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Un convenio que chirría

El Ayuntamiento se ha gastado en números redondos un millón de euros durante el mandato de Monteseirín en restaurar los Baños de la Reina Mora debido al estado de ruina y abandono en el que los tenían sumidos sus propietarios, y 380.475 euros durante el mandato de Zoido en expropiarlos a sus dueños, entre los que se encontraba la hermandad de la Vera Cruz, para tan sólo ocho meses después de la expropiación cederlos durante un mínimo de 25 años a esta última. ¿Tiene sentido esta reprivatización tras los casi 1,4 millones de euros de dinero público invertidos? ¿Se debe otorgar el uso privativo de un Bien declarado de Interés Cultural con nivel de protección ‘A’ a los mismos que no supieron o no pudieron mantenerlo en condiciones cuando eran sus titulares?

El hermano mayor de la Vera Cruz, José Cristóbal, ha declarado que la operación no supone un beneficio económico para la hermandad, que lo único que quiere es reabrir los Baños al público (no lo hizo cuando era su propietaria), y ha dado a entender que esta cesión compensaría de algún modo la renuncia de la hermandad a recurrir por la vía contenciosa-administrativa el precio que les abonó el Ayuntamiento para la expropiación, 193.652,56 euros, cuando según un estudio especializado contratado por la propia hermandad el valor de lo expropiado sería superior al millón de euros.

DOS PROPIETARIOS

Hay que aclarar que la hermandad de la Vera Cruz no era la única ni la mayor propietaria de los Baños Arabes de la Reina Mora, ya que compartía la propiedad con la intercomunidad de vecinos que viven en el conjunto de edificios construidos sobre el solar que circunda su capilla. Según la documentación que obra en poder de la Gerencia de Urbanismo, la Junta de Gobierno del Ayuntamiento aprobó la expropiación de los Baños el 3 de febrero de 2011, tan sólo cuatro meses antes de la toma de posesión de Zoido como alcalde, el cual podría haber paralizado el proceso recién iniciado por entonces, pero no lo hizo y siguió adelante con el mismo.

La intercomunidad de propietarios del conjunto denominado ‘Jesús’ era la propietaria del 91,13% de la superficie a expropiar, por la que se acordó un justiprecio de 186.822 euros, mientras que la hermandad de la Vera Cruz sólo era titular del 8,86% de los derechos, probablemente los más valiosos en proporción, ya que la Comisión Provincial de Valoraciones, en sesión celebrada el 21 de febrero de 2014, determinó un justiprecio por la expropiación coincidente con la valoración dada por los técnicos municipales: 193.652 euros.

Así pues, el 8% en posesión de la hermandad fue más valorado que el 91% en posesión de los vecinos, pero de ahí a que valieran más de un millón de euros en plena crisis económica, con el mercado inmobiliario hundido, tratándose de un BIC con protección de tipo ‘A’, sometido a la vigilancia de la Comisión de Patrimonio y prácticamente intocable para ejecutar cualquier proyecto inmobiliario media un abismo.

ABANDONADOS

De hecho, el Ayuntamiento le dio un plazo a la hermandad para que acreditara la titularidad de su parte de los Baños y así le pudiera pagar, pero como no aportó la documentación, le ingresó el dinero en la Caja General de Depósitos el 25 de junio de 2014, la misma fecha en que el Consistorio procedió a la ocupación del inmueble, tras lo cual lo adscribió al Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla (ICAS), el 12 de septiembre de 2014.

¿Y por qué se expropiaron? Por el abandono al que estaban sometidos los Baños y como una consecuencia lógica tras el dinero público invertido (un millón de euros en números redondos) en su restauración a lo largo de los años con la finalidad de devolverles su aspecto original y abrirlos a las visitas como un nuevo atractivo para la oferta turística y cultural de Sevilla.

El hermano mayor de la Vera Cruz ha declarado respecto de los Baños lo siguiente: “Llevamos viendo eso 40 años abandonado y lo que queremos es poder sacar a la luz un bien público mediante una fórmula conjunta, que es novedosa, de colaboración entre el Ayuntamiento y la hermandad”.

Lo curioso de estas declaraciones es que el hermano mayor habla del abandono de los Baños desde hace 40 años como si fuera un espectador ajeno o neutral a los mismos en vez de como su copropietario durante gran parte de ese tiempo, ya que la hermandad los habría comprado en 1985 con la idea de conectar la casa hermandad con la capilla a través de los mismos, y sabido es que, por ley, el deber de conservación corresponde a los propietarios. Por tanto, la hermandad, en cuanto dueña, era corresponsable del abandono que critica, pese a lo cual el Ayuntamiento no ha tenido el menor empacho en otorgarle la cesión privativa de su uso para los próximos 25 años, con opción a 75.

DECLARADOS BIC

Si se consulta la hemeroteca, se comprueba que el hilo conductor de las informaciones que datan de principios de siglo sobre los Baños de la Reina Mora es la denuncia del estado de abandono en que se encontraban, un abandono ratificado estos días por el Colegio de Doctores y Licenciados. Incluso puede leerse que su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) fue un intento de frenar su alarmante deterioro con la ejecución de obras puntuales, en espera de poder acometer una recuperación posterior que finaciarían al 50% el Ayuntamiento y la Consejería de Cultura.

En 2002, los expertos que participaron en una serie de excavaciones certificaron que su situación era de “avanzado estado de ruina”. Gracias a aquellas excavaciones, realizadas a partir de 1997, se pudo hacer una reconstrucción virtual de los Baños (trabajo editado por la Universidad Hispalense y la Fundación El Monte) que puso de manifiesto el valor de un legado almohade (siglo XII) y del que al menos se seguía conservando la estructura básica de la edificación original y de las salas que lo componían.

OBRAS MENORES

Cuando en septiembre de 2014 la Junta de Gobierno del Ayuntamiento informó sobre la inscripción de los Baños en el Inventario Municipal de Bienes tras haber formalizado en junio las actas de pago de la expropiación (a los vecinos y a la hermandad), se dijo que la Gerencia de Urbanismo quedaba ya en condiciones de iniciar la redacción y posterior contratación de un proyecto de obras destinado a completar su recuperación, con la fijación de la cimentación y las estructuras. También, que sólo quedarían pendientes algunos trabajos de carácter menor (subráyese la expresión menor), tales como la pavimentación, la bóveda de madera del espacio central, la iluminación y la construcción de un pequeño edificio que cerraría la fachada a la calle Baños para permitir el acceso al monumento y servir de centro de interpretación.

Esto es lo que se decía en septiembre, pero en octubre ya se estaba negociando con la hermandad, ¡después de haberle expropiado los Baños en junio!, la cesión del inmueble por 25 años, que serán 25 más si realiza la mitad de las obras menores pendientes, y otros 25 añadidos (hasta un total de 75) si ejecuta los trabajos (solería y demás) que debía rematar el Ayuntamiento.

RESERVA DE USO

El alcalde ha tratado de presentar este convenio como “un buen acuerdo”, con la tesis de que pone en valor los Baños (lo que no dice es que esa puesta en valor se ha hecho con el dinero de los contribuyentes previamente); que el Ayuntamiento podrá programar allí actividades durante 180 días al año sin afrontar los costes de mantenimiento y que este verano ya habrá allí iniciativas culturales. El anuncio ha sido desmentido por el hermano mayor, que se ha remitido a, como mínimo, el verano de 2016.

Si se analiza el convenio se comprueba que la hermandad se reserva el uso del edificio durante los mejores meses del año (de enero a mayo y en diciembre), y que le deja al Ayuntamiento los meses del calor de verano y la temporada baja otoñal, a cambio de lo mínimo exigible: el mantenimiento y los gastos de luz, agua, teléfono y vigilancia (¿?), que suponen el chocolate del loro tras recibir un inmueble en que se han gastado casi 1,4 millones de euros públicos, de los que 193.652 han ido directamente a su Tesorería y con los que puede financiar todas esas actuaciones que pretendidamente le salen gratis a la ciudad.

Como diría el clásico latino: ‘Cui prodest?’. Cabe preguntarse a quién beneficia este acuerdo, si a la hermandad de la Vera Cruz o a Sevilla.

Exprimir el Alcázar

El alcaldable del PSOE, Juan Espadas, ha presentado en esta precampaña electoral su programa para el Alcázar, algo destacable porque es raro hallar precedentes de que nuestros políticos hayan pensado en un plan específico para el primer monumento civil de Sevilla: patrimonio de la Humanidad, palacio real en uso más antiguo de Europa, impresionante conjunto monumental -14.000 m2 construidos y casi 70.000 m2 de jardines- y un maná turístico para la ciudad junto con la Catedral.

De las muchas propuestas del actual líder de la oposición destacan dos en especial:

  1. Revisar acuerdos y/o normas que obligan a desviar el superávit que consiga el Alcázar cada año al Ayuntamiento, para sufragar gastos corrientes. Muy gráficamente, ha declarado que no se pueden dedicar los fondos que genere el monumento a pagarle la factura de la luz al Consistorio y que hay que destinar al menos una parte a inversiones de mejora del propio Alcázar.

    2)   Adelantar el horario de apertura a las 9 de la mañana, implantar el horario de verano (de 9:30 a 19 horas) ya desde el mes de marzo y hasta octubre, e iniciar un día semanal de visitas nocturnas.

