Torrijos ha anunciado que preguntará en el Pleno por el coste, duración, acompañantes y motivos de los viajes realizados por Zoido y su equipo desde la toma de posesión del nuevo gobierno. Aunque Juan Bueno, portavoz del PP, haya reaccionado con indignación y se haya referido a los antecedentes turísticos (¿quizás alguna mariscada en Bruselas?) y oscurantistas del portavoz de IU, el alcalde debería responder con el clásico “me alegro de que me haga usted esa pregunta”, porque así, en aras de su promesa de luz y taquígrafos, podrá aclarar sus escapadas al torneo tenístico de Roland Garros, en París, y a los Juegos Olímpicos de Londres, de los que la opinión pública tuvo noticia por la canallesca y no por el Consistorio, y la repentina fiebre viajera de su delegado multiusos y chico para todo, Gregorio Serrano, por más que sea el titular de Turismo. A ver si va a resultar que sus concejales, en vez de llegar al cargo “comidos y viajados”, como prometió cuando estaba en la oposición, en realidad estaban tan ayunos de excursiones como los del gobierno de Monteseirín.