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Alcázar: un hueco de 8 metros en el muro del patio del León

OBJETIVO

Abrir un acceso para el paso de los turistas a la Casa del Militar

RECHAZO

Icomos, órgano consultivo de la Unesco, critica la desvirtuación que provocaría en el patio
NUEVOS ELEMENTOS

Para salvar el desnivel se previó una rampa de 12,5 metros de larga y barandillas

 

El Comité Español del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos), organismo consultivo de la Unesco para temas de patrimonio, no ahorra críticas en su informe negativo al proyecto de la dirección del Alcázar (redactado por el arquitecto Francisco Reina con el apoyo del arqueólogo Miguel Angel Tabales), que ha contado con el respaldo del Ayuntamiento y el aval de la Comisión de Patrimonio, de meter la piqueta en el patio del León y proceder a demoliciones con el fin de habilitar la Casa del Militar como centro de recepción de turistas y con la coartada de que así no tendrían que guardar cola en la calle sino en el interior del recinto declarado Patrimonio de la Humanidad.

Gracias al informe del Icomos ha trascendido que se preveía abrir un hueco de casi 8 metros de anchura (7,80 metros) en el muro que separa el patio del León de la Casa del Militar, una actuación que a juicio del órgano consultivo de la Unesco “desvirtúa por completo las proporciones del patio doméstico haciendo necesaria la disposición de un dintel de grandes dimensiones en el muro y un portón totalmente atípico que no está definido en la documentación del proyecto”.

Asimismo, en el proyecto rechazado de plano por Icomos se prevé que los peldaños que salvan el desnivel entre los dos ambientes y que actualmente se encuentran dentro del patio de la Casa del Militar sean desplazados a la zona del patio del León, con mayores dimensiones incluso, lo que obligaría a disponer una rampa de 12,50 metros de longitud y unas barandillas de protección, que antes no eran necesarias.

Por otra parte, la ubicación de las taquillas en un lateral del patio, tras las columnas, recuerda a juicio de Icomos la situación ya existente y resulta un poco forzada, “ya que carece de espacio de apoyo técnico -afirma- en su zona posterior”. En el proyecto se plantea igualmente la posibilidad de incluir una zona de tienda con acceso público externo, algo que para Icomos “resulta incompatible con los protocolos de seguridad”.

El organismo consultivo de la Unesco también rechaza la idea de cubrir el patio con una montera acristalada completamente plana, con carpintería de aluminio y estructura de perfiles de acero. Estima Icomos que “los perfiles huecos de aluminio resultan visualmente mucho más pesados que los perfiles de acero de tipología tradicional, por lo que no resulta aconsejable la solución propuesta”.

La conclusión de Icomos es que los nuevos espacios proyectados para la acogida y control de visitantes “no difieren gran cosa de los actuales, ni en las superficies ni en las dimensiones de las salas, por lo que las retenciones y las colas seguirán produciéndose con la misma intensidad que con los servicios actuales”.

 

CONTRADICCIONES

 

Icomos destaca las contradicciones en que incurren los artífices del proyecto, a los que achaca una visión puramente arqueológica y no arquitectónica, cuando le acabaron reconociendo que los protocolos de seguridad impedirían el libre acceso de los turistas y resultaría imprescindible que el control de aquéllos se realizara en el mismo momento en que ya accedieran al recinto, es decir de nuevo en la puerta del León.

“Esta medida -reza el informe de Icomos- tiene como finalidad evitar que puedan ser introducidos objetos prohibidos a una zona donde se producirán aglomeraciones de visitantes, con la consiguiente posibilidad de riesgo”. Y añade: “Por lo tanto, en caso de suprimir los edificios actuales sería preciso habilitar algún tipo de construcción para albergar los controles de seguridad, que deberían mantenerse en el mismo emplazamiento, reproduciendo la afección visual a la contemplación de lienzos de la muralla”.

Y continúa: “Esta circunstancia, que debería haberse tenido en cuenta desde el inicio de los trabajos, invalida por completo el objetivo del proyecto y obliga a un replanteamiento desde el origen”.

Las construcciones que se quiere demoler son también Patrimonio Mundial

 

Las construcciones adosadas a la muralla en el interior del patio del León que los redactores del proyecto insisten en demoler ya existían -recuerda Icomos- cuando en bien fue inscrito en el Listado de Patrimonio Mundial “y por lo tanto -afirma- forman parte del bien declarado”.

