Siendo delegado de Urbanismo encargó un estudio para su traslado a San Jerónimo, parte del cual debía pagar el Puerto

Ahora como presidente de la APS tiene enfrente a los colectivos que no quieren verlo convertido en mirador teatral

La propuesta del estudio de arquitectura y diseño Eddea, redactor del Plan Maestro del denominadlo distrito urbano-portuario, de dejar en su emplazamiento actual frente a Heliópolis el histórico puente de hierro a modo de mirador sobre un teatro en derredor de una pequeña laguna artificial no convence a los colectivos defensores de la antigua obra de ingeniería. Se da la circunstancia de que el actual presidente de la Autoridad Portuaria, Rafael Carmona, encargó en 2003, siendo delegado municipal de Urbanismo, un informe que preconizó la reubicación del puente en el meandro de San Jerónimo. En aquel entonces el coste de tal proyecto se valoró en 6,2 millones de euros y buena parte de la factura debía corresponder al Puerto. Veinte años después el puente sigue anclado en tierra y el Puerto, ahorrándose el coste de su reubicación.

Coincidiendo con la Expo-92, o con motivo de la misma, el histórico puente de hierro o de Alfonso XIII que unía las dos orillas de la dársena del Guadalquivir a la altura del paseo de las Delicias fue desmantelado y sustituido por otro más moderno, igualmente levadizo, que facilitara la navegación merced a una ubicación no oblicua al cauce del río, como era la de aquél.

Tras permanecer un lustro arrumbado en el muelle de las Delicias, finalmente se montó de nuevo sobre tierra frente al barrio de Heliópolis y abandonado allí a su suerte, motivo por el cual ha sido víctima del vandalismo.

El puente se ha cruzado al menos dos veces en la vida del actual presidente de la Autoridad Portuaria de Sevilla (APS), Rafael Carmona. En 2003, más de un decenio después del desmantelamiento de dicha obra de ingeniería que diseñó Brackenbury, Carmona, en su calidad de delegado municipal de Urbanismo encargó un informe técnico para ver qué hacer al respecto.

Apoyándose en el estudio de los expertos, el entonces delegado ofreció una rueda de prensa en la que, según recogen las crónicas de la época, abogó por convertir en puente en una pasarela que uniera la barriada de San Jerónimo con la ampliación del parque del Alamillo, en la Isla de la Cartuja. El coste del traslado y de reconstrucción del puente era de 6,2 millones de euros. 

El problema radicaba en que el puente no tenía la longitud suficiente para llegar de una orilla a otra del meandro de San Jerónimo, por lo cual haría falta añadirle unos 117 metros de plataforma adicional. Para su traslado era necesario que se volviera a dividir cada fragmento en dos y desmontar las barandillas y celosías, así como las vigas principales de cada tramo. 

Los expertos se decantaron por el transporte del puente por tierra mediante plataformas hidráulicas y «a paso de hombre». Habría que realizar el traslado durante un fin de semana, para evitar problemas de tráfico.

La ruta para transportarlo era la Avenida de La (s) Raza (s), puente de las Delicias, Juan Pablo II, la carretera del muro de Defensa, la avenida Carlos III y la ronda Súper Norte, hasta llegar al meandro de San Jerónimo por su margen Oeste. «Es la ruta más barata y cómoda», afirmó Rafael Carmona.

El montaje requeriría cegar la dársena para la construcción de los pilares, como en su día se hizo con el puente del Cachorro (Cristo de la Expiración). Un proceso que, según los cálculos de los expertos, supondría 15 meses de trabajo. Además, el hierro dulce del que está hecho el puente precisaría un «tratamiento especial».

Según Rafael Carmona, el traslado dependía de la Autoridad Portuaria de Sevilla, que en su día se comprometió a pagarlo, y de la Junta de Andalucía, que debería hacerse cargo del montaje, lo que suponía un 70 por ciento del coste total de 6,2 millones de euros. Ese presupuesto triplicaba el precio de una pasarela convencional de nueva construcción, aunque el entonces delegado de Urbanismo defendió la necesidad de conservar el patrimonio histórico de la ciudad.  