CONTROVERSIA ECONÓMICA

El uso del dinero del Alcázar para fines distintos a los patrimoniales o para espacios distintos al propio conjunto monumental ha provocado controversias desde que, hace unos diez años, Monteseirín impuso una reforma de los estatutos del Patronato que lo gestiona para que incluyera entre sus fines la conservación de las Casas Consistoriales, a la que se uniría años después también la gestión del Antiquarium de las ‘Setas’ de la Encarnación.

Aquella primera medida provocó la dimisión como patronos de la exalcaldesa Soledad Becerril y de Vicente Lleó, catedrático de la Hispalense, casi más por las formas -la decisión no llegó a someterse a votación en el Patronato, que se limitó a hacer una especie de asentimiento- que por el fondo, aun cuando ambos eran partidarios de no alterar el ‘statu quo’ y de que los fondos recaudados por las visitas turísticas (recuérdese que los vecinos de Sevilla capital entran gratis) revertieran única y exclusivamente en el propio monumento.

Frente a esta corriente, digamos purista, existe otra digamos ecléctica, partidaria de que parte del dinero recaudado, pero no todo,  en el Alcázar sirva para restaurar y poner en valor como activos patrimoniales y económicos de la ciudad los bienes inmuebles y muebles de propiedad exclusivamente municipal. No incluyen los eclesiásticos, universitarios y de otras Administraciones Públicas, sobre todo teniendo en cuenta que el Ayuntamiento de Sevilla es, tras la Iglesia, el segundo mayor propietario de bienes inmuebles de Andalucía, buena parte de ellos con gran valor histórico-artístico.

RICOS Y POBRES

Al antiguo director-conservador del Alcázar, José María Cabeza, distinguido con el Premio Nacional de Restauración y Conservación de Bienes Culturales por, especialmente, los 18 años de modélica labor al frente del palacio sevillano, cabría englobarlo en esta tendencia por su teoría del ‘monumento rico, monumento pobre’.

Cabeza abogaba, y sigue abogando, por que el dinero del ‘monumento rico’ llamado Alcázar contribuya a rehabilitar el resto del patrimonio municipal, desde las Casas Consistoriales (este año financia con 181.987 euros la tercera fase de la restauración de la fachada) hasta la Fábrica de Artillería, pasando por el monumento a Bécquer del parque de María Luisa.

Parece un contrasentido que mientras en las cuentas bancarias del Patronato del Alcázar se acumulan de 9 a 10 millones de euros de superávit, que le generan bastantes miles de euros de intereses cada mes, haya desde edificios a bienes muebles municipales deteriorándose por falta de dinero o que por una pugna entre el Ayuntamiento y la Junta por 100.000 euros para una cámara acorazada en el Museo Arqueológico los sevillanos lleven más de medio siglo sin poder ver el Tesoro del Carambolo.

ACUERDO PLENARIO

Y al Patronato del Alcázar todavía le quedan 9 ó 10 millones de euros en los bancos después de que el Ayuntamiento aprobara durante el mandato de Monteseirín un plan económico-financiero de reequilibrio, en virtud del cual se transferirían 6,8 millones de euros del monumento a la tesorería municipal.

A este dinero se le sumaron más tarde otras dos partidas, de forma que todos los grupos políticos (PP, PSOE e IU) aprobaron ya durante el mandato de Zoido sacar un total de 7.567.078 euros del Alcázar para la Hacienda municipal, siendo entonces (septiembre de 2012) sólo una parte mínima (300.000 euros) para la rehabilitación de la fachada de las Casas Consistoriales.

Y hay más. El Patronato del Alcázar, por las normas antidéficit de la Administración de Rajoy, no puede destinar ahora el superávit que aún genera cada año, ni el acumulado,  a acometer nuevas rehabilitaciones en el monumento patrimonio de la Humanidad más allá de las obras previstas en su plan anual, con lo cual se está dando la paradoja de que el conjunto palaciego genera cada vez más caja por el incremento de las visitas, pero esa mayor presión turística provoca un ‘estrés’ al edificio, que no se puede paliar por la imposibilidad de mover el dinero.

Por tanto, para evitar el superávit del palacio, que acaba en la caja del Ayuntamiento, la primera medida que habría que adoptar sería incrementar los presupuestos de restauración en el Alcázar, con lo cual el dinero no saldría de allí.

MONUMENTO FRÁGIL

El conjunto monumental, por la calidad de sus materiales -peor que los de la Catedral-, su propia configuración con patios abiertos y casi siete ha. de jardines es muy frágil y precisa de cuidados y atención permanentes.

José María Cabeza acuñó la metáfora del palacio como un viejecito achacoso al que hay que administrar cada día una cucharadita de jarabe pero al que no hay que someter a grandes intervenciones quirúrgicas porque por su delicado estado de salud no las soportaría.

Sin embargo, esa fragilidad se está obviando por el afán de abrir el Alcázar cada vez más horas y de captar cada vez más turistas. Zoido destacó a principios de año que en 2014 se batió el récord histórico de visitas, con 1.350.000 en números redondos. A ello ha contribuido su apertura los siete días de la semana. Por presión de las empresas organizadoras de cruceros se empezó a abrir excepcionalmente a las 9 en vez de a las 10:30 los días de arribada de cruceristas. Ahora, Espadas quiere convertir la excepción en norma y, además, empezar a abrir por las noches, porque interesa al sector hotelero usar el Alcázar como gancho para que los turistas se queden a pernoctar en sus establecimientos.

Pero, ¡cuidado!. Los siete días de apertura a la semana actuales, más el adelanto horario y las visitas nocturnas van contra la conservación de un monumento tan frágil y la práctica habitual en los grandes conjuntos patrimoniales y museos internacionales de cerrar un día a la semana para dejar que ‘respiren’ y acometer con tranquilidad las labores de conservación que siempre precisan.

Piénsese, por ejemplo, en la dificultad de aplicar tratamientos fitosanitarios con sustancias peligrosas a las plantas de los jardines con los turistas por medio a casi todas horas, o cómo su presencia condiciona o impide las labores de restauración, fontanería, carpintería, limpieza, traslados….

El Alcázar ha sido tomado tan en vano que un turoperador se permitió la osadía de organizar un sorteo de un lote de champán entre los turistas en el Salón de los Tapices. Se están confundiendo e invirtiendo los términos: una cosa es que el Alcázar tenga su programa de actividades culturales de nivel y que éste redunde en beneficio del sector turístico y otra muy distinta que el sector turístico lo quiera convertir en una prolongación de sus hoteles y restaurantes poniéndolo al servicio de sus intereses.

De tanto exprimir el Alcázar se corre el riesgo de matar la gallina de los huevos de oro.

Atrapados en el círculo

Zoido dijo el pasado 16 de septiembre en una intervención pública que su reto consiste en crear el clima favorable para propiciar un cambio de modelo productivo a medio y largo plazo, que a su juicio pasa por fortalecer el sector industrial, logístico y tecnológico, además de por promover la investigación, el desarrollo y la innovación, sin renunciar a los pilares del modelo tradicional.

Fortalecer el sector industrial, logístico y tecnológico como una de las (si no la) salidas a la crisis. ¿Quién no suscribiría las palabras del alcalde? Van en línea con lo que se viene preconizando por parte de los agentes económicos y sociales y en foros como ‘Sevilla (en)clave industrial’, que organizó el sindicato CC OO el 24 de junio y que se convirtió en una auténtica ‘cumbre’ económica, por el número y categoría de los participantes, entre los que estuvo el propio Zoido.

Hasta el presidente de la Confederación Empresarial Sevillana (CES), Miguel Rus, subrayó en aquellas Jornadas que “es imposible una Sevilla de futuro sólo con el monocultivo de la industria de servicios”.

ALTADIS Y SEVILLA PARK

Pues bien, mientras el alcalde participa en Jornadas en las que se aboga por la reindustrialización de Sevilla tras el cierre en los últimos años de Danone, Cargill y Panrico -entre otras- y habla de fortalecer el sector industrial, tan sólo diez días después, en el Pleno municipal del 26 de septiembre, aprueba con su voto y el del Grupo Popular un convenio urbanístico con la multinacional tabaquera Altadis para recalificar los más de 26.000 m2 de su antigua fábrica a orillas del Guadalquivir, hasta ahora suelo industrial de carácter singular (la fábrica de Sevilla era la más antigua del mundo), y permitir así la demolición de parte del complejo fabril y la construcción en su lugar de inmuebles con usos terciarios: hoteles, comercios, oficinas…

Si a ello se une el entusiasmo con que el Consistorio ha acogido la iniciativa del puerto de recalificar también parte del suelo portuario industrial existente junto al puente de las Delicias para que se construya el complejo Sevilla Park, con el mayor centro comercial de Andalucía (65.000 m2, el triple que el Nervión Plaza), salta a la vista la contradicción existente entre las declaraciones públicas de Zoido y la política de eliminación de suelo industrial que a la hora de la verdad aplica el Ayuntamiento.

Una política que implicará la imposibilidad de reconstruir parte del tejido industrial con nuevos usos acordes al siglo XXI, como las tecnologías avanzadas no contaminantes y para las que Sevilla tendría un atractivo especial si se ubicaran en emplazamientos urbanos (no en alejados polígonos industriales) privilegiados al lado del río como es el caso de la antigua fábrica de Altadis.