Asimismo, rememora que en la declaración (del Alcázar como Patrimonio Mundial) “no existe ninguna referencia a que las mismas tuviesen un carácter impropio ni que fuese necesaria su demolición”.

Icomos estima que “teniendo en cuenta la diversidad de opiniones de los expertos y las cautelas que deben adoptarse en intervenciones que tienen carácter irreversible la opción recomendable sería su conservación, intentando mejorar sus prestaciones actuales”.

El organismo consultivo de la Unesco incide de nuevo en la contradicción de los promotores del proyecto de negar cualquier valor arquitectónico a las construcciones adosadas por ser a su juicio excesivamente recientes cuando al mismo tiempo “introducen modificaciones y elementos completamente nuevos que, aplicando el mismo criterio, tendrían una valoración negativa”.

Esa valoración negativa se acentúa aún más si se tiene en cuenta la necesidad de un control en la propia entrada al recinto monumental, que obligaría a algún tipo de nueva construcción en este mismo emplazamiento.

Un proyecto incompatible con la inscripción del Alcázar en el listado de la Unesco

Icomos considera que el proyecto para “Adecuación del Área de Recepción en el entorno de la Puerta del León del Real Alcázar de Sevilla” (su denominación oficial) resulta incompatible con la inscripción del bien en el Listado del Patrimonio Mundial de la Unesco, por cuanto supone una alteración del mismo y es probable que repercuta negativamente en el Valor Universal Excepcional del bien inscrito.

Por ello propone “el desistimiento del mencionado proyecto en sus términos actuales”, que debe reconsiderarse plenamente, acompañado de un proceso de evaluación del impacto del patrimonio. La mejora de los accesos al monumento podrá plantearse a partir de la elaboración de un estudio funcional que permita definir con precisión las necesidades actuales, de manera que se puedan diferenciar grupos de visitantes de distinta naturaleza y proponer una diversificación de los accesos, rebajando la presión sobre las instalaciones de la puerta del León.

También, según Icomos, podrían acometerse ciertas mejoras en los espacios actuales, como por ejemplo el desplazamiento de las audioguías y la consigna a lugares más cercanos a la zona de salida, de forma que se facilite la devolución de las primeras y la recogida de las pertenencias evitando el retroceso de los visitantes y los cruces de circulaciones. Esto permitiría ampliar la zona de recepción y control y mejorar sus condiciones.

Para el Icomos sería recomendable eliminar los parterres y plantas situados en la base de los paños de muralla existentes entre los tres vanos del Patio de la Montería, ya que la humedad del riego y las raíces de la vegetación pueden producir serios problemas a los materiales constructivos históricos, a medio y largo plazo.

La piqueta, en el Alcázar de Sevilla

En vez de abrir las 6 puertas del Alcázar para aliviar la cola se opta por demoler en el Patio del León para hacerle sitio

Sólo el 11% de las entradas se reservan por Internet, un sistema que reduciría la cola que “justifica” las demoliciones

 

La Comisión Provincial de Patrimonio ha aprobado el informe del arqueólogo director del Alcázar, Miguel Ángel Tabales, justificativo de las demoliciones en el Patio del León y de otras intervenciones con el fin de “adecuar” el monumento a las visitas y de explotarlo turísticamente aún más pero presentando la operación bajo la fórmula eufemística de “devolver la monumentalidad perdida” al acceso.

Todo nace de la asunción de un falso problema: el poderoso lobby turístico local se indigna por que sus clientes que han programado una estancia en Sevilla con visita incluida al Alcázar han de guardar cola ante la Puerta del León al aire libre, llueva o ventee o haga el calor que haga.

El año 2016 se ha cerrado con 1.621.355 visitantes al Alcázar, un 6,64% más (101.303) que en el año anterior, cifra que supone un récord y un riesgo de sobrecarga para un monumento que se abre los 7 días a la semana y en el que sólo está permitido que permanezcan un máximo de 750 personas al mismo tiempo. No se tiene constancia, sin embargo, de que ese aforo se respeta y con qué sistema de conteo. Antiguamente, un vigilante situado en la puerta del Apeadero (Patio de Banderas) iba contando los turistas que salían y cuando llegaba a 50 avisaba por walkie-talkie al control de la Puerta del León para que dejaran entrar a otros tantos.

