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Málaga le ha recortado a Sevilla una diferencia de 47.985 habitantes desde las vísperas de la Expo-92

Si no se le hubiera independizado Torremolinos estaría en condiciones de superar a Sevilla en 2035

Sin Torremolinos, Málaga perdió las playas, los hoteles, el Palacio de Congresos y 27.543 habitantes

Tuvo que inventarse un nuevo modelo de ciudad, que empezó por el Parque Tecnológico (PTA), constituido dos años antes que la Expo-92

Y continuó con el turismo urbano y cultural, apoyado en la apertura de más de 30 nuevos museos

De mero lugar de paso hacia la Costa del Sol ha logrado convertirse en un destino específico por su oferta museística

Ya ha recuperado la mitad de la planta hotelera perdida y es la quinta ciudad en turismo de cruceros

Con el coste de las Setas de la Encarnación en Sevilla el Ayuntamiento de Málaga financia durante 7 años los museos de su ciudad

Año 1991. Vísperas de la Exposición Universal. Justo antes de su glorioso 1992, Sevilla superaba a Zaragoza en 88.634 habitantes, y a Málaga, que tres años antes había sufrido la segregación de su arrabal Torremolinos, en 160.920. Veintinueve años después, Zaragoza sólo tiene 9.518 pobladores menos que la capital de Andalucía, y Málaga le ha recortado a Sevilla una diferencia de 47.985 habitantes. Si la urbe malagueña no hubiera sufrido la pérdida de Torremolinos hoy estaría en condiciones de superar demográficamente a la capital hispalense en 15 años.

Los censos y/o padrones del Instituto Nacional de Estadística tomados como única fuente demográfica de referencia reflejan que entre 1991 y 2020 la ciudad de Sevilla, que se convirtió en capital del mundo con la Exposición Universal de 1992, ha tenido un incremento de población de 8.367 habitantes, a un promedio anual de 288,5, ya que ha pasado de 683.028 almas a 691.395 en estos 29 años.

En comparación, Zaragoza ha ganado en el mismo periodo de tiempo 87.483 habitantes (diez veces más), a una media anual de 3.016,6, y al pasar de 594.394 a 681.877 se queda a tan sólo 9.518 de la capital de Andalucía y en condiciones de arrebatarle el cuarto puesto entre las grandes urbes españolas.

Vista de Málaga

Málaga, por su parte, tenía en 1991 una cifra de 522.108 personas empadronadas. Tras los últimos veintinueve años en su padrón aparecen inscritas 578.460. Ha ganado, pues, 56.352 habitantes, gracias a un crecimiento demográfico medio anual de 1.943,1. Por tanto, Zaragoza ha crecido a un ritmo diez veces superior a Sevilla, y Málaga, a un ritmo casi siete veces superior en los últimos tres decenios en números redondos.

De momento, Sevilla no se ve amenazada por Málaga, al contrario de lo que le pasa con Zaragoza, ya que la urbe de la Costa del Sol, pese a que le ha recortado 47.985 habitantes, aún tiene 112.935 de diferencia en su contra.

Ahora bien, cabria preguntarse qué le ocurriría a Sevilla si de un día para otro le quitaran prácticamente la mayor parte de su planta hotelera, el Palacio de Congresos y Exposiciones (Fibes) y un distrito más poblado aún que Los Remedios. ¿Cuántos años tardaría en recuperarse de semejante golpe a su economía y a su padrón de habitantes?

TORREMOLINOS SE FUE

Pues algo equivalente o incluso peor es lo que le sucedió a Málaga cuando la Junta de Andalucía (cuenta la leyenda que como reacción del entonces presidente autonómico, el sevillano José Rodríguez de la Borbolla, a un desaire del alcalde malagueño, su correligionario Pedro Aparicio) aprobó el 27 de septiembre de 1988 la segregación de Torremolinos -distante 13 kilómetros del centro de la urbe- de Málaga (y sigue contando la leyenda que en el Ayuntamiento malagueño estaban tan poco avisados de lo que se les venía encima que ese mismo día el alcalde Aparicio acudió con parte de su corporación a un acto en Torremolinos y que cuando llegó al edificio no había nadie para recibirle porque los habitantes del hasta entonces barrio se habían echado a la calle para festejar su conversión en municipio independiente).

