El técnico de Movilidad enfrentado al otro técnico de Movilidad (¿o fue al revés?) ha cantado la gallina en la Comisión de Investigación al revelar ingenuamente (¿o no?) que las 22 cámaras instaladas en plan gran hermano por Monteseirín siguen captando todo lo que se mueve por el Centro. ¿No dijo el PP que estaban escacharradas y su destino era el desguace? Pues no estaban muertas, sino vivitas, y grabando. Pillados en el tonto (¿o no?) renuncio por aquello de querer demostrar hasta a la Agencia de Protección de Datos que las imágenes eran borrosas, salieron por la tangente diciendo que usan las cámaras para contar coches, como otros cuentan ovejas o -el personaje de la novela de Burgos- sombras. ¿Y para éso hace falta gastar este dineral en vez de devolver el material a la fábrica, ahora que aún está en garantía? Bastaría con encargarle un baratito simulador numérico mediante algoritmos a la UPO o a la Hispalense. Al fin y al cabo, hasta Google no es más que un algoritmo matemático. El problema de fondo de este Ayuntamiento es que allí todos son de Letras.
El contador de coches
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