INFERIOR

Este 1,6 millones de visitantes está muy lejos del número que reciben otros monumentos ante los que se guardan colas kilométricas a la intemperie y que los turistas, como de verdad están interesados en conocerlos, soportan sin rechistar bajo los paraguas si llueve, con abrigos si hace frío o ropa ligera si hace calor y untándose de bronceador contra el sol. Las colas ante el Alcázar son inferiores a las que se forman ante la Sagrada Familia de Barcelona (3,7 millones de turistas), el museo del Prado (3,03 millones), los museos vaticanos y la Capilla Sixtina (más de 6 millones) y los monumentos franceses, pese a la caída de hasta un 15% que han sufrido por la amenaza terrorista: 7,3 millones en el museo del Louvre; 6,2 millones en la torre Eiffel; casi 7 millones en el palacio de Versalles y entre 13,5 y 15 millones, según las fuentes, en la iglesia de Notre Dame.

En ninguno de estos monumentos se ha planteado, ni por asomo, alterar su estructura o su acceso para que los turistas dejen de hacer cola en la calle, por larga que sea, sino, en todo caso, mejorar la organización de las visitas mediante reservas previas por Internet y habilitando diversas entradas para acelerar o facilitar el ingreso de las personas.

Como, al parecer, en Sevilla somos diferentes, la reserva de entradas al Alcázar y pago por Internet, que facilitarían la visita y reducirían el tiempo de permanencia en las colas, sólo suponen el 11,46% del total (185.930 de 1.621.355 en 2016).

 

SEIS PUERTAS

 

La primera o simultánea opción sería, pues, promocionar la venta “on line”, donde hay un margen de mejora del 88,5%. La segunda, replantearse por qué los turistas han de entrar por la misma puerta, la del León, cuando el Alcázar tiene seis, a saber: la citada del León, la del Apeadero (Patio de Banderas), la de la Huerta de la Alcoba, la del Campo, la de la calle Deán Miranda y la de la Judería. A estas seis podría unirse una séptima, planteada por Ciudadanos: recuperar o abrir un acceso por el patio almohade más grande de Europa, el de la contigua Casa de la Contratación, actualmente vedado al público por la Junta de Andalucía, su ocupante.

En vez de abrir más puertas y de fomentar las ventas y reservas por Internet, a la dirección del Alcázar y a su arqueólogo director, con el visto bueno de la Comisión de Patrimonio y el aplauso del delegado de Turismo y del alcalde, sólo se les ocurre como “solución” al “problema” meter la piqueta en un edificio Patrimonio de la Humanidad (con este precedente, ya cualquier monumento está en peligro: ¿por qué no meterla también y demoler en la Giralda, la Catedral y el Archivo de Indias?) para derruir las casas adosadas a la muralla por el interior del Patio del León con el fin de hacerle allí y en la Casa del Militar más sitio a los turistas y para que la cola la guarden dentro y no se vea en la calle. ¿Harían algo así en Notre Dame, el Vaticano, Versalles, el Louvre, la Sagrada Familia….?

PRESERVAR NO EXPLOTAR

Se olvida la cuestión esencial: la misión de Sevilla en cuanto guardiana de un patrimonio que ya no es sólo nuestro sino de toda la Humanidad es preservar el Alcázar tal como nos ha llegado para las generaciones futuras, no explotarlo turísticamente hasta la saciedad como si fuera una caja recaudadora (¿ha de adaptarse el Alcázar a los turistas o han de ser los turistas quienes se adapten al Alcázar?) y demoler o alterar una parte del mismo para convertirlo en vestíbulo de visitantes porque a quienes lo dirigen no se les ocurre abrir las restantes puertas o mejorar el sistema de reserva de visitas en la era de Internet.

El conjunto monumental declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1987 es el mismo prácticamente (salvo la autorizada recuperación, que no demolición, del antiguo Patio de las Doncellas) que hoy conocemos con las aportaciones de las distintas épocas, aunque unas puedan parecer más acertadas o desacertadas que otras, porque el Alcázar es fruto de la Historia.