La leyenda atribuye a José Rodríguez de la Borbolla la decisión de aprobar la independencia de Torremolinos

El impacto de aquella decisión político-administrativa fue demoledor para Málaga capital, que perdió de una tacada lo que hasta entonces eran sus playas y el Palacio de Congresos y la mayoría de los hoteles, radicados en el nuevo término municipal de Torremolinos. Y el censo reveló tres años después (1991) la sangría demográfica: había perdido también los 27.543 habitantes de su antiguo arrabal. Sin Torremolinos, Málaga se quedaba con 522.108 habitantes; con Torremolinos habría alcanzado 549.651, sólo 44.743 menos que entonces Zaragoza, la capital aragonesa que ahora amenaza la posición de Sevilla.

UNA NUEVA ESTRATEGIA

¿Y qué hizo la capital malagueña? Reinventarse. Quizás por mala conciencia o como compensación por haber aprobado la independencia de Torremolinos, al final de aquel mismo año de 1988 el Gobierno autonómico presidido por Borbolla acordó con el Ayuntamiento malagueño presidido por Pedro Aparicio la construcción en su término municipal de un parque tecnológico, el Parque Tecnológico de Andalucía (PTA).

Parece que no fue casualidad que el 20 de abril de 1990, es decir justo dos años antes de la inauguración de la Expo-92 de Sevilla, como para simbolizar que el PTA sería para Málaga el equivalente a la Muestra Universal para la capital sevillana, el Ayuntamiento malagueño y dos sociedades instrumentales de la Junta, la Empresa Pública del Suelo (Epsa) y la Sociedad para la Promoción y Reconversión Económica de Andalucía (Soprea), firmaran la constitución del PTA como sociedad anónima, a la que posteriormente se incorporaron como accionistas Unicaja y la Universidad de Málaga.

Construido en una finca a unos 13 kilómetros del casco urbano (otra casualidad, la misma distancia a la que se hallaba Torremolinos), el parque tecnológico se inauguró el 9 de diciembre de 1992, cuando recién finalizada la Muestra Universal en Sevilla todavía el proyecto Cartuja-93 de reutilización de los terrenos que la había acogido estaba en mantillas.

Vista del Parque Tecnológico de Andalucía (PTA), en Málaga

Mientras que en Sevilla se abogaba por un purista proyecto exclusivamente de investigación, sólo para los denominados «batas blancas» (cuando ni en toda Andalucía había laboratorios ni investigadores en número suficiente como para llenar los pabellones vacíos en las 215 hectáreas del recinto), en Málaga lo tuvieron claro desde el principio: allí las empresas que se radicaran podrían hacer de todo, desde investigar hasta fabricar, especialmente en electrónica y tecnologías de la información, los iniciales campos de especialización del PTA.

El parque malagueño fue creciendo y atrayendo cada vez mayor número de empresas. Al acabar 2019 en su recinto había 636 compañías que facturaban en conjunto más de 2.000 millones de euros y daban empleo directo a 20.000 personas (unas 50.000 se beneficiaban de su impacto indirecto).

Se estima que el PTA genera uno de cada cinco euros de la economía de la ciudad y que ha contribuido a dotarla de una imagen internacional (potenciada bajo la marca Málaga Tech) como foco de innovación al haber atraído a más de 60 empresas foráneas que se han implantado trayendo consigo a 5.000 empleados extranjeros, los cuales han aportado mayor cosmopolitismo a la urbe costasoleña.

Así pues, la apuesta por la tecnología fue el primer pilar para la nueva etapa de Málaga tras la independencia de Torremolinos.

(A título comparativo y según su Memoria de 2019, el sevillano Parque Científico y Tecnológico Cartuja, en el antiguo recinto de la Exposición Universal, alberga 523 empresas, que facturaron 2.900 millones de euros y dieron trabajo directo a 22.716 personas:https://www.pctcartuja.es/sites/default/files/memoria/Memoria_PCT_Cartuja_2019_DEF.pdf )

EL SEGUNDO PILAR

De repente, tras perder Torremolinos, Málaga se había convertido en un lugar sólo de paso, no de destino, un lugar que los visitantes cruzaban sin detenerse, camino de las playas de Torremolinos, Benalmádena, Fuengirola, Marbella, Estepona, Rincón de la Victoria, Nerja…..Y la ciudad también se reinventó en otra dimensión como un destino distinto al del turismo de sol y playa que representaban todos los municipios de su entorno, un destino para el turismo urbano y cultural. Hay que valorar en su justa medida aquella visión de hace treinta años, cuando no era lo que se “llevaba” precisamente, sino todo lo contrario.