MODELO TRADICIONAL

Sin embargo, las decisiones urbanísticas del Ayuntamiento van en sentido contrario o en el de fortalecer aún más los pilares del modelo económico tradicional a los que también se refería Zoido, ya que la conversión de suelos industriales en terciarios supone una renovada apuesta por el sector Servicios, pese a que es el que más está sufriendo los efectos de la crisis en la ciudad y donde se registra más destrucción de empleo: 60.076 parados del total de los 87.279 existentes (el 69%).

En vez de procurar diversificar nuestra economía y de poner en carga suelos industriales abandonados o infrautilizados pero de un gran valor potencial como los de Altadis, volvemos a crear las condiciones para un más de lo mismo económico, ese “monocultivo de los Servicios” con el que según el presidente de la patronal, Miguel Rus, es imposible construir la Sevilla del futuro.

Esta perseverancia en potenciar la economía turística y comercial, con la que nos mantenemos en el entorno de los 90.000 parados, es la cuestión de fondo que late en el convenio urbanístico con Altadis aprobado por el Ayuntamiento, más allá de otras consideraciones ya expuestas en esta página sobre el ‘pelotazo’ que supondrá para la multinacional tabaquera y pese a que, cuando se hallaba en la Oposición, Zoido, al igual que el resto de grupos políticos, anunció que no se llevaría un euro de Sevilla ni se la premiaría de ningún modo tras haber cerrado su histórica factoría y despedido a toda la plantilla.

DARLE EL PASE

Altadis ya ha anunciado que en cuanto logre la recalificación efectiva del suelo (la Junta de Andalucía deberá aprobar la modificación del PGOU) y la edificabilidad pactada en el convenio con el Ayuntamiento, le dará el pase a un tercero porque su vocación no es inmobiliaria, sino industrial. Según algunas estimaciones recogidas en el sector inmobiliario, podría obtener al menos 18 millones de euros por la venta. Haría lo mismo que otras empresas que tras obtener la recalificación de sus fábricas las vendieron y se fueron de Sevilla para no volver, caso de Uralita.

Si la propia Altadis reconoce que su vocación es industrial, ¿qué razón hay entonces para recalificar la fábrica y que haga un pingüe negocio inmobiliario, cuando el Ayuntamiento tiene instrumentos legales para obrar en consecuencia en un caso en que como éste la propiedad lleva diez años abandonada y sin cumplir la función social a que está obligada según la Constitución?

DECLARACIÓN DE INTENCIONES

Al margen de la contradicción que supone preconizar un cambio de modelo productivo en pro de la reindustrialización al tiempo que se elimina suelo industrial, el Ayuntamiento sostiene frente a las entidades ciudadanas, agentes sociales y partidos que han alegado al convenio urbanístico (alegaciones que ha desestimado en su totalidad pero sin fundamentar por escrito las razones del rechazo) que el documento pactado con Altadis es una mera declaración de intenciones, algo virtual, y que como no se han definido aún los usos, el texto queda pendiente de desarrollo.

Un convenio aprobado en Pleno, firmado por el alcalde y que establece la recalificación del suelo, los edificios que se derribarán y conservarán y hasta el reparto de la edificabilidad lucrativa no puede reducirse a una simple declaración de intenciones. Si mañana Zoido se arrepintiera de aplicarlo por que llegara una multinacional con una inversión tecnológica para esos terrenos, Altadis podría llevar al Ayuntamiento a los tribunales con ese convenio firmado en la mano y que ya le ha creado unas expectativas urbanísticas.

Por ende, se ha firmado un convenio en beneficio de Altadis cuando los suelos, pertenecientes a la antigua Tabacalera, ni siquiera constan aún a su nombre en el Registro de la Propiedad, ni coinciden los datos de los m2 de la parcela registrados con los que obran en poder del Ayuntamiento.

CONCURSO DE IDEAS

Zoido ha tratado de mitigar el rechazo de la oposición y de colectivos ciudadanos dando un golpe de efecto en el Pleno con el anuncio de la convocatoria de un concurso de ideas sobre Altadis, para que los técnicos y los ciudadanos puedan plantear soluciones y aprovechamientos en esos suelos.

¿Qué sentido tiene este concurso y quién lo va a pagar? ¿Los contribuyentes sevillanos? Recuérdese que sólo para un nuevo puente en la Cartuja (y en Altadis se trata de ordenar más de 26.000 m2 de superficie) el Ayuntamiento ha convocado otro concurso al que destinará 50.000 euros para el ganador; 35.000 euros para el segundo clasificado; 18.000 para cada finalista; 150.000 para la redacción del anteproyecto y unos 750.000 para el proyecto.

¿Va a pagar Altadis un concurso de ideas virtuales sobre un terreno al que sólo quiere darle el pase? Y aunque lo pagara para estar en línea con el alcalde, ¿admitiría el comprador posterior del suelo el resultado del concurso si lo pintado sobre el papel o la pantalla del ordenador no concuerda con su proyecto para la parcela? Porque no es lo mismo dibujar un inmueble para un centro comercial que para un hotel; sin pretensiones o con intencionalidad simbólica; por un desconocido que por un arquitecto-estrella como valor presuntamente añadido…

Todavía se recuerda cuando Monteseirín compareció en el balcón del Ayuntamiento con Norman Foster, Jean Nouvel, Arata Isozaki y Guillermo Vázquez Consuegra el 25 de septiembre de 2006 para anunciar que ellos iban a diseñar el futuro de los suelos de la Cruzcampo, anuncio que quedó en nada.

Ocho años después, volvemos a hablar de concursos arquitectónicos, recalificaciones de suelo, pelotazos urbanísticos…..

No salimos del mismo círculo.

 

Puente o pasarela

El gobierno municipal acordó en el Pleno ordinario de junio la aprobación provisional de la modificación puntual del PGOU para la construcción de un puente que, en lugar de la pasarela peatonal prevista en el Plan General, canalice el tráfico rodado que genere la futura puesta en servicio (año 2015) de la torre Pelli. El punto contó con el voto a favor del PP, el negativo de IU y la abstención del PSOE.

En el transcurso del debate, el delegado de Urbanismo, Maximiliano Vílchez, insistió en que el puente en vez de la pasarela peatonal es la única solución para el problema del tráfico que generará el rascacielos, mientras que el portavoz de IU, José Manuel García, defendió que se acometan las soluciones previstas en el PGOU, las cuales pasan por el transporte público (prolongación del tren de cercanías hasta Torretriana y, luego, Blas Infante; dos nuevas líneas de Metro y extensión del tranvía hasta Plaza de Armas), dos puentes para el tráfico rodado pero no al Sur de la Cartuja, sino al Norte, y aparcamientos públicos en la calle Guadalquivir y el Canal de la Expo.

Maximiliano Vílchez espetó a García, para finalizar el debate, que si no se construye el puente, “a ver cómo se lo dicen a los sevillanos cuando estén en el atasco”. Pues en el caso de que se produjera tal hipótesis, que está por demostrar después de que por causa de la crisis y en paralelo a la construcción de la torre Pelli el tráfico haya descendido casi un 20% en Sevilla, el gobierno local de turno debería decirles a los sevillanos que ésa es la consecuencia de la política urbanística de ‘grandeur’ preconizada por Monteseirín durante su mandato, simbolizada por el rascacielos de la Cartuja, las ‘Setas’ de la Encarnación, la derruida -por ilegal- biblioteca universitaria sobre la zona verde de los jardines del Prado (más de 9 millones de euros tirados a la basura) y la conversión de la Alameda de Hércules en el equivalente al paseo marítimo de Islantilla.

ADVERTENCIA DESOÍDA

Si la hipótesis del atasco con más intensidad aún que el existente antes del inicio de la crisis se convirtiera en realidad, no haría más que dar la razón, fundamentalmente a los ecologistas y conservacionistas, que ya cuando se lanzó el proyecto del rascacielos alertaron de la irresponsabilidad que supondría construirlo justo en el punto más saturado de tráfico de la ciudad, la entrada a Sevilla desde la autovía que la conecta con el Aljarafe, Huelva y Portugal.

Cuando en febrero de 2008 se empezó a vallar el solar cercano a Torretriana en el que se iba a construir la torre Pelli y centenares de funcionarios de la Junta que allí aparcaban sus vehículos expresaron su protesta por que debían buscarse un estacionamiento alternativo y empezaban a tomar consciencia del problema que se les avecinaba, el entonces alcalde y promotor político del rascacielos en la Cartuja como supuesto símbolo de modernidad, Monteseirín, prometió redactar un plan de tráfico concreto para su entorno.

Atención al dato: se promovió la torre Pelli y se iniciaron las obras hace seis años (licencia, 16 septiembre de 2008) ¡sin un plan previo de movilidad sobre sus efectos y con sólo una promesa ‘a posteriori’ de redactarlo pero del que nunca más se supo! Monteseirín no hacía más que ratificar lo que en su día ya habían dicho los entonces responsables de Cajasol durante la presentación del rascacielos: desconocían los planes de tráfico existentes para la zona y remitían al Ayuntamiento, en la confianza de que éste tendría previsto su impacto en la Cartuja.