El arqueólogo, avalado por la Comisión de Patrimonio, recomienda “retirar” (eufemismo para no decir demoler) las casas adosadas al interior de la muralla por el Patio del León con el argumento de que su valor patrimonial es nulo; su función es ya incompatible con las necesidades actuales del Alcázar (o sea, que el monumento está supeditado a la explotación turística y no a su  conservación) y que su eliminación permitiría restaurar (más bien ponerlas a la vista) murallas, torres y portadas medievales ocultas con las que se “devolvería la monumentalidad perdida” al acceso al monumento.

CASA DEL XVIII

No se puede decir que un edificio -casilla le llama- que ni siquiera se molesta en describir, valorado por Juan Talavera, Joaquín Romero Murube y Rafael Manzano, tiene nulo valor. ¿Desde la arqueología? ¿Desde el arte, el paisaje urbano? ¿Como arquitectura popular ambiental de bellas proporciones? Ahora ya acepta que puede ser del siglo XVIII. Según Rafael Manzano, su muros y su portada eran de esa época y no se debería destruir, por eso lo restauró y adaptó la primera planta para taquilla, con mucho tacto. Tiene interesantes rejas de forja que miran al Patio del León. Pero el arqueólogo mete en el mismo saco esta casa dieciochesca de teja árabe y la de enfrente, levantada por el tan recordado poeta Joaquín Romero Murube en los años 50 del pasado siglo y a cuyos “cielos que perdimos” habrá que unir ahora éste su legado arquitectónico andaluz.

Ese tipo de casa del XVIII es de las que protege la Carta de Arquitectura vernácula. Aquí eso suena a chino, por eso los pueblos han cambiado radicalmente de semblante, a golpe de piqueta, y casi nada queda ya de esa maravillosa arquitectura popular que tanto defendían el gran Mercadal (arquitecto del movimiento moderno), César Manrique y Carlos Arturo Flores en sus monumentales cinco tomos de la Arquitectura popular española, publicados en la editorial Aguilar.

Esa casa, la escalera de Tubino en el patio de la Montería y todos los azulejos, solería, mármoles, columnas y fuentes de mármol que se han de “retirar” para hacer sitio a las colas que desembocarían en la preciosa Casa del Militar (obra de Juan Talavera), además de setos de arrayán, flores y arboleda, son las aportaciones de distintas épocas que protegen la Ley y las cartas internacionales. No es verdad que su permanencia impida una correcta lectura del monumento, porque desde las taquillas se ve ampliamente la muralla y la puerta que da a la calle Miguel Mañara (no de Mañara, como dice Tabales). Con ese mismo pretexto habría que derruir la casa del Patio de Banderas que está pegada a la muralla de la calle Joaquín Romero Murube, donde queda al descubierto un impresionante lienzo de muralla de piedra (ése sí que es bueno) con su puerta cegada en todo el frente de la sala grande. Lo restauró el propio Tabales.

«PLAZA DURA»

No explica tampoco claramente por qué hay que eliminar la magnífica solería que puso José María Cabeza en 2005. Y justifica los inventos reconstructivos -vaya, si los hiciera Rafael Manzano, ¡la que se armaría!- empleando la palabra anastilosis, que sólo es aceptable si existen algunas piezas originales, documentos y criterios serios que permitan su reconstrucción fidedigna. Fue lo que hizo muy bien Manzano en las yeserías de uno de los frentes del Patio del Crucero, en el que pueden verse trozos de paño de sebka originales; o la decoración de los arcos de la galería alta del Patio de las Doncellas, cuyos restos aparecidos en el trasdós de una de las arcadas, avaló su reconstrucción completa.

Y cuando haya acabado con las casas adosadas, los cuarteles de arrayán, las plantas, las flores, los árboles (menos los palos-borracho, que ahora ya aboga por salvar), las fuentes, los azulejos, las rejas….todo lo típico de la arquitectura popular sevillana que conforma la entrada actual al Alcázar, ¿qué tendríamos? Pues una plaza dura más, en la que se verían por dentro las mismas murallas que por fuera, pero, eso sí, llena de turistas para incrementar las visitas y así los ingresos.

Y lo de los merlones que completan las almenas no es más que para darle seguridad a las azoteas, para sobrecargar más tan frágil palacio metiendo más y más gente. Así, habla sin tapujos de “convertirlas en uno de los referentes turísticos de la ciudad” y que poder visitar adarves y torres “permitiría aumentar el aforo de visitas al Alcázar y resolvería un atraso indiscutible en la explotación del monumento en uno de sus puntos de mayor interés de su historia, permitiendo a los visitantes disfrutar de las mejores vistas del centro histórico”.

