Espadas, que ya recalificó La Raza para pisos, vende la antigua comisaría para hotel de lujo cuando hablaba en la pandemia de buscar alternativas al turismo
El Ayuntamiento se refiere a un proyecto de «usos mixtos» cuando en su mayor parte será privado o de pago
La ocurrencia de Monteseirín de comprar el edificio para abandonarlo durante 15 años le acaba costando a Sevilla casi 7 millones en el balance
La Gavidia como hotel se une a los 463 establecimientos de alojamiento que tenía Sevilla al acabar 2020
En tan sólo mes y medio el gobierno de Juan Espadas al frente del Ayuntamiento de Sevilla ha mostrado cuál es su auténtico modelo de ciudad después de haber pregonado con motivo de la crisis del coronavirus que había que buscar una alternativa a la dependencia del turismo. Primero recalificó la franja de la avenida de La(s) Raza(s) destinada a Servicios Avanzados para que el puerto dé un pelotazo con la construcción de 700 viviendas. Hito número uno, pues, más ladrillo y menos tecnología. Y ahora ha vendido la antigua comisaría de la Gavidia para un hotel de lujo en el distrito con menos equipamiento social y en la ciudad con centenares de establecimientos dedicados al alojamiento. Segundo hito, pues, más hoteles y más turismo. ¿Dónde está la alternativa?
En el último decenio Sevilla ha perdido casi mil empresas industriales, un tercio del sector
En paralelo, el número de hoteles se ha incrementado en cerca del 40%
Funcas certifica un mayor impacto de la crisis del Covid en las regiones más dependientes del turismo, como a escala local es Sevilla
Sólo desde el verano la ciudad ha dejado de recibir un millón de visitantes y el paro afecta a más de 80.000 personas desde la pandemia
El alcalde aún está a tiempo de declarar desierto el concurso de la Gavidia y destinarla a la nueva economía digital para paliar la pérdida industrial
Espadas lleva diez años repitiendo el mismo discurso sobre la rehabilitación energética de inmuebles
Beltrán Pérez pretende que con fondos europeos se ejecuten proyectos del programa con el que perdió las elecciones
El Ayuntamiento de Sevilla, a través de la sociedad municipal Contursa, ha organizado en Fibes el congreso ‘Space 5.0 Sevilla Virtual Summit’, en el que han participado una treintena de directivos de empresas de la industria aeroespacial, la innovación y la economía digital.
Según la nota de prensa oficial, el alcalde Espadas les habló, entre otros temas, de innovación, tecnologías, economía digital y economía 5.0, y de la reindustrialización de Sevilla desde un punto de vista metropolitano, que contribuya a la diversificación del tejido productivo y reduzca la dependencia de los servicios y, sobre todo, del turismo.
“Las estrategias frente a esta recesión económica provocada por la pandemia de la COVID-19 deben pasar por la sostenibilidad como elemento capital y por la transformación del tejido productivo”, ha considerado el regidor, quien además ha expuesto ante los directivos e instituciones presentes en el Space and Industrial Space 5.0 Sevilla Virtual Summit los atractivos de Sevilla como ciudad para la inversión. Entre estos, ha destacado el Parque Científico y Tecnológico Cartuja, el Puerto de Sevilla, el parque aeroespacial Aerópolis, los parques empresariales distribuidos por la ciudad, el talento emanado de las universidades sevillanas y, dentro de éstas, de la Escuela Superior de Ingenieros.
“Esta es la apuesta de ciudad. Estamos -ha dicho el alcalde en alusión a la inyección de dinero de la Unión Europea- ante una cantidad de fondos que nos permiten acelerar el proceso de transformación de nuestro sector productivo. Son oportunidades para la ciudad y para sus empresas”.
Habrá que convenir en que Espadas, como San Pablo, se ha caído del caballo y se ha convertido de la noche a la mañana en apóstol de la economía digital y de la reindustrialización, porque se trata de la misma persona que está a punto de, tras recalificarla, vender la antigua comisaría de la Gavidia para hotel de cinco estrellas y ha desechado otros usos posibles vinculados a esos de la economía digital de los que ahora se muestra un ferviente converso.