MÁS QUE LA TORRE

Ese impacto, según dijo Monteseirín en marzo de 2008, sería “positivo”. En su opinión, la solución (hablar de solución ya equivalía a reconocer un problema y por tanto un impacto negativo) no consistía en hacer más viales porque al final todos desembocarían en el mismo puente, el del Cristo de la Expiración, sino en “apostar por el transporte público, la política de aparcamientos, las rondas de circunvalación y ofrecer más alternativas al vehículo particular”.

Pero ese impacto no medido, pese a lo cual se autorizó el rascacielos en una política de hechos consumados, no sólo iba a derivar de la torre Pelli, sino también de otros proyectos existentes entonces y que fueron tumbados por la crisis. Recuérdese que en el entorno de la torre se había planeado la construcción de una nueva sede para la Gerencia de Urbanismo que sustituyera a las caracolas, con un coste de 70 millones de euros y para dar cobijo a más de 600 funcionarios, y una nueva macroconsejería de la Junta, Torretriana II, en la parcela de las banderas de la Expo, con una edificabilidad de 68.000 m2, equivalente a la posteriormente autorizada para la torre Pelli.

Y todo elllo cuando el Plan de Transporte Metropolitano de la Junta ya reflejaba que el tráfico con destino al centro de Sevilla superaba en un 5% la capacidad de absorción de la demanda por las infraestructuras existentes en hora punta. La previsión para 2020 era de que se superaría en un 25% la capacidad de absorción de ese embudo citado por Monteseirín del puente del Cristo de la Expiración.

PROBLEMA HEREDADO

Este problema en ciernes, muy aliviado por la caída de tráfico causada por la crisis económica, es el que ha heredado Zoido. El alcalde lo pretende solucionar antes de que hipotéticamente se plantee construyendo un puente para el tráfico rodado, en vez de una pasarela peatonal, desde Torneo a la Cartuja, embutido entre los bienes patrimoniales como el pabellón de la Navegación de la Expo y el monasterio de Santa María de las Cuevas, y a un coste mínimo de 11,3 millones de euros. De este dinero, sólo dispondría de los 4,8 millones comprometidos en su día por la promotora del rascacielos para la pasarela peatonal.

Zoido se ha empecinado en esta batalla urbanística contra los dictámenes hasta ahora negativos de la Junta, que visó el PGOU de Monteseirín, con lo cual estaría liberando al Gobierno andaluz y al central del elemento de presión que supuestamente tendría -la amenaza del terrible atasco permanente- para exigir a esas Administraciones que construyan las infraestructuras previstas en el PGOU para evitarlo o paliarlo: cierre del anillo ferroviario, nuevas líneas de Metro, puentes al Norte de la isla, aparcamientos públicos, etcétera.

Al contrario: en vez de presionar a la Junta para que ejecute las alternativas que avaló con el PGOU de Monteseirín, Zoido se echa sobre sus hombros y sobre las arcas del Ayuntamiento la solución al hipotético problema en beneficio de una iniciativa privada y que le obligaría a desembolsar 6 millones de euros (la diferencia entre el coste de la pasarela que sufragaría la promotora del rascacielos y el del puente), más otro millón de euros en la convocatoria de un concurso arquitectónico para el puente, cuya construcción y entrada en servicio se demoraría hasta 2018, tres años después de la prevista inauguración de la torre Pelli.

COMPÁS DE ESPERA

Por tanto, con estos plazos el puente no va a solucionar de entrada el hipotético problema de los atascos que provocaría el rascacielos y que parecen demasiado magnificados por los técnicos municipales para justificar su construcción: ¡un 46% de incremento del tráfico, casi el doble de todo lo previsto en el Plan Metropolitano para el año 2020!. Si de todos modos habría un lapso de tiempo de tres años, ¿no sería mejor esperar a ver cómo evoluciona el tráfico sin puente para obrar en consecuencia?

Si al tráfico rodado se le crean nuevas infraestructuras a su servicio, nunca se darán las condiciones para que el problema se aminore, sino al contrario, ya que se entraría en una espiral sin fin: un efecto llamada para más coches, que a su vez demandarían nuevos puentes, con lo que se incrementaría de nuevo el tráfico, y así sucesivamente. La solución, pues, consistiría en crear alternativas al tráfico privado -que no se han hecho todavía- en vez de potenciarlo con un nuevo puente. A su impacto paisajístico sobre los bienes patrimoniales de la Cartuja (no es el mismo que el de una liviana pasarela peatonal) habría que añadir el hecho de que contravendría lo dispuesto no ya sólo en el PGOU vigente, sino también en la LOUA, el Plan de Transporte Metropolitano, el POTAUS y la Estrategia Andaluza de Movilidad, los cuales abogan por potenciar el transporte público en vez de potenciar el privado.

IMPACTO EN TORNEO

Hay otro elemento apenas considerado en este debate: el puente canalizaría  el tráfico rodado hacia y desde la Cartuja a través de la calle Torneo, de relativa circulación rápida y que discurre en paralelo al río sin obstáculo más allá de algunos semáforos en el itinerario.

La construcción del puente en perpendicular a Torneo rompería la continuidad del tráfico, por la necesidad de abrir paso al proveniente o con destino a la isla  a través del puente, con rotondas de acceso, con lo que se ralentizaría aún más el tráfico, con efectos hasta la zona de Arjona y del Paseo de Colón.

Y, por ende, el Ayuntamiento acaba de aprobar un parking de 180 plazas para dar servicio al Paseo del Arte, también con obligado acceso/salida desde Torneo.

Así, mientras trata de adelantarse a un problema en la Cartuja va sentando las bases para crear otros equivalentes en esta orilla del río.

La batalla de las Atarazanas

El alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, ha calificado el acuerdo al que ha llegado el consejero de Cultura, Luciano Alonso, con La Caixa y con la Fundación Cajasol sobre las Atarazanas como “una falta de respeto” hacia la ciudad de Sevilla, por haberse cerrado “sin que el Ayuntamiento haya tenido ninguna participación”.  No obstante, ha aplaudido cualquier actuación “que pueda beneficiar los intereses de Sevilla, tanto por la rehabilitación y recuperación de este espacio como por su incorporación como área museística, constituyéndose en motor de atracción turística”.

¿En qué quedamos? Zoido, que parece haber desarrollado una fijación por los antiguos astilleros medievales, no se percata de que incurre en una contradicción cuando, por una parte, critica el abandono al que tiene sometido desde hace años la Junta de Andalucía el monumento al ser de su exclusiva competencia (hasta el punto de enviarle inspectores de la Gerencia de Urbanismo a examinar su estado por no someterse a la ITE desde el año 2009), y, por otra, le reprocha que cierre por fin un acuerdo para su rehabilitación y puesta en valor para la ciudad en el ejercicio de esas mismas competencias exclusivas, en virtud de las cuales al Ayuntamiento no le corresponde papel alguno más allá del que por lealtad o cortesía institucionales quiera otorgarle la Consejería de Cultura.

MISIÓN CUMPLIDA

Curiosamente, el alcalde olvida que el consejero de Cultura no ha hecho más que cumplir con un emplazamiento del propio Zoido, aunque con 16 meses de retraso. Y es que cuando en

noviembre de 2012 el alcalde se hizo aquella polémica foto con los directivos de La Caixa, en que bendecía la decisión de la entidad financiera de abandonar las Atarazanas y trasladar su proyecto de Caixaforum a la torre Pelli, hizo unas declaraciones en las que instó al consejero de Cultura a que buscara una rápida alternativa, como responsable del monumento, para que el edificio no siguiera cerrado y deteriorándose.

Luciano Alonso podría contestarle al alcalde que ha cumplido el encargo que aquél le hizo a través de los medios de comunicación y solucionado el problema de la huida de La Caixa a la torre Pelli que provocó el mismo Ayuntamiento con su bloque urbanístico al proyecto arquitectónico redactado por el arquitecto sevillano Guillermo Vázquez Consuegra.

El acuerdo ahora cerrado consiste en la ratificación de la aportación de 10 millones de euros por parte de La Caixa para la restauración del inmueble, como compensación por la retirada del proyecto inicial redactado por Vázquez Consuegra; el libramiento anual de al menos 1,2 millones de euros anuales por parte de la Consejería de Cultura, y la consignación de 200.000 euros anuales por la Fundación Cajasol para la organización de actividades en un espacio que tendrá un contenido americanista, acorde con la historia de Sevilla como puerto y puerta del Nuevo Mundo.

De momento se ha cerrado sólo la financiación, pero el proyecto de restauración y de contenidos del edificio no se ha cerrado aún y no se espera que esté listo hasta finales de primavera o inicios del verano. Será entonces el momento, según el consejero de Cultura, en que la Junta de Andalucía se lo explique a todos los grupos políticos del Ayuntamiento, porque todavía no hay nada que mostrar.

PROPUESTA DE LA OPOSICIÓN

Zoido también ha olvidado que la petición de protagonismo municipal en las Atarazanas que ahora exige, cuando antes subrayaba que toda la responsabilidad sobre el monumento correspondía a la Consejería de Cultura, no radica originariamente en el gobierno local, sino que obedece a una enmienda adicional socialista a una propuesta presentada por el PP en el Pleno a finales de octubre de 2013. En virtud de aquella enmienda y de aquella propuesta, aprobada por unanimidad de todos los grupos políticos, se instaba a un acuerdo tripartito Junta-Ayuntamiento-La Caixa “para la colaboración que se estime conveniente, de acuerdo con las competencias de cada uno para el desarrollo del proyecto”.

