inicialmente para un público juvenil.

LA CALLE SIERPES

También al socaire de la Expo, Virgin Megastore, la firma fundada por el magnate Richard Branson y equivalente británico a lo que años más tarde sería la francesa fnac, abrió en el número 21 de la calle Sierpes su primera y única tienda en Sevilla. Esta marca, que era un icono internacional desde su primera apertura en Londres en 1976, tampoco tuvo el mercado que esperaba en Sevilla y cerró sus puertas al poco tiempo. Inauguró una leyenda maldita. Su sucesora, Giacomelli Sport, también se fue a pique. Recogió el testigo en 2006 la sueca H&M, que al cabo de un lustro la liquidó por no cumplir sus expectativas y prefirió la calle Tetuán.

El tercer fiasco británico fue el de la conocida firma de ropa de alta gama Burberry, que eligió la Sevilla postExpo para inaugurar en un local de 700 m2 de la calle Sierpes su tercera tienda de lujo en España, tras las de Barcelona (Paseo de Gracia) y Madrid (calle Ortega y Gasset). La tienda sevillana, siguiendo el modelo de la londinense sita en New Bond Street, sólo duró cuatro años, por la falta de negocio. El local que dejó libre lo ha acabado ocupando Beta, con un híbrido de librería y cafetería.

Posteriormente también lo intentó en Sierpes (antigua sede de Izquierdo Benito) la firma alemana de moda y perfumes Hugo Boss, que facturaba en todo el mundo unos 1.700 millones de euros y tenía su base en España en la madrileña calle Ortega y Gasset. Su aventura duró el tiempo que tardó en percatarse de que aquí no tenía demanda suficiente para sus productos de lujo, sector en el que se estaba reposicionando.

LA ‘MILLA DE ORO’

Frente al declive de la alta gama en la calle Sierpes y la continua apertura de distintas marcas de la cadena textil Inditex en Tetuán, pensadas para un público medio con la excepción de Uterque, la Plaza Nueva se configuró durante unos años como la ‘milla de oro’ del comercio sevillano, en la que se concentraban firmas dedicadas al segmento de mayor poder adquisitivo y donde en una operación de compra-venta el m2 se cotizaba a 10.000 euros.

Aunque paradójicamente el sector del lujo es uno de los que ha crecido durante la crisis, en Sevilla el enclave de la Plaza Nueva no tardó en sufrir sus efectos, por la falta de demanda local y el perfil de la inmensa mayoría de nuestros visitantes. Así, en los últimos años se han ido cerrando locales ocupados por Agua de Sevilla (también el de la calle San Fernando), Victorio & Lucchino, El Caballo, Tommy Hilfiger, Velasco y la italiana Max Mara, que ha resistido durante quince años antes de dejar su sitio a un outlet de bolsos. Hoy sólo sobreviven O´Kean, Carolina Herrera y Loewe.

No sólo el comercio de alto ‘standing’ se ha quedado bajo mínimos en estos años, sino que también han desaparecido hoteles de cinco estrellas en el extrarradio, como la Hacienda Benazuza y La Boticaria, amén de numerosos restaurantes que en su día seguían la estela de Ferrán Adriá.

CONEXIONES INTERNACIONALES

 Para consolidar un turismo de compras de productos de lujo o de gama alta la primera condición es elevar el perfil de nuestros turistas, ya que actualmente, según el diagnóstico de profesionales del sector, Sevilla aún está situada en un segmento turístico de tipo medio-bajo y tampoco tiene la tradición y la oferta de mecas del consumo como Londres, Nueva York y París.

Aunque el aeropuerto ha experimentado una recuperación en el último año, no hay que olvidar que no hace mucho fue el que más descenso de pasajeros sufrió de toda Europa y que ha carecido de suficientes conexiones internacionales, en especial con las grandes urbes que pueden canalizar esos turistas de alto poder adquisitivo para las compras. A título de ejemplo cercano, mientras que Sevilla tiene vuelos a 28 ciudades, entre nacionales y extranjeras, Málaga está conectada con 86, más del triple.