Si hoy Málaga ha acuñado como imagen de marca el lema “capital/ciudad de museos”, es porque de los casi cuarenta museos que abren sus puertas en la ciudad, 34 se han creado desde la independencia de Torremolinos, en la mejor demostración de que detrás de esta fiebre cultural había un Plan Estratégico a largo plazo.

Pedro Aparicio, el alcalde que sufrió la segregación de Torremolinos y proyectó la Málaga del futuro

Veamos el número de museos abiertos (entre paréntesis) en Málaga tras la segregación de Torremolinos: año 1988 (1), 1989 (1), 1998 (1), 1999 (2), 2000 (1), 2002 (3), 2003 (2), 2005 (1), 2007 (1), 2008 (1), 2009 (3), 2010 (5), 2011 (3), 2013 (1), 2014 (3), 2015 (2), 2016 (1), 2018 (2). Podría argüirse que muchos de estos museos son de carácter menor, pero en conjunto aportan una enorme potencia a Málaga y a la imagen exterior que quiere proyectar al complementar la oferta de otros de mayor categoría, como los dedicados a Picasso, el Museo de Arte Contemporáneo, el del Arte Pictórico Ruso (acuerdo con los museos estatales de Rusia), la colección de la baronesa Thyssen (arrebatada a Sevilla en su momento, cuando Monteseirín decía tener el acuerdo hecho con la baronesa Carmen Cervera), el Centro Pompidou, la colección de Revello de Toro y el Museo de la Ciudad.

https://memoriasdemalaga.com/museos-malaga/

En la primavera de 2017, con motivo de la presentación de la marca ‘Málaga ciudad de museos’, uno de los invitados a aquel acto destacó en su discurso que era la única urbe andaluza que inventó un proyecto de futuro, una hoja de ruta, un plan director para las siguientes décadas: “Apostó -expresó- por el segmento turístico que más beneficios aporta a corto, medio y largo plazo a cualquier ciudad y tuvo a su favor dos cosas, buenos técnicos y políticos decididos”.

EFECTOS DE LA APUESTA

Y también se conoció un estudio sobre la oferta y demanda de los museos que realizó la empresa Turismo y Planificación de la Costa del Sol y según el cual la oferta museística malagueña era la más competitiva de España, por las siguientes razones:

-En Málaga se registraban 81,4 visitas a los museos por cada cien pernoctaciones, por delante de Valencia (55,5), Madrid (51), Barcelona (33,4) y Sevilla (21,2).

– El impacto generado por el gasto de los turistas y visitantes con motivación museística en la ciudad de Málaga rozaba entonces  los 547 millones de euros, de los que 295,3 millones (54%) se correspondían  con la producción directa que generaba esta actividad. Esta nueva demanda que se ha generado se concentra de forma especial en el comercio, la hostelería y el transporte.

-Del análisis de carga turística (relación del número de pernoctaciones y entradas museísticas) se infería que cinco de los diez primeros museos de España eran malagueños: el Centro de Arte Contemporáneo (24,7), el Museo Picasso (21,8), el Centro Pompidou (7,8), el Museo Carmen Thyssen (7,5) y la Fundación Picasso-Casa Natal (6).

El museo dedicado en su ciudad natal a Picasso

-Tomando como referencia el índice de carga residencial, la ciudad se posicionaba en segundo lugar, con 321 visitas museísticas por cada 100 habitantes, sólo superada por Barcelona (debido al efecto del museo del Fútbol Club Barcelona, el más visitado de España). Su índice de carga residencial era casi 200 puntos mayor que Sevilla, setenta puntos mayor que Valencia y treinta puntos mayor que Madrid.

-En una clasificación de destinos según el número de visitas recibidas en los ocho principales museos de cada ciudad, Málaga era el cuarto destino de España, con 1,8 millones de visitantes. Por delante se situaban  Madrid, con más de 9 millones; Barcelona, con 6,2 millones; y Valencia, con 1,9 millones.

