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Espadas cumple 100 días como alcalde de Sevilla

Espadas cumple este 20 de septiembre de 2015 sus primeros cien días en el gobierno municipal, un periodo corto de tiempo (sólo supone un 7% de todo su mandato), y más corto aún en la práctica si se considera que por medio ha estado el mes de agosto, prácticamente inhábil a todos los efectos. Por tanto, es demasiado pronto para enjuiciar a un alcalde aún en construcción pero al que se le va a exigir a partir de ahora, pasado ya este periodo de gracia, que apriete al máximo el acelerador y alcance cuanto antes la velocidad de crucero concretando sus líneas políticas maestras en la redacción de sus Presupuestos y Ordenanzas Fiscales para la ciudad. Será ahí, en la asignación de los recursos económicos, donde se verá con más nitidez cuáles son sus prioridades reales.

Puede decirse que un alcalde será calificado en función no sólo del cumplimiento de su programa electoral, sino también por la satisfacción de las expectativas que haya generado ‘a priori’. En este sentido, Espadas es diametralmente opuesto a su antecesor, Zoido, que prometió prácticamente todo lo que los sevillanos querían oír, de ahí su cosecha de 20 concejales primero y la posterior pérdida de ocho, cuando esas promesas no se hicieron realidad.

Espadas no prometió un Central Park, un Centro Pompidou ni un nuevo Palacio de Deportes con pistas de nieve artificial para esquiar como Zoido, promesas imposibles en una época de gravísima crisis económica y de restricciones presupuestarias, por lo que difícilmente los ciudadanos se llevarán a engaño con él ni se harán falsas ilusiones. Así lo ratificó en su discurso de investidura, en el que dijo: “No voy a prometer nada que no pueda cumplir. Prometo trabajo, esfuerzo, dedicación y entrega”.

Por tanto, su perfil es el de un hombre de gestión, serio y no populista, que difícilmente se sacará de la chistera proyectos faraónicos de coste multimillonario y escasa utilidad práctica, como Rojas Marcos con el Estadio ‘Olímpico’ y Monteseirín con la Setas de la Encarnación, pero también se puede lograr la transformación de la ciudad por la vía de la ordenación y la eficacia en la prestación de los servicios, eso que Zoido llamaba el funcionamiento “como un reloj suizo”.

REVISIONISMO

Algunos alcaldes, por no decir la mayoría, han iniciado su mandato con un revisionismo de proyectos de sus predecesores, por considerarlos contrarios a su programa, innecesarios, gravosos o por cualquier otra causa. Monteseirín, por ejemplo, anuló la construcción en el Prado de una nueva sede administrativa que, por encargo de Soledad Becerril, diseñó el arquitecto Rafael Moneo, un proyecto valorado entonces en unos 20 millones de euros. Zoido, apenas aterrizar en el cargo, derogó el Plan Centro de tráfico de Monteseirín. Espadas ha hecho lo propio anulando el convenio de su antecesor con Altadis para la conversión de la antigua fábrica de tabacos en un complejo terciario (comercios, hoteles, oficinas) y desistiendo de modificar el PGOU para la construcción de un puente en la Cartuja al servicio de la torre Pelli, amén del concurso arquitectónico convocado a tal efecto.

Asimismo, aunque no revertirá la recalificación urbanística aprobada por Zoido para convertir en gran superficie comercial la antigua comisaría de la Gavidia, el nuevo gobierno presidido por Espadas ya ha anunciado que se decanta por ubicar allí un hotel antes que un centro comercial, en línea con la postura que el PSOE mantenía cuando estaba en la oposición.

Otra medida revisionista de Espadas ha sido la de la ampliación de la zona azul, aprobada en la recta final del mandato de Zoido. Sin embargo, la nueva corporación no ha ido por ahora más allá de anular el 10% de las plazas, que es el margen de maniobra que le permite el contrato suscrito en su día con la empresa Aussa por un periodo de diez años. Salvo que el secretario, al que el alcalde le ha encargado un informe específico, encuentre un portillo jurídico para eludir las obligaciones del contrato, Espadas no tendrá más opciones que indemnizar a la concesionaria u ofrecerle compensaciones de otra índole si pretende realmente dejar sin efecto la zona azul ampliada de Zoido.