Explotación del monumento, no preservación. Más claro, agua.

En su informe el arqueólogo reconoce que la torre que da a la calle Miguel Mañara está “muy deteriorada”. Y el Alcázar, con 11 millones de euros en el banco;  y la Comisión de Patrimonio, sin alarmarse por esa pésima conservación de un Patrimonio de la Humanidad, pero claro, como a la torre no se suben los turistas, ¿qué más da?

La Comisión de Patrimonio aprueba las demoliciones en el Alcázar con fines turísticos

Se reconstruirían las almenas con vistas a la Catedral para incrementar las visitas y convertirlas en un referente turístico

El Patio del León sería de libre acceso durante el día para invitar a entrar en el Alcázar, a costa de eliminar los setos de arrayán

Se quitaría el tabique de la tapiada puerta de la calle Miguel Mañara para que se viera el interior del edificio

Apertura de dos nuevas puertas, una por Miguel Mañara y otra a través de dos viviendas del Patio de Banderas

Reconstrucción del tejaroz de la Puerta del León y del almenado de las murallas

Eliminación de la tienda para que se puedan ver 70 metros de una muralla

Cegamiento mediante macetones de las puertas laterales en el muro entre los patios del León y Montería

 

La Comisión Provincial de Patrimonio ha aprobado el informe arqueológico que justificará las demoliciones en el Patio del León del Alcázar con el fin de adecuarlo a las visitas turísticas e incluso de incrementarlas, como se lee en diversas ocasiones en el documento, si bien las intervenciones se presentan ahora ante la opinión pública como una operación de restauración de las murallas, torres y portadas medievales para “devolver la monumentalidad perdida” al acceso al palacio, declarado Patrimonio de la Humanidad.

El arqueólogo director del Alcázar, Miguel Ángel Tabales, ha elevado a la Comisión Provincial de Patrimonio un amplio informe, asumido por aquélla y que, entre otras, contiene las siguientes consideraciones y propuestas:

  1. Edificios adosados (por el interior) a las puertas medievales y murallas: Los data entre los siglos XVIII y primera mitad del XIX, pero dice que están muy alterados por la combinación de las reformas hechas por Juan Talavera, Joaquín Romero Murube y Rafael Manzano. Afirma que su valor patrimonial es nulo y que su función es ya incompatible con las necesidades actuales del Alcázar. A su juicio, el valor de la arquitectura monumental que ocultan es superior bajo cualquier punto de vista, máxime cuando se trata del acceso principal al palacio. Recomienda que se “retiren” (eufemismo para no hablar de demoliciones), con el fin de restaurar las murallas, torres y portadas medievales del edificio, hoy ocultas, devolviendo así la monumentalidad perdida al ingreso en el monumento.

  1. La Puerta del León: Una vez eliminada la mayor parte del revestimiento de la fachada interior quedaría en evidencia la fábrica original que dio forma al ingreso creado por Pedro I en 1356 para acceder a su nuevo palacio. En consecuencia, propone una serie de operaciones de conservación y restauración pero con la posibilidad de reproducir el tejaroz original de la puerta tomando como base las huellas del emplazamiento de su carpintería.

     3) La puerta cegada que da a la calle Miguel Mañara: Propone, entre otras medidas, la retirada de las estructuras interiores (las taquillas y la casilla adosada) que ocultan la muralla y la portada occidental a esta vía pública. Asimismo, que se estudie la posibilidad de eliminar y sustituir el tabique de la portada por algún elemento que permita la visualización del interior del Alcázar desde esta calle. Igualmente, la posibilidad de habilitar algún paso desde esta vía pública, aunque éste no sea masivo o se reduzca a una simple puerta. A su juicio, debería aprovecharse la operación para reabrir y restaurar la gran hornacina de Bustos Tavera sita en la torre de flanqueo de dicha puerta en la misma calle, así como la limpieza y reparación de toda la torre, actualmente muy deteriorada.