EL COSTE ANUAL

El Ayuntamiento de Málaga viene destinando del orden de 16 millones de euros anualmente al mantenimiento y financiación (acuerdos firmados con instituciones extranjeras, por ejemplo) de los principales museos de la ciudad, como la Casa Natal de Picasso, el Centro Pompidou, el Museo Pictórico Ruso, el Centro de Arte Contemporáneo, el Thyssen, el Museo del Patrimonio, el Museo de la Ciudad, la colección Revello de Toro…. que antes de la pandemia del coronavirus recibían en conjunto unos dos millones de visitas que nutrían la planta hotelera de la ciudad.

El Centro Pompidou de Málaga

Esa cifra de visitas es la que han recibido las Setas de la Encarnación (en las que Monteseirín se gastó al menos 120 millones de euros y de cuya inauguración se cumple este año el décimo aniversario) a lo largo de siete años (un 36%, visitas de sevillanos, no de turistas), tal como vimos en este informe:

https://www.manueljesusflorencio.com/2019/06/la-sevilla-eterna-supera-a-las-setas-de-vanguardia/

Así pues, con el dinero de las Setas de la Encarnación Sevilla podría haber mantenido durante 7,5 años una oferta museística similar a la del Ayuntamiento de Málaga, esa oferta que permite a la urbe malagueña presentarse ante el mundo como «la capital/ciudad de los museos».

Y TAMBIÉN SU EQUIVALENTE A FIBES

Málaga, tras perder el de Torremolinos, tuvo que dotarse de su propio Palacio de Congresos y Exposiciones, hito que tardó en conseguir quince años desde la segregación: en 2003 se inauguró el Palacio de Ferias y Congresos (Fycma), que en tan sólo seis años acogió más de un centenar de ferias y de mil eventos.

El atractivo cultural potenció el turismo de cruceros. En 2018 atracaron en el puerto malagueño 299 cruceros, de los que desembarcaron 507.421 turistas de alto poder adquisitivo. La ciudad se convirtió así en el quinto destino de España en esa categoría. Ese mismo año atracaron en Sevilla 75 cruceros, con 15.813 viajeros.

Siete cruceros llegaron a coincidir un mismo día en el puerto malagueño

En 2019 Málaga había recuperado prácticamente la mitad de la capacidad hotelera perdida tras la independencia de Torremolinos: 11.839 plazas frente a las 22.215 de su antiguo arrabal. De hecho se convirtió en la séptima capital de provincia española por número de plazas hoteleras, sólo superada por Madrid (82.564 por entonces), Barcelona (82.393), Palma de Mallorca (48.506), Sevilla (22.386), Valencia (18.352) y Granada (14.969).

Desde su independencia, Torremolinos también ha crecido, hasta el punto de más que duplicar su población: los 27.543 habitantes reconocidos oficialmente en el censo de 1991, el primero realizado tras su segregación de la capital malagueña se han convertido en 2020 en 69.166: 41.623 más, a una media de crecimiento anual de 1.435, casi cinco veces superior a la de Sevilla.

¿Y SI….?

Si Torremolinos aún perteneciera a Málaga, la urbe de la Costa del Sol tendría hoy 647.626 habitantes, 43.769 menos que Sevilla, y como su ritmo de crecimiento demográfico es muy superior al de la capital hispalense, de mantenerse ambas ciudades en los parámetros de los últimos treinta años, Málaga con Torremolinos estaría en condiciones de igualar y superar a Sevilla en el curso de 14 o 15 años, es decir para 2035.

Aun sin Torremolinos, o justamente por causa de su pérdida, el caso de Málaga demuestra que es posible reinventarse y aplicar con éxito un nuevo modelo de ciudad pensando en el medio y largo plazos. Málaga tuvo clara una estrategia para compensar con el tiempo el impacto de la pérdida de todo lo que le supuso la independencia de su antiguo arrabal.