EL DEBATE SOBRE LA GAVIDIA
Casi tres años después de su celebración, he de recordar el acto que en el teatro Duque organizó Comisiones Obreras sobre ‘La Gavidia a debate. Titularidad pública para las necesidades ciudadanas’ y en el que participaron la decana del Colegio de Arquitectos, Cristina Murillo; Julián Sobrino, profesor de la Universidad Hispalense; el periodista Carlos Mármol, ex subdirector de Diario de Sevilla, y quien suscribe.
Allí, entre otros extremos, hablamos justamente de las posibilidades que para la economía digital 4.0 (Espadas, como todo buen neoconverso, ya nos ha adelantado y va por la 5.0 a juzgar por el título del congreso en el que ha intervenido) que tenía el edificio desde una óptica de estrategia de ciudad en vez de destinarlo a centro comercial (como pretendía Zoido) o a hotel (como va a hacer Espadas), no por condenar este tipo de actividades, sino porque Sevilla ya estaba entonces, y más aún ahora (inauguración posterior del macrocentro comercial Lagoh, por ejemplo) suficientemente dotada de los mismos.
Y sacamos a colación ejemplos en esa línea alternativa en otras ciudades que podían servir de referencia para Sevilla, como Bilbao, que había captado a Digipen, universidad privada especializada en videojuegos, sector que mueve más dinero que el del automóvil; Madrid, que fue a la busca de TecnoShop, cadena de centros tecnológicos con más de 10.000 asociados en todo el mundo, y Barcelona, con su red de centros de fabricación digital (FabLab) en cada uno de sus distritos, conforme a la nueva cultura «maker».
De forma premonitoria hablamos en aquel acto de no apostar, como estrategia de ciudad, por un monocultivo económico ni poner todos los huevos en la misma cesta por el riesgo que supondría que estallara la potencial burbuja turística que se estaría formando en Sevilla. Pues bien, desgraciadamente, el equivalente al estallido de la burbuja turística ha sido la aparición del coronavirus, que ha hundido al sector en todo el mundo y también en nuestra ciudad, en la que el turismo extranjero prácticamente ha desaparecido en este segundo semestre y el nacional se ha reducido enormemente, hasta el punto de que hoy sólo tenemos una cuarta parte del turismo que hace un año:
Al mismo tiempo que Juan Espadas intervenía ante los directivos reunidos en Fibes en ese congreso ‘Space and Industrial Space 5.0 Sevilla Virtual Summit’, se conocía el informe de la Fundación Funcas titulado ‘Covid-19: impacto económico y social’, según el cual la crisis económica causada por el coronavirus ha afectado especialmente a las regiones españolas más dependientes del turismo y de los servicios en general (como a escala local es el caso de nuestra ciudad), mientras que las comunidades con una economía más orientada a laindustria y la agricultura han resistido mejor: tanto una como otra han mantenido su actividad sin cambios durante gran parte de la crisis o incluso la han incrementado.
Según la reseña de El Economista, en el caso de las Islas Baleares (que por su dependencia del turismo sería equiparable a escala regional a Sevilla en el ámbito municipal) se espera una recesión del 22% en 2020, la mayor de España. Si la renta per cápita nacional media es 100, la de las Islas Baleares era un 106,5 en 2019. Las crisis del Covid provoca un desplome en este indicador hasta el 93,4, por debajo de la media de España por primera vez en la serie que publica el INE desde el año 2000.
Desde Funcas destacan que la economía balear es, con gran diferencia, la que peor ha evolucionado desde el inicio de la pandemia. Su estructura productiva es la que parte con más desventaja de todas las comunidades autónomas. Así, el peso de los sectores menos afectados por la crisis (servicios de las administraciones públicas, sector primario, industria alimentaria) es de sólo el 16%, en comparación con una media nacional del 23,8%, y al mismo tiempo, el peso de los servicios más afectados es el más alto de España, un 41,4% frente al 28,6% de media.
Los principales indicadores confirman que el impacto de la crisis sobre cada comunidad autónoma está determinado, en gran parte, por el peso de cada sector dentro de su estructura productiva, en línea con los análisis realizados al comienzo de la pandemia. Los sectores más afectados han sido servicios como hostelería, transporte y cultura, y en menor medida comercio, debido a la casi desaparición del turismo internacional y las restricciones a la actividad y a la movilidad.
En la industria, las ramas más castigadas al principio de la crisis fueron el automóvil y el textil y confección, aunque tras el confinamiento su recuperación fue muy rápida. Por el contrario, el sector primario y la industria agroalimentaria, además de los servicios de Administraciones Públicas, sanidad y educación, apenas se han resentido.