  4) Muralla oriental: La posible eliminación de la tienda permitiría la visión continua del lienzo de 70 metros de la muralla occidental del primer recinto del Alcázar. Además de la limpieza exhaustiva, sustitución de sillares y otras medidas, propone la apertura de la puerta de la antigua torre y la habilitación de un tránsito por la misma hasta la casa 7 y 8  del Patio de Banderas cuando sea propiedad del Alcázar.

Además, mantenimiento de la puerta de ingreso al Salón de la Justicia, aunque no del tránsito, que se realizaría desde el Patio de la Montería. Por otra parte, que sea visitable el almenado y el adarve en este sector, pero dado que las almenas han desaparecido en la mayor parte del lienzo, propone estudiar la posibilidad de reconstruirlas, “ya que el modelo -afirma- es bien conocido y no existe motivo alguno para que no sean repuestas en un lugar que desde ahora se convertiría en uno de los referentes turísticos de la ciudad. Todas las almenas -añade- fueron reconstruyéndose progresivamente desde su erección. (Se) han detectado huellas de dichas reposiciones en el siglo XIV, XVIII y en los años 60”.

5) Muro de separación entre los Patios del León y la Montería: Actualmente se abren tres grandes vanos. El central es original; los dos laterales son el resultado de la ruptura en 1936 de la muralla islámica situada a su espalda. Propone para las antiguas hornacinas laterales, hoy convertidas en pasos, su cegamiento no estructural mediante setos o maceteros para concentrar la visualización del Patio de la Montería y del Palacio Mudéjar a través de la puerta central.

6) Torres, adarves y almenas: La posible eliminación de las estructuras anexas a la portada del León impediría la actual subida al adarve y a las torres. Ambos elementos, hoy no visitables, constituyen “un activo desaprovechado para la visita del monumento”. Componen un recorrido de 250 metros sobre los lienzos Norte y Oeste del recinto primitivo, así como sobre la Puerta del León, frente a la Catedral y el Archivo de Indias. “Poder visitarlos -dice- permitiría aumentar el aforo de visitas al Alcázar y resolvería un atraso indiscutible en la explotación del monumento en uno de sus puntos de mayor interés de su historia, permitiendo a los visitantes disfrutar de las mejores vistas del centro histórico”.

Para que esto fuera posible deberían realizarse varias operaciones:

-Buscar en el interior del Alcázar un lugar que permita el acceso a las murallas, pensando en una escalera de entrada y otra de salida.

-Reparación de las torres y habilitación de escaleras para subir a sus cámaras y adarves.

-Reparación de los merlones

7) Patio del León: Según el arqueólogo, el objetivo principal del proyecto arquitectónico es convertir el Patio del León en un espacio transitable de libre acceso durante el día, en el que los visitantes disfruten del entorno arquitectónico monumental del Alcázar medieval con carácter previo al acceso al conjunto a través de la Casa del Militar. Esto implicaría cambiar la cota general del pavimento y realizar obras de infraestructura destinadas a la evacuación de residuos, así como un nuevo saneamiento. Por ello se hace imprescindible la eliminación del pavimento actual, colocado por José María Cabeza en 2005. Respecto a la vegetación y al ajardinamiento en sí, se entiende que los cuatro cuarteles de arrayán son incompatibles con la apertura del espacio, por lo que considera que no habrá problemas para su retirada. Respecto a los árboles, y en especial los palos-borracho, deberían ser respetados.

 

 

La cripta del Patio de Banderas

El Consejo de Gobierno del Patronato del Alcázar ha sido el escenario de un debate patrimonial sobre el futuro del yacimiento arqueológico descubierto durante las excavaciones que vienen realizándose desde hace años en el Patio de Banderas, que han obligado a acotar una buena parte del espacio y que han roto la estampa clásica de uno de los lugares más típicos de Sevilla.

En el Patronato se formaron dos grandes bandos: el de los partidarios de no enterrar los restos, cuya consecuencia sería la materialización del proyecto de exhibirlos al público en una especie de cripta cubierta, al modo del Antiquarium bajo el mercado de la Encarnación, y el de quienes, por el coste de materializar el proyecto y las restricciones impuestas por el Plan de Ajuste debido a la crisis económica, abogaban por esperar a tiempos mejores, por lo que la consecuencia lógica sería el enterramiento para preservar los testimonios del pasado y evitar su deterioro por las inclemencias meteorológicas y el riesgo de expolios.

