Sevilla, cada vez más amenazada de «sorpasso» demográfico por Zaragoza

En el año posterior a la Expo, Sevilla tenía 106.546 habitantes más que la capital de Aragón

En los veintisiete años transcurridos desde entonces Zaragoza se queda a tan sólo 9.518 habitantes de Sevilla

De mantenerse la misma tendencia actual, Zaragoza adelantará a Sevilla entre 2023 y 2025

El Ayuntamiento no ha invertido en los sistemas generales para nuevos barrios que permitan construir VPO

Sin más viviendas protegidas es difícil que la ciudad pueda crecer al mismo ritmo demográfico que Zaragoza

La Junta de Gobierno ha destinado parcelas de Palmas Altas a aparcamientos al no haber desarrollado todavía el suelo previsto en el PGOU de 2006

La revisión oficial de los padrones municipales de España por el Instituto Nacional de Estadística a 1 de enero de 2020 ha reflejado el primer crecimiento demográfico de Sevilla capital desde 2010, cuando la ciudad contaba con 704.198 habitantes, pero los 2.803 recuperados en el último año (se ha pasado de 688.592 en 2019 a 691.395) son insuficientes para defender el cuarto puesto como mayor urbe de España ante el ritmo de Zaragoza, que ha pasado de 674.997 a 681.877 en el mismo periodo y ya se sitúa a menos de diez mil de la capital andaluza.

La evolución de la capital aragonesa, la única ciudad que junto a Sevilla albergó durante el pasado siglo una Gran Exposición (aunque en su caso la dedicada al agua en 1998 no tenía el carácter universal -la máxima categoría- de la hispalense, sino sólo internacional o especializada), es sencillamente impresionante, como demuestran algunas cifras.

El impulso de las grandes obras de infraestructura realizadas para el 92 y la propia celebración de la Muestra Universal provocaron que en 1993, al año siguiente de la Expo, Sevilla alcanzara y superara los 700.000 habitantes censados, concretamente 707.438. En ese mismo año, Zaragoza también alcanzó su particular nuevo hito: los 600.000, concretamente 600.892.

En aquel entonces, hace poco más de un cuarto de siglo (27 años), Sevilla tenía 106.546 habitantes más que Zaragoza. Al cabo de ese tiempo, la ventaja demográfica de la capital andaluza se ha reducido a menos de diez mil: 9.518.

EVOLUCIÓN EN UN CUARTO DE SIGLO

Los números hablan por sí solos: Sevilla tiene 16.043 habitantes menos que cuando acabó la Expo y Zaragoza tiene 80.985 más. La suma de los habitantes perdidos por Sevilla y de los ganados por Zaragoza arroja 97.028. Y es que mientras la capital andaluza ha perdido en el balance global de los últimos veintisiete años población a una media anual de 594 personas, Zaragoza la ha ganado, a un promedio de 3.521 habitantes por año.

De las tres grandes ciudades españolas que se disputan la tercera plaza del país tras Madrid y Barcelona como urbes más pobladas, Zaragoza es la que, tomando 1992 como referencia, menos población ha perdido en un año respecto del precedente: tan sólo en cinco (1996, 2011, 2014, 2015 y 2016). Por el contrario, Sevilla es la metrópolis con más años de las tres en los que perdió población respecto del año anterior: 14, lo que significa que prácticamente en un año de cada dos nuestra ciudad registra caída poblacional (1996, 2000, 2004, 2005, 2007, 2011, 2012, 2013, 2014, 2015, 2016, 2017, 2018, 2019). Valencia está en la misma onda que Sevilla, aunque su gran ventaja demográfica respecto de las otras dos le permite mantenerse cómodamente en la tercera plaza. La capital levantina ha perdido población en 12 de los 28 años analizados (1995, 1996, 1998, 2000, 2007, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2015, 2017).