Según la estadística de 2013, el de San Pablo es el décimo tercer aeropuerto de España por número de viajeros, con sus 3,6 millones. La distancia que nos separa de los punteros da idea del diferencial de oportunidades en este aspecto, ya que Madrid canalizó 39,7 millones; Barcelona, 37,2 millones; Palma de Mallorca, 22,7 millones; Málaga, 12,9 millones; Las Palmas, 9,7 millones; Alicante, 9,6 millones y Tenerife, 8,7 millones.

También nos falta la otra vía de entrada del turismo de alto poder adquisitivo, el de cruceros. El número de cruceristas (15.970) ha caído en un 18% el año pasado, mientras que Barcelona recibe 2,5 millones en números redondos, y Baleares, 1,5 millones.

La conclusión es obvia: para captar el turismo de alto poder adquisitivo que sostenga  con sus compras (‘shopping’) un segmento de lujo en la ciudad  es condición imprescindible establecer y mantener conexiones aéreas con al menos las urbes más importantes de Europa, aquellas donde está el dinero.

 

Quejío turístico

A falta de  días para que concluya oficialmente la estación estival, en Sevilla ya puede hablarse de un verano turístico de récord, como prolongación de un año en que se vienen batiendo la mayoría, si no todos, de los registros establecidos.

La celebración en nuestra ciudad de quince partidos del Campeonato Mundial de Baloncesto, más el congreso en Fibes de la Federación Internacional de este deporte (aquí se ha notado la mano de José Luis Sáez, presidente de la Federación Española y sevillano adoptivo), contribuyen a que la ocupación en los hoteles ronde entre el 75% y el 82% en el tránsito de agosto a los primeros días de septiembre.

Si se repasa la hemeroteca, las crónicas periodísticas han reflejado que durante el ‘puente’ de la Virgen de los Reyes la ocupación media de los hoteles sevillanos fue cercana al 80%, un porcentaje superior en 15 puntos al registrado hasta entonces a lo largo del verano y cifrado en torno al 65%, un dato insólito, por lo elevado, para la época estival e incluso para la media del conjunto del año. Los propios hoteleros han destacado un aumento del número de turistas extranjeros, principalmente de portugueses y franceses, seguidos de italianos, ingleses y alemanes.

EL MEJOR JULIO

El ‘puente’ de agosto siguió al calificado como mejor mes de julio de la historia local en número de turistas y pernoctaciones hoteleras, un calificativo que previamente se había otorgado a los meses de junio y mayo. Según los datos de la Encuesta de Ocupación Hotelera difundidos entonces por el Instituto Nacional de Estadística (INE), los 156.128 turistas (85.965, extranjeros; 70.163, nacionales) alojados en hoteles sevillanos en julio supusieron un incremento interanual del 7,69%. Estos turistas realizaron 298.117 pernoctaciones, lo que supuso un incremento del 9,51% respecto de julio de 2013.

El INE ofreció además un balance general del año 2014 para el periodo enero-julio, según el cual en esos siete meses se han alojado en los hoteles sevillanos 1.182.000 viajeros que han realizado 2.276.000 pernoctaciones, cifras que han supuesto aumentos del 7,40% y del 7,69%, respectivamente. Y, atención a este significativo dato: pese a todos estos records en turistas y pernoctaciones, la plantilla del conjunto de los hoteles sevillanos apenas se ha incrementado en un 0,18% y es ahora de 2.826 empleados, siempre según el INE. Se colige que en el último año el sector ha creado tan sólo seis empleos. Por tanto, con la misma plantilla se está atendiendo a un 7% más de clientes.

INDICADORES POSITIVOS

Todos los indicadores turísticos han ido en esta línea. El delegado municipal de Turismo, Gregorio Serrano, subrayaba que el número de viajeros por el aeropuerto de San Pablo creció en un 10,66%; el de pasajeros del AVE por Santa Justa, en un 0,91%, y el de visitas al Alcázar, en un 8,63%.

