A este paso, además de consultar la predicción meteorológica para ver si hay que salir con paraguas –a la luz de los últimos pronósticos sigue vigente lo de hasta el 40 de mayo no te quites el sayo– o en manga corta, habrá que mirar la nueva sección que crearán los periódicos, dedicada a la manifestación nuestra de cada día. Ya he recortado para manejarme por Sevilla la previsión que ha hecho mi querida colega Estrella Yáñez para toda esta semana: siete colectivos, siete, se anuncian en los carteles para convertir calles y avenidas en un manifestódromo unamuniano contra esto (el Ayuntamiento sin alcalde) y aquello (el Gobierno tutelado por Europa). Lo de los funcionarios de ayer sólo fue el aperitivo, porque hasta el domingo pasearán sus protestas bomberos, mineros de Boliden, supervivientes de Astilleros, los de Correos, vecinos de Amate y familias por la custodia compartida. Y, entre medias, los presuntos prejubilados de Mercasevilla se encierran en tiendas de campaña. Como ven, en materia de conflictividad no nos falta ni un campamento en plan Sintel.
Manifestódromo
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