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‘Betislandia’

El compañero Antonio Félix publicó en magnífica primicia en El Mundo el proyecto denominado ‘Betislandia’, que auspicia la futurible Fundación del Betis. Esta entidad, cuyos patronos serían famosos y/o adinerados aficionados béticos, sería la titular de los derechos sobre el patrimonio del club, que quedaría así ‘blindado’ frente a la posible aparición de otros Ruiz de Lopera. Ningún presidente podría disponer al margen de la Fundación y de su tutela del patrimonio del Betis: el estadio, la nueva residencia para la cantera y la ciudad deportiva.
Al margen de que esta última, salvo sorpresas ocultas, no es patrimonio del club verdiblanco sino del Ayuntamiento, la gran operación encubierta  del proyecto ‘Betislandia’ no es la de salvaguardar el patrimonio de esa sociedad anónima deportiva o empresa privada llamada Real Betis Balompié, sino incrementarlo a costa, de nuevo, de Sevilla.

NUEVO REGALO

Conforme a los datos y las fotografías de la exclusiva de Antonio Félix, la Fundación de esta empresa privada ha proyectado, sin que el Consistorio lo haya desmentido, quedarse con el cercano centro deportivo municipal de ‘Ifni’ y montar, entre otras instalaciones de uso privativo, un club ‘social’ para, previo pago de sus usuarios, ingresar 1,2 millones de euros anualmente. Cabe preguntarse qué hay que blindar realmente, el Betis frente a Lopera o la ciudad de Sevilla frente al Betis y, por extensión, el Sevilla F. C., dos empresas privadas y propiedad de sus accionistas, en cuyos bolsillos únicamente revierten sus beneficios.
Ya Monteseirín, declarado bético (su valido y furibundo hincha sevillista, Manuel Marchena, compensaba el beticismo del alcalde laborando desde el Ayuntamiento en pro de su equipo), regaló al Betis durante su mandato la zona verde de Heliópolis sita junto al estadio pero en la práctica usurpada –y hasta vallada- como aparcamiento privado del club.
La coartada de Monteseirín para justificar la operación era que el Betis construiría sobre el solar un minúsculo centro cívico para el barrio, mientras que Lopera, entonces (¿y aún?) dueño de la sociedad anónima deportiva, tenía así luz verde para construir allí un hotel, un complejo comercial, oficinas … (planes parados por la crisis del ladrillo) y obtener una plusvalía regalada de al menos 30 millones de euros y teóricamente destinada a rematar el estadio.

SEMI ABANDONADO

Mientras los vecinos de Los Bermejales, que  se rebelaron contra el plan de Monteseirín de privarles del suelo destinado en el PGOU a equipamientos de su barrio y entregarlo a una confesión religiosa para que erigiera una mezquita, ganaron su derecho en los tribunales y ahora la Universidad les va a construir el centro cívico junto a la Politécnica, los residentes en Heliópolis claudicaron y ahora no tienen ni zona verde ni centro cívico.
De materializarse ‘Betislandia’, lo siguiente que perderán será el complejo deportivo público de ‘Ifni’ con la coartada de que está medio abandonado por el Ayuntamiento. Osea, que es el propio Consistorio el que, no conservando el complejo deportivo (mientras gasta más de 400.000 euros en la cubierta de la Davis para meterla en un almacén), crea las condiciones ‘objetivas’ para regalárselo a la empresa privada llamada Betis. ¿No recuerda acaso este abandono la misma táctica de esos propietarios del Centro que dejaban arruinarse las casas sin invertir en su conservación para así obtener la licencia de derribo y dar el posterior pelotazo urbanístico?
¿Acaso no impone la ley al propietario la obligación de conservación y, en caso de incumplimiento, la ejecución subsidiaria de las obras por parte del Ayuntamiento, con remisión de la factura para que aquél pague los gastos? Pero, ¿qué pasa cuando quien incumple la obligación legal de conservación es el propio Ayuntamiento? ¿Quién vigila al vigilante?

LA VIDA SIGUE IGUAL

A ver cómo justifica Zoido el cierre de una instalación municipal, su privatización y, por ende, su obligada recalificación urbanística, pues se trata de un equipamiento público en el PGOU al que habría que dar un uso lucrativo.
Ahora se explica mejor el precio (que paga siempre la ciudad) de la populista foto de Zoido con Del Nido y Guillén, presidentes del Sevilla y del Betis, que de inmediato empezaron a hablar de nuevas recalificaciones para seguir sacando tajada del urbanismo.
Al final, Zoido, que decía ser tan diferente a Monteseirín, está repitiendo las mismas prácticas que su antecesor con las empresas privadas llamadas Sevilla F. C. y Betis, las cuales adeudan en conjunto casi 5 millones de euros en tributos no pagados al Ayuntamiento, pese a que el Sevilla ha obtenido beneficios en los últimos ocho años (239.179 euros en su balance reciente). Este dinero hay que sumarlo al impagado anteriormente y condonado por Monteseirín bajo la fórmula de la ‘prestación fiscal sustitutoria’: disputar un partido para saldar la deuda. ¿Por qué no se ofrece a los sevillanos la misma posibilidad? Que cada uno haga lo que sepa a favor del Ayuntamiento (barrer una calle, conducir un vehículo municipal..) y así pague, en ‘especie’ y no en dinero, el IBI, la basura, el agua, el sello del coche….
La ‘prestación fiscal sustitutoria’ copiada por Zoido de Monteseirín consiste ahora en que ambos clubes se vayan a jugar unos partidos a la Cartuja “para darle vida al estadio” que, para colmo, es mayoritariamente de la Junta de Andalucía.
Así pues, más que ‘Betislandia’ esto es ‘Neverland’, el país del nunca jamás: donde quienes no pagan nunca son el Sevilla F. C. y el Betis.