En cuanto al mercado laboral, «la caída del empleo ha sido limitada gracias a los Erte o las prestaciones extraordinarias para autónomos. No obstante, tanto el descenso de la afiliación como el recurso a dichos esquemas reflejan el mismo patrón regional diferencial». Así, las turísticas Baleares y Canarias son las comunidades donde mayor ha sido el impacto sobre el empleo, tanto por la caída en el número de afiliados como en términos de empleo efectivo (es decir, excluyendo los trabajadores en situación de Erte y los autónomos con prestación extraordinaria de la cifra total de afiliados). Murcia, Extremadura y Castilla-La Mancha son las regiones donde el volumen de empleos afectados ha sido menor según ambos criterios.
SEVILLA, OCHO MESES CON MÁS DE 80.000 PARADOS
A escala local, en Sevilla la pérdida sólo entre julio y octubre de casi un millón de turistas (en concreto 995.861) se ha traducido en que desde el estallido de la pandemia en marzo acumulemos ocho meses consecutivos con más de 80.000 parados en la ciudad, y ello pese al efecto mitigador de los Erte, sin los cuales probablemente serían más de 100.000. Esta es la consecuencia de nuestra elevada dependencia del sector turístico, que según ha dicho alguna vez el alcalde aporta entre el 17% y el 18% de la riqueza de la ciudad (estimación a ojo, ya que no existe medición oficial del Producto Interior Bruto de ningún municipio, según me ratifican dos profesores universitarios).
Vaya por delante que yo no estigmatizo de ninguna manera, sino todo lo contrario, al sector turístico, máxime habiendo publicado en Amazon tres guías turísticas. La nuestra, conforme a la Constitución, es una sociedad de libre mercado y si los inversores apuestan por abrir hoteles y/o negocios conexos en Sevilla será porque creen que ha habido -hasta la aparición de la pandemia al menos- volumen suficiente de turistas para sostener un creciente número de establecimientos. Al fin y al cabo, arriesgan su dinero, tanto para ganarlo como para perderlo, ya que la competencia y el riesgo son inherentes a la sociedad de libre mercado. Gozan, pues, de todos mis respetos, como no puede ser de otra forma.
El resultado de esta gran apuesta por el desarrollo del sector turístico local se pone de manifiesto en la evolución del número de hoteles y de plazas de alojamiento en Sevilla capital según los datos de la Delegación Provincial de la Consejería de Turismo de la Junta de Andalucía. En 2010 había en la ciudad un total de 338 establecimientos, de todas las categorías (desde pensiones hasta hoteles de cinco estrellas gran lujo); en 2020, el número es de 463, es decir 125 más y un incremento del 37% en números redondos. Y se ha pasado de 27.362 a 33.637 plazas hoteleras (incremento del 23% en números redondos).
Como, pese a lo que digan los políticos en sus declaraciones, no existen mediciones del Producto Interior Bruto de ciudades, para tratar de aproximarnos al «peso» de cada sector en Sevilla capital con datos objetivos he recurrido a la evolución del número de empresas por sectores económicos según diversos informes del Consejo Económico y Social de Sevilla (CESS) en un periodo similar (2010-2019, los últimos disponibles), para comparar así su evolución con la del número de hoteles como máximos exponentes del sector turístico:
Los números son concluyentes. En el último decenio, la ciudad de Sevilla ha perdido 968 de las 2.876 empresas industriales que tenía, es decir un tercio de su sector industrial (33,65%). Aunque también ha visto disminuido en 851 el número de firmas del sector Servicios, al que pertenece el turismo y más concretamente el subsector hotelero, la elevada cantidad de compañías de aquél (43.207 en 2010) reduce la proporción al 2% en números redondos, cifra similar al de la Construcción (76 empresas desaparecidas).
LA CENICIENTA DE LA ECONOMÍA LOCAL
Es más, a partir de 2017 se produce un acelerado proceso de recuperación en este último sector, en el que se inició la crisis de 2008 y cuyo censo de compañías se ha incrementado en 564 en tan sólo un trienio y está ya a punto de volver a la dimensión que tenía hace diez años. Se echa en falta en los informes socioeconómicos del CESS una mayor segregación en subsectores para considerar aparte el hotelero al menos o uno más amplio turístico, que no se reduce a la hostelería.