Zaragoza, con la basílica del Pilar en primer plano y el río Ebro

Cuando se observan las series demográficas se comprueba el impacto de la crisis económica que estalló en 2008 en las tres urbes: cuatro de los cinco años de regresión demográfica de Zaragoza están comprendidos entre 2011 y 2016. Nueve de los catorce años negativos de Sevilla se registran entre 2011 y 2019. Siete de los peores años de Valencia aparecen entre 2010 y 2017. La diferencia es que antes de la crisis de 2008 Zaragoza sólo registró un año con crecimiento negativo (1996) y que Sevilla y Valencia sufrieron regresiones demográficas también antes de la crisis de 2008.

A la fecha actual, ninguna de las tres ciudades ha vuelto a recuperar su máximo número de habitantes. Sevilla lo alcanzó en 1995, tan sólo tres después de celebrada la Exposición Universal, cuando llegó a 719.588, según Foro Ciudad. Valencia lo hizo en 2009, cuando tuvo un censo de 814.208, y Zaragoza llegó a los 682.004 en 2013. Ahora bien, la capital aragonesa es la que está más cerca de recuperar su máximo nivel poblacional. Con el padrón de 2020 se ha quedado a tan sólo 127 habitantes de distancia. Sevilla tendría que ganar 28.193 habitantes para igualar los que tuvo en 1995. Valencia, por su parte, se ha quedado a 13.993 de los 814.208 que tuvo hace once años.

HITOS ANUALES

El siguiente cuadro nos permite apreciar mejor la evolución de las tres ciudades a partir de unos años-hito: 1992, por ser el año de la Expo en Sevilla; 1993, cuando Sevilla alcanza y supera los 700.000 habitantes y Zaragoza los 600.000; 1995, cuando Sevilla alcanza su máxima población (719.588); 2000, cambio de decenio; 2009, cuando Valencia logra los 814.208; 2010, cambio de decenio; 2013, cuando Zaragoza alcanza su máxima población (682.004), y 2018-2020, el último trienio.

Fuentes: INE para los datos posteriores a 1996; Foro Ciudad, para los anteriores

En cada nuevo decenio Zaragoza ha ido recortando la diferencia con Sevilla. En el año 2000, Sevilla todavía aventajaba a la capital aragonesa en 96.085 habitantes. Estamos hablando de hace tan sólo veinte años. Un decenio después, en 2010, la ventaja sevillana se había reducido a 29.077 habitantes. Y al cabo de otra década, la del nefasto 2020 del coronavirus, la ventaja poblacional sevillana se ha visto reducida a 9.518.

Aunque Sevilla ha vuelto a ganar población en 2020, si lo siguiera haciendo a razón de esos casi tres millares anualmente, no le sería suficiente para contener el impulso demográfico de los últimos años de la capital aragonesa, que en tan sólo cuatro ejercicios ha ganado más de veinte mil habitantes. A tal ritmo, el «sorpasso» poblacional de Zaragoza a Sevilla podría producirse entre 2023 y 2025.

TRIUNFALISMO EXCESIVO

El gobierno local hispalense ha celebrado con triunfalismo el positivo dato de habitantes de este 2020, primer año en los últimos diez en que la ciudad no pierde población, sino que la gana. El portavoz municipal y delegado de Urbanismo, Antonio Muñoz, ha declarado de forma inexacta que «la evolución de la población durante los últimos años constata la tendencia de crecimiento con nuevas promociones de vivienda, proyectos de envergadura, inversiones y generación de puestos de trabajo».

Habla de forma inexacta al expresarse en plural porque de hecho esa tendencia positiva sólo se ha registrado en el último año y no en los nueve anteriores, y también porque, pandemia mediante, desgraciadamente hemos vuelto a superar los 80.000 parados (81.996 en noviembre).