Recuérdese en este sentido que en noviembre de 2012, en el que se registraron abundantes lluvias, se formó una bolsa de agua en uno de los laterales de la carpa que cubre las excavaciones y aquélla provocó el deslizamiento del cajón de obras. Aunque la incidencia no acabó afectando a los hallazgos, el riesgo al aire libre siempre existe.

SOLUCIÓN SALOMÓNICA

Para evitar someter a votación la cuestión, se acordó por asentimiento encargar un informe técnico que señale “las distintas vías para poner en valor los restos arqueológicos e incluso fórmulas alternativas para que los ciudadanos puedan observarlos mejor y los trabajos que allí se desarrollan”.

Se trata de una fórmula diplomática de diferir ‘ad calendas graecas’ el proyecto de la cripta, dado su coste inicialmente previsto pero que como suele ser habitual en estos casos podría encarecerse notablemente a la hora de la verdad: 3,5 millones de euros.

En los últimos años, el Patronato del Real Alcázar ha promovido una intensa campaña de excavaciones arqueológicas en el Patio de Banderas, donde de hecho se ubicaría el primitivo acceso al recinto fortificado. En este enclave, pero en 1974, el arqueólogo Manuel Bendala Galán había descubierto unos restos arquitectónicos de época medieval que él atribuía entonces a una antigua basílica paleo cristiana.

Continuando con las catas arqueológicas antaño realizadas por Manuel Bendala Galán y otra investigación impulsada en 1999, las nuevas excavaciones han propiciado en los últimos tiempos la identificación del más antiguo vestigio de ocupación humana de la ciudad, fosas y un fondo de cabaña con restos de lo que pudiera haber sido una cocina utilizada allá por el siglo IX antes de Cristo.

Los arqueólogos han descubierto también restos de muros correspondientes a un antiguo edificio de la Hispalis romana. Se trataría de un edificio datado en el siglo I antes de Cristo, del periodo republicano, y de gran tamaño dada la envergadura de sus sillares. Según ha detallado Miguel Ángel Tabales, director de estas nuevas labores, estos vestigios arquitectónicos podrían haber correspondido a un almacén quizá relacionado con el puerto de la antigua ciudad romana.

HISTORIA CONTINUADA

Siguiendo la secuencia cronológica, los investigadores han descubierto además restos arquitectónicos datados en el siglo V después de Cristo y relativos a un edificio religioso perteneciente a la cultura paleo cristiana, así como vestigios de otro edificio levantado en torno al siglo VII sobre este último y también asociado al culto cristiano.

  «No hemos encontrado la basílica que Manuel Bendala Galán pensaba que estaba en este entorno», ha dicho no obstante el arqueólogo director del Real Alcázar. Las ruinas más recientes halladas en el yacimiento, según Tabales, corresponden al viario público y los alzados de un barrio de la antigua medina islámica, restos datados estos últimos en el siglo XI después de Cristo. En resumen, para el equipo arqueológico el valor de los vestigios hallados en el Patio e Banderas es que los estratos muestran restos de la historia de Sevilla en un mismo lugar desde el siglo IX antes de Cristo hasta el siglo XXI de nuestra era.

La Gerencia de Urbanismo redactó  un proyecto integral destinado a instalar sobre el yacimiento arqueológico una «cripta» que acoja las ruinas y permita su visita. Su presupuesto estimado es de 3,5 millones de euros y tendría un plazo de ejecución de aproximadamente 20 meses. Incluiría un «centro de interpretación» en la casa número 15 del Patio de Banderas, cuya cesión reclama el Consistorio hispalense a la Dirección Nacional de Patrimonio del Estado. El proyecto, además, incluye la construcción de un túnel que conecte el futuro centro de interpretación con la propia cripta arqueológica.

CONCENTRACIÓN EN TORNO AL ALCÁZAR

Una cosa es el valor científico de los hallazgos arqueológicos, sobre los que incluso hay discrepancias según los expertos a los que se pida opinión, y otra su atractivo turístico que justifique la realización en estos momentos de crisis de un proyecto aledaño al Alcázar y que requeriría una inversión que muy probablemente superará los 3,5 millones de euros.