Dentro del sector Servicios destaca la pérdida «silenciosa», que no se hace notar ante la opinión pública tanto como, por ejemplo, la hostelería, de empresas del sector sanitario y educativo durante los años de la crisis económica previa a la de la pandemia del coronavirus. En este subsector han desaparecido casi tantas firmas como en la industria: 893, el doble que en el comercio (476) y el triple que en el transporte (247), mientras que en el balance del decenio hay 410 empresas más en la hostelería y 376 más en la banca y seguros. Otro subsector que ha crecido ha sido el de la información y comunicaciones, con 159 empresas más que hace diez años.
Grosso modo, en el decenio analizado ha crecido en más de un tercio el número de hoteles en Sevilla capital al tiempo que se ha reducido en otro tercio el número de empresas industriales.
Por tanto, la industria se ha convertido en la Cenicienta de la economía sevillana, que se ve desequilibrada, con una sobreponderación, como se diría en el mundo bursátil -aunque este término no está admitido aún por la Academia de la Lengua- del sector Servicios (hoteles, hostelería) y una infraponderación del sector industrial.
En una sociedad de libre mercado como la nuestra no se puede impedir por decreto que se inauguren hoteles en la ciudad ni que deje de crecer el sector turístico, pero ya que el sector privado atiende de tan eficaz manera a la demanda existente hasta la fecha (no en vano Sevilla se ha llenado de turistas), lo mínimo exigible al Ayuntamiento de Espadas es que no lo engorde aún más con operaciones como la venta de la Gavidia para un hotel de cinco estrellas y que destine en la medida de lo posible el patrimonio público existente a albergar industrias o firmas de esa economía digital a la que ahora parece, POR FIN, haberse convertido.
Al alcalde hay que reprocharle que habiendo tenido la posibilidad de destinar la Gavidia a usos alternativos como la economía digital la vaya a vender para otro hotel, cuando ya hay 463 establecimientos hoteleros en la ciudad. Tuvo la oportunidad de hacer eso que ahora proclama de «diversificar el tejido productivo y reducir la dependencia de los Servicios y, sobre todo del turismo», pero aún no la ha aprovechado y va en sentido contrario con la antigua comisaría: el de incrementar la dependencia del turismo, con la consecuencia de que cuando estalla una crisis como ésta del Covid nos ocurre lo que dice la Fundación Funcas en su informe. Su impacto es mucho mayor en una zona especializada en turismo que en una economía diversificada.
¿Y por qué se han perdido casi mil empresas industriales, un tercio del sector, en diez años y qué ha hecho el gobierno de la ciudad ante ese acelerado proceso de destrucción? ¡Si la iniciativa ‘Sevilla es industria’, que no parece que haya podido revertir la situación, fue impulsada por el sindicato Comisiones Obreras y el resto de agentes sociales en vez de por el Ayuntamiento, que es el que tendría que ir en vanguardia! ¿Cuáles son las causas de esa pérdida industrial? ¿Se ha hecho algún estudio en profundidad al respecto? Si no sabemos las causas ¿cómo podremos ponerle remedio?
DIEZ AÑOS HABLANDO DE ENERGÍA
El alcalde ha hablado ante los directivos en el congreso ‘Space and Industrial Space 5.0 Sevilla Virtual Summit’ de la rehabilitación energética de viviendas para mejorar los barrios desfavorecidos y contribuir a la lucha contra el cambio climático. Recuerdo que Espadas hizo bandera de este tema cuando era senador y líder de la oposición municipal a Zoido, hace ya casi un decenio. Yo le dediqué un primer artículo elogioso a su propuesta, que motivó incluso un encuentro entre ambos al respecto, y años después, otro titulado ‘La transición energética (de Espadas)’:
Pues bien, Espadas lleva seis años en la Alcaldía, y ¿cuál es su balance al respecto? ¿Al margen de su adhesión a proyectos de la Junta para el ámbito educativo, cuántas viviendas de la ciudad se han rehabilitado energéticamente por iniciativa municipal tras una década con el mismo discurso?
