El vertedero y botellódromo del parque del Guadaira

Varias asociaciones de vecinos de barrios situados en el entorno del parque del Guadaira remitieron el pasado 13 de febrero de 2020 una carta al alcalde de Sevilla y a cinco de sus delegados para denunciar el estado en que se hallan los alrededores del colegio Corpus Christi, ubicado al final de esta gran zona verde, justo antes de su confluencia con la avenida de La (s) Raza (s).

Esta área se ha convertido en el vertedero de las obras realizadas para ampliar el colector que desemboca en la depuradora de El Copero y de otras para ensanche de carreteras y construcción de rotondas. Así, junto al colegio se ha creado un auténtico pedregal, de cuya autoría y erradicación nadie se reconoce responsable.

Por si esto no fuera ya suficiente, la nefasta idea del Ayuntamiento de crear un acceso directo hasta el final del parque desde la avenida de Dinamarca permite que cualquier vehículo llegue hasta las puertas del corpus Christi y que la zona se convierta en un aparcamiento indiscriminado de coches cuando juega el Betis y en un botellódromo diario que se ha mantenido incluso durante la fase aguda del coronavirus.

Botellas y cristales rotos se esparcen por doquier sin que se den por enterados ni la Policía Local, ni Lipasam ni la empresa adjudicataria del cuidado y mantenimiento de los parques y jardines, con el consiguiente peligro para los usuarios de esta zona verde.

Es hora de reconocer el error cometido con la apertura de una vía de comunicación directa desde la avenida de Dinamarca, innecesaria por cuanto la oficial es la que discurre por el interior y que cruza el parque. Por su ubicación y recorrido hasta el colegio del Corpus Christi ejerce un efecto disuasorio sobre los partícipes en la movida. Ciérrese, pues, dicho acceso junto a las instalaciones deportivas de la Universidad (Sadus) para acabar de una vez con el problema del aparcamiento futbolero y de las concentraciones de bebedores de litronas.

Y, por otra parte, alguna empresa, servicio o delegación municipales debe ocuparse de retirar las piedras y escombros que se han dejado como vestigio de tantas obras en los alrededores sin que nadie inspeccionara dónde se dejaban los residuos.

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