El coronavirus ha dejado a Sevilla sin turistas extranjeros

En la hipótesis de que Sevilla se quedara de la noche a la mañana sin Fibes, sus hoteles y un distrito equivalente al de Los Remedios, ¿cuál sería su Plan Estratégico? La hipótesis de la pérdida de Los Remedios no parece probable, pero a efectos prácticos el golpe de la pandemia del coronavirus nos ha privado prácticamente del turismo extranjero y reducido a una cuarta parte el turismo nacional

https://www.manueljesusflorencio.com/2020/10/sevilla-ha-perdido-mas-de-medio-millon-de-turistas-en-el-verano-del-coronavirus/

https://www.manueljesusflorencio.com/2020/12/espadas-el-alcalde-que-va-a-vender-la-gavidia-para-hotel-de-cinco-estrellas-habla-ahora-de-reindustrializacion-economia-digital-y-de-reducir-la-dependencia-del-turismo/

por lo que sin turistas es como si Sevilla hubiera perdido el potencial de sus hoteles y el de Fibes, como le ocurrió a Málaga al quedarse sin Torremolinos.

En caso de que los efectos del Covid 19 duren más tiempo del inicialmente esperado o de que en el futuro se presente otra pandemia con similares efectos demoledores sobre nuestro sector turístico, uno de los principales por no decir el principal pilar económico de la ciudad, ¿qué plan alternativo tenemos?

Sevilla, cada vez más amenazada de «sorpasso» demográfico por Zaragoza

En el año posterior a la Expo, Sevilla tenía 106.546 habitantes más que la capital de Aragón

En los veintisiete años transcurridos desde entonces Zaragoza se queda a tan sólo 9.518 habitantes de Sevilla

De mantenerse la misma tendencia actual, Zaragoza adelantará a Sevilla entre 2023 y 2025

El Ayuntamiento no ha invertido en los sistemas generales para nuevos barrios que permitan construir VPO

Sin más viviendas protegidas es difícil que la ciudad pueda crecer al mismo ritmo demográfico que Zaragoza

La Junta de Gobierno ha destinado parcelas de Palmas Altas a aparcamientos al no haber desarrollado todavía el suelo previsto en el PGOU de 2006

La revisión oficial de los padrones municipales de España por el Instituto Nacional de Estadística a 1 de enero de 2020 ha reflejado el primer crecimiento demográfico de Sevilla capital desde 2010, cuando la ciudad contaba con 704.198 habitantes, pero los 2.803 recuperados en el último año (se ha pasado de 688.592 en 2019 a 691.395) son insuficientes para defender el cuarto puesto como mayor urbe de España ante el ritmo de Zaragoza, que ha pasado de 674.997 a 681.877 en el mismo periodo y ya se sitúa a menos de diez mil de la capital andaluza.

La evolución de la capital aragonesa, la única ciudad que junto a Sevilla albergó durante el pasado siglo una Gran Exposición (aunque en su caso la dedicada al agua en 1998 no tenía el carácter universal -la máxima categoría- de la hispalense, sino sólo internacional o especializada), es sencillamente impresionante, como demuestran algunas cifras.

El impulso de las grandes obras de infraestructura realizadas para el 92 y la propia celebración de la Muestra Universal provocaron que en 1993, al año siguiente de la Expo, Sevilla alcanzara y superara los 700.000 habitantes censados, concretamente 707.438. En ese mismo año, Zaragoza también alcanzó su particular nuevo hito: los 600.000, concretamente 600.892.

En aquel entonces, hace poco más de un cuarto de siglo (27 años), Sevilla tenía 106.546 habitantes más que Zaragoza. Al cabo de ese tiempo, la ventaja demográfica de la capital andaluza se ha reducido a menos de diez mil: 9.518.

EVOLUCIÓN EN UN CUARTO DE SIGLO

Los números hablan por sí solos: Sevilla tiene 16.043 habitantes menos que cuando acabó la Expo y Zaragoza tiene 80.985 más. La suma de los habitantes perdidos por Sevilla y de los ganados por Zaragoza arroja 97.028. Y es que mientras la capital andaluza ha perdido en el balance global de los últimos veintisiete años población a una media anual de 594 personas, Zaragoza la ha ganado, a un promedio de 3.521 habitantes por año.