Por otra parte, el alcalde que ahora aboga públicamente por la reindustrialización y ofrece a los directivos de la economía digital el puerto, entre otros espacios, es el mismo que desde el Ayuntamiento ha impulsado la recalificación de suelo industrial del puerto para favorecer la implantación de otro centro comercial más (que bien podría ubicarse en suelos distintos mejor que aquí), Sevilla Park, lo que supondrá pérdida de suelo industrial. ¿Dónde está la coherencia en el discurso y el modo de actuar del alcalde? Es otro caso parecido al de la Gavidia, pero dado el tamaño de la operación portuaria, multiplicado por equis más.
En resumen, Espadas dice una cosa y hace otra en materia de industrialización y de reducción de la dependencia del sector Servicios y, especialmente, del turismo.
BELTRÁN PÉREZ, MÁS DE LO MISMO
La intervención del alcalde coincidió también con una reunión del líder de la oposición municipal, Beltrán Pérez (PP), con la Asociación de Empresarios del Sur de España (Cesur) para abordar la presentación de proyectos que puedan ser financiados con cargo a los fondos europeos para la reconstrucción post Covid.
El portavoz del PP ha declarado que ha enviado una carta al alcalde para proponerle la ejecución de varios proyectos del programa con el que el propio Beltrán Pérez se presentó a las pasadas elecciones municipales y que no cosechó los suficientes votos para darle la Alcaldía.
Por tanto, en este año y medio el PP local no ha concebido ninguna nueva idea y pretende de forma insólita y vicaria que Espadas ejecute parte del programa derrotado en las elecciones locales. Por ende, en ese programa y en esa carta se aspira a recuperar proyectos antiguos de otros partidos ¡contra los que en su día votó el PP! Más insólito todavía. Alguno ya los comenté en su momento en estas mismas páginas, como el de soterrar el tráfico en el Prado de San Sebastián para crear una de las mayores plazas de Europa:
El otro proyecto del que habla Beltrán en su carta al alcalde es la creación de un anillo verde por los márgenes de la ronda de circunvalación SE-30.
Aunque para el líder del PP sus proyectos sean «verdaderamente transformadores en lo social, económico y lo ecológico», dejando aparte el del pulmón verde de la SE-30 por su distinta naturaleza, los otros dos son de carácter urbanístico-constructivo (más ladrillo) y no ponen el foco en el problema de fondo que tenemos en Sevilla y que muestran los datos de evolución empresarial de los informes del CESS: la galopante destrucción de nuestra industria y la excesiva dependencia del turismo dentro del sector Servicios.
Confiemos en que, al igual que apunta Espadas en su conversión a la economía digital (¡aún está a tiempo, para demostrar su nueva fe, de declarar desierto el concurso de venta de la Gavidia y liderar su transformación para lo del 5.0!), Beltrán Pérez también haga su particular camino de Damasco y halle fuentes de inspiración para presentar un programa renovado, que no pase por repetir o reciclar proyectos antiguos de terceros que en su día ni siquiera apoyó su propio partido.
La celeridad con que Zoido (tan sólo horas después de hacerse, sonriente, la foto con los directivos de La Caixa que le comunicaron la renuncia a instalar el Caixafórum en el antiguo astillero medieval de Sevilla) envió una carta al consejero de Cultura para exigirle la rehabilitación de las Atarazanas, el plan director de usos a que se vaya a destinar el edificio y un calendario de ejecución por una consejería que, debido a los recortes, carece de capacidad inversora alguna, demuestra que el alcalde ha utilizado el monumento como arma arrojadiza contra el Gobierno autónomo, que le negó la recalificación de la Gavidia, y como un nuevo elemento de confrontación.
Dicho de otro modo, al propiciar con sus dilaciones urbanísticas la coartada que necesitaba La Caixa para desistir de su proyecto en el Arenal, Zoido, como bien ha interpretado el consejero Luciano Alonso, pensaba que le estaba metiendo un gol a la Junta de Andalucía, sin reparar en el autogol que le marca a Sevilla, ya que la ciudad pierde una inversión de 25 millones de euros en la rehabilitación de las Atarazanas, otra comprometida por La Caixa con el Gobierno autónomo de 4 millones de euros anuales durante 75 años (un total de 300 millones) y todo el efecto económico inducido que habría tenido para el casco histórico la ubicación del gran centro cultural de La Caixa en este privilegiado espacio de Sevilla.