Podríamos seguir dando datos y más datos como, por ejemplo, el de que nuestro aeropuerto, que llegó a ser el primero de Europa en número de pasajeros perdidos, ha remontado el vuelo con alzas consecutivas mes tras mes desde abril y superó en julio los 2,2 millones de usuarios acumulados a lo largo del año, primer balance positivo en el mismo periodo durante el último trienio.

Item más, después de que haya sido la provincia de Sevilla, con un aumento del 10,5%, la que haya liderado las estancias hoteleras en el conjunto de Andalucía hasta julio, el consejero del ramo, Rafael Rodríguez, ha augurado que también se producirá un nuevo récord de pernoctaciones en los meses de agosto y de septiembre.

EL INFORME GREMIAL

Por todo ello, resulta aún más sorprendente que la patronal hotelera sevillana, que preside Manuel Otero, presentara al final del mes de julio un informe en el que no sólo mostraba una supuesta situación de crisis sectorial en pleno proceso de recuperación económica, sino que también contradecía el discurso de Zoido, y sus dirigentes concluían en sus declaraciones exigiendo, una vez más, que la ciudad se ponga a su servicio.

Según la Asociación de Hoteles (en puridad debería llamarse de hoteleros) de Sevilla y Provincia, la rentabilidad de los hoteles prototípicos sevillanos ha caído en un 50% durante los años de la crisis económica, pese a lo cual no explica cómo en paralelo no sólo no cae el número de plazas hoteleras ni se cierran hoteles como en la post Expo-92, hechos que parecerían lógicos ante tal brutal descenso del negocio, sino que se mantienen o incluso se incrementan.

Los hoteleros afirman que si bien puede haber más turistas, pernoctan menos en los hoteles (las estadísticas oficiales del año en curso lo desmienten) ya que su ocupación media ha pasado del 65% al 59% y gastan menos dinero que antes (afirman que su facturación ha caído en un 33%), al tiempo que sus gastos de producción se han disparado. Estos mensajes fueron lanzados tan sólo 24 horas después del último Pleno municipal del mes de julio y contradicen el discurso del alcalde sobre la bajada de la presión fiscal durante su mandato y el anuncio de una nueva bajada de impuestos para el próximo año.

SUBIDA DE PRECIOS

Al contrario que Zoido, la patronal hotelera sostiene en su informe, sin discriminar entre el periodo de PSOE-IU en el Ayuntamiento y el del PP, que desde 2008 el agua (Emasesa) ha subido en Sevilla un 25%; el IBI, un 20%, y la tasa de basuras, un 9%, factores todos imputables al Ayuntamiento. Entre los no imputables, como la subida de la luz, el gas, el IVA… la patronal hotelera destaca nada menos que ¡un 11% de subida salarial!, un dato escasamente verosímil, como si los hoteleros se hubieran dedicado durante los años de crisis a subirle el sueldo a sus empleados a un promedio del 1,83% anual cuando los salarios se congelaban en otros sectores.

Este es el informe de crisis dentro de la crisis que ha esgrimido el presidente de la patronal hotelera para tratar de justificar por qué los records turísticos de Sevilla no se traducen en más puestos de trabajo en su sector: “En estos años -ha declarado Manuel Otero- nos hemos ido apretando las tuercas. No se puede crear empleo por estos motivos”.

MÁS DEMANDAS

Y, como siempre, el sector más quejumbroso de nuestra economía, que incluso se quejaba durante las vacas gordas de la Expo, pide que para que los turistas pasen más tiempo en Sevilla y aumente la rentabilidad de sus hoteles se creen y promocionen nuevos productos en línea con el museo de la cerámica (4,2 millones de euros de coste), tales como un museo de las cofradías y un gran proyecto en el anfiteatro de Itálica. Bien, ¿y de dónde saldría el dinero? ¿Por qué hay que crear nuevos productos con dinero público pensando sólo en los hoteleros y no también, por ejemplo, en el sector industrial, mucho más castigado por la crisis y la destrucción de empleo?