Antonio Muñoz, delegado de Urbanismo

El delegado de Urbanismo destacó posteriormente la contribución de los nuevos desarrollos urbanísticos y las promociones de viviendas privadas por toda la ciudad. Efectivamente, se trata esencialmente de viviendas de renta libre, ya que desde hace años el Ayuntamiento no invierte en el desarrollo de los sistemas generales de terrenos para los que los promotores inmobiliarios abonaron, mediante los típicos convenios urbanístico de la época de las vacas gordas, el dinero necesario. Un dinero que, como se recordará, Monteseirín se gastó en buena parte en las Setas de la Encarnación y en otros proyectos en lo que él denominaba «la ciudad consolidada» en vez de en los nuevos barrios de la ciudad.

Para decirlo con mayor precisión, Monteseirin se gastó la mayor parte de las cantidades abonadas por los titulares de suelos a desarrollar en «sistemas generales» (consiguió un dictamen favorable del Consejo Consultivo a su despilfarro en las Setas) pero no en los sistemas generales que son imprescindibles para desarrollar urbanísticamente los suelos urbanizables del PGOU.

En éstos, la normativa obliga a reservar suelo para, como mínimo, el 30% de la edificabilidad residencial y destinarlo a viviendas protegidas. La mayor parte de las previsiones de estas viviendas se encuentran en suelos pendientes de desarrollo urbanístico y éste no podrá ejecutarse porque el Ayuntamiento no prevé partida alguna en inversiones para ejecución de sistemas generales previstos en el PGOU. Como ejemplo, los dos últimos Presupuestos municipales, en los que se consignan cifras menores y destinadas a abonar deudas pendientes y no a ejecutar nuevas infraestructuras o servicios.

Es la pescadilla que se muerde la cola: sin inversión municipal no hay sistemas generales (el sector privado, los constructores, ya aportó su parte, aunque se utilizara en «otros» sistemas generales), y sin sistemas generales no hay desarrollo urbanístico, es decir no hay suelo preparado para edificar y, por tanto, no hay viviendas de protección oficial asequibles para retener/atraer población en la ciudad.

EL EJEMPLO DE PALMAS ALTAS

Un ejemplo demostrativo lo hemos tenido el mismo día en que se conocía la cifra del último padrón. La Junta de Gobierno ha aprobado la licitación de dos parcelas municipales (16.000 m2 de superficie) ubicadas en la zona de Palmas Altas para su uso como aparcamientos provisionales en superficie «mientras se desarrollan urbanísticamente estos suelos, momento en los que se impulsarán los equipamientos programados».

Monteseirín, haciéndose un selfie en «sus» Setas de la Encarnación, donde gastó parte del dinero del PGOU

Los equipamientos están programados desde el PGOU de 2006, pero al cabo de catorce años el Ayuntamiento sigue sin desarrollar urbanísticamente los suelos de Palmas Altas Sur y, sin desarrollo urbanístico, sin ejecución de los sistemas generales, los solares cercanos sólo se van a poder usar como aparcamientos, no como equipamiento de apoyo a los nuevos barrios que deberían alzarse en el entorno.

Y como no hay nuevos barrios, no habrá viviendas de protección; y como no habrá viviendas de protección para los 12.000 demandantes en lista de espera, pues será difícil que sigan esperando y que no se vayan al Aljarafe y que la población sevillana crezca en la misma proporción que la de Zaragoza, la cual tendrá cada vez más fácil dar el «sorpasso» a Sevilla.

Mutatis mutandis, lo que ocurre en Palmas Altas con la falta de desarrollo urbanístico reconocido en nota oficial por el Ayuntamiento, es lo mismo que ocurre en esos otros suelos citados anteriormente, como Hacienda del Buen Aire y Santa Bárbara.

Y ya que, como reza el dicho sobre la patrona de los mineros, sólo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena, veremos si merced al trueno de la amenaza de «sorpasso» de Zaragoza el Ayuntamiento se motiva para invertir en la ejecución de los sistemas generales, condición «sine qua non» para los nuevos desarrollos urbanísticos y que se pueda construir vivienda protegida en número suficiente, lo cual es también una forma de reactivación económica para paliar el impacto del coronavirus.

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