BANDAZOS URBANÍSTICOS
La falta de criterio y de modelo de ciudad de Zoido, que ha pasado de oponerse a la torre Pelli a defenderla ante la Unesco y, ahora, a llenarla de contenido con el Caixafórum al apoyar su traslado desde las Atarazanas, se pone de manifiesto de nuevo con estos antiguos astilleros que datan del siglo XIII. El alcalde es capaz, sin inmutarse, de decir sí y no y blanco y negro a lo mismo. Cuando tan sólo unos días antes de la decisión de La Caixa trascendió que su íntimo enemigo, el alcalde malagueño Francisco de la Torre, negociaba con la entidad catalana a la vista de las pegas urbanísticas que al Caixafórum se le ponían en Sevilla, Zoido declaró: “Málaga, como siempre, que reivindique lo que le parezca oportuno, pero hay que decir que no hay otro enclave igual a las Atarazanas para desarrollar un Caixafórum”. No hay otro enclave igual, pero cuando días después La Caixa lo abandona en beneficio de su torre Pelli, a la que Zoido se oponía cuando aún no era alcalde, declara que “es un día muy importante para Sevilla”.
Sobre el proyecto de Vázquez Consuegra para las Atarazanas y sobre la figura del propio arquitecto se ha dicho de todo, tanto a favor como en contra. Los conservacionistas y la Fundación Atarazanas se han opuesto a su diseño de Caixafórum por entender que suponía la adulteración del monumento, y al final Zoido, de forma más o menos explícita, ha hecho suyo este argumento cuando dijo durante la polémica con Málaga que el proyecto “podía tener correcciones que no pusieran en peligro ni el monumento ni su entorno, declarado Patrimonio de la Humanidad”, como dando a entender que había una exigencia de modificación por parte de la Unesco tras la controversia por el rascacielos de la Cartuja.
LA UNESCO SE DESMARCA
Ese argumento ha sido rechazado de plano por Icomos, el órgano asesor de la Unesco en materia de patrimonio histórico, que al contrario que en el caso de la torre Pelli, a la que se oponía frontalmente, nunca ha llamado la atención sobre el proyecto de Vázquez Consuegra para las Atarazanas. El secretario general de Icomos España y profesor de la Hispalense, Víctor Fernández Salinas, ha declarado al respecto: “Salvo que se pretendiera hacer un rascacielos en las Atarazanas, este asunto nada tiene que ver con el Patrimonio de la Humanidad”.
Desmentido el argumento patrimonial de última hora, independientemente de lo que cada uno piense sobre el proyecto y que no es objeto de este análisis, el único intento de justificación que le ha quedado al Ayuntamiento en este tiempo para boicotear el Caixafórum en las Atarazanas por identificarlo como un proyecto de la Junta a la que devolver políticamente el golpe por, a su juicio, el boicot del Gobierno autónomo a su proyecto de conversión de la Gavidia en un centro comercial, era de índole urbanística: si hacía falta o no la redacción de un Plan Especial previo a la concesión de la licencia de obras.
Recordemos brevemente la génesis del proyecto. Las Atarazanas estaban en manos del Ejército, que había levantado sobre sus cubiertas durante el siglo pasado una serie de instalaciones militares, cuando la Junta se las compró por algo más de 3,7 millones de euros hace una veintena de años. El Gobierno andaluz había invertido 8 millones de euros en su rehabilitación -cantidad manifiestamente insuficiente, habida cuenta la magnitud del edificio, de 7.200 m2 de planta- hasta que La Caixa, en su política de implantación en Andalucía y Sevilla frente a las Cajas sevillanas (El Monte y Caja San Fernando, unidas luego en Cajasol), se interesó por el inmueble para ubicar en el mismo un Caixafórum, a modo de escaparate de su Obra Social y Cultural. Hasta tal punto tuvo interés la entidad catalana, que la Junta modificó la ley para poder ampliarle el plazo de concesión: de 50 a 75 años.
EL PLAN ESPECIAL
Fue La Caixa, y no la Junta, la que, con las Atarazanas ya en su poder, convocó un concurso restringido de arquitectura al que invitó a diez estudios españoles, y en octubre de 2009 eligió como proyecto ganador al del sevillano Guillermo Vázquez Consuegra. El arquitecto redactor del PGOU de Sevilla, el jerezano Miguel Angel González Fustegueras, había introducido en el Plan General un mecanismo de salvaguarda para los bienes de interés cultural (BIC), con el fin de que cualquier intervención en los mismos contara siempre con la aprobación de la Junta de Andalucía a través de la Comisión de Patrimonio. Ese mecanismo era el Plan Especial. Sin embargo, en la práctica, el Consistorio no venía exigiéndolo si comprobaba que la Junta autorizaba previamente los proyectos de rehabilitación de los BIC, como ha ocurrido con las intervenciones en el castillo de San Jorge y los conventos de Santa Paula y de las Teresas, entre otros ejemplos.