Nunca dan un paso al frente para contribuir a crear o captar esos nuevos productos que, como en el caso de la noria y el acuario de Delicias y Aquamágica protagonizan inversores foráneos; o en el de la Copa Davis, el Mundial de Baloncesto y otros eventos, que  afronta el Ayuntamiento en solitario. Aún esperamos que el sector turístico (hoteleros + hosteleros) cumpla aquel aserto de Pedro Sánchez Cuerda de que estaba dispuesto a financiar no una, sino tres Copas Davis más con tal de llenar la ciudad de turistas. Meras palabras que no se traducen en hechos.

Al contrario que Kennedy, el sector turístico local nunca se pregunta qué puede hacer él por Sevilla, sino que siempre plantea qué va a hacer Sevilla por él.

Cerámica maldita

Definitivamente, el Ayuntamiento gobernado por Zoido tiene gafe para la cerámica, a la luz de los acontecimientos ocurridos durante su mandato con todo lo relacionado con un azulejo, un mural o un plato, como de nuevo ha vuelto a ponerse de manifiesto en los últimos días al descubrirse la gran cantidad de erratas, faltas de ortografía y nombres geográficos incorrectos en el mural sobre la cuenca del Guadalquivir instalado en el muelle de Nueva York y el anuncio de un nuevo retraso en la inauguración del Centro Cerámico Triana.

El museo sobre la cerámica sevillana, cuyos principales alfares se ubicaron históricamente en el antiguo arrabal, es un proyecto inserto en el Plan Turístico de la ciudad, uno de los pocos ámbitos, por no decir el único, donde el Ayuntamiento y la Junta de Andalucía han sido capaces de hallar un espacio de cooperación en vez de confrontación, quizás por la participación en el mismo de la Confederación de Empresarios como tercer socio. La Junta financia las actuaciones al 60% y el Consistorio en el 40% restante. El eje articulador del mismo es la revalorización del entorno del río: muelle de Nueva York, centro de recepción de visitantes en los bajos del Paseo Alcalde Marqués del Contadero, pantalanes en la dársena…..

NUEVO RETRASO

El denominado Centro Cerámico Triana se iba a inaugurar, ya por entonces con un retraso acumulado de un año conforme a las previsiones, en el verano de 2012, al completarse el primer ejercicio de Zoido como alcalde. Desde entonces ha pasado año y medio y se han aventurado otras posibles fechas para la apertura, anuncios todos incumplidos; la semana pasada, tras la visita a las instalaciones en la antigua fábrica de Cerámica Santa Ana del consejero de Turismo, Rafael Rodríguez; de la delegada municipal de Cultura, Mar Sánchez Estrella, y del presidente de la Comisión de Turismo de la CES, Pedro Sánchez Cuerda, se ha retrasado un mes más la apertura de unas instalaciones que han costado hasta la fecha 4,2 millones de euros y que la ciudad lleva ya casi dos años sin rentabilizar.

El nuevo pretexto oficial es que los técnicos municipales necesitan más tiempo para restaurar piezas procedentes del museo de Artes y Costumbres Populares y del convento de Santa Clara que el Ayuntamiento quiere exponer al público junto a piezas cedidas por la Junta de Andalucía, el Gobierno y el ceramófilo Vicente Carranza, un gran mecenas que ya donó la colección que se exhibe en los cuartos altos del Alcázar pero que ahora se siente tan dolido por el trato recibido de la actual corporación que anunció la práctica ruptura de relaciones con el Consistorio y su ausencia en la inauguración del museo trianero.

SITUACIONES INSÓLITAS

Las tribulaciones de Vicente Carranza con Sevilla son similares a las que sufre otro mecenas cultural, Mariano Bellver, en su intento de años de donar su colección de pintura, para la que la ciudad de numerosos inmuebles históricos vacíos no halla un sitio adecuado, algo que parece increíble y que parece sólo puede ocurrir en una urbe como la nuestra.