Según las fuentes consultadas, en Sevilla se han tapado anteriormente restos arqueológicos de igual o superior valor a los hallados en el Patio de Banderas, en cuyas excavaciones no se ha encontrado material que suponga un gran gancho para los visitantes, como sería el caso de los mosaicos romanos bajo el mercado de la Encarnación, sino sólo muretes y segmentos estratigráficos que no suponen una justificación taxativa para la fuerte inversión proyectada, máxime cuando el Ayuntamiento ni siquiera ha conseguido todavía del Gobierno de la nación la cesión de la casa del Patio de Banderas donde instalar el centro de interpretación y conectarla mediante un túnel a cinco o seis metros de profundidad con la futurible cripta. Ello equivaldría a empezar la casa por el tejado.

Por otra parte, se recuerda el escaso aprovechamiento turístico de la cisterna romana hallada en la Pescadería y preservada a modo de cripta. Aunque se dijo en su momento  que sería uno de los hitos turísticos para enlazar el Alcázar con las ruinas halladas bajo la Encarnación, lo cierto es que la cisterna ha acabado abandonada a su suerte y sólo se abre al público en contadas ocasiones, como alguna Noche en blanco por la cultura.

Por ende, el conjunto del Alcázar, declarado Patrimonio de la Humanidad, tiene tal potencia cultural y turística ‘per se’, que la adición de la cripta no es esencial para garantizar una mayor afluencia de visitantes. Dicho de otro modo: no por construir la cripta arqueológica en el Patio de Banderas puede pensarse en que se incrementará el número de turistas al Alcázar, cuando lo que interesa a la ciudad es potenciar otras zonas como el sector Norte del Casco Antiguo u otros atractivos actualmente fuera de la vista del público.

ORFANDAD DEL CARAMBOLO

Recuérdese que el Tesoro del Carambolo, que bien publicitado podría ser un foco cultural y turístico de primer orden, no se exhibe al público y sigue encerrado en la caja fuerte de un banco porque la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento han sido incapaces de acordar la fórmula para repartirse el pago de los 145.000 euros anuales que costaría su vigilancia y seguridad.

Si, pese a ser el propietario de esa maravilla de la orfebrería, el Ayuntamiento no está dispuesto a sufragar siquiera el 50% de una factura de 145.000 euros, más difícil sería para Zoido justificar un gasto en tiempos de crisis de 3,5 millones de euros (daría para poder exhibir durante 24 años el Tesoro del Carambolo y 48 años si el coste de la vigilancia lo paga a medias la Junta de Andalucía) que podrían tener un uso alternativo más rentable turística y culturalmente para la ciudad.

El debate patrimonial sobre el proyecto de cripta en el Patio de Banderas se ha producido justo una semana después del desalojo de la iglesia de San Roque por la rotura del cordón inferior de las cerchas metálicas que soportan las cubiertas y que implican el riesgo de un derrumbamiento inminente. Salvar San Roque cuesta 500.000 euros, siete veces menos que mostrar los restos hallados en el Patio de Banderas.

Podría argüirse que al fin y al cabo la conservación de la iglesia de San Roque es responsabilidad de su propietaria, la Diócesis de Sevilla, pero el Ayuntamiento también es dueño de bienes de interés cultural de primerísima categoría, como la fábrica de artillería de San Bernardo, por cuya “situación de deterioro y riesgo de desprendimientos” Urbanismo prohibió hace unos meses que por su interior discurriera la procesión del Corpus Christi.

Afortunadamente, el gobierno de Zoido ha reservado 500.000 euros en los Presupuestos de 2014 para reparar la zona de cubiertas más deteriorada de la antigua fábrica, la conocida como ‘la catedral’.

Con los 3,5 millones de euros de la cripta del Patio de Banderas se podría multiplicar por siete la intervención en la rehabilitación de Artillería, que podría servir de inmenso contenedor cultural para la ciudad (desde museos a todo tipo de equipamientos)  y convertirse en un foco de atracción lejos de los trillados circuitos habituales en torno a los tres monumentos Patrimonio de la Humanidad.

Dado que con el enterramiento de los restos arqueológicos hallados en el Patio de Banderas se preserva su integridad para el futuro;  que nos hallamos en una situación de crisis en que hay que medir la rentabilidad de los escasos fondos públicos disponibles y la gran cantidad de inmuebles necesitados de rehabilitación, el proyecto de la cripta puede esperar.