Stalin preguntó a uno de sus consejeros: “¿Cuántas divisiones tiene el Papa?”. Se burlaba del poder real del Pontífice, porque para un individuo sin principios sólo contaban los tanques y no concebía una autoridad moral al margen de la fuerza. Esta pregunta se la hacen también los alcaldes frente al Defensor del Pueblo: ¿qué más da su autoridad moral si a ellos no les pasa nada por no echarle cuenta? Los tiempos están cambiando. Tras 11 expedientes de queja por falta de colaboración, el Defensor ha dado parte del alcalde de Almuñécar y el fiscal le ha denunciado por un presunto delito contra las instituciones que podría suponerle dos años de suspensión. ¡Por fin Chamizo ha llevado a un alcalde que se ríe de él y de sus vecinos ante la Fiscalía! Ojalá lo hubiera hecho antes y lo haga muchísimo más. Veríamos cómo los parlamentarios dejarían de irse al bar cuando presentara su Informe Anual y los alcaldes cumplirían sus recomendaciones. Hasta que el Defensor no meta a un político en la cárcel no dejarán de verlo como un simple florero del sistema.
¿Cuántas divisiones tiene el Papa?
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