Una vez recuperado del susto por los abucheos de los funcionarios tras poner pies en polvorosa junto a Chaves, el (sin) alcalde saca pecho a cuenta de los 9 millones de euros (otros dicen que 24) gastados en restaurar la Plaza de España. ¿Éxito? Yo, que durante los 12 años que lleva el (sin) he sido indignado testigo domingo tras domingo del abandono a su suerte y acelerado deterioro del monumento, veo el mundo al revés que Monteseirín, como en el poema de José A. Goytisolo: para restaurar la plaza primero ha habido que crear las condiciones para que los vándalos se la cargaran. Y durante 12 años el (sin) no ha puesto allí ni un policía a vigilar. Tampoco ahora, hasta el punto de que en el día de la reinauguración ya vi pintadas en los paneles de propaganda montados por el valido a mayor gloria de su jefe, y desconchones en una de las balaustradas. Por cierto, ¿dónde están las de cerámica que había bordeando la ría? La cuestión no es restaurar, sino hacer una labor callada y diaria de mantenimiento y vigilancia, pero, claro, con eso no se sale en las fotos.
Sin motivo
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