Sin embargo, esa colaboración sigue brillando por su ausencia. 

Apenas trascender el acuerdo de financiación cerrado por Cultura, La Caixa y la Fundación Cajasol, el alcalde ha vuelto a las andadas al recordar la misma exigencia urbanística que acabó provocando hace casi dos años la ‘espantá’ de la entidad financiera catalana de los antiguos astilleros medievales: la redacción de un Plan Especial, que puede llevar bastante tiempo y sobre cuya necesidad no existe opinión unánime entre los expertos.

Zoido afirma que “un bien protegido de 800 años y a 200 metros de tres edificios declarados Patrimonio de la Humanidad, como la Catedral, el Archivo de Indias y los Reales Alcázares, qué menos que tenga un Plan Especial”. En esta línea, insta al consejero de Cultura a “sentarnos juntos, hacer el Plan Especial y urbanizar el entorno, quitando por ejemplo el asfalto para completar la actuación en la zona”.

EL ASFALTO NO PRECISA PLAN

¿Hace falta acaso un Plan Especial para quitar el asfalto de las calles que rodean a las Atarazanas? El Ayuntamiento tiene la competencia urbanística para reponer o, en su caso, descubrir los adoquines cuando quiera, pero no lo hace. Mientras Zoido aparenta una exagerada preocupación por el entorno de las Atarazanas en su cercanía a los bienes Patrimonio de la Humanidad, lo cierto es que mantiene el asfalto en la calle Dos de Mayo mientras aprueba un gasto de 1,2 millones de euros en retirarlo de la casi paralela calle Almirante Lobo.

El Consistorio está manteniendo una errática y a veces contradictoria política en relación con las Atarazanas: puso tantas trabas urbanísticas al proyecto de Vázquez Consuegra que acabó provocando la marcha de La Caixa a la torre Pelli; Zoido saludó la decisión de la entidad financiera para, quince días después, apoyar en el Pleno una moción socialista en la que se pedía a aquélla  que reconsiderara su decisión; instó a la Junta, a la que había dejado sin el proyecto firmado previamente con La Caixa, a que buscara una solución alternativa cuanto antes, y cuando Cultura lo logra, la acusa de haber actuado a sus espaldas; y tras haber propiciado la marcha de La Caixa y dejado sin financiación las Atarazanas, le pide en el último Pleno municipal una encomienda de gestión del monumento con el argumento de que buscaría patrocinadores para iniciar su rehabilitación.

PATRIMONIO OLVIDADO

Teniendo como tiene el Ayuntamiento numerosos edificios de gran valor patrimonial en la ciudad y asegurado ya al menos un proyecto para los antiguos astilleros por parte de la Junta, lo lógico sería que el gobierno local centrara sus esfuerzos no en convertir las Atarazanas en un permanente ‘casus belli’ político con el Gobierno autónomo, sino en conseguir esos patrocinios a los que ha apuntado para la rehabilitación de otros monumentos como, sin ir más lejos, la antigua Fábrica de Artillería, de propiedad municipal.

Zoido necesita de un gran proyecto que sea el símbolo de su mandato y acorde con lo que él trata de representar, y en este sentido nada mejor que la restauración de la Fábrica de Artillería, que por su inmensidad permitiría a Sevilla disponer de un gran contenedor para todo tipo de usos culturales y con rentabilidad turística. Salvando las distancias, en la recuperación del monumental edificio del barrio de San Bernardo el alcalde podría tener sus propias Atarazanas, el icono de su Alcaldía.

Cerámica maldita

Definitivamente, el Ayuntamiento gobernado por Zoido tiene gafe para la cerámica, a la luz de los acontecimientos ocurridos durante su mandato con todo lo relacionado con un azulejo, un mural o un plato, como de nuevo ha vuelto a ponerse de manifiesto en los últimos días al descubrirse la gran cantidad de erratas, faltas de ortografía y nombres geográficos incorrectos en el mural sobre la cuenca del Guadalquivir instalado en el muelle de Nueva York y el anuncio de un nuevo retraso en la inauguración del Centro Cerámico Triana.

El museo sobre la cerámica sevillana, cuyos principales alfares se ubicaron históricamente en el antiguo arrabal, es un proyecto inserto en el Plan Turístico de la ciudad, uno de los pocos ámbitos, por no decir el único, donde el Ayuntamiento y la Junta de Andalucía han sido capaces de hallar un espacio de cooperación en vez de confrontación, quizás por la participación en el mismo de la Confederación de Empresarios como tercer socio. La Junta financia las actuaciones al 60% y el Consistorio en el 40% restante. El eje articulador del mismo es la revalorización del entorno del río: muelle de Nueva York, centro de recepción de visitantes en los bajos del Paseo Alcalde Marqués del Contadero, pantalanes en la dársena…..

NUEVO RETRASO

El denominado Centro Cerámico Triana se iba a inaugurar, ya por entonces con un retraso acumulado de un año conforme a las previsiones, en el verano de 2012, al completarse el primer ejercicio de Zoido como alcalde. Desde entonces ha pasado año y medio y se han aventurado otras posibles fechas para la apertura, anuncios todos incumplidos; la semana pasada, tras la visita a las instalaciones en la antigua fábrica de Cerámica Santa Ana del consejero de Turismo, Rafael Rodríguez; de la delegada municipal de Cultura, Mar Sánchez Estrella, y del presidente de la Comisión de Turismo de la CES, Pedro Sánchez Cuerda, se ha retrasado un mes más la apertura de unas instalaciones que han costado hasta la fecha 4,2 millones de euros y que la ciudad lleva ya casi dos años sin rentabilizar.

El nuevo pretexto oficial es que los técnicos municipales necesitan más tiempo para restaurar piezas procedentes del museo de Artes y Costumbres Populares y del convento de Santa Clara que el Ayuntamiento quiere exponer al público junto a piezas cedidas por la Junta de Andalucía, el Gobierno y el ceramófilo Vicente Carranza, un gran mecenas que ya donó la colección que se exhibe en los cuartos altos del Alcázar pero que ahora se siente tan dolido por el trato recibido de la actual corporación que anunció la práctica ruptura de relaciones con el Consistorio y su ausencia en la inauguración del museo trianero.

SITUACIONES INSÓLITAS

Las tribulaciones de Vicente Carranza con Sevilla son similares a las que sufre otro mecenas cultural, Mariano Bellver, en su intento de años de donar su colección de pintura, para la que la ciudad de numerosos inmuebles históricos vacíos no halla un sitio adecuado, algo que parece increíble y que parece sólo puede ocurrir en una urbe como la nuestra.

Uno de los más importantes, por no decir el principal, coleccionistas de cerámica de España logró, tras años y años de espera y numerosas promesas incumplidas e intrigas hasta de película (hubo que organizar un viaje relámpago en AVE a Córdoba, como terreno neutral, para sofocar uno de tantos escándalos al respecto en la era Monteseirín) que por fin, y en nombre de su fallecido hijo, el Ayuntamiento anterior aceptara la donación de los fondos sevillanos de su gran colección de cerámica, acumulada a lo largo de su vida (es un hombre casi nonagenario).

BOICOT

Pero hasta el último minuto fue la ciudad cicatera con tan valioso legado, ya que las cuatro salas del Alcázar prometidas para albergarlo y exhibirlo de forma permanente fueron reducidas a tres  por el boicot del entonces alcaide del Alcázar, Rodríguez Galindo, a la palabra dada por Monteseirín. Mientras que la cuarta estancia ha quedado sin un uso mejor y Zoido tampoco ha cumplido su promesa de abrirla cuando llegara a la Alcaldía, se trató de contentar al mecenas con otra promesa: que parte de los fondos que allí supuestamente no cabían se mostrarían en el futuro museo de la cerámica de Triana.

Vicente Carranza, por amor a Sevilla pese a su nascencia manchega y fidelidad a la memoria de su hijo, volvió a confiar en los políticos y en que unas 70 piezas de su colección serían contempladas por los visitantes en el Centro Cerámico Triana.

Sin embargo, en otro cambio de criterio municipal sobre la marcha, de aquellas 70 piezas excepcionales sólo se van a exponer 21. La gota que ha colmado el vaso de la paciencia del mecenas artístico es que el Ayuntamiento ha ignorado tres valiosas piezas de sus fondos, como la decena de paneles cerámicos de un metro cuadrado del siglo XVI, para exhibir en su lugar productos de la fábrica de Pickman, que a su juicio de experto ni son tan valiosas ni guardan vinculación con Triana.

MONTAÑO AL RESCATE

Vicente Carranza, pues, se siente preterido y humillado por la Delegación municipal de Cultura pese a haber legado a la ciudad unos fondos de valor incalculable, una circunstancia que no ha pasado inadvertida para la oposición municipal. Paradójicamente, la antecesora de Mar Sánchez Estrella como delegada de Cultura, Maribel Montaño, ha retomado las relaciones con el gran mecenas, pese a los desencuentros de antaño, y podría ser la persona clave para lograr la presencia de un coleccionista que se disputarían otras ciudades de España en la inauguración del museo trianero y que la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz tenga con él algún gesto de reconocimiento y especial gratitud. Susana no sólo haría honor a sus orígenes y vecindad en Triana, donde se alza el museo, sino también saldría al quite para paliar la falta de tacto del Ayuntamiento.