EL DISTRITO URBANO-PORTUARIO

Por ironías del destino, el Rafael Carmona que hace veinte años defendió el traslado del puente de hierro a San Jerónimo para dotarlo de funcionalidad y conservarlo como patrimonio histórico de la ciudad es ahora el presidente de la Autoridad Portuaria, que debería pagar dicho traslado. Sin embargo, en los planes del puerto no se contempla tal posibilidad, sino la que se ha plasmado en el Plan Director del denominado distrito urbano-portuario: mantener el puente de hierro frente a Heliópolis, sobre un pequeño lago artificial y convertido en mirador hacia un teatro al aire libre que se construiría bajo su tablero.

Las asociaciones que defienden la recuperación de esta histórica obra de ingeniería han expresado a la agencia E.P. su más rotundo rechazo a esta propuesta. En su opinión, «menosprecia el valor ingenieril» del puente y «falta a la promesa histórica hecha de recuperarlo como pasarela peatonal sobre el río, que fue la excusa con la cual lo desmontaron de su emplazamiento original, malográndolo y descontextualizándolo» en su actual enclave en una parcela de la avenida de Las Razas.

«El puerto vuelve a prometer la recuperación del puente en la parcela actual, pero sin resolver el levantamiento de las vías de tren que la cierran al acceso del público y que ha esgrimido la Autoridad Portuaria durante lustros para justificar dejar el puente sin acceso, abandonado y sin cuidado ni restauración», critican los colectivos. Actualmente, la Autoridad Portuaria ha licitado la contratación de una «asistencia técnica para el análisis estructural» del puente de hierro.

«Entenderíamos desafortunado tener que añadir el nombre del alcalde, Antonio Muñoz, y el del presidente del Puerto de Sevilla a la lista histórica de personas que dificultaron e impidieron la recuperación del puente de hierro como pasarela, como desgraciadamente parece que terminará ocurriendo», aseveran estos colectivos. Insisten en que el gobierno local hispalense no ha estudiado su propuesta de reinstalación del puente como pasarela entre la antigua fábrica de tabacos de Altadis, en Los Remedios, y el paseo de Las Delicias, en el marco de la remodelación urbana de todo el recinto fabril.

Por su parte, el alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, ha defendido públicamente que reutilizar el antiguo puente de Alfonso XIII para este proyecto «no era la solución» adecuada, y aseguró que hay «alternativas» para su reubicación.

Los colectivos pro-puente, en cualquier caso, invocan una vez más la declaración institucional formalizada en 2020 por el pleno del Ayuntamiento hispalense, que respalda la idea de «acordar con la Autoridad Portuaria y las administraciones competentes y mediante la colaboración, si fuera posible, con el sector privado, su recuperación y reconstrucción sobre el río Guadalquivir, como pasarela para uso peatonal y de transporte personal alternativo en un lugar emblemático de la ciudad, de acuerdo con el dictamen de los técnicos sobre la ubicación y los costes y con el consenso de las asociaciones y entidades ciudadanas» que desde hace años reclaman el rescate de esta infraestructura.

Además, la declaración institucional implica promover el reconocimiento de este antiguo puente metálico como bien de interés cultural (BIC) y su inscripción en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, así como que cuente con un nivel de protección global a través del propio Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de la ciudad.

La situación del puente no salió a colación en el reciente debate celebrado en el IES Punta del Verde, en el que Rafael Carmona explicó a los vecinos de barrios como Reina Mercedes, Sector Sur, Heliópolis y Los Bermejales los planes de futuro del puerto, tanto para la avenida de Las Razas como de la franja al Sur del muelle de Tablada.

En los prolegómenos del acto, el presidente de la APS sí comentó que estaba pendiente de diversos análisis técnicos y patrimoniales sobre el estado del puente para emprender actuaciones y que esperaba que «los análisis no devengan en parálisis».

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