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Deslizamientos en Las Cruces

Las paredes del depósito de estériles de las Cruces

se deslizaron 500 metros durante su construcción

Los ecologistas temen que se vuelva a repetir y la compañía

niega riesgos como los de Hungría y Aznalcóllar al no ser una balsa

Los verdes sospechan que no se compactan los residuos y CLC replica que ya ha completado la primera celda

El vertido tóxico de Hungría ha vuelto a resucitar el fantasma de la fractura de la presa de residuos de Boliden en Aznalcóllar y a reavivar la polémica entre los ecologistas y Cobre las Cruces, la compañía propietaria de la mina sita en Gerena, a cuenta de los potenciales riesgos de la explotación minera.

Ecologistas en Acción ha revelado que los muros de margas del depósito de residuos de las Cruces ya se deslizaron durante su construcción, por lo que este hecho podría volver a repetirse. La empresa, por su parte, considera que se trató de un problema habitual que suele producirse en las fases iniciales de la minería, acusa de alarmistas a los verdes y da “garantías absolutas” de que no hay riesgos porque, al contrario que en Aznalcóllar y Hungría, en Gerena no hay ninguna balsa de almacenamiento con líquido.

Entre las 3 y las 7 de la madrugada del 9 de julio de 2008 se produjo un deslizamiento en la escombrera norte del complejo hidrometalúrgico de Las Cruces, concretamente en la zona central del área conocida como Esparragal, que afectó al área de vertido libre y a la berma-barrera Este del área de vertido de estériles de planta, según verificó posteriormente un informe de la consultora Geocontrol que han revelado Ecologistas en Acción con motivo de la reciente catástrofe ecológica en Hungría, similar a la de Boliden en Aznalcóllar.

El deslizamiento tuvo una longitud aproximada de 500 metros, una anchura de 50 y una profundidad máxima valorada en 10 metros, con un volumen estimado de 250.000 m3 de material. El deslizamiento lateral se calculó de entre 5 y 10 metros.

La causa de la fractura de las paredes del depósito de estériles de la mina parece que estuvo asociada, según el informe técnico, a una excesiva altura de tierras, sumada a la existencia de poro en el vertido (entre cero y 6,5 metros) y habría provocado en el nivel natural de cimentación un mecanismo de rotura progresiva. Hubo que retirar tierras de la cabecera de la escombrera hasta la cota +73 en El Esparragal y hasta la cota +70 en la zona de cresta de la fractura, lo que supuso un movimiento de 2,3 millones de metros cúbicos de material.

Ecologistas en Acción ha revelado estos datos que, a su juicio, demuestran que el depósito de residuos de las Cruces sufre el riesgo de nuevos deslizamientos en el futuro por las características gerológicas de las margas y han subrayado que también el muro de la presa de Aznalcóllar estaba compuesto de marga compactada, la cual acabó por quebrarse al combinarse su capacidad deslizante con la humedad de la balsa de Boliden por el agua que acumulaba.

HECHO PUNTUAL

Cobre las Cruces reconoce la incidencia acaecida hace dos años, pero matiza que ocurrió en la escombrera en construcción, sin contenido almacenado alguno. “Este tema –afirma un portavoz de la compañía- se considera habitual en las instalaciones mineras: que las margas de un proyecto en construcción se muevan previamente durante las obras. No se puede alarmar –añade- sobre hechos habituales en cualquier operación minera y que en cualquier otra parte se entiende perfectamente. El desplazamiento se produjo en la berma de la instalación y no en los estériles depositados en ella”.

La compañía minera afirma que una vez que se terminó de construir el depósito de estériles, antes de arrojar residuo alguno expertos y consultores geotécnicos internacionales revisaron todo y verificaron la seguridad de las instalaciones. Por tanto, a juicio de Cobre las Cruces las garantías “son absolutas” y sólo desde el alarmismo más infundado se puede hacer una comparación con las catástrofes ecológicas de Aznalcóllar y Hungría, ya que el hecho diferencial de la mina de Gerena respecto de aquéllas es que no hay balsa que contenga líquido y, por lo tanto, ni hay agua ni barro que puedan romper nada ni transportar los residuos por algún cauce: los estériles son secos, no húmedos. La compañía insiste en que la única balsa existente en el complejo minero es una de agua depurada procedente de una EDAR de Sevilla (depuradora de San Jerónimo).

Según el portavoz de CLC, los residuos de las Cruces, conforme al proyecto aprobado por la Administración, se están encapsulando a medida que se van depositando y ya se ha finalizado la primera celda de la escombrera, cuyo grado de humedad es del 10% al 14% tras el sistema de filtración utilizado.

LIXIVIACIÓN INTERNA

Ecologistas en Acción aporta fotos aéreas realizadas el pasado 22 de septiembre y que a su juicio demuestran que ni los residuos son tan secos como sostiene la compañía ni se cubren con tongadas de margas compactadas, obligación que habría contraído ante la Administración y contemplada en el estudio de impacto ambiental.

Según las imágenes tomadas por los verdes, la lixiviación de los residuos es tal por el grado de humedad que contienen que se acumula el líquido en grandes encharcamientos dentro del depósito de estériles y se han llegado a construir balsas interiores para recoger los lixiviados.

“Los camiones que transportan los residuos basculan por una parte del depósito y éstos se van luego deslizando hacia la mitad del mismo, prueba evidente de que se mueven porque no son completamente secos, y tienen fluidez debido a los ácidos del proceso hidrometalúrgico, ya que en caso contrario se acumularían en el sitio de la descarga sin cambiar de emplazamiento”, afirma por su parte un portavoz de Ecologistas en Acción.

Las imágenes también demostrarían en opinión de los verdes que no se están compactando los estériles con margas, pues en tal caso el fondo del depósito tendría el mismo color grisáceo que el terreno que lo circunda y no es así: reflejan el aspecto multicolor del material tratado en la planta metalúrgica.