PROCESIONES

También en sus primeros cien días el nuevo alcalde adoptó otra decisión revisionista de una práctica municipal, aunque en este caso no databa de la etapa de Zoido sino que era bastante más antigua: la reducción de lo que calificó como “sobrerrepresentación” de concejales en procesiones religiosas, como la de la Virgen de los Reyes, una medida sobre la que pretendió proyectar la imagen de un ‘plácet’ previo por parte del arzobispo, aunque éste se limitó a darse por enterado y aclaró que no interferiría en las decisiones de índole municipal. Pese a las protestas del PP, la medida no suscitó gran debate público, si bien, paradójicamente, el Ayuntamiento no la ha aplicado en otros cortejos religiosos menos señalados y en los que han vuelto a aparecer los maceros escoltando a los concejales..

Espadas no ha revisado aún las funciones del Consejo Económico y Social de Sevilla (CESS), pero la creación en la práctica de un órgano paralelo de asesoramiento económico con patronales y sindicatos, una especie de CESS bis, provocó como protesta la dimisión del presidente de aquél, sin que hasta ahora haya sido sustituido.

El nuevo alcalde, tanto por afinidad ideológica, como por su talante -más flexible, dialogante y propenso al acuerdo-, ha tendido puentes con la Junta de Andalucía, continuamente señalada por Zoido como “la enemiga de Sevilla” por rechazarle proyectos, en algunos casos con una edificabilidad desproporcionada, como el de la Ciudad de la Justicia en el Prado y con tal de no trasladar los juzgados a los Gordales. Espadas ha abierto nuevos cauces de entendimiento con la Junta para abordar técnicamente con el consejero de Justicia la viabilidad del complejo judicial junto a y con la Feria, y también ha hecho lo mismo con la consejera de Cultura en relación con la restauración y apertura de las Atarazanas.

EL EJE CON MÁLAGA

Traspasando los límites de la ciudad, el alcalde, merced al impulso de la sociedad civil de ambas urbes, ha pasado de la estéril rivalidad localista a un nuevo espíritu de cooperación con Málaga al constituir el denominado ‘eje Sevilla-Málaga’, por el que ambas ciudades presentarán proyectos conjuntos a la UE y se convertirán en el campo de pruebas de innovaciones tecnológicas de las universidades respectivas.

La participación codo con codo de Espadas y De la Torre, el alcalde malagueño, en varios actos en las últimas semanas, como la inauguración de la exposición dedicada en el Círculo Mercantil al cardenal Herrera Oria, confirma el excelente estado de las relaciones bilaterales. El éxito del eje Sevilla-Málaga sería uno de los grandes legados de Espadas para la vertebración de Andalucía, al demostrarse que dos alcaldes pueden superar el distanciamiento digamos sentimental acumulado durante decenios por las dos grandes urbes y superar sus adscripciones políticas (uno es del PP y otro del PSOE) a la hora de trabajar en común.

En similar plano de ‘política exterior’ pero con menor grado de concreción cabe situar la iniciativa de volver a impulsar la idea de la ‘Gran Sevilla’, en que la capital y su área metropolitana abordarían proyectos conjuntos desde una óptica supramunicipal.

HERENCIA RECIBIDA

Parte de estos cien días han estado dedicados a afrontar problemas heredados o emanados de la gestión del anterior gobierno municipal, como han sido los trabajos contrarreloj en el Polígono Sur para evitar perder los 3 millones de euros de inversión con cargo al Plan Urban antes del 31 de diciembre; el arreglo de las deficiencias en el Museo de la Cerámica y en el Antiquarium, que obligaron a su prolongado cierre; las obras para recuperar de su deterioro el Parque Amate y el Jardín Americano; el cierre del ‘agujero’ de seguridad detectado por Ciudadanos en la página web de la Agencia Tributaria municipal, por el que datos confidenciales de los sevillanos han quedado expuestos en Internet, y el encargo urgente de una auditoría informática; las sentencias judiciales contrarias al Ayuntamiento frente a Detea por la Ranilla (pago de 2 millones de euros) y frente a Sando en Mercasevilla, si bien ésta por actuaciones en la era de Monteseirín (pago de 12 millones de euros), y hasta la imputación de 37 policías, incluido el superintendente, por el caso de la filtración de las preguntas de unas oposