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Málaga le ha recortado a Sevilla una diferencia de 47.985 habitantes desde las vísperas de la Expo-92

Si no se le hubiera independizado Torremolinos estaría en condiciones de superar a Sevilla en 2035

Sin Torremolinos, Málaga perdió las playas, los hoteles, el Palacio de Congresos y 27.543 habitantes

Tuvo que inventarse un nuevo modelo de ciudad, que empezó por el Parque Tecnológico (PTA), constituido dos años antes que la Expo-92

Y continuó con el turismo urbano y cultural, apoyado en la apertura de más de 30 nuevos museos

De mero lugar de paso hacia la Costa del Sol ha logrado convertirse en un destino específico por su oferta museística

Ya ha recuperado la mitad de la planta hotelera perdida y es la quinta ciudad en turismo de cruceros

Con el coste de las Setas de la Encarnación en Sevilla el Ayuntamiento de Málaga financia durante 7 años los museos de su ciudad

Año 1991. Vísperas de la Exposición Universal. Justo antes de su glorioso 1992, Sevilla superaba a Zaragoza en 88.634 habitantes, y a Málaga, que tres años antes había sufrido la segregación de su arrabal Torremolinos, en 160.920. Veintinueve años después, Zaragoza sólo tiene 9.518 pobladores menos que la capital de Andalucía, y Málaga le ha recortado a Sevilla una diferencia de 47.985 habitantes. Si la urbe malagueña no hubiera sufrido la pérdida de Torremolinos hoy estaría en condiciones de superar demográficamente a la capital hispalense en 15 años.

Los censos y/o padrones del Instituto Nacional de Estadística tomados como única fuente demográfica de referencia reflejan que entre 1991 y 2020 la ciudad de Sevilla, que se convirtió en capital del mundo con la Exposición Universal de 1992, ha tenido un incremento de población de 8.367 habitantes, a un promedio anual de 288,5, ya que ha pasado de 683.028 almas a 691.395 en estos 29 años.

En comparación, Zaragoza ha ganado en el mismo periodo de tiempo 87.483 habitantes (diez veces más), a una media anual de 3.016,6, y al pasar de 594.394 a 681.877 se queda a tan sólo 9.518 de la capital de Andalucía y en condiciones de arrebatarle el cuarto puesto entre las grandes urbes españolas.

Vista de Málaga

Málaga, por su parte, tenía en 1991 una cifra de 522.108 personas empadronadas. Tras los últimos veintinueve años en su padrón aparecen inscritas 578.460. Ha ganado, pues, 56.352 habitantes, gracias a un crecimiento demográfico medio anual de 1.943,1. Por tanto, Zaragoza ha crecido a un ritmo diez veces superior a Sevilla, y Málaga, a un ritmo casi siete veces superior en los últimos tres decenios en números redondos.

De momento, Sevilla no se ve amenazada por Málaga, al contrario de lo que le pasa con Zaragoza, ya que la urbe de la Costa del Sol, pese a que le ha recortado 47.985 habitantes, aún tiene 112.935 de diferencia en su contra.

Ahora bien, cabria preguntarse qué le ocurriría a Sevilla si de un día para otro le quitaran prácticamente la mayor parte de su planta hotelera, el Palacio de Congresos y Exposiciones (Fibes) y un distrito más poblado aún que Los Remedios. ¿Cuántos años tardaría en recuperarse de semejante golpe a su economía y a su padrón de habitantes?

TORREMOLINOS SE FUE

Pues algo equivalente o incluso peor es lo que le sucedió a Málaga cuando la Junta de Andalucía (cuenta la leyenda que como reacción del entonces presidente autonómico, el sevillano José Rodríguez de la Borbolla, a un desaire del alcalde malagueño, su correligionario Pedro Aparicio) aprobó el 27 de septiembre de 1988 la segregación de Torremolinos -distante 13 kilómetros del centro de la urbe- de Málaga (y sigue contando la leyenda que en el Ayuntamiento malagueño estaban tan poco avisados de lo que se les venía encima que ese mismo día el alcalde Aparicio acudió con parte de su corporación a un acto en Torremolinos y que cuando llegó al edificio no había nadie para recibirle porque los habitantes del hasta entonces barrio se habían echado a la calle para festejar su conversión en municipio independiente).

La leyenda atribuye a José Rodríguez de la Borbolla la decisión de aprobar la independencia de Torremolinos

El impacto de aquella decisión político-administrativa fue demoledor para Málaga capital, que perdió de una tacada lo que hasta entonces eran sus playas y el Palacio de Congresos y la mayoría de los hoteles, radicados en el nuevo término municipal de Torremolinos. Y el censo reveló tres años después (1991) la sangría demográfica: había perdido también los 27.543 habitantes de su antiguo arrabal. Sin Torremolinos, Málaga se quedaba con 522.108 habitantes; con Torremolinos habría alcanzado 549.651, sólo 44.743 menos que entonces Zaragoza, la capital aragonesa que ahora amenaza la posición de Sevilla.

UNA NUEVA ESTRATEGIA

¿Y qué hizo la capital malagueña? Reinventarse. Quizás por mala conciencia o como compensación por haber aprobado la independencia de Torremolinos, al final de aquel mismo año de 1988 el Gobierno autonómico presidido por Borbolla acordó con el Ayuntamiento malagueño presidido por Pedro Aparicio la construcción en su término municipal de un parque tecnológico, el Parque Tecnológico de Andalucía (PTA).

Parece que no fue casualidad que el 20 de abril de 1990, es decir justo dos años antes de la inauguración de la Expo-92 de Sevilla, como para simbolizar que el PTA sería para Málaga el equivalente a la Muestra Universal para la capital sevillana, el Ayuntamiento malagueño y dos sociedades instrumentales de la Junta, la Empresa Pública del Suelo (Epsa) y la Sociedad para la Promoción y Reconversión Económica de Andalucía (Soprea), firmaran la constitución del PTA como sociedad anónima, a la que posteriormente se incorporaron como accionistas Unicaja y la Universidad de Málaga.

Construido en una finca a unos 13 kilómetros del casco urbano (otra casualidad, la misma distancia a la que se hallaba Torremolinos), el parque tecnológico se inauguró el 9 de diciembre de 1992, cuando recién finalizada la Muestra Universal en Sevilla todavía el proyecto Cartuja-93 de reutilización de los terrenos que la había acogido estaba en mantillas.

Vista del Parque Tecnológico de Andalucía (PTA), en Málaga

Mientras que en Sevilla se abogaba por un purista proyecto exclusivamente de investigación, sólo para los denominados «batas blancas» (cuando ni en toda Andalucía había laboratorios ni investigadores en número suficiente como para llenar los pabellones vacíos en las 215 hectáreas del recinto), en Málaga lo tuvieron claro desde el principio: allí las empresas que se radicaran podrían hacer de todo, desde investigar hasta fabricar, especialmente en electrónica y tecnologías de la información, los iniciales campos de especialización del PTA.

El parque malagueño fue creciendo y atrayendo cada vez mayor número de empresas. Al acabar 2019 en su recinto había 636 compañías que facturaban en conjunto más de 2.000 millones de euros y daban empleo directo a 20.000 personas (unas 50.000 se beneficiaban de su impacto indirecto).

Se estima que el PTA genera uno de cada cinco euros de la economía de la ciudad y que ha contribuido a dotarla de una imagen internacional (potenciada bajo la marca Málaga Tech) como foco de innovación al haber atraído a más de 60 empresas foráneas que se han implantado trayendo consigo a 5.000 empleados extranjeros, los cuales han aportado mayor cosmopolitismo a la urbe costasoleña.

Así pues, la apuesta por la tecnología fue el primer pilar para la nueva etapa de Málaga tras la independencia de Torremolinos.

(A título comparativo y según su Memoria de 2019, el sevillano Parque Científico y Tecnológico Cartuja, en el antiguo recinto de la Exposición Universal, alberga 523 empresas, que facturaron 2.900 millones de euros y dieron trabajo directo a 22.716 personas:https://www.pctcartuja.es/sites/default/files/memoria/Memoria_PCT_Cartuja_2019_DEF.pdf )

EL SEGUNDO PILAR

De repente, tras perder Torremolinos, Málaga se había convertido en un lugar sólo de paso, no de destino, un lugar que los visitantes cruzaban sin detenerse, camino de las playas de Torremolinos, Benalmádena, Fuengirola, Marbella, Estepona, Rincón de la Victoria, Nerja…..Y la ciudad también se reinventó en otra dimensión como un destino distinto al del turismo de sol y playa que representaban todos los municipios de su entorno, un destino para el turismo urbano y cultural. Hay que valorar en su justa medida aquella visión de hace treinta años, cuando no era lo que se “llevaba” precisamente, sino todo lo contrario.

Si hoy Málaga ha acuñado como imagen de marca el lema “capital/ciudad de museos”, es porque de los casi cuarenta museos que abren sus puertas en la ciudad, 34 se han creado desde la independencia de Torremolinos, en la mejor demostración de que detrás de esta fiebre cultural había un Plan Estratégico a largo plazo.

Pedro Aparicio, el alcalde que sufrió la segregación de Torremolinos y proyectó la Málaga del futuro

Veamos el número de museos abiertos (entre paréntesis) en Málaga tras la segregación de Torremolinos: año 1988 (1), 1989 (1), 1998 (1), 1999 (2), 2000 (1), 2002 (3), 2003 (2), 2005 (1), 2007 (1), 2008 (1), 2009 (3), 2010 (5), 2011 (3), 2013 (1), 2014 (3), 2015 (2), 2016 (1), 2018 (2). Podría argüirse que muchos de estos museos son de carácter menor, pero en conjunto aportan una enorme potencia a Málaga y a la imagen exterior que quiere proyectar al complementar la oferta de otros de mayor categoría, como los dedicados a Picasso, el Museo de Arte Contemporáneo, el del Arte Pictórico Ruso (acuerdo con los museos estatales de Rusia), la colección de la baronesa Thyssen (arrebatada a Sevilla en su momento, cuando Monteseirín decía tener el acuerdo hecho con la baronesa Carmen Cervera), el Centro Pompidou, la colección de Revello de Toro y el Museo de la Ciudad.

https://memoriasdemalaga.com/museos-malaga/

En la primavera de 2017, con motivo de la presentación de la marca ‘Málaga ciudad de museos’, uno de los invitados a aquel acto destacó en su discurso que era la única urbe andaluza que inventó un proyecto de futuro, una hoja de ruta, un plan director para las siguientes décadas: “Apostó -expresó- por el segmento turístico que más beneficios aporta a corto, medio y largo plazo a cualquier ciudad y tuvo a su favor dos cosas, buenos técnicos y políticos decididos”.

EFECTOS DE LA APUESTA

Y también se conoció un estudio sobre la oferta y demanda de los museos que realizó la empresa Turismo y Planificación de la Costa del Sol y según el cual la oferta museística malagueña era la más competitiva de España, por las siguientes razones:

-En Málaga se registraban 81,4 visitas a los museos por cada cien pernoctaciones, por delante de Valencia (55,5), Madrid (51), Barcelona (33,4) y Sevilla (21,2).

– El impacto generado por el gasto de los turistas y visitantes con motivación museística en la ciudad de Málaga rozaba entonces  los 547 millones de euros, de los que 295,3 millones (54%) se correspondían  con la producción directa que generaba esta actividad. Esta nueva demanda que se ha generado se concentra de forma especial en el comercio, la hostelería y el transporte.

-Del análisis de carga turística (relación del número de pernoctaciones y entradas museísticas) se infería que cinco de los diez primeros museos de España eran malagueños: el Centro de Arte Contemporáneo (24,7), el Museo Picasso (21,8), el Centro Pompidou (7,8), el Museo Carmen Thyssen (7,5) y la Fundación Picasso-Casa Natal (6).

El museo dedicado en su ciudad natal a Picasso

-Tomando como referencia el índice de carga residencial, la ciudad se posicionaba en segundo lugar, con 321 visitas museísticas por cada 100 habitantes, sólo superada por Barcelona (debido al efecto del museo del Fútbol Club Barcelona, el más visitado de España). Su índice de carga residencial era casi 200 puntos mayor que Sevilla, setenta puntos mayor que Valencia y treinta puntos mayor que Madrid.

-En una clasificación de destinos según el número de visitas recibidas en los ocho principales museos de cada ciudad, Málaga era el cuarto destino de España, con 1,8 millones de visitantes. Por delante se situaban  Madrid, con más de 9 millones; Barcelona, con 6,2 millones; y Valencia, con 1,9 millones.

EL COSTE ANUAL

El Ayuntamiento de Málaga viene destinando del orden de 16 millones de euros anualmente al mantenimiento y financiación (acuerdos firmados con instituciones extranjeras, por ejemplo) de los principales museos de la ciudad, como la Casa Natal de Picasso, el Centro Pompidou, el Museo Pictórico Ruso, el Centro de Arte Contemporáneo, el Thyssen, el Museo del Patrimonio, el Museo de la Ciudad, la colección Revello de Toro…. que antes de la pandemia del coronavirus recibían en conjunto unos dos millones de visitas que nutrían la planta hotelera de la ciudad.

El Centro Pompidou de Málaga

Esa cifra de visitas es la que han recibido las Setas de la Encarnación (en las que Monteseirín se gastó al menos 120 millones de euros y de cuya inauguración se cumple este año el décimo aniversario) a lo largo de siete años (un 36%, visitas de sevillanos, no de turistas), tal como vimos en este informe:

https://www.manueljesusflorencio.com/2019/06/la-sevilla-eterna-supera-a-las-setas-de-vanguardia/

Así pues, con el dinero de las Setas de la Encarnación Sevilla podría haber mantenido durante 7,5 años una oferta museística similar a la del Ayuntamiento de Málaga, esa oferta que permite a la urbe malagueña presentarse ante el mundo como «la capital/ciudad de los museos».

Y TAMBIÉN SU EQUIVALENTE A FIBES

Málaga, tras perder el de Torremolinos, tuvo que dotarse de su propio Palacio de Congresos y Exposiciones, hito que tardó en conseguir quince años desde la segregación: en 2003 se inauguró el Palacio de Ferias y Congresos (Fycma), que en tan sólo seis años acogió más de un centenar de ferias y de mil eventos.

El atractivo cultural potenció el turismo de cruceros. En 2018 atracaron en el puerto malagueño 299 cruceros, de los que desembarcaron 507.421 turistas de alto poder adquisitivo. La ciudad se convirtió así en el quinto destino de España en esa categoría. Ese mismo año atracaron en Sevilla 75 cruceros, con 15.813 viajeros.

Siete cruceros llegaron a coincidir un mismo día en el puerto malagueño

En 2019 Málaga había recuperado prácticamente la mitad de la capacidad hotelera perdida tras la independencia de Torremolinos: 11.839 plazas frente a las 22.215 de su antiguo arrabal. De hecho se convirtió en la séptima capital de provincia española por número de plazas hoteleras, sólo superada por Madrid (82.564 por entonces), Barcelona (82.393), Palma de Mallorca (48.506), Sevilla (22.386), Valencia (18.352) y Granada (14.969).

Desde su independencia, Torremolinos también ha crecido, hasta el punto de más que duplicar su población: los 27.543 habitantes reconocidos oficialmente en el censo de 1991, el primero realizado tras su segregación de la capital malagueña se han convertido en 2020 en 69.166: 41.623 más, a una media de crecimiento anual de 1.435, casi cinco veces superior a la de Sevilla.

¿Y SI….?

Si Torremolinos aún perteneciera a Málaga, la urbe de la Costa del Sol tendría hoy 647.626 habitantes, 43.769 menos que Sevilla, y como su ritmo de crecimiento demográfico es muy superior al de la capital hispalense, de mantenerse ambas ciudades en los parámetros de los últimos treinta años, Málaga con Torremolinos estaría en condiciones de igualar y superar a Sevilla en el curso de 14 o 15 años, es decir para 2035.

Aun sin Torremolinos, o justamente por causa de su pérdida, el caso de Málaga demuestra que es posible reinventarse y aplicar con éxito un nuevo modelo de ciudad pensando en el medio y largo plazos. Málaga tuvo clara una estrategia para compensar con el tiempo el impacto de la pérdida de todo lo que le supuso la independencia de su antiguo arrabal.

El coronavirus ha dejado a Sevilla sin turistas extranjeros

En la hipótesis de que Sevilla se quedara de la noche a la mañana sin Fibes, sus hoteles y un distrito equivalente al de Los Remedios, ¿cuál sería su Plan Estratégico? La hipótesis de la pérdida de Los Remedios no parece probable, pero a efectos prácticos el golpe de la pandemia del coronavirus nos ha privado prácticamente del turismo extranjero y reducido a una cuarta parte el turismo nacional

https://www.manueljesusflorencio.com/2020/10/sevilla-ha-perdido-mas-de-medio-millon-de-turistas-en-el-verano-del-coronavirus/

https://www.manueljesusflorencio.com/2020/12/espadas-el-alcalde-que-va-a-vender-la-gavidia-para-hotel-de-cinco-estrellas-habla-ahora-de-reindustrializacion-economia-digital-y-de-reducir-la-dependencia-del-turismo/

por lo que sin turistas es como si Sevilla hubiera perdido el potencial de sus hoteles y el de Fibes, como le ocurrió a Málaga al quedarse sin Torremolinos.

En caso de que los efectos del Covid 19 duren más tiempo del inicialmente esperado o de que en el futuro se presente otra pandemia con similares efectos demoledores sobre nuestro sector turístico, uno de los principales por no decir el principal pilar económico de la ciudad, ¿qué plan alternativo tenemos?

Ascua de luz

Sevilla desaprovecha la oportunidad de convertir la Feria en una mayor Fiesta de la Luz al modo de Lyon y otras 70 ciudades del mundo

La única innovación tecnológica en el Real han sido las cámaras de conteo de personas instaladas en la portada

En tan sólo las dos semanas de rigor que transcurrieron entre el final de la Semana Santa y el inicio de la Feria de Abril se ha pasado de la aplicación de las nuevas tecnologías en la primera, para convertirla en lo que Espadas llamaría un evento “smart” (inteligente), al uso de los métodos tradicionales de siempre en la segunda.

Recuérdese que en la Semana Santa más tecnologizada de la historia se emplearon vallas “antipánico”, luminarias LED de intensidad variable, cámaras especiales para el conteo de personas y el control del movimiento de las bullas, GPS en los pasos de las cofradías….

Llegó la Feria de Abril, apenas unos días después de que el alcalde presentara Sevilla Futura para convertir la ciudad en un laboratorio tecnológico, y hete aquí al delegado de Fiestas Mayores, Juan Carlos Cabrera, recurriendo a indicadores indirectos para tratar de cuantificar el número de asistentes al festejo: los kilos de basura recogidos por Lipasam, el número de viajeros transportados por los autobuses de Tussam y los vagones del Metro, los coches aparcados en el Charco de la Pava….o sea, lo mismo de cada año.

La única innovación han sido esas cámaras colocadas en la portada y que permitían contar el número de personas que pasaban por debajo, pero ¿han tenido capacidad de discernimiento? Decía Heráclito que nadie se baña dos veces en el mismo río, pero sí ha podido pasar las veces que ha querido bajo la portada de la Feria. A efectos estadísticos, ¿se han contado todas o una sola?

INNOVACIONES

¿Hasta qué punto se puede o se debe innovar en la Feria sin que pierda su esencia o haya que remitirse a la juanramoniana frase de “no la toquéis más que así es la rosa”? Lancemos algunas ideas más o menos heterodoxas al riesgo de ser descalificados por ellas y tomando como referencia la tópica expresión con la que en los periódicos se titulaba la anual portada sobre, valga la redundancia, la portada de la Feria: “ascua de luz”.

Aquí se alardea de que la Feria es una ciudad efímera que cuenta con todos los servicios de una ciudad real y con una iluminación propia compuesta por más de 200.000 bombillas, en la que destaca el “ascua de luz” de la portada. La magnífica de este año, inspirada en las antiguas casetas del Círculo Mercantil, se ha iluminado con 24.000 bombillas, pero la luz y su tonalidad han sido siempre las mismas, al igual que en todo el Real. Todo inmutable.

Si en la Semana Santa se han utilizado luminarias de intensidad variable, ¿por qué no intentar convertir la portada en un espectáculo lumínico distinto en formas y colores a lo largo de la noche para romper la monotonía? Y no sólo la portada. Podría ser todo el
Real (o una contraportada experimental junto al puente de las Delicias)  el que tuviera una iluminación cambiante que dotara al recinto de un nuevo atractivo y de ese modo convertir la Feria en una mayor  Fiesta de la Luz, al modo de la que durante varios días a partir del 8 de diciembre, Día de la Inmaculada, se celebra desde 1852 (tan sólo cinco años después de la primera Feria de Abril) en la ciudad francesa de Lyon y que atrae a centenares de miles de turistas de todo el mundo.

LYON COMO MUESTRA

Toda la ciudad de Lyon se presta a convertirse en un gran escenario en el que más de un centenar de artistas multimedia convierten los muros de sus casas, monumentos y templos (basílica de Nuestra Señora de Fourvieres, catedral de San Juan) en los lienzos sobre los que proyectar sus creaciones (véase en Youtube cualquier vídeo sobre la Fiesta de la Luz, como, por ejemplo, éste sobre la del año pasado: https://www.youtube.com/watch?time_continue=2&v=diWy8OzspAU ).

Aquéllos combinan todo tipo de recursos técnicos a partir de la luz ( rayos láser, efectos especiales, música clásica, música electrónica…) con el añadido del espejo multiplicador de las luces que realizan las láminas de agua de sus dos ríos, el Ródano y el Saona, por donde han llegado a “navegar” trirremes romanas que no eran más que fantásticos juegos de luces, de forma mucho más avanzada que en el recordado espectáculo del lago de la Expo-92. Y recordemos que nuestra Feria se celebra junto a la dársena del Guadalquivir, desaprovechada a estos efectos salvo para albergar en sus orillas el castillo de fuegos artificiales, siempre en riesgo de no ser lanzados por la lluvia, algo que “a priori” no ocurriría con un espectáculo lumínico.

Esta Fiesta de la Luz en honor de la Virgen (los lioneses, aunque cada vez menos, decoran sus ventanas con cristales multicolores iluminados con velas) puesta al servicio de la creatividad artística no es exclusiva de Lyon (en Chartres, con su fabulosa catedral, celebran la suya a lo largo de seis meses, entre la primavera y el otoño), pero ha generado allí y en su entorno toda una potente industria lumínica que da empleo a 10.000 personas.

UNA RED MUNDIAL

Por eso no es de extrañar que fuera en esta urbe francesa donde en 2002 se fundó la Red Mundial de Ciudades de Luz (Lighting Urban Community International, o LUCI, por sus siglas en inglés), en la que se han integrado los municipios que otorgan a la iluminación un papel relevante, tanto artístico como económico, y que han sabido ver en la misma una fuente de cultura y riqueza, hasta el punto de que se dotan de una especie de PGOU de la luz, como el Plan Maestro de Iluminación Escénica Arquitectónica de San Luis de Potosí (México).

LUCI otorga un premio mundial, el “The International City People Light Award’, que patrocina la multinacional holandesa Philips y que falla un jurado compuesto por expertos en la materia (técnicos, historiadores, arquitectos, escenógrafos…).

En estos dieciséis años se han integrado en la Red Mundial 70 ciudades de los cinco continentes. Antes de seguir leyendo, ¿adivinan cuáles de España han adquirido la condición de miembros de pleno derecho de este club? Pues una de ellas es la ciudad cuyos dirigentes han demostrado a lo largo de los tiempos que tienen una estrategia clara y definida de futuro,  basada en la apuesta por la cultura en todas sus expresiones y el turismo: Málaga. Así pues, Sevilla presume de su Feria con más de 200.000 luminarias y que consume electricidad equivalente a la de una ciudad de 50.000 personas, pero a la hora de la verdad quien está en foro mundial de la luz es la urbe de la Costa del Sol, que habrá hecho valer su iluminación especial navideña.

Y la otra española es Valladolid, justa ganadora del premio internacional ‘City People Light’ en 2011 por su ruta Ríos de Luz, inspirada en el río Esgueva, y que permite realizar un paseo nocturno guiado (y de pago) por una treintena de edificios históricos que se van iluminando con colores dotados de una simbología (verde azulado, rojo imperial) y que en el caso de las iglesias varían en función del calendario litúrgico (morado, blanco, rojo y verde).

FAROLILLOS

Decía el alcalde Espadas cuando presentó Sevilla Futura que sería cuestión de plantearles a las empresas avanzadas que componen dicha asociación, con proyectada sede en las antiguas naves de Renfe en el barrio de San Jerónimo,  problemas de índole urbana para que aquéllas los resolvieran aplicando la innovación y las nuevas tecnologías.

Pues podría empezar él mismo pidiéndoles una solución para que la lluvia no destroce, como ha vuelto a ocurrir este año, los farolillos a las primeras de cambio y deje el Real sin este sencillo pero vistoso exorno de papel, cuyo diseño se atribuye al pintor Gustavo Bacarisas, el cual se habría inspirado en las lámparas chinas.

Ha pasado un siglo y los farolillos siguen siendo las primeras víctimas de las inclemencias meteorológicas, como si en este tiempo no hubieran surgido nuevos materiales que permitieran confeccionarlos de una forma más resistente sin que pierdan la flexibilidad del papel.

En Valencia, por ejemplo, la Universidad Politécnica está desarrollando para las Fallas un filamento compuesto por paja de arroz y serrín con el que imprimir en 3D los clásicos ninots y resolver el problema ecológico de los arrozales (no saben cómo librarse de los tallos una vez desgranado el arroz) y del desperdicio de madera en el modelado tradicional de las figuras.

Si en Valencia la Universidad aplica el I+D+i a las Fallas no vemos por qué en Sevilla no habría de aplicarse a la Feria de Abril.

Pompidou: Málaga deja en evidencia a Zoido

Juan Ignacio Zoido ha reaccionado a la noticia de que Málaga había conseguido convertirse en la primera subsede en el extranjero del Centro Nacional de Arte y Cultura de París, más conocido como el centro Pompidou (apellido del presidente francés que lo impulsó) o como el Beaubourg y que incluye un Museo de Arte Contemporáneo, además de biblioteca, filmoteca y otras dotaciones culturales, diciendo que aunque este referente artístico mundial abra una sucursal en un cubo de cristal que se está construyendo en el puerto malagueño, “otras ciudades jamás tendrán lo que tiene Sevilla”.

El alcalde se lamentó, no obstante, de que mientras el Ayuntamiento de Málaga ha sabido invertir en tiempos de bonanza económica, “nosotros estamos pagando aún proyectos de esa época, como las Setas o Fibes, que no se pueden destinar a uso museístico”. Zoido no desaprovechó la ocasión para culpar de nuevo a la Junta, de la que dijo “está aportando poco  en Sevilla y mucho en Málaga”, y le pidió que desbloquee la construcción de un museo en las Atarazanas.

El problema para Zoido es que habiendo sido él el primero en hablar del Pompidou o su equivalente para Sevilla casi tres años antes que su homólogo y correligionario alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, éste lo ha dejado en evidencia al conseguir para su ciudad lo que Zoido ha dejado abandonado por el camino, por cambiar su propio programa electoral. Al alcalde de Sevilla le ha pasado como a esos equipos de fútbol que pierden cuando traicionan su filosofía de juego.

Tiremos de hemeroteca y echemos la vista atrás para tratar de comprender cómo es posible que Málaga le haya acabando arrebatando a Sevilla no ya sólo la idea de emular al Pompidou, sino el Pompidou original.

EL ORIGEN

El 27 de enero de 2011, Zoido eligió el estudio del artista Mundi Martín Iglesias para presentar su programa cultural para las elecciones municipales de mayo del mismo año.

En ese acto anunció que si era elegido alcalde convertiría el abandonado mercado de la Puerta de la Carne en “el centro Pompidou de Sevilla”, al que definió como “un nuevo espacio para creadores de arte contemporáneo andaluces, con talleres de formación, becas de estudio, seminarios, exposiciones y centros de estudios”.

Zoido afirmó que reconvertiría un edificio cerrado y sin uso, “que -añadió- tiene unas posibilidades de espacio y de ubicación increíbles para la cultura más emergente y vanguardista de Sevilla”, y abundó en su idea: “Aspiro a que, con el tiempo, Puerta de la Carne se convierta en el Centro de Arte Contemporáneo, con la misma filosofía que el Centro Pompidou de París”.

Cuando Zoido hizo este anuncio, las Setas de la Encarnación llevaban casi cinco años en obras, hasta el punto de que Monteseirín las inauguró ya casi acabadas el 27 de marzo de 2011 por aquello de que eran el icono de su último mandato, y el actual alcalde era consciente de las modificaciones presupuestarias que habían tenido que aprobarse en los Plenos municipales para rematarlas y que dispararon su coste a más de 100 millones de euros. Lo mismo cabe decir sobre las obras de Fibes. Por tanto, el alcalde no puede ahora llamarse a engaño sobre su promesa electoral de convertir el mercado de la Puerta de la Carne en el equivalente a un Pompidou, cuanto más de que albergara una sede del museo parisino. Esto denota una vez más la escasa seriedad de Zoido, por hacer promesas infundadas económicamente y por incumplir al menos el 70% del programa con que concurrió a las elecciones.

GOURMET ANTES QUE MUSEO

Después de que en el año 1999 los placeros del mercado, dado su deterioro, se trasladaran a la antigua estación de Cádiz, los técnicos municipales redactaron un proyecto de rehabilitación del inmueble, que fue valorado en 99 millones de pesetas (menos de 600.000 euros actuales), aunque no se ejecutó porque los comerciantes se negaron a volver,  al comprobar que tenían más y mejores clientes en su nueva ubicación y obtenían mayor rentabilidad. Aunque el coste se hubiera duplicado e incluso triplicado en los catorce años transcurridos desde entonces, la rehabilitación a un precio relativamente moderado podría haber permitido la reconversión del edificio en ese Pompidou a la sevillana prometido por Zoido.

Y, sin embargo, ¿qué ha hecho el alcalde? Pues traicionar su programa electoral y en vez de invertir fondos municipales en la restauración, obrar al revés: privatizar el antiguo mercado de la Puerta de la Carne al sacarlo a concesión -tan sólo dos semanas antes de que Málaga anunciara el fichaje del Pompidou- para su reconversión en otro mercado gourmet y reservándose para usos culturales municipales tan sólo 200 m2 del espacio y únicamente durante 73 días del año. A eso ha quedado reducida la promesa de Zoido de un Pompidou sevillano, sin que haya influido nadie (¿o también va a echarle la culpa a la Junta de Andalucía?) en su decisión: ha preferido destinar el antiguo mercado a gastronomía para ricos en vez de al arte contemporáneo.

FINANCIACIÓN

En otros proyectos (museo Picasso, por ejemplo), Zoido podría haber tenido razón al hablar de las inversiones culturales de la Junta en Málaga, pero es que en el caso del museo Pompidou se equivoca de cabo a rabo, porque se trata de un proyecto estrictamente municipal, al menos de momento. Dado que Sevilla fue incapaz de mantener sus dos Cajas de Ahorro y que la fusionada Cajasol cavó su propia tumba embarcándose en el dislate del rascacielos justo al advenimiento de la crisis inmobiliaria, el alcalde malagueño sí puede esperar que Unicaja le sufrague el 50% de la operación Pompidou, pero De la Torre ha declarado de que si no contara con ese patrocinio, el Ayuntamiento de Málaga abordará el proyecto con sus propios recursos.

¿Y cuánto le cuesta traerse el Pompidou al Ayuntamiento de la Costa del Sol? Pues un millón de euros al año por un periodo de cinco, en concepto de canon, alquiler o como queramos llamarlo. Un millón de euros en una operación de esta envergadura, con los réditos que puede reportar a la ciudad al potenciar su ya amplia oferta museística (el Picasso y el Thyssen, entre otros), no es tan gravoso. Equivale al coste del alumbrado de Navidad de Sevilla más el de instalar en el Parque de los Príncipes la cubierta de la Copa Davis. Pero, claro,  cada ciudad demuestra con sus obras y proyectos cuál es su modelo urbano y cuáles sus prioridades.

Por otra parte, Zoido ha alardeado de haber logrado superávit en las cuentas municipales, por más que invoque continuamente la ‘herencia recibida’, hasta el punto de disponer de 48 millones de euros como remanente de tesorería.

PATALETA

La reacción de Zoido a la noticia de la incorporación del Pompidou al portfolio cultural malagueño no deja de ser una pataleta y una torpeza política, tanto en su calidad de alcalde de Sevilla como de, aún, presidente del PP de Andalucía, lo que le vuelve a inhabilitar para ser el candidato de los populares a la Presidencia de la Junta al carecer de una visión global de Andalucía distante de localismos y aldeanismos.

El regidor sevillano ya se equivocó  en sus declaraciones sobre la condena carcelaria de Del Nido y ahora ha vuelto a hacerlo al decir, como el zorro sobre  las uvas supuestamente verdes en la fábula de Samaniego, que Málaga podrá tener el Pompidou pero nunca los atractivos de nuestra ciudad, cuando lo que procedía era haber felicitado a la capital de la Costa del Sol por un éxito que beneficia a todos los andaluces, incluidos los sevillanos amantes de la cultura, al poner a un tiro de piedra de Sevilla las exposiciones que canalice el Pompidou hacia Málaga. Y, además, los turistas urbanos que acudan a la Costa del Sol por el arte que allí se muestre siempre sentirán la tentación de acercarse también a nuestra ciudad, con lo que se impondría la necesidad de articular de forma inteligente y cooperativa paquetes turísticos conjuntos Málaga-Sevilla.

Contrastan las palabras de Zoido con las de Francisco de la Torre tras conocer las declaraciones de aquél: “Yo siempre me alegraré de cualquier avance en Granada, Sevilla o Córdoba, por decir alguna ciudad andaluza”.  Antes eran los políticos sevillanos los que se mostraban con altura de miras hacia Málaga frente al victimismo de los malagueños y ahora empieza a ser al revés, lo cual no deja de ser significativo a la vez que preocupante.

ATARAZANAS

Sin olvidar que fue el Ayuntamiento en que con sus continuas trabas burocráticas propició el abandono de las Atarazanas por La Caixa hace ya más de un año, Zoido sí tiene razón en exigirle a la Junta de Andalucía que presente de una vez por todas el proyecto sustitutivo al de Vázquez Consuegra que prometió por aquel entonces la Consejería de Cultura con la financiación supletoria acordada con la entidad catalana para este nuevo objetivo.

Mientras el alcalde se enfanga en polémicas urbanísticas con el Gobierno andaluz a cuenta de la interprertación del PGOU porque no ha tenido arrestos para modificarlo durante su mandato y plasmar así su modelo de ciudad (¿tiene alguno aparte de potencial el tráfico privado?), no ha sabido abanderar en todo este año la reivindicación de las Atarazanas. ¿Será porque allí no puede montar otro mercado gourmet?

Zoido entra en campaña

Las próximas elecciones municipales se celebrarán en la primavera de 2015. Falta todavía más de un año y medio, pero Zoido ha dado a finales de noviembre el pistoletazo de salida de la campaña electoral al retomar la confrontación política con la Junta de Andalucía (si es que alguna vez la dejó) con el anuncio en la víspera de que llevaría al Pleno municipal del mes pasado una moción en la que se reclamaba al Gobierno autónomo que ejecute cuanto antes las líneas pendientes del Metro (2, 3 y 4), cuyo último coste estimado es de 3.700 millones de euros.

En plena crisis económica, con recortes a la inversión en obras públicas por doquier debido a  las órdenes del Gobierno de España de reducir como sea el déficit público, el alcalde es perfectamente consciente de que exigir una inversión de 3.700 millones de euros de la Junta en Sevilla capital, cantidad que supera en diez veces el presupuesto de la Consejería de Fomento para las ocho provincias de Andalucía, equivale a pedir la Luna de Valencia. Todo da igual, en aras de mantener el discurso de que la Junta maltrata a Sevilla.

OPORTUNISMO POLÍTICO

“No queremos ser más que nadie, pero tampoco menos -volvió a decir el alcalde-. No voy a pedir imposibles ni exijo a nadie que haga promesas a sabiendas de que no va a poder cumplirlas. Pero sí reclamo que se atienda al Metro como la prioridad que es, porque no se le puede dar la espalda a Sevilla y su futuro. He sido muy prudente -añadió-, quizás más de lo aconsejable. No he querido abrir ninguna confrontación política. He tenido paciencia. Tanta que hace casi un año de mi reunión con la anterior consejera de Obras Públicas, pero Sevilla y los sevillanos no pueden esperar más”.

¡Qué casualidad! El oportunismo político de Zoido se demuestra una vez más cuando disfraza de prudencia y paciencia lo que no ha sido más que silencio calculado para no hablar del Metro a lo largo del casi año y medio en que ha ejercido también como presidente regional del PP y con el fin de no malquistarse con los alcaldes de Málaga y Granada, militantes  del PP, que aspiran a ver concluidas las obras de sus primeras líneas de Metro. Si tan defensor de Sevilla se proclama ahora, cabe preguntarse cómo no ha tenido arrestos desde julio de 2012 de enfrentarse a Málaga hablando de discriminación a Sevilla por los dineros consignados en los Presupuestos para la capital de la Costa del Sol. Sólo recupera ese discurso una vez que ya se asume por él mismo, su partido y la opinión pública que deja la Presidencia regional del PP para centrarse en exclusiva en la Alcaldía de Sevilla y le da igual lo que puedan pensar en la zona oriental de la comunidad autónoma porque ya no tiene que obrar con disimulo alguno.

SIN VISIÓN DE ANDALUCÍA

Desgraciadamente, tenemos unos políticos (y no sólo en Sevilla, sino en toda la región) tan localistas y sin visión integral de Andalucía como un todo que el mensaje de Zoido no puede ser más desvertebrador e inclusive peligroso para los propios intereses de Sevilla, ya que contribuye a alimentar el tópico del centralismo sevillano y la imagen acaparadora de nuestra ciudad en detrimento del resto de las provincias y urbes andaluzas.

Zoido trata de sembrar la idea de que sufrimos un agravio en comparación con Málaga y por causa del Gobierno autónomo cuando dice que “una cosa es limitar la inversión y otra, reducirla al cero más absoluto, mientras el Metro de Málaga recibió este año 90 millones de euros de la Junta y en 2014 tendrá 70 millones”.

Lo que calla el alcalde de Sevilla es que son las partidas necesarias para acabar la primera línea del Metro malagueño, al igual que las destinadas a rematar también la obra de la primera línea del suburbano de Granada, mientras que Sevilla lleva disfrutando de su línea 1 desde el año 2009 y la Junta ha destinado 658 millones de euros a su construcción y 48 millones en cada ejercicio desde entonces (200 millones en números redondos) en subvencionar la explotación para que a los sevillanos les cueste más barato el billete de su Metro.

Cuando Sevilla lleva cinco años y 858 millones de euros de ventaja con el Metro a Málaga y Granada, plantear la exigencia de que hay que destinar 3.700 millones a acometer las tres líneas siguientes, porque si no ello equivale a ser menos que Málaga, transmite un mensaje insolidario al resto de Andalucía y alimenta el antisevillanismo en detrimento de la propia Sevilla, que al menos debería esperar a que las otras capitales cuenten con su primera línea de Metro inaugurada para plantear el inicio de una nueva ronda de obras ferroviarias, máxime no habiendo dinero en las arcas públicas.

OLVIDO DEL GOBIERNO CENTRAL

Resalta el hecho de que Zoido sólo le reclama la inversión a la Junta de Andalucía y no al Gobierno que preside su correligionario Mariano Rajoy pese a que, según la Ley del Metro de Sevilla de 1975, el Ejecutivo de la nación debe financiar el 100% de la infraestructura ferroviaria que se construya en nuestro término municipal. Así se respetó y así se plasmó en el acuerdo de septiembre de 2005 entre el Gobierno central y el autonómico, en virtud del cual el primero pagó el 100% del trazado de la línea 1 del Metro a su paso por Sevilla (176 millones de euros) y el 33% de los tramos que se extienden hasta Dos Hermanas y el Aljarafe (42 millones), sin contar el material móvil.

El alcalde ha dicho sin mucho énfasis que “también” reclamará ayuda a Rajoy, pero subrayando a modo de excusa que el Gobierno central ya colabora con Sevilla en proyectos como la SE-35, cuando resulta que la colaboración prevista para esta carretera en los Presupuestos Generales del Estado para 2014 es de tan sólo un millón de euros. O sea, que mientras se conforma con un millón de euros de Madrid, a la Junta le exige que inicie tres líneas de Metro que cuestan 3.700 millones.

CONFIANZA DEL MERCADO

El tercer argumento de Zoido ha sido el de que la Junta debe ir de la mano con el Ayuntamiento porque aunque el Gobierno andaluz carece de dinero para obras públicas por causa de los recortes a la inversión, hay que aprovechar “la confianza y garantía que despierta el Ayuntamiento de Sevilla” para captar inversores privados que apuesten por la construcción de las tres líneas de Metro que faltan. Según Zoido, “un Metro en Sevilla es muy atractivo, siempre que no pase lo mismo que con la línea 1, en la que no se parecían en nada el proyecto y el resultado final”.

Tanta confianza suscita el Ayuntamiento entre los inversores privados que Zoido ha sido incapaz de encontrarlos para los concursos públicos que ha tenido que declarar desiertos en los casos de los aparcamientos subterráneos de Martín de Porres y el Prado de San Sebastián (unos 6 millones de euros cada uno), Museo de las Tradiciones (retirado), el Costurero de la Reina (25.000 euros anuales), la Plataforma Digital para Emprendedores (59.290 euros) y 220 VPO en la Hacienda del Rosario (3,8 millones de euros).

MODELO DE CIUDAD

Cuando se debatió en el Pleno de noviembre la moción del PP para exigir a la Junta de Andalucía el desbloqueo del Metro de Sevilla, el portavoz del PSOE, Juan Espadas, le pidió a Zoido que primero se aclare él mismo con el modelo de Metro que pretende, para luego poder elevarlo al Gobierno andaluz, al margen de que el alcalde siga sin convocar la comisión mixta Gobierno local-oposición que para el tema del Metro se acordó en septiembre de 2012 con el fin de llevar una propuesta unitaria.

Y es que después de que la Junta se gastara 17 millones de euros en la redacción de los proyectos constructivos de las líneas 2, 3 y 4, en los que intervinieron 560 profesionales de tres consorcios consultores y cuya documentación y planos ocupan 128.378 páginas contenidas en 91 cajas archivadoras, Zoido ha dado un nuevo bandazo y ha pasado de exigir la construcción de las tres líneas en subterráneo y simultáneamente a admitir ahora, consciente de que no hay dinero, que el suburbano se construya en superficie, mucho más barato.

Pero un tren en superficie no es, ni mucho menos, lo mismo que un tren bajo tierra.

Lo segundo es un Metro y lo primero, con lo que ahora se conforma el alcalde, es lisa y llanamente un tranvía.

3-4

Primer Gobierno formado por Susana tras su elección como presidenta. Aunque con la edad cada vez me han ido repateando más los localismos y todo eso de las cuotas territoriales en la Andalucía universal de Juan Ramón, contaminado por el ambiente no me resisto al morbo de escudriñar la cuna o la adscripción geopolítica de los ministrillos andaluces. Como cantaba Jeannette, el mundo me ha hecho así. Veamos. Son sevillanos, con permiso de Triana, la propia presidenta y María Jesús Montero, y pasa por asimilado a Sevilla Emilio Llera. Malagueños o asimilados a la circunscripción costasoleña son José Sánchez Maldonado, María José Sánchez Rubio, Rafael Rodríguez y Luciano Alonso. Resultado: Sevilla, 3 – Málaga, 4. ¿Agravio comparativo? ¡Qué va, todo lo contrario! ¡Es cojonudo! Después de treinta y tantos años soportando la leyenda negra del centralismo sevillano ya podremos, ¡por fin!, empezar a hablar a partir de ahora del centralismo malagueño desde la Junta contra o sobre el resto de Andalucía. Pero ¡qué lista eres (sin doble sentido, ¿eh?, que os conozco), Susana!

 

Viento del Este

La encuesta del IESA ha tenido como efecto colateral la reactivación del sector malagueño del PP, donde no ha dejado de alimentarse la rivalidad con Sevilla y lo sevillano, que ahora encarna Zoido como alcalde de la capital de Andalucía y líder regional admitido a regañadientes en la Costa del Sol.

Tras las tímidas voces que le pidieron que aclare ya si va a ser o no el candidato a la Junta en 2016, el secretario general y alcalde de Tomares, José Luis Sanz, trató de zanjar la cuestión diciendo que ese debate “no toca” y “no está abierto”, pero que él se inclinaba por 2015 o incluso 2016, “porque hasta esa fecha no hay elecciones”. “No entiendo -añadió- por qué hay que elegirlo antes”. Contra su criterio se ha pronunciado el presidente del PP malagueño, Elías Bendodo: “Cuanto antes la sociedad pueda visualizar una cara como candidato -ha dicho-, será mejor para todos”.

 

CAMBIO EN TRES MESES

 

Y aunque Bendodo pudiera tener razón, hace tan sólo tres meses coincidía plenamente con Sanz, ya que cuando en una entrevista en este mismo medio le preguntaban si creía que había ya candidato para las autonómicas, afirmaba: “Es pronto para hablar de eso. El mismo Zoido lo ha dicho. Toca reforzar el partido y marcar las estrategias de ganar para gobernar. Además, la prioridad es 2015, donde queremos seguir siendo la principal fuerza política con ese carácter municipalista”.

Desde Málaga, además, se ha abierto la veda contra Zoido al cuestionar que un alcalde de Sevilla pueda ser también candidato a la Junta, una doble condición a la que no se pusieron pegas cuando quien la reunía era la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez. Dicho de otro modo: si Zoido fuera alcalde de Jaén, por ejemplo, en Málaga no objetarían que aspirara a San Telmo. No es, pues, la oposición a la persona lo inquietante, sino a lo que representa: Sevilla.

 

A VUELTAS CON LA CAPITALIDAD

 

Y es que en la urbe de la Costa del Sol sigue existiendo fijación con Sevilla. En la entrevista citada, a Bendodo le sacaron a colación la petición de una ley de Capitalidad para Sevilla y si la veía bien. Respuesta: “Yo no sé si la ley de Capitalidad es para ahorrar o para gastar, y no están los tiempos para gastar. Cualquier ley debe servir para racionalizar los servicios públicos. Yo lo que querría es que no hubiera discriminación entre provincias y que a cada una se le reconociera su papel. No tengo ningún inconveniente en que Sevilla tenga su reconocimiento como capital cultural, pero Málaga tiene que tener también su reconocimiento como capital turística y económica y de las nuevas tecnologías, igual que Granada puede ser del conocimiento. Esto lo tiene que hacer la Junta y no tengo inconveniente en que haya un Estatuto de Capitalidad, pero que haya otro para Málaga”.

No reconoce la capitalidad política de Sevilla, sino que la limita a lo meramente cultural. Y pese a que al principio dice que no procede ley en tal sentido por inferirse que supondría un mayor gasto público, soslaya esta consecuencia si se le reconoce a Málaga no una capitalidad, sino tres: la turística, la económica y la de las nuevas tecnologías.

 

EL ESTUDIO DE LA CÁMARA

 

Para contrarrestar la capitalidad política de Sevilla y requerir, por la vía del supuesto agravio comparativo y del centralismo sevillano, un trato paritario, en Málaga se han autoconcedido el título de capital económica de Andalucía. Pero, ¿hasta qué punto es cierto ese liderazgo económico?

En el año 2009, último del que conozco datos aplicables a esta manida y superficial cuestión, la Cámara de Comercio hispalense realizó un informe sobre la posición relativa de Sevilla respecto al resto de provincias andaluzas, en el que de la comparación general entre las ocho puede deducirse otra bilateral entre Sevilla y Málaga. Este estudio se basó en datos del Instituto Nacional de Estadística para cerca de una veintena de indicadores, que vamos a enumerar con, a continuación,  la posición de Sevilla en comparación con el resto de provincias, Málaga incluida:

-Población: la 1ª.

-Producto Interior Burto (PIB): la 1ª.

-PIB per cápita: 4ª, superada por Almería, Huelva y Málaga.

-Población activa: 1ª.

-Ocupados: 1ª.

-Parados: 1ª, seguida de Málaga, pero al ser un elemento negativo el indicador en realidad favorece a esta última.

-Número de empresas: 1ª.

-Densidad empresarial: 4ª.

-Exportaciones: 2ª, pero por delante de Málaga.

-Importaciones: 3ª, pero por delante de Málaga.

-Nº de sociedades mercantiles creadas: 2ª, superada por Málaga.

-Capital suscrito por las sociedades mercantiles creadas: 1ª.

-Por número de sociedades que amplían capital: 1ª.

-Por capital ampliado: 1ª.

-Por sociedades disueltas: 5ª, por detrás de Huelva, Málaga, Almería y Granada, pero al ser un elemento negativo en realidad el indicador favorece a Sevilla.

-Por licitación oficial: 1ª.

-Por renta bruta per cápita: 4ª.

 

EJEMPLO UNIVERSITARIO

 

El estudio no deja de reconocer el comportamiento “muy dinámico”, similar o incluso superior al de Sevilla en algunas variables de la economía malagueña, pero en el conjunto general el peso económico de Sevilla sigue siendo superior al de Málaga y Sevilla aúna, por tanto, la doble condición de capital política y capital económica de Andalucía.

Pero más allá de rivalidades y localismos estériles, la estrategia que se impone en el siglo XXI es la que las escuelas de negocio denominan ‘win-win’, o sea, la de la cooperación, para que las dos ciudades ganen aliándose entre ellas en vez de arriesgarse a perder compitiendo la una contra la otra, una alianza tal como la que han forjado sus dos universidades en el proyecto conjunto ‘Andalucía Tech’: todo un ejemplo para la clase política.

 

Gol a la Junta, autogol a Sevilla

La celeridad con que Zoido (tan sólo horas después de hacerse, sonriente, la foto con los directivos de La Caixa que le comunicaron la renuncia a instalar el Caixafórum en el antiguo astillero medieval de Sevilla) envió una carta al consejero de Cultura para exigirle la rehabilitación de las Atarazanas, el plan director de usos a que se vaya a destinar el edificio y un calendario de ejecución por una consejería que, debido a los recortes, carece de capacidad inversora alguna, demuestra que el alcalde ha utilizado el monumento como arma arrojadiza contra el Gobierno autónomo, que le negó la recalificación de la Gavidia, y como un nuevo elemento de confrontación.

Dicho de otro modo, al propiciar con sus dilaciones urbanísticas la coartada que necesitaba La Caixa para desistir de su proyecto en el Arenal, Zoido, como bien ha interpretado el consejero Luciano Alonso, pensaba que le estaba metiendo un gol a la Junta de Andalucía, sin reparar en el autogol que le marca a Sevilla, ya que la ciudad pierde una inversión de 25 millones de euros en la rehabilitación de las Atarazanas, otra comprometida por La Caixa con el Gobierno autónomo de 4 millones de euros anuales durante 75 años (un total de 300 millones) y todo el efecto económico inducido que habría tenido para el casco histórico la ubicación del gran centro cultural de La Caixa en este privilegiado espacio de Sevilla.

BANDAZOS URBANÍSTICOS

La falta de criterio y de modelo de ciudad de Zoido, que ha pasado de oponerse a la torre Pelli a defenderla ante la Unesco y, ahora, a llenarla de contenido con el Caixafórum al apoyar su traslado desde las Atarazanas, se pone de manifiesto de nuevo con estos antiguos astilleros que datan del siglo XIII. El alcalde es capaz, sin inmutarse, de decir sí y no y blanco y negro a lo mismo. Cuando tan sólo unos días antes de la decisión de La Caixa trascendió que su íntimo enemigo, el alcalde malagueño Francisco de la Torre, negociaba con la entidad catalana a la vista de las pegas urbanísticas que al Caixafórum se le ponían en Sevilla, Zoido declaró: “Málaga, como siempre, que reivindique lo que le parezca oportuno, pero hay que decir que no hay otro enclave igual a las Atarazanas para desarrollar un Caixafórum”. No hay otro enclave igual, pero cuando días después La Caixa lo abandona en beneficio de su torre Pelli, a la que Zoido se oponía cuando aún no era alcalde, declara que “es un día muy importante para Sevilla”.

Sobre el proyecto de Vázquez Consuegra para las Atarazanas y sobre la figura del propio arquitecto se ha dicho de todo, tanto a favor como en contra. Los conservacionistas y la Fundación Atarazanas se han opuesto a su diseño de Caixafórum por entender que suponía la adulteración del monumento, y al final Zoido, de forma más o menos explícita, ha hecho suyo este argumento cuando dijo durante la polémica con Málaga que el proyecto “podía tener correcciones que no pusieran en peligro ni el monumento ni su entorno, declarado Patrimonio de la Humanidad”, como dando a entender que había una exigencia de modificación por parte de la Unesco tras la controversia por el rascacielos de la Cartuja.

LA UNESCO SE DESMARCA

Ese argumento ha sido rechazado de plano por Icomos, el órgano asesor de la Unesco en materia de patrimonio histórico, que al contrario que en el caso de la torre Pelli, a la que se oponía frontalmente, nunca ha llamado la atención sobre el proyecto de Vázquez Consuegra para las Atarazanas. El secretario general de Icomos España y profesor de la Hispalense, Víctor Fernández Salinas, ha declarado al respecto: “Salvo que se pretendiera hacer un rascacielos en las Atarazanas, este asunto nada tiene que ver con el Patrimonio de la Humanidad”.

Desmentido el argumento patrimonial de última hora, independientemente de lo que cada uno piense sobre el proyecto y que no es objeto de este análisis, el único intento de justificación que le ha quedado al Ayuntamiento en este tiempo para boicotear el Caixafórum en las Atarazanas  por identificarlo como un proyecto de la Junta a la que devolver políticamente el golpe por, a su juicio, el boicot del Gobierno autónomo a su proyecto de conversión de la Gavidia en un centro comercial, era de índole urbanística: si hacía falta o no la redacción de un Plan Especial previo a la concesión de la licencia de obras.

Recordemos brevemente la génesis del proyecto. Las Atarazanas estaban en manos del Ejército, que había levantado sobre sus cubiertas durante el siglo pasado una serie de instalaciones militares, cuando la Junta se las compró por algo más de 3,7 millones de euros hace una veintena de años. El Gobierno andaluz había invertido 8 millones de euros en su rehabilitación -cantidad manifiestamente insuficiente, habida cuenta la magnitud del edificio, de 7.200 m2 de planta- hasta que La Caixa, en su política de implantación en Andalucía y Sevilla frente a las Cajas sevillanas (El Monte y Caja San Fernando, unidas luego en Cajasol), se interesó por el inmueble para ubicar en el mismo un Caixafórum, a modo de escaparate de su Obra Social y Cultural. Hasta tal punto tuvo interés la entidad catalana, que la Junta modificó la ley para poder ampliarle el plazo de concesión: de 50 a 75 años.