Al menosprecio de la figura del gran mecenas ceramófilo ha unido el Ayuntamiento, en este caso de forma compartida con la Junta de Andalucía en cuanto signatarios los dos del Plan Turístico, la falta de supervisión del gran mosaico de cerámica (20 x 6,4 metros de azulejos) sobre la cuenca del Guadalquivir montado sobre el suelo del muelle de Nueva York e inaugurado a finales de 2013 tras un gasto de 51.000 euros. Ni los técnicos municipales ni los autonómicos, sino ciudadanos anónimos y la asociación Sevillasemueve, se percataron de la gran cantidad de errores de todo tipo contenidos en un mosaico destinado a resaltar ante nativos y turistas la vinculación de Sevilla con el río que vertebra Andalucía.

UN ERROR TRAS OTRO

Causa rubor ver en el mosaico términos como Dos Hernanas, Pílas, Guadaimar, Bembezar, Coria del Rio (sin acento al igual que Benacazon) y Canal del Valle Inferior del Bajo Guadalquivir (unidos dos en uno), máxime cuando en su día se concibió con una proclamada finalidad ‘didáctica’.

A ese descubrimiento de los defectos del mosaico hay que unir días antes la demolición sin previo aviso y para indignación de los vecinos por parte del Ayuntamiento del mural de cerámica sito a la entrada de la urbanización de Santa Clara y que desde hacía más de 60 años constituía el símbolo con el que se identificaban los residentes.

Y todavía resuenan los ecos de la polémica por el intento, frustrado gracias a la oposición de numerosos colectivos de ciudadanos, del Consistorio de alicatar con azulejos, fabricados para colmo en Valencia, la zapata de Triana con un mural indicativo de la existencia del arrabal, como si precisara de un mosaico de gran tamaño ( 3,5 x 12 metros) que adultera la imagen típica del Altozano para situar esa histórica collación.

La cripta del Patio de Banderas

El Consejo de Gobierno del Patronato del Alcázar ha sido el escenario de un debate patrimonial sobre el futuro del yacimiento arqueológico descubierto durante las excavaciones que vienen realizándose desde hace años en el Patio de Banderas, que han obligado a acotar una buena parte del espacio y que han roto la estampa clásica de uno de los lugares más típicos de Sevilla.

En el Patronato se formaron dos grandes bandos: el de los partidarios de no enterrar los restos, cuya consecuencia sería la materialización del proyecto de exhibirlos al público en una especie de cripta cubierta, al modo del Antiquarium bajo el mercado de la Encarnación, y el de quienes, por el coste de materializar el proyecto y las restricciones impuestas por el Plan de Ajuste debido a la crisis económica, abogaban por esperar a tiempos mejores, por lo que la consecuencia lógica sería el enterramiento para preservar los testimonios del pasado y evitar su deterioro por las inclemencias meteorológicas y el riesgo de expolios.

Recuérdese en este sentido que en noviembre de 2012, en el que se registraron abundantes lluvias, se formó una bolsa de agua en uno de los laterales de la carpa que cubre las excavaciones y aquélla provocó el deslizamiento del cajón de obras. Aunque la incidencia no acabó afectando a los hallazgos, el riesgo al aire libre siempre existe.

SOLUCIÓN SALOMÓNICA

Para evitar someter a votación la cuestión, se acordó por asentimiento encargar un informe técnico que señale “las distintas vías para poner en valor los restos arqueológicos e incluso fórmulas alternativas para que los ciudadanos puedan observarlos mejor y los trabajos que allí se desarrollan”.

Se trata de una fórmula diplomática de diferir ‘ad calendas graecas’ el proyecto de la cripta, dado su coste inicialmente previsto pero que como suele ser habitual en estos casos podría encarecerse notablemente a la hora de la verdad: 3,5 millones de euros.

En los últimos años, el Patronato del Real Alcázar ha promovido una intensa campaña de excavaciones arqueológicas en el Patio de Banderas, donde de hecho se ubicaría el primitivo acceso al recinto fortificado. En este enclave, pero en 1974, el arqueólogo Manuel Bendala Galán había descubierto unos restos arquitectónicos de época medieval que él atribuía entonces a una antigua basílica paleo cristiana.

Continuando con las catas arqueológicas antaño realizadas por Manuel Bendala Galán y otra investigación impulsada en 1999, las nuevas excavaciones han propiciado en los últimos tiempos la identificación del más antiguo vestigio de ocupación humana de la ciudad, fosas y un fondo de cabaña con restos de lo que pudiera haber sido una cocina utilizada allá por el siglo IX antes de Cristo.

Los arqueólogos han descubierto también restos de muros correspondientes a un antiguo edificio de la Hispalis romana. Se trataría de un edificio datado en el siglo I antes de Cristo, del periodo republicano, y de gran tamaño dada la envergadura de sus sillares. Según ha detallado Miguel Ángel Tabales, director de estas nuevas labores, estos vestigios arquitectónicos podrían haber correspondido a un almacén quizá relacionado con el puerto de la antigua ciudad romana.

HISTORIA CONTINUADA

Siguiendo la secuencia cronológica, los investigadores han descubierto además restos arquitectónicos datados en el siglo V después de Cristo y relativos a un edificio religioso perteneciente a la cultura paleo cristiana, así como vestigios de otro edificio levantado en torno al siglo VII sobre este último y también asociado al culto cristiano.

  «No hemos encontrado la basílica que Manuel Bendala Galán pensaba que estaba en este entorno», ha dicho no obstante el arqueólogo director del Real Alcázar. Las ruinas más recientes halladas en el yacimiento, según Tabales, corresponden al viario público y los alzados de un barrio de la antigua medina islámica, restos datados estos últimos en el siglo XI después de Cristo. En resumen, para el equipo arqueológico el valor de los vestigios hallados en el Patio e Banderas es que los estratos muestran restos de la historia de Sevilla en un mismo lugar desde el siglo IX antes de Cristo hasta el siglo XXI de nuestra era.

La Gerencia de Urbanismo redactó  un proyecto integral destinado a instalar sobre el yacimiento arqueológico una «cripta» que acoja las ruinas y permita su visita. Su presupuesto estimado es de 3,5 millones de euros y tendría un plazo de ejecución de aproximadamente 20 meses. Incluiría un «centro de interpretación» en la casa número 15 del Patio de Banderas, cuya cesión reclama el Consistorio hispalense a la Dirección Nacional de Patrimonio del Estado. El proyecto, además, incluye la construcción de un túnel que conecte el futuro centro de interpretación con la propia cripta arqueológica.

CONCENTRACIÓN EN TORNO AL ALCÁZAR

Una cosa es el valor científico de los hallazgos arqueológicos, sobre los que incluso hay discrepancias según los expertos a los que se pida opinión, y otra su atractivo turístico que justifique la realización en estos momentos de crisis de un proyecto aledaño al Alcázar y que requeriría una inversión que muy probablemente superará los 3,5 millones de euros.

Según las fuentes consultadas, en Sevilla se han tapado anteriormente restos arqueológicos de igual o superior valor a los hallados en el Patio de Banderas, en cuyas excavaciones no se ha encontrado material que suponga un gran gancho para los visitantes, como sería el caso de los mosaicos romanos bajo el mercado de la Encarnación, sino sólo muretes y segmentos estratigráficos que no suponen una justificación taxativa para la fuerte inversión proyectada, máxime cuando el Ayuntamiento ni siquiera ha conseguido todavía del Gobierno de la nación la cesión de la casa del Patio de Banderas donde instalar el centro de interpretación y conectarla mediante un túnel a cinco o seis metros de profundidad con la futurible cripta. Ello equivaldría a empezar la casa por el tejado.

Por otra parte, se recuerda el escaso aprovechamiento turístico de la cisterna romana hallada en la Pescadería y preservada a modo de cripta. Aunque se dijo en su momento  que sería uno de los hitos turísticos para enlazar el Alcázar con las ruinas halladas bajo la Encarnación, lo cierto es que la cisterna ha acabado abandonada a su suerte y sólo se abre al público en contadas ocasiones, como alguna Noche en blanco por la cultura.

Por ende, el conjunto del Alcázar, declarado Patrimonio de la Humanidad, tiene tal potencia cultural y turística ‘per se’, que la adición de la cripta no es esencial para garantizar una mayor afluencia de visitantes. Dicho de otro modo: no por construir la cripta arqueológica en el Patio de Banderas puede pensarse en que se incrementará el número de turistas al Alcázar, cuando lo que interesa a la ciudad es potenciar otras zonas como el sector Norte del Casco Antiguo u otros atractivos actualmente fuera de la vista del público.

ORFANDAD DEL CARAMBOLO

Recuérdese que el Tesoro del Carambolo, que bien publicitado podría ser un foco cultural y turístico de primer orden, no se exhibe al público y sigue encerrado en la caja fuerte de un banco porque la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento han sido incapaces de acordar la fórmula para repartirse el pago de los 145.000 euros anuales que costaría su vigilancia y seguridad.