Uno de los más importantes, por no decir el principal, coleccionistas de cerámica de España logró, tras años y años de espera y numerosas promesas incumplidas e intrigas hasta de película (hubo que organizar un viaje relámpago en AVE a Córdoba, como terreno neutral, para sofocar uno de tantos escándalos al respecto en la era Monteseirín) que por fin, y en nombre de su fallecido hijo, el Ayuntamiento anterior aceptara la donación de los fondos sevillanos de su gran colección de cerámica, acumulada a lo largo de su vida (es un hombre casi nonagenario).

BOICOT

Pero hasta el último minuto fue la ciudad cicatera con tan valioso legado, ya que las cuatro salas del Alcázar prometidas para albergarlo y exhibirlo de forma permanente fueron reducidas a tres  por el boicot del entonces alcaide del Alcázar, Rodríguez Galindo, a la palabra dada por Monteseirín. Mientras que la cuarta estancia ha quedado sin un uso mejor y Zoido tampoco ha cumplido su promesa de abrirla cuando llegara a la Alcaldía, se trató de contentar al mecenas con otra promesa: que parte de los fondos que allí supuestamente no cabían se mostrarían en el futuro museo de la cerámica de Triana.

Vicente Carranza, por amor a Sevilla pese a su nascencia manchega y fidelidad a la memoria de su hijo, volvió a confiar en los políticos y en que unas 70 piezas de su colección serían contempladas por los visitantes en el Centro Cerámico Triana.

Sin embargo, en otro cambio de criterio municipal sobre la marcha, de aquellas 70 piezas excepcionales sólo se van a exponer 21. La gota que ha colmado el vaso de la paciencia del mecenas artístico es que el Ayuntamiento ha ignorado tres valiosas piezas de sus fondos, como la decena de paneles cerámicos de un metro cuadrado del siglo XVI, para exhibir en su lugar productos de la fábrica de Pickman, que a su juicio de experto ni son tan valiosas ni guardan vinculación con Triana.

MONTAÑO AL RESCATE

Vicente Carranza, pues, se siente preterido y humillado por la Delegación municipal de Cultura pese a haber legado a la ciudad unos fondos de valor incalculable, una circunstancia que no ha pasado inadvertida para la oposición municipal. Paradójicamente, la antecesora de Mar Sánchez Estrella como delegada de Cultura, Maribel Montaño, ha retomado las relaciones con el gran mecenas, pese a los desencuentros de antaño, y podría ser la persona clave para lograr la presencia de un coleccionista que se disputarían otras ciudades de España en la inauguración del museo trianero y que la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz tenga con él algún gesto de reconocimiento y especial gratitud. Susana no sólo haría honor a sus orígenes y vecindad en Triana, donde se alza el museo, sino también saldría al quite para paliar la falta de tacto del Ayuntamiento.

Al menosprecio de la figura del gran mecenas ceramófilo ha unido el Ayuntamiento, en este caso de forma compartida con la Junta de Andalucía en cuanto signatarios los dos del Plan Turístico, la falta de supervisión del gran mosaico de cerámica (20 x 6,4 metros de azulejos) sobre la cuenca del Guadalquivir montado sobre el suelo del muelle de Nueva York e inaugurado a finales de 2013 tras un gasto de 51.000 euros. Ni los técnicos municipales ni los autonómicos, sino ciudadanos anónimos y la asociación Sevillasemueve, se percataron de la gran cantidad de errores de todo tipo contenidos en un mosaico destinado a resaltar ante nativos y turistas la vinculación de Sevilla con el río que vertebra Andalucía.

UN ERROR TRAS OTRO

Causa rubor ver en el mosaico términos como Dos Hernanas, Pílas, Guadaimar, Bembezar, Coria del Rio (sin acento al igual que Benacazon) y Canal del Valle Inferior del Bajo Guadalquivir (unidos dos en uno), máxime cuando en su día se concibió con una proclamada finalidad ‘didáctica’.

