El alcaldable del PP planea recuperar la Avenida para el peatón suprimiendo una vía del tranvía y los mupis
El candidato a la Alcaldía de Sevilla por el PP, José Luis Sanz, ha presentado su particular Plan Centro para el corazón de la ciudad, el eje Avenida de la Constitución-Plaza Nueva, en el que entre otras propuestas figura la supresión de una de las dos vías del tranvía que construyó Monteseirín, para dejar una única que permita ganar más espacio para los peatones.
El inefable Alfredo Sánchez Monteseirín (PSOE) construyó, en dos etapas, la línea del tranvía entre la Plaza Nueva y San Bernardo como un sucedáneo del Metro que aún no llegaba al Centro -de ahí su denominación de ‘Metrocentro’-, de cara a unas elecciones municipales y despilfarrando el dinero público para asombro de analistas extranjeros, que no comprendían el sinsentido de que en la mayor parte de su trazado discurra en superficie por el mismo que, soterrado, siguen la línea 1 del Metro o el Cercanías de Renfe.

Además, el aparato de propaganda al servicio del entonces alcalde presentó la operación como la peatonalización de la Avenida: la recuperación de la principal arteria de la ciudad para las personas en vez de su mantenimiento al servicio del tráfico.
El tiempo ha ido demostrando el fracaso del tranvía de Monteseirín, dada su escasa demanda, fracaso que ahora, en una huida hacia adelante, pretende paliar el gobierno local con otra ampliación hasta la estación de Santa Justa que provocará la supresión de líneas de autobuses que circulan por Nervión para tratar de trasvasar sus viajeros al ‘Metrocentro’, a ver si despega de una vez merced a no dejar a los usuarios ninguna otra alternativa de transporte.
Y el tiempo también ha desmontado el mito de la peatonalización de la Avenida. Ya en aquel entonces hice una medición sobre el terreno y comprobé que el espacio que en la práctica había quedado para los peatones tras las obras de Monteseirín y la implantación del tranvía era inferior al que tenían cuando la Avenida contaba con aceras separadoras del asfalto.
La Avenida se ha convertido en una jungla en la que el viandante se ve amenazado, según los tramos, por el tranvía, que tiene dos vías dobles a su servicio; las bicicletas, para las que se reservó un primer espacio delimitado por tachuelas, duplicado posteriormente por otra hilera de las mismas; coches de caballos; patinetes y segway.

Y los peatones han de sortear en el espacio aparentemente libre que queda los veladores de los bares -los grandes ganadores de la ejecución del proyecto de Monteseirín-; los enormes mupis (acrónimo de Mueble Urbano para la Presentación de Información) de una punta a otra para la colocación de cartelería sobre todo tipo de temáticas y los artistas callejeros.

Así llevamos desde que el 28 de octubre de 2007 se puso en servicio la línea del tranvía monteseirinesco: más de 14 años de arrinconamiento de los peatones.
EL PROGRAMA DE SANZ
Para tratar de revertir esta caótica situación, José Luis Sanz ha presentado dentro de su programa para las elecciones municipales, el proyecto denominado ‘Sevilla, eje central’, que en grandes líneas incluiría las siguientes actuaciones:
-Eliminación de una de las vías del tranvía en el tramo entre la Plaza Nueva y el Archivo de Indias y sustitución de los trenes actuales por otros de menor tamaño y que circulen a menor velocidad, de forma que los usuarios se puedan subir y bajar en plena marcha; y al quitar una de las dos vías, que los peatones ganen ese espacio.

-Supresión de los molestos mupis, por lo que también el espacio que ocupan sería recuperado para los viandantes.
-Colocación de un sistema de toldos por encima de la copa de los naranjos para que proyecten mucha más sombra que éstos y sea más agradable caminar por la arteria principal de la ciudad.
De este paquete para la Avenida, la actuación más llamativa es la supresión de una de las dobles vías del tranvía. En este sentido, tan sólo siete meses después de que se pusiera en servicio el ‘Metrocentro’ de Monteseirín en Sevilla, se produjo un debate en Vitoria, la capital alavesa. Su entonces alcalde, Patxi Lazcoz (PSOE), exigió al Gobierno vasco que se tendiera una sola vía en un tramo de la calle General Álava para que así los peatones tuvieran más sitio para moverse.

El Ejecutivo del PNV movilizó a la oposición municipal en contra de la demanda del regidor con el argumento, entre otros, de que con una sola vía se reduciría la capacidad de transporte de pasajeros y la frecuencia de paso del tranvía y abogó por lo que finalmente se hizo: separar claramente los espacios peatonales y tranviarios, los cuales se mezclan en Sevilla; reducción de la velocidad del tranvía; colocación de hitos luminosos para señalizar la ruta de dicho medio de transporte e instalación de bolardos y de barandillas.
Antes que en Sevilla se inauguró en la ciudad francesa de Clermont-Ferrand una línea de tranvía de 15,7 kilómetros de longitud y con 34 paradas en la que el tren puede circular por una sola vía porque se mueve sobre ruedas neumáticas, como las de un autobús, y se guía a través de un raíl central por el que se deslizan otras dos ruedas, en este caso metálicas.

Es un sistema denominado Translohr, patentado por la compañía Lohr Industrie y que sólo han adoptado siete ciudades en el mundo. La empresa es muy celosa de su cesión a terceros, de ahí su escasa implantación, por lo que en caso de que Sanz se convierta en alcalde tendría que adaptar toda la línea a este sistema francés o buscar una alternativa más flexible desarrollada por otras compañías.
En cualquier caso, el ejemplo de Clermont-Ferrand, de otras urbes de Francia y hasta de Padua en Italia demuestra que es técnicamente posible la implantación de un tranvía de vía única como el pensado por Sanz para hacer realidad, paradójicamente desde el PP, el lema monteseirinesco de ‘Sevilla, ciudad de las personas’ en vez de una Sevilla subordinada al tranvía arboricida, los carriles-bici, los patinetes y los mupis.
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