Si, pese a ser el propietario de esa maravilla de la orfebrería, el Ayuntamiento no está dispuesto a sufragar siquiera el 50% de una factura de 145.000 euros, más difícil sería para Zoido justificar un gasto en tiempos de crisis de 3,5 millones de euros (daría para poder exhibir durante 24 años el Tesoro del Carambolo y 48 años si el coste de la vigilancia lo paga a medias la Junta de Andalucía) que podrían tener un uso alternativo más rentable turística y culturalmente para la ciudad.

El debate patrimonial sobre el proyecto de cripta en el Patio de Banderas se ha producido justo una semana después del desalojo de la iglesia de San Roque por la rotura del cordón inferior de las cerchas metálicas que soportan las cubiertas y que implican el riesgo de un derrumbamiento inminente. Salvar San Roque cuesta 500.000 euros, siete veces menos que mostrar los restos hallados en el Patio de Banderas.

Podría argüirse que al fin y al cabo la conservación de la iglesia de San Roque es responsabilidad de su propietaria, la Diócesis de Sevilla, pero el Ayuntamiento también es dueño de bienes de interés cultural de primerísima categoría, como la fábrica de artillería de San Bernardo, por cuya “situación de deterioro y riesgo de desprendimientos” Urbanismo prohibió hace unos meses que por su interior discurriera la procesión del Corpus Christi.

Afortunadamente, el gobierno de Zoido ha reservado 500.000 euros en los Presupuestos de 2014 para reparar la zona de cubiertas más deteriorada de la antigua fábrica, la conocida como ‘la catedral’.

Con los 3,5 millones de euros de la cripta del Patio de Banderas se podría multiplicar por siete la intervención en la rehabilitación de Artillería, que podría servir de inmenso contenedor cultural para la ciudad (desde museos a todo tipo de equipamientos)  y convertirse en un foco de atracción lejos de los trillados circuitos habituales en torno a los tres monumentos Patrimonio de la Humanidad.

Dado que con el enterramiento de los restos arqueológicos hallados en el Patio de Banderas se preserva su integridad para el futuro;  que nos hallamos en una situación de crisis en que hay que medir la rentabilidad de los escasos fondos públicos disponibles y la gran cantidad de inmuebles necesitados de rehabilitación, el proyecto de la cripta puede esperar.

Pompidou: Málaga deja en evidencia a Zoido

Juan Ignacio Zoido ha reaccionado a la noticia de que Málaga había conseguido convertirse en la primera subsede en el extranjero del Centro Nacional de Arte y Cultura de París, más conocido como el centro Pompidou (apellido del presidente francés que lo impulsó) o como el Beaubourg y que incluye un Museo de Arte Contemporáneo, además de biblioteca, filmoteca y otras dotaciones culturales, diciendo que aunque este referente artístico mundial abra una sucursal en un cubo de cristal que se está construyendo en el puerto malagueño, “otras ciudades jamás tendrán lo que tiene Sevilla”.

El alcalde se lamentó, no obstante, de que mientras el Ayuntamiento de Málaga ha sabido invertir en tiempos de bonanza económica, “nosotros estamos pagando aún proyectos de esa época, como las Setas o Fibes, que no se pueden destinar a uso museístico”. Zoido no desaprovechó la ocasión para culpar de nuevo a la Junta, de la que dijo “está aportando poco  en Sevilla y mucho en Málaga”, y le pidió que desbloquee la construcción de un museo en las Atarazanas.

El problema para Zoido es que habiendo sido él el primero en hablar del Pompidou o su equivalente para Sevilla casi tres años antes que su homólogo y correligionario alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, éste lo ha dejado en evidencia al conseguir para su ciudad lo que Zoido ha dejado abandonado por el camino, por cambiar su propio programa electoral. Al alcalde de Sevilla le ha pasado como a esos equipos de fútbol que pierden cuando traicionan su filosofía de juego.

Tiremos de hemeroteca y echemos la vista atrás para tratar de comprender cómo es posible que Málaga le haya acabando arrebatando a Sevilla no ya sólo la idea de emular al Pompidou, sino el Pompidou original.

EL ORIGEN

El 27 de enero de 2011, Zoido eligió el estudio del artista Mundi Martín Iglesias para presentar su programa cultural para las elecciones municipales de mayo del mismo año.

En ese acto anunció que si era elegido alcalde convertiría el abandonado mercado de la Puerta de la Carne en “el centro Pompidou de Sevilla”, al que definió como “un nuevo espacio para creadores de arte contemporáneo andaluces, con talleres de formación, becas de estudio, seminarios, exposiciones y centros de estudios”.

Zoido afirmó que reconvertiría un edificio cerrado y sin uso, “que -añadió- tiene unas posibilidades de espacio y de ubicación increíbles para la cultura más emergente y vanguardista de Sevilla”, y abundó en su idea: “Aspiro a que, con el tiempo, Puerta de la Carne se convierta en el Centro de Arte Contemporáneo, con la misma filosofía que el Centro Pompidou de París”.

Cuando Zoido hizo este anuncio, las Setas de la Encarnación llevaban casi cinco años en obras, hasta el punto de que Monteseirín las inauguró ya casi acabadas el 27 de marzo de 2011 por aquello de que eran el icono de su último mandato, y el actual alcalde era consciente de las modificaciones presupuestarias que habían tenido que aprobarse en los Plenos municipales para rematarlas y que dispararon su coste a más de 100 millones de euros. Lo mismo cabe decir sobre las obras de Fibes. Por tanto, el alcalde no puede ahora llamarse a engaño sobre su promesa electoral de convertir el mercado de la Puerta de la Carne en el equivalente a un Pompidou, cuanto más de que albergara una sede del museo parisino. Esto denota una vez más la escasa seriedad de Zoido, por hacer promesas infundadas económicamente y por incumplir al menos el 70% del programa con que concurrió a las elecciones.

GOURMET ANTES QUE MUSEO

Después de que en el año 1999 los placeros del mercado, dado su deterioro, se trasladaran a la antigua estación de Cádiz, los técnicos municipales redactaron un proyecto de rehabilitación del inmueble, que fue valorado en 99 millones de pesetas (menos de 600.000 euros actuales), aunque no se ejecutó porque los comerciantes se negaron a volver,  al comprobar que tenían más y mejores clientes en su nueva ubicación y obtenían mayor rentabilidad. Aunque el coste se hubiera duplicado e incluso triplicado en los catorce años transcurridos desde entonces, la rehabilitación a un precio relativamente moderado podría haber permitido la reconversión del edificio en ese Pompidou a la sevillana prometido por Zoido.

Y, sin embargo, ¿qué ha hecho el alcalde? Pues traicionar su programa electoral y en vez de invertir fondos municipales en la restauración, obrar al revés: privatizar el antiguo mercado de la Puerta de la Carne al sacarlo a concesión -tan sólo dos semanas antes de que Málaga anunciara el fichaje del Pompidou- para su reconversión en otro mercado gourmet y reservándose para usos culturales municipales tan sólo 200 m2 del espacio y únicamente durante 73 días del año. A eso ha quedado reducida la promesa de Zoido de un Pompidou sevillano, sin que haya influido nadie (¿o también va a echarle la culpa a la Junta de Andalucía?) en su decisión: ha preferido destinar el antiguo mercado a gastronomía para ricos en vez de al arte contemporáneo.

FINANCIACIÓN

En otros proyectos (museo Picasso, por ejemplo), Zoido podría haber tenido razón al hablar de las inversiones culturales de la Junta en Málaga, pero es que en el caso del museo Pompidou se equivoca de cabo a rabo, porque se trata de un proyecto estrictamente municipal, al menos de momento. Dado que Sevilla fue incapaz de mantener sus dos Cajas de Ahorro y que la fusionada Cajasol cavó su propia tumba embarcándose en el dislate del rascacielos justo al advenimiento de la crisis inmobiliaria, el alcalde malagueño sí puede esperar que Unicaja le sufrague el 50% de la operación Pompidou, pero De la Torre ha declarado de que si no contara con ese patrocinio, el Ayuntamiento de Málaga abordará el proyecto con sus propios recursos.

¿Y cuánto le cuesta traerse el Pompidou al Ayuntamiento de la Costa del Sol? Pues un millón de euros al año por un periodo de cinco, en concepto de canon, alquiler o como queramos llamarlo. Un millón de euros en una operación de esta envergadura, con los réditos que puede reportar a la ciudad al potenciar su ya amplia oferta museística (el Picasso y el Thyssen, entre otros), no es tan gravoso. Equivale al coste del alumbrado de Navidad de Sevilla más el de instalar en el Parque de los Príncipes la cubierta de la Copa Davis. Pero, claro,  cada ciudad demuestra con sus obras y proyectos cuál es su modelo urbano y cuáles sus prioridades.

Por otra parte, Zoido ha alardeado de haber logrado superávit en las cuentas municipales, por más que invoque continuamente la ‘herencia recibida’, hasta el punto de disponer de 48 millones de euros como remanente de tesorería.