De las tres grandes ciudades españolas que se disputan la tercera plaza del país tras Madrid y Barcelona como urbes más pobladas, Zaragoza es la que, tomando 1992 como referencia, menos población ha perdido en un año respecto del precedente: tan sólo en cinco (1996, 2011, 2014, 2015 y 2016). Por el contrario, Sevilla es la metrópolis con más años de las tres en los que perdió población respecto del año anterior: 14, lo que significa que prácticamente en un año de cada dos nuestra ciudad registra caída poblacional (1996, 2000, 2004, 2005, 2007, 2011, 2012, 2013, 2014, 2015, 2016, 2017, 2018, 2019). Valencia está en la misma onda que Sevilla, aunque su gran ventaja demográfica respecto de las otras dos le permite mantenerse cómodamente en la tercera plaza. La capital levantina ha perdido población en 12 de los 28 años analizados (1995, 1996, 1998, 2000, 2007, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2015, 2017).

Zaragoza, con la basílica del Pilar en primer plano y el río Ebro

Cuando se observan las series demográficas se comprueba el impacto de la crisis económica que estalló en 2008 en las tres urbes: cuatro de los cinco años de regresión demográfica de Zaragoza están comprendidos entre 2011 y 2016. Nueve de los catorce años negativos de Sevilla se registran entre 2011 y 2019. Siete de los peores años de Valencia aparecen entre 2010 y 2017. La diferencia es que antes de la crisis de 2008 Zaragoza sólo registró un año con crecimiento negativo (1996) y que Sevilla y Valencia sufrieron regresiones demográficas también antes de la crisis de 2008.

A la fecha actual, ninguna de las tres ciudades ha vuelto a recuperar su máximo número de habitantes. Sevilla lo alcanzó en 1995, tan sólo tres después de celebrada la Exposición Universal, cuando llegó a 719.588, según Foro Ciudad. Valencia lo hizo en 2009, cuando tuvo un censo de 814.208, y Zaragoza llegó a los 682.004 en 2013. Ahora bien, la capital aragonesa es la que está más cerca de recuperar su máximo nivel poblacional. Con el padrón de 2020 se ha quedado a tan sólo 127 habitantes de distancia. Sevilla tendría que ganar 28.193 habitantes para igualar los que tuvo en 1995. Valencia, por su parte, se ha quedado a 13.993 de los 814.208 que tuvo hace once años.

HITOS ANUALES

El siguiente cuadro nos permite apreciar mejor la evolución de las tres ciudades a partir de unos años-hito: 1992, por ser el año de la Expo en Sevilla; 1993, cuando Sevilla alcanza y supera los 700.000 habitantes y Zaragoza los 600.000; 1995, cuando Sevilla alcanza su máxima población (719.588); 2000, cambio de decenio; 2009, cuando Valencia logra los 814.208; 2010, cambio de decenio; 2013, cuando Zaragoza alcanza su máxima población (682.004), y 2018-2020, el último trienio.

Fuentes: INE para los datos posteriores a 1996; Foro Ciudad, para los anteriores

En cada nuevo decenio Zaragoza ha ido recortando la diferencia con Sevilla. En el año 2000, Sevilla todavía aventajaba a la capital aragonesa en 96.085 habitantes. Estamos hablando de hace tan sólo veinte años. Un decenio después, en 2010, la ventaja sevillana se había reducido a 29.077 habitantes. Y al cabo de otra década, la del nefasto 2020 del coronavirus, la ventaja poblacional sevillana se ha visto reducida a 9.518.

Aunque Sevilla ha vuelto a ganar población en 2020, si lo siguiera haciendo a razón de esos casi tres millares anualmente, no le sería suficiente para contener el impulso demográfico de los últimos años de la capital aragonesa, que en tan sólo cuatro ejercicios ha ganado más de veinte mil habitantes. A tal ritmo, el «sorpasso» poblacional de Zaragoza a Sevilla podría producirse entre 2023 y 2025.

TRIUNFALISMO EXCESIVO

El gobierno local hispalense ha celebrado con triunfalismo el positivo dato de habitantes de este 2020, primer año en los últimos diez en que la ciudad no pierde población, sino que la gana. El portavoz municipal y delegado de Urbanismo, Antonio Muñoz, ha declarado de forma inexacta que «la evolución de la población durante los últimos años constata la tendencia de crecimiento con nuevas promociones de vivienda, proyectos de envergadura, inversiones y generación de puestos de trabajo».

Habla de forma inexacta al expresarse en plural porque de hecho esa tendencia positiva sólo se ha registrado en el último año y no en los nueve anteriores, y también porque, pandemia mediante, desgraciadamente hemos vuelto a superar los 80.000 parados (81.996 en noviembre).

