Ciclos

El arquitecto Antonio Cruz ha aportado una lúcida observación en la magnífica entrevista que le hizo Juan Miguel Vega en El Mundo. El autor -junto con Antonio Ortiz- de la restauración del Rijksmuseum de Amsterdam y de obras como la estación de Santa Justa y el estadio de la Cartuja, expresa su terror cuando el Domingo de Resurrección oye decir que quedan “trescientos no sé cuántos días para el Domingo de Ramos”. Esta permanente cuenta atrás es la demostración, a su juicio, de que Sevilla es una ciudad que no quiere evolucionar hacia el futuro, sino vivir en un ciclo repitiendo un serie de ritos anuales. No me había percatado, pero esta aguda percepción de Cruz encaja perfectamente con la tesis de  Giambattista Vico y Friedrich Nietzsche, entre otros, de que la historia no se produce de manera lineal y en avance hacia un progreso indefinido, sino que es fruto de ciclos temporales en los que los hechos se repiten una y otra vez, como el cine reflejó en la película ‘Atrapado en el tiempo’. Sevilla sería en esta visión la encarnación del mito del eterno retorno.

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