PATALETA

La reacción de Zoido a la noticia de la incorporación del Pompidou al portfolio cultural malagueño no deja de ser una pataleta y una torpeza política, tanto en su calidad de alcalde de Sevilla como de, aún, presidente del PP de Andalucía, lo que le vuelve a inhabilitar para ser el candidato de los populares a la Presidencia de la Junta al carecer de una visión global de Andalucía distante de localismos y aldeanismos.

El regidor sevillano ya se equivocó  en sus declaraciones sobre la condena carcelaria de Del Nido y ahora ha vuelto a hacerlo al decir, como el zorro sobre  las uvas supuestamente verdes en la fábula de Samaniego, que Málaga podrá tener el Pompidou pero nunca los atractivos de nuestra ciudad, cuando lo que procedía era haber felicitado a la capital de la Costa del Sol por un éxito que beneficia a todos los andaluces, incluidos los sevillanos amantes de la cultura, al poner a un tiro de piedra de Sevilla las exposiciones que canalice el Pompidou hacia Málaga. Y, además, los turistas urbanos que acudan a la Costa del Sol por el arte que allí se muestre siempre sentirán la tentación de acercarse también a nuestra ciudad, con lo que se impondría la necesidad de articular de forma inteligente y cooperativa paquetes turísticos conjuntos Málaga-Sevilla.

Contrastan las palabras de Zoido con las de Francisco de la Torre tras conocer las declaraciones de aquél: “Yo siempre me alegraré de cualquier avance en Granada, Sevilla o Córdoba, por decir alguna ciudad andaluza”.  Antes eran los políticos sevillanos los que se mostraban con altura de miras hacia Málaga frente al victimismo de los malagueños y ahora empieza a ser al revés, lo cual no deja de ser significativo a la vez que preocupante.

ATARAZANAS

Sin olvidar que fue el Ayuntamiento en que con sus continuas trabas burocráticas propició el abandono de las Atarazanas por La Caixa hace ya más de un año, Zoido sí tiene razón en exigirle a la Junta de Andalucía que presente de una vez por todas el proyecto sustitutivo al de Vázquez Consuegra que prometió por aquel entonces la Consejería de Cultura con la financiación supletoria acordada con la entidad catalana para este nuevo objetivo.

Mientras el alcalde se enfanga en polémicas urbanísticas con el Gobierno andaluz a cuenta de la interprertación del PGOU porque no ha tenido arrestos para modificarlo durante su mandato y plasmar así su modelo de ciudad (¿tiene alguno aparte de potencial el tráfico privado?), no ha sabido abanderar en todo este año la reivindicación de las Atarazanas. ¿Será porque allí no puede montar otro mercado gourmet?

Perspectiva

Ahora que Zoido ha puesto de moda la Plaza de España con su petición de que sea Patrimonio de la Humanidad es cuestión de ver cómo en Sevilla se desprecia desde el paisaje (a la torre Pelli me remito) hasta los más pequeños detalles, al contrario que en otras urbes. El espectador que en París se coloque ante la pirámide del Louvre podrá observar perfectamente alineados, sin que rompa la maravillosa visión obstáculo alguno, los arcos del Carrusel, el Triunfo y la Defensa ¡a lo largo de 10 kilómetros!. En la Plaza de España, a Monteseirín (quién si no) se le ocurrió colocarle una estatua a Aníbal de forma tal que destroza la completa panorámica que del monumento se tenía a lo largo del eje que a través del Parque lo conecta con la Avenida de La Palmera. Y ya en ésta, un bloque blanco al fondo rompe el horizonte y la sensación de infinitud, como también rompe la visión que de la Puerta de Jerez se tenía desde el puente de San Telmo la marmórea fuente de los poetas, promovida asimismo por el anterior alcalde. La asignatura pendiente de Sevilla se llama perspectiva.

 

Discursos intercambiables

Casi dos meses antes de las elecciones municipales del 22 de mayo de 2011, a las que ya no concurrió como candidato a la reelección por el PSOE y que iban a suponer el final de su ciclo de doce años como alcalde de Sevilla, Monteseirín protagonizó el acto de inauguración oficial de las por entonces aún inacabadas ‘Setas’ de la Encarnación: el monumento al despilfarro (120 millones de euros, detraídos incluso de la ‘hucha’ del PGOU para los nuevos barrios de la ciudad) que legaba como icono arquitectónico de su época en el sillón de la Plaza Nueva.

Las crónicas periodísticas de aquel día, que constan en las hemerotecas, recogen algunos párrafos de la perorata que el entonces alcalde dirigió a los miembros de su claque y a los curiosos allí presentes. Monteseirín, obviando la herencia de escándalos y de deuda multimillonaria (en torno a los 600 millones de euros) que dejaba a su futuro sucesor y a la ciudad, hizo un panegírico de su Gobierno, que era tanto como de sí mismo. Lo calificó como arriesgado e innovador, en contraste con el “inmovilismo que caracteriza -aseveró- a ciertos sectores de la ciudad”. Los críticos, claro era, con el Metropol Parasol y su descomunal coste económico.

CIUDAD ‘CONGELADA’

A estos sectores les dirigió este explícito mensaje: “Sólo decirles que no tengan miedo a cambiar, porque es cuestión de tiempo que Metropol Parasol sea cantado como uno de los símbolos seculares de la Sevilla eterna, como hoy lo es la Plaza de España”. Monteseirín subrayó que “según los análisis de los expertos, los beneficios económicos, directos e indirectos, que Metropol Parasol va a traer para la ciudad superarán, en sólo un año, la inversión acometida: turismo, comercio, hostelería, imagen y proyección exterior”. Y abundó: “Tengo la sensación, creo que compartida, de que esta tarde, en la Encarnación, estamos teniendo el privilegio de asistir a la inauguración de la Sevilla del siglo XXI”.

El predecesor de Zoido insistió en su tesis de que “la tradición no puede ser lo único que sirva a una ciudad, pues bloquea; y el desarrollo sólo se puede asumir con retos. Sevilla -añadió- no puede ser un territorio congelado en el tiempo; no puede ser  la ensoñación de un pasado idealizado y sin futuro, la Vetusta pequeña y provinciana”.

DE LAS ‘SETAS’ A LA TORRE

Cambio de escenario, de personaje, de tiempo y de icono arquitectónico. En vez de las ‘Setas’ de la Encarnación, el trasfondo simbólico lo ocupa el rascacielos de 178 metros de altura construido en la isla de la Cartuja, la torre Pelli, aunque físicamente las palabras fluyerann en la Plazas de España, durante la apertura del Encuentro Internacional sobre Arquitectura Contemporánea en Ciudades Históricas, comprometido ante la Unesco.

Han pasado dos años y medio: 17 de septiembre de 2013. Quien habla es Juan Ignacio Zoido, sucesor de Monteseirín y otrora detractor tanto del Metropol Parasol -donde ahora ya no tiene empacho en que le hagan hasta un reportaje fotográfico- como de la torre Pelli.

Los cronistas reproducen para la posteridad trozos del discurso del alcalde, que se expresa en estos términos: “El principal valor de una ciudad patrimonial no son sólo sus monumentos o edificios históricos, sino el entramado de éstos y sus relaciones con los que los perciben y con los que los disfrutan. Por ello, no nos tenemos que sentir tentados a convertir las ciudades en museos, sino en espacios de vida. La musealización de un casco histórico sólo conlleva el falseamiento de la realidad, la adulteración del patrimonio y la folclorización”.

PARALELISMO

Y Zoido añade: “No debemos renunciar a la evolución sostenible e inteligente de la arquitectura contemporánea, integrándola como un elemento que ha nacido no sólo para hacer más confortable y agradable la vida del hombre, sino como manifestación de lo que puede proyectar e idear el genio”.

Monteseirín habría podido emplear perfectamente las palabras de Zoido para defender las ‘Setas’ de la Encarnación, al igual que Zoido las de Monteseirín para defender ante los congresistas previamente seleccionados -y aun así se le coló algún que otro disidente- la torre Pelli. La diferencia sustancial es que mientras Monteseirín se mantuvo coherente con su discurso, Zoido ha acabado moviéndose hacia las posiciones de su rival y predecesor, hasta el punto de asumir su argumentario, prueba de su camaleonismo político en función de las circunstancias.

TRANVÍA Y BUS

Estos días hemos tenido otra demostración del argumentario intercambiable entre el anterior y el actual Gobierno municipales. Monteseirín bautizó como Metrocentro el sucedáneo del tranvía, para instalar en el imaginario colectivo la idea de que Sevilla contaba con una línea de suburbano directa al corazón de la ciudad, cuando el Metro auténtico sólo bordea el casco antiguo sin penetrar en el interior.

La prolongación de la línea 3 de Tussam hasta Bellavista, un acierto pleno de Zoido por otra parte, ha sido presentada en los medios, e interpretada por los vecinos, como la conexión que por fin permite al barrio acceder al centro de la ciudad, cuando el autobús circula en paralelo al río bordeando el casco antiguo y su penetración máxima es sólo hasta Plaza de Armas, que no puede considerarse el centro propiamente dicho. Y, sin embargo, una vecina, plenamente convencida, declaraba a la prensa que ahora podía ir directamente hasta el mercadillo del Jueves en la calle Feria.

La línea 3, pues, se ‘vende’ al igual que el Metrocentro de Monteseirín, con la diferencia de que el tranvía al menos llega hasta la Plaza Nueva.