A ese descubrimiento de los defectos del mosaico hay que unir días antes la demolición sin previo aviso y para indignación de los vecinos por parte del Ayuntamiento del mural de cerámica sito a la entrada de la urbanización de Santa Clara y que desde hacía más de 60 años constituía el símbolo con el que se identificaban los residentes.

Y todavía resuenan los ecos de la polémica por el intento, frustrado gracias a la oposición de numerosos colectivos de ciudadanos, del Consistorio de alicatar con azulejos, fabricados para colmo en Valencia, la zapata de Triana con un mural indicativo de la existencia del arrabal, como si precisara de un mosaico de gran tamaño ( 3,5 x 12 metros) que adultera la imagen típica del Altozano para situar esa histórica collación.

Casus belli

Además de la Guerra de las Naranjas, que enfrentó durante 18 días a España y Portugal hace 212 años, la Historia recogerá otro conflicto en la Península Ibérica: la Guerra del Salmorejo, que estalló hace 15 días entre Sevilla y Córdoba cuando Goro Serrano tuvo la ocurrencia de incluir el salmorejo, plato típico cordobés por excelencia, en la lista de 18 tapas del patrimonio gastronómico hispalense. El conflicto se ha saldado con una completa victoria de la ciudad califal, después de que Gregorio rindiera platos, cucharas, tenedores y gazpacheras y retirara al salmorejo la otorgada carta de naturaleza sevillana. Estos deslices, como el de ubicar en las crónicas televisivas y periodísticas la aldea del Rocío en esta provincia en vez de en la de Huelva y  la salida de la Santa María, la Pinta y la Niña del río Guadalquivir para descubrir América en vez del puerto de Palos de la Frontera (ojo, no Palos de Moguer, otro error garrafal), han contribuido más a labrar la leyenda negra sobre el centralismo sevillano que el nombramiento de Sevilla como capital de Andalucía.

Tapas-chef

El delegado de Fiestas Mayores y Turismo, Gregorio Serrano, ha confesado que se le encendió la bombilla el día en que recibió una llamada de su homóloga de Valladolid diciéndole  que estaba aquí y pidiéndole que le recomendara algo y algún sitio para comer. Serrano, según dice, se quedó en blanco en ese momento, así que tuvo que llamarla más tarde. Entonces pensó que si hubiera tenido a mano una Guía de lugares y tapas de Sevilla podría habérsela enviado para que su colega vallisoletana hubiera elegido por sí misma.

La historia está llena de estas rarezas y casualidades. Newton nunca habría descubierto la ley de la gravedad si no se hubiera sentado debajo de un manzano y no le hubiera caído en la cabeza una manzana en sazón. Y Fleming nunca habría descubierto la penicilina si no se hubiera dejado olvidadas durante semanas unas placas de cultivo de bacterias que acabaron invadidas por el hongo ‘Penicillium notatum’.

Así que Serrano, para subsanar su lapsus de memoria, ha impulsado junto con el poder fáctico de la Asociación de Hosteleros un concurso en las redes sociales para que los internautas decidan qué tapas y qué benditos bares deben ser declarados ‘patrimonio gastronómico’ de la ciudad. O sea, que a su manera, nuestro delegado se ha erigido en una Unesco muy particular, que en vez de inscribir monumentos en la lista del Patrimonio Mundial concederá tales honores a las croquetas, los pavías de merluza, las papas aliñás y demás especialidades: las tapas-chef de Sevilla. ¿Acabará Zoido como con la torre Pelli, rogando que no se incluya ninguna en la lista negra de tapas en peligro?

Desde que se descubrieron irregularidades en los votos masivos en pro de medianías para el partido de las estrellas de la NBA, no creo en la mano invisible de Adam Smith ordenando los mercados, ni el económico, ni el deportivo, ni el gastronómico. Así que para no crear innecesarias sospechas ni agravios comparativos, dejaría las cosas tal como están, y que cada sevillano recomiende al turisteo las tapas y bares de su predilección, sin que nadie, y menos movidos por el Ayuntamiento que debe ser de todos por igual, expida título alguno de idoneidad. Ya se sabe lo del libro de los gustos en blanco.