EL PLAN ESPECIAL

Fue La Caixa, y no la Junta, la que, con las Atarazanas ya en su poder, convocó un concurso restringido de arquitectura al que invitó a diez estudios españoles, y en octubre de 2009 eligió como proyecto ganador al del sevillano Guillermo Vázquez Consuegra. El arquitecto redactor del PGOU de Sevilla, el jerezano Miguel Angel González Fustegueras, había introducido en el Plan General un mecanismo de salvaguarda para los bienes de interés cultural (BIC), con el fin de que cualquier intervención en los mismos contara siempre con la aprobación de la Junta de Andalucía  a través de la Comisión de Patrimonio. Ese mecanismo era el Plan Especial. Sin embargo, en la práctica, el Consistorio no venía exigiéndolo si comprobaba que la Junta autorizaba previamente los proyectos de rehabilitación de los BIC, como ha ocurrido con las intervenciones en el castillo de San Jorge y los conventos de Santa Paula y de las Teresas, entre otros ejemplos.

Parece obvio: si el objeto del Plan Especial es conseguir la luz verde de la Junta y ésta ya lo ha dado, no tiene sentido exigir la redacción de un Plan, con gasto añadido de tiempo y dinero, para que la Junta autorice lo que ya ha autorizado.

Cuando La Caixa tramitó la licencia de obras ante Urbanismo en octubre de 2010 y aún gobernaba Monteseirín, desde la Gerencia se le dijo que con el aval de la Junta resultaba innecesario perder medio año en redactar un Plan Especial. El proyecto de Vázquez Consuegra pasó un primer examen de la Comisión de Patrimonio del Gobierno autónomo, que le exigió al arquitecto mayores precisiones sobre las cubiertas, precisiones que fueron incorporadas al proyecto de ejecución, mucho más detallado que un Plan Especial.

INFORMES FAVORABLES

En enero de 2012, cuando Zoido llevaba ya siete meses de alcalde, el director técnico de la Gerencia de Urbanismo, Andrés Salazar, en línea con la doctrina seguida hasta entonces por el departamento, emitió un informe favorable a la tramitación de la licencia de obras “sin necesidad de redactar y tramitar un nuevo documento de planeamiento”. Es, pues, con el gobierno de Zoido cuando se ratifica que no hay necesidad de Plan Especial para otorgar la licencia al Caixafórum en las Atarazanas. Y gracias a este documento, el Colegio de Arquitectos da su visado al proyecto de Vázquez Consuegra.

Por tanto, cuando en febrero de 2012 La Caixa pide definitivamente la licencia de obras, se daban ‘a priori’ todas las condiciones favorables para otorgarla en un proceso que además es reglado y que no puede estar al capricho de los gobernantes: debe darse licencia si se cumplen las condiciones y no darse si no se cumplen. Y se cumplían en aquel entonces: visto bueno de la Comisión de Patrimonio, informe favorable de la Gerencia de Urbanismo, y visado del Colegio de Arquitectos.

Pero en paralelo o casi a continuación se van a producir varios acontecimientos que cambiarán el curso de esta historia. Por una parte, la Comisión de Patrimonio de la Junta de Andalucía se opone a la modificación del PGOU de Sevilla para avalar jurídicamente dos proyectos del Ayuntamiento presidido por Zoido: un parking subterráneo en la Alameda de Hércules y la venta de la antigua comisaría de La Gavidia para su conversión en centro comercial.

GIRO DE LOS ACONTECIMIENTOS

Casualidad, coincidencia u otra cosa, desde Urbanismo se emite otro informe, contrario al del mes de enero, en el que se concluye que La Caixa debe redactar un Plan Especial para las Atarazanas si quiere conseguir la licencia de obras, lo cual suponía una demora mínima de seis meses más. La lectura política quedaba clara: como Zoido entiende que la Junta le boicotea sus proyectos urbanísticos, el Ayuntamiento boicotea en correspondencia el proyecto del Caixafórum en un monumento propiedad de la Junta.

Y, por otra parte, el 26 de marzo de 2012 La Caixa compra Banca Cívica, y con ella Cajasol y todos sus activos -incluida la faraónica torre Pelli- por 977 millones de euros. La entidad catalana ya no necesita gastarse 25 millones de euros en las Atarazanas, más 300 millones en los próximos 75 años, para disponer de un escaparate ante Sevilla, porque Sevilla toda es ya territorio conquistado comercialmente con la absorción de su hasta entonces rival local, Cajasol.

Confluyen a partir de ese momento los dos intereses, el político de Zoido de devolverle el golpe urbanístico a la Junta, y el económico de La  Caixa de ahorrarse 325 millones de euros en las Atarazanas y de rellenar el vacío de la torre Pelli con el Caixafórum para dotarlo de un gancho comercial con el que incentivar la venta futura de oficinas en el rascacielos.

En medio, sacrificada a los intereses de unos y de otros, Sevilla.

El humo del Metro

El Consejo del Agua de la Demarcación del Guadalquivir aprobó el miércoles, tras cinco años de trabajos, el nuevo Plan Hidrológico de la cuenca hidrográfica, que ha de sustituir al vigente desde 1998. En el documento previo se contemplaba una inversión de 4.106 millones de euros, ahora reducidos a 1.738. De un plumazo, Andalucía, y sobre todo Sevilla, sufre un recorte de 2.368 millones de euros. El presidente de la Confederación Hidrográfica , Manuel Romero, dependiente del Gobierno central, ha justificado esta drástica reducción de las inversiones (un 60% menos) “por realismo” y “para adaptarse a la nueva situación económica”. Nadie ha dicho nada hasta ahora de este tijeretazo, a pesar de que su cuantía es dos veces superior al coste estimado de la línea 3 del Metro (Pino Montano-Los Bermejales).
Ese mismo día, la prensa económica adelantaba el sacrificio que Hacienda impondrá al Ministerio de Fomento en los Presupuestos Generales: una caída de la inversión en infraestructuras de entre el 15% y el 17%. No habrá dinero para nuevas carreteras ni  tampoco para el mantenimiento integral de las existentes. En el capítulo ferroviario, los esfuerzos se concentrarán sólo en la alta velocidad, uno de los pocos campos en que España exporta tecnología al mundo.
Este es el panorama real de un país al que Zapatero dejó con una deuda de 900.000 millones de euros y que está a punto  de pedir un segundo rescate.

EJERCICIO DE REALISMO

Y en este contexto se está produciendo el politizado debate posterior al anuncio de la consejera de Fomento, Elena Cortés, de que no quiere engañar a nadie con proyectos que no se pueden hacer y que por ahora queda aparcada la ampliación del Metro de Sevilla: “Hay que actuar en las infraestructuras -ha dicho- conforme al contexto económico que tenemos y a los recortes que nos imponen, que hacen que esas nuevas líneas se vayan a tener que aparcar de momento”.
Su segundo anuncio fue que, entre los transportes, tendrán prioridad las obras en ejecución, esto es, los Metros de Málaga y Granada y el tranvía de la costa de Cádiz. Si se analizan sus palabras sin prejuicios, se observa que coincide con las líneas maestras del nuevo plan de obra pública que prepara Fomento en Madrid, salvo que a última hora y por intereses políticos fuercen a Ana Pastor a cambiar sus prioridades: rematar los proyectos en ejecución y abstenerse de licitar nuevos. Por una vez, la Junta y el Gobierno coinciden en algo, aunque ello no ha evitado que el PP y el PSOE andaluces hayan acabado tirándose los trastos a la cabeza.

AGRAVIADO
Si Zoido le dio balas a Griñán cuando dijo en el Parlamento aquello de que Andalucía necesita es un rescate político, el presidente de la Junta ha hecho otro tanto con el alcalde al expresar de forma desafortunada en relación con el Metro que Sevilla era la tercera prioridad del Gobierno autónomo, por detrás de Málaga y Granada. En los ojos y oídos sólo quedó este titular y no lo que también dijo a continuación: “Los únicos que ya tienen Metro son los sevillanos”.
Como no cabe pedirles racionalidad y sentido de Estado ( y sobre todo de los dineros públicos) a unos políticos que distan mucho de aquellos de la Transición, Zoido tradujo estas palabras presidenciales en términos de discriminación a Sevilla, sin reparar en su otra condición de líder andaluz del PP que ha de comprender también la situación del resto de territorios de la comunidad y de que iba a levantar ampollas en el seno de sus propias filas en Oriente: “Ya está bien de agravios con Sevilla, de relegarla y de que se le dé la espalda. Debe recibir el mismo trato que las demás ciudades”.