Parece obvio: si el objeto del Plan Especial es conseguir la luz verde de la Junta y ésta ya lo ha dado, no tiene sentido exigir la redacción de un Plan, con gasto añadido de tiempo y dinero, para que la Junta autorice lo que ya ha autorizado.
Cuando La Caixa tramitó la licencia de obras ante Urbanismo en octubre de 2010 y aún gobernaba Monteseirín, desde la Gerencia se le dijo que con el aval de la Junta resultaba innecesario perder medio año en redactar un Plan Especial. El proyecto de Vázquez Consuegra pasó un primer examen de la Comisión de Patrimonio del Gobierno autónomo, que le exigió al arquitecto mayores precisiones sobre las cubiertas, precisiones que fueron incorporadas al proyecto de ejecución, mucho más detallado que un Plan Especial.
INFORMES FAVORABLES
En enero de 2012, cuando Zoido llevaba ya siete meses de alcalde, el director técnico de la Gerencia de Urbanismo, Andrés Salazar, en línea con la doctrina seguida hasta entonces por el departamento, emitió un informe favorable a la tramitación de la licencia de obras “sin necesidad de redactar y tramitar un nuevo documento de planeamiento”. Es, pues, con el gobierno de Zoido cuando se ratifica que no hay necesidad de Plan Especial para otorgar la licencia al Caixafórum en las Atarazanas. Y gracias a este documento, el Colegio de Arquitectos da su visado al proyecto de Vázquez Consuegra.
Por tanto, cuando en febrero de 2012 La Caixa pide definitivamente la licencia de obras, se daban ‘a priori’ todas las condiciones favorables para otorgarla en un proceso que además es reglado y que no puede estar al capricho de los gobernantes: debe darse licencia si se cumplen las condiciones y no darse si no se cumplen. Y se cumplían en aquel entonces: visto bueno de la Comisión de Patrimonio, informe favorable de la Gerencia de Urbanismo, y visado del Colegio de Arquitectos.
Pero en paralelo o casi a continuación se van a producir varios acontecimientos que cambiarán el curso de esta historia. Por una parte, la Comisión de Patrimonio de la Junta de Andalucía se opone a la modificación del PGOU de Sevilla para avalar jurídicamente dos proyectos del Ayuntamiento presidido por Zoido: un parking subterráneo en la Alameda de Hércules y la venta de la antigua comisaría de La Gavidia para su conversión en centro comercial.
GIRO DE LOS ACONTECIMIENTOS
Casualidad, coincidencia u otra cosa, desde Urbanismo se emite otro informe, contrario al del mes de enero, en el que se concluye que La Caixa debe redactar un Plan Especial para las Atarazanas si quiere conseguir la licencia de obras, lo cual suponía una demora mínima de seis meses más. La lectura política quedaba clara: como Zoido entiende que la Junta le boicotea sus proyectos urbanísticos, el Ayuntamiento boicotea en correspondencia el proyecto del Caixafórum en un monumento propiedad de la Junta.
Y, por otra parte, el 26 de marzo de 2012 La Caixa compra Banca Cívica, y con ella Cajasol y todos sus activos -incluida la faraónica torre Pelli- por 977 millones de euros. La entidad catalana ya no necesita gastarse 25 millones de euros en las Atarazanas, más 300 millones en los próximos 75 años, para disponer de un escaparate ante Sevilla, porque Sevilla toda es ya territorio conquistado comercialmente con la absorción de su hasta entonces rival local, Cajasol.
Confluyen a partir de ese momento los dos intereses, el político de Zoido de devolverle el golpe urbanístico a la Junta, y el económico de La Caixa de ahorrarse 325 millones de euros en las Atarazanas y de rellenar el vacío de la torre Pelli con el Caixafórum para dotarlo de un gancho comercial con el que incentivar la venta futura de oficinas en el rascacielos.
En medio, sacrificada a los intereses de unos y de otros, Sevilla.