Antonio Muñoz, delegado de Urbanismo

El delegado de Urbanismo destacó posteriormente la contribución de los nuevos desarrollos urbanísticos y las promociones de viviendas privadas por toda la ciudad. Efectivamente, se trata esencialmente de viviendas de renta libre, ya que desde hace años el Ayuntamiento no invierte en el desarrollo de los sistemas generales de terrenos para los que los promotores inmobiliarios abonaron, mediante los típicos convenios urbanístico de la época de las vacas gordas, el dinero necesario. Un dinero que, como se recordará, Monteseirín se gastó en buena parte en las Setas de la Encarnación y en otros proyectos en lo que él denominaba «la ciudad consolidada» en vez de en los nuevos barrios de la ciudad.

Para decirlo con mayor precisión, Monteseirin se gastó la mayor parte de las cantidades abonadas por los titulares de suelos a desarrollar en «sistemas generales» (consiguió un dictamen favorable del Consejo Consultivo a su despilfarro en las Setas) pero no en los sistemas generales que son imprescindibles para desarrollar urbanísticamente los suelos urbanizables del PGOU.

En éstos, la normativa obliga a reservar suelo para, como mínimo, el 30% de la edificabilidad residencial y destinarlo a viviendas protegidas. La mayor parte de las previsiones de estas viviendas se encuentran en suelos pendientes de desarrollo urbanístico y éste no podrá ejecutarse porque el Ayuntamiento no prevé partida alguna en inversiones para ejecución de sistemas generales previstos en el PGOU. Como ejemplo, los dos últimos Presupuestos municipales, en los que se consignan cifras menores y destinadas a abonar deudas pendientes y no a ejecutar nuevas infraestructuras o servicios.

Es la pescadilla que se muerde la cola: sin inversión municipal no hay sistemas generales (el sector privado, los constructores, ya aportó su parte, aunque se utilizara en «otros» sistemas generales), y sin sistemas generales no hay desarrollo urbanístico, es decir no hay suelo preparado para edificar y, por tanto, no hay viviendas de protección oficial asequibles para retener/atraer población en la ciudad.

EL EJEMPLO DE PALMAS ALTAS

Un ejemplo demostrativo lo hemos tenido el mismo día en que se conocía la cifra del último padrón. La Junta de Gobierno ha aprobado la licitación de dos parcelas municipales (16.000 m2 de superficie) ubicadas en la zona de Palmas Altas para su uso como aparcamientos provisionales en superficie «mientras se desarrollan urbanísticamente estos suelos, momento en los que se impulsarán los equipamientos programados».

Monteseirín, haciéndose un selfie en «sus» Setas de la Encarnación, donde gastó parte del dinero del PGOU

Los equipamientos están programados desde el PGOU de 2006, pero al cabo de catorce años el Ayuntamiento sigue sin desarrollar urbanísticamente los suelos de Palmas Altas Sur y, sin desarrollo urbanístico, sin ejecución de los sistemas generales, los solares cercanos sólo se van a poder usar como aparcamientos, no como equipamiento de apoyo a los nuevos barrios que deberían alzarse en el entorno.

Y como no hay nuevos barrios, no habrá viviendas de protección; y como no habrá viviendas de protección para los 12.000 demandantes en lista de espera, pues será difícil que sigan esperando y que no se vayan al Aljarafe y que la población sevillana crezca en la misma proporción que la de Zaragoza, la cual tendrá cada vez más fácil dar el «sorpasso» a Sevilla.

Mutatis mutandis, lo que ocurre en Palmas Altas con la falta de desarrollo urbanístico reconocido en nota oficial por el Ayuntamiento, es lo mismo que ocurre en esos otros suelos citados anteriormente, como Hacienda del Buen Aire y Santa Bárbara.

Y ya que, como reza el dicho sobre la patrona de los mineros, sólo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena, veremos si merced al trueno de la amenaza de «sorpasso» de Zaragoza el Ayuntamiento se motiva para invertir en la ejecución de los sistemas generales, condición «sine qua non» para los nuevos desarrollos urbanísticos y que se pueda construir vivienda protegida en número suficiente, lo cual es también una forma de reactivación económica para paliar el impacto del coronavirus.