El encargo en plena crisis y con 207.202 parados en Sevilla de un retrato del expresidente de la Diputación, Luis Navarrete, por 81.200 euros es un ejemplo de cómo el PSOE está perdiendo el sentido de la realidad y se lo está poniendo al PP como se las ponían a Fernando VII: a huevo. Una vez descubiertos en semejante metedura de pata e insensibilidad social, los del partido obrero (¿?) no han tenido reflejos para rectificar y quedar como unos señores. El PP les ha dado sopa con honda al exigir a Villalobos que anule el encargo y destine esos fondos a paliar la situación de los parados. El presidente del Banco de los Alimentos dice que cada euro que reciben lo convierten en 50 kilos de comida para los necesitados. Con el dinero del retrato de Navarrete se podrían comprar 4 millones de kilos. Si hasta Nana Mouskouri renuncia en Grecia a su pensión para ayudar a su país, ¿no debería renunciar Navarrete a su pintura hasta que lleguen tiempos mejores? Pero Navarrete no dice ni ‘mú’. Hay silencios que retratan a las personas más que el mejor de los pinceles.
El retrato improcedente
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