RECELOS ANTISEVILLANOS

Este tipo de declaraciones sólo contribuye a alimentar la leyenda del centralismo sevillano y los recelos contra Sevilla, porque la discriminación radica en el trato igual a los desiguales. Invirtamos, siquiera en hipótesis y por un momento, la situación: si Málaga tuviera ya en funcionamiento desde hace tres años la única línea de Metro de Andalucía en la que se hubieran invertido 658 millones de euros; si la Junta hubiera dicho que sólo había dinero para rematar los suburbanos de Sevilla y Granada; y si el alcalde de Málaga hubiera montado en cólera y exigido que se licitara al mismo tiempo otra línea para la capital de la Costa del Sol porque en caso contrario se crearía un agravio comparativo, ¿qué opinaríamos en Sevilla?
Se puede objetar todo lo que se quiera, que la línea 1 de nuestro Metro se construyó con 30 años de retraso y que la red completa consta de cuatro y no sólo de una, pero la realidad es la que es, como decía el presidente de la Confederación Hidrográfica al anunciar su tijeretazo de 2.368 millones de euros. La alternativa de una colaboración público-privada como la propuesta por Zoido, que ahora suspira por que se construya siquiera un tramo de la línea 3 cuando antes exigía todas a la vez, parece difícil en un escenario donde no fluye el crédito. Y, además, tras las múltiples incidencias en las obras de la línea 1, construida por este sistema, la Junta perjuró que nunca más.
El escándalo no radica en que la consejera haya dicho la verdad de que no hay dinero para el Metro, como antes se confesó el consejero Llera con la Ciudad de la Justicia (y hasta fue aplaudido por no seguir con las falsas promesas), sino en eso de que cuando ha mirado en los cajones en busca de los nuevos proyectos no ha encontrado nada, cuando en la precampaña electoral la Junta urgía a Zoido a que eligiera cuál de las tres futuras líneas se empezaba a construir primero.
O sea, que tras aquellos anuncios sólo había humo.

Málaga, capital por un día

Cuentan las crónicas periodísticas que quinientos jornaleros, émulos de ellos o simplemente simpatizantes de la causa del alcalde de Marinaleda y diputado de IU, Juan Manuel Sánchez Gordillo, tomaron el centro de Málaga, incluida la simbólica calle Larios, en este ‘Novecento’ de Bertolucci que sus promotores del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) han convenido en llamar ‘Andalucía en pie’.

El itinerario de la marcha estuvo rodeado de un fuerte despliegue policial. Narraban los colegas que en cada negocio susceptible de ser asaltado por los manifestantes (sucursales bancarias, Cámara de Comercio, supermercados, hoteles, tiendas de telefonía…) se hallaban apostados al menos dos agentes de la Policía.

Sin embargo, como la experiencia de los seguidores de Gordillo en este tipo de actuaciones es mucho más que un grado, burlaron la vigilancia ordenada por la delegada del Gobierno, Carmen Crespo, y con una maniobra de despiste un pelotón de jornaleros ocupó una oficina de Banesto, sita en la Alameda y fuera, por tanto, del itinerario autorizado.

Al final, entre el desalojo del banco, donde se atrincheraron después de que el líder de IU, Cayo Lara, declarara que España necesita la foto de un banquero en la cárcel; una sentada y otras muestras de rebeldía, la ‘marcha obrera’ acabó como el rosario de la aurora, con once detenidos y las imágenes de la bronca en todos los telediarios y periódicos, nacionales y extranjeros.

Y digo yo que el alcalde de Málaga, el pepero Francisco de la Torre, debe estar exultante por que la larga marcha de Sánchez Gordillo en plan Mao Tse Tung con sus 500 descamisados tomara el Centro de la urbe costasoleña siquiera por un día. Además, como según De la Torre el ‘turismo de manifestaciones’ es otro beneficio para Sevilla porque al final los manifestantes “consumen, comen, beben y compran algo”, doble motivo de satisfacción para él viendo cómo echaban las persianas los comercios y los bancos al paso de los jornaleros.

Y es que así Málaga pudo sentirse como casi a diario se siente Sevilla por mor de la dichosa capitalidad de Andalucía, con el tráfico cortado por los manifestantes, el helicóptero policial sobrevolando como un ruidoso moscardón y los antidisturbios apostados ante la sede de la Presidencia de la Junta en San Telmo, la delegación correspondiente de la Consejería objeto de las iras de los contestatarios, la sede del PP en la calle San Fernando y/o la Plaza de España.

Gracias a Sánchez Gordillo y a los jornaleros del SAT, Francisco de la Torre ya sabe por fin el coste de ser la capital de Andalucía que, pese a sus esfuerzos, Zoido nunca había logrado hacerle entender.

La factura de la capitalidad

Zoido anuncia que pedirá al Parlamento andaluz una Carta de Capitalidad para Sevilla. Da así un golpe de autoridad como nuevo presidente del PP (A) frente al alcalde de Málaga e hipotético y futurible rival, Francisco de la Torre, siempre contrario a un cambio del ‘estatus’ de Sevilla. También, como nuevo líder de la Oposición, pone en un brete a Griñán. Si éste rechaza la solicitud, que implicaría dinero extra en plena crisis, Zoido puede utilizar en clave sevillana la negativa en contra de la Junta, dentro de la confrontación PP/PSOE en Andalucía. Y si Griñán accede, Zoido se apunta el tanto por haber conseguido para Sevilla lo que nunca nadie en 30 años de Autonomía. Pase lo que pase, a expensas sólo de dominar su frente interno oriental, Zoido gana políticamente con la iniciativa.

Por lo que viene filtrando, quiere por una parte que se incrementen las competencias del Ayuntamiento en seguridad ciudadana, movilidad, infraestructuras….en línea con la ley 22/2006, de 4 de julio, de Capitalidad y Régimen Especial de Madrid. Y, por otra, que la Junta compense a Sevilla por las ‘cargas extraordinarias’ que soporta por ser capital de Andalucía. ¿Y cuáles son esas cargas y el dinero a percibir?

 

Este es un tema que se presta a todo tipo de interpretaciones y cálculos. Veamos precedentes. En 2010, el Ayuntamiento de Santander encargó a dos economistas que evaluaran los costes adicionales en que incurría la ciudad por ser capital de Cantabria. La conclusión fue que la urbe pagaba cada año del orden de 14 millones de euros por los servicios como capital autonómica a las casi 30.000 personas que a diario acuden o trabajan allí.

En 2011, el Institut d´Economia de Barcelona realizó en su ‘II Informe sobre Federalismo Fiscal en España’ una estimación de la compensación que, a su juicio,  correspondería a capitales de Autonomías o provincias. Madrid encabezaba la lista con 385 millones de euros, seguida de Barcelona, con 149 millones, y Sevilla, con 87 millones. En la lista también figuraban, entre otras, Valencia, con 46 millones; Santander, con 15 millones (en línea con lo calculado por su Ayuntamiento), y Santiago de Compostela, con 12,7 millones de euros.

El Ayuntamiento sevillano alegará que sus costes extraordinarios se deben a “las exenciones tributarias, el tráfico, la seguridad, los servicios municipales e incluso por la utilización de un espacio físico por parte de las instituciones de la Junta”. Esta enumeración coincide prácticamente con los conceptos comprendidos en el estudio ‘Costes de capitalidad: el caso de Compostela’, realizado a raíz de que la ley 4/2002, de 25 de Junio, dotara a la ciudad gallega de un estatuto especial de capitalidad. Los investigadores trataban de traducir a cifras las cargas que soportaban las arcas municipales por el título de capital de Galicia.

Lo interesante de este informe, cuya conclusión final fue un coste extra de 5.507.494 euros anuales (más que duplicado en la estimación más reciente del instituto catalán), era que incluía la metodología empleada para calcular, capítulo por capítulo (y en algunos casos con complejas fórmulas matemáticas para un profano), la factura de la capitalidad gallega, por conceptos como:

-Las exenciones tributarias a los edificios (IBI) y flota de vehículos propiedad de la Xunta de Galicia, que según la ley no pagan tributos, una excepción que Zoido no admite en Sevilla, ya que él, apenas aterrizado en la Alcaldía, exigió en el Parlamento andaluz que Griñán saldase con el Ayuntamiento una deuda de 8,6 millones de euros por IBI, sello del coche y otros tributos municipales.

-Costes de congestión de las vías urbanas por el tráfico inducido por la Xunta.

-Servicios municipales de protocolo y seguridad.

-Utilización de espacio físico por las instituciones autonómicas.

-Conservación y rehabilitación del patrimonio histórico-monumental.

-Reserva de “terrenos institucionales” en el PGOU.

-Por el uso y potenciación del gallego.

-Promoción turística de la ciudad.

El estudio llega hasta el extremo de imputarle a la capitalidad el coste marginal de los efectos nocivos que producen los líquidos utilizados durante la vida útil de los automóviles cuya existencia se vincula de alguna manera, directa o indirecta, con la Xunta, “y que si no se

extrajeran cuando se desguazan pueden producir vertidos contaminantes: líquido de frenos, ácidos de las baterías, gas CFC, aceites lubricantes….”. Calcula el coste marginal de los heridos y muertos en accidentes de tráfico imputables a la capitalidad (¿?), el ruido de la circulación, el tiempo perdido en atascos….

Cualquier cosa es susceptible de ser convertida en un coste marginal para el Ayuntamiento con tal de engordar la factura, pero nunca se valora el beneficio de ese título político-administrativo. En estas Tablas Input-Output sólo hay Output. Por ejemplo, no se calcula la mayor carga de trabajo para los talleres por el desguace o reciclaje de esos automóviles. En el caso del patrimonio, ¿habría gastado el Ayuntamiento sevillano casi 60 millones de euros en restaurar San Telmo para la Junta? ¿O el Palacio de Altamira? ¿O el Coliseo? ¿O ha sido más bien al revés?

Hay sobrecostes claros como el de la seguridad y protección civil (Compostela contrató a 90 policías más) para afrontar desde actos institucionales hasta manifestaciones de protesta, pero en otros casos se riza el rizo con tal de inflar la factura, un error en que no debe incurrir Zoido, pues toda Andalucía va a mirar con lupa la minuta que presente al Parlamento en nombre de Sevilla y su capitalidad. ¿Perjuicio o privilegio?