Y abogaría por que a Serrano se le ocurrieran ideas diferentes a las de los Reyes ‘Vagos’, los concursos culinarios y similares, siquiera para ir contra el tópico y demostrarnos que también hace honor a sus títulos de delegado de Empleo y de Economía. No sólo de tapas debe vivir  Sevilla.

 

Balance

Mar Sánchez Estrella presentó el balance de las Santas de Zurbarán, con 48.571 visitantes. Entre el patrocinio del BBVA y las ventas habría acabado costando al Consistorio ‘sólo’ 295.000 euros. Yo, que la he visitado, ya dije que era una idea atractiva pero cuestionable en tiempos de crisis y cuando tanto se ha recortado al tejido cultural de la ciudad. La delegada ha tratado de justificarla con el tópico habitual del turisteo y la repercusión mediática. Pues si aquí el patrón de medida universal son los turistas en vez de la cultura y otras razones más profundas, hagamos cuentas turísticas: 30.040 visitantes sevillanos, 10.540 nacionales, 1.991 extranjeros y 6.000 escolares/adultos. Suponiendo, que es mucho suponer, que todos los nacionales y extranjeros hayan sido turistas ex profeso por Zurbarán, sólo han supuesto el 25,79% del total (magro resultado pese a esa supuesta repercusión mediática) y nos ha costado traerlos 295.000 euros. ¿Cuántos más habrían venido si ese dinero se hubiera destinado a una macrocampaña de promoción con billetes de avión low cost?

 

Programa

En sus habituales recompensas periodísticas de fin de semana con los criterios de siempre para el reparto, a modo de premios y castigos, el Ayuntamiento del cambio ha filtrado dos noticias sobre proyectos de inminente (¿?) ejecución una vez sobrepasado el ecuador del mandato de Zoido. Una hacía referencia a la instalación de…. ¡lo han adivinado!, terrazas de veladores sobre la pasarela fluvial tendida al pie de la calle Betis, en la lámina del Guadalquivir. La imaginación, al poder. La otra, a la reconversión de la antigua estación de Cádiz  en un centro deportivo con parking subterráneo y manteniendo allí el mercado provisional (ya sabemos qué significa esta palabra en Sevilla, cuasi eternidad) de la Puerta de la Carne. El pequeño detalle es que ambos proyectos datan del mandato anterior PSOE-IU, como el del mercado gourmet en las naves del Barranco, la segunda tienda de Ikea y tantos otros. Me pregunto cuándo Zoido va a empezar a cumplir realmente su programa, el que le llevó a la victoria electoral, en vez de rematar las obras que dejó pendiente Monteseirín.

 

Alameda

Zoido ha dicho que “a la Alameda no vienen los turistas”, de lo que se infiere la conclusión de su silogismo en bárbaro (con o y no con a): luego por eso promueve allí el parking subterráneo y rotatorio que no iba en su programa y que pondrá patas arriba ‘ad calendas graecas’ el bulevar más antiguo de Europa. El alcalde muestra un preocupante desconocimiento de su ciudad, ya que sin salir del paseo hay ocho residencias para turistas, hoteles para jóvenes y hasta apartoteles de lujo. Además, ha cantado la gallina, porque si a la Alameda no van los turistas, ¿qué tipo de visitantes entonces está yendo a ver la exposición de ‘Las Santas de Zurbarán. Devoción y Persuasión’ en el colindante Espacio Santa Clara, forasteros o sólo escolares como los de las excursiones a Isla Mágica? Al contrario que los alcaldes playeros, que tienen clarísimo que deben privilegiar a los nativos de sus pueblos y esquilmar todo lo que puedan y más a los veraneantes, Zoido gobierna para los turistas y fastidia a los vecinos de la Alameda y su entorno. Y, que se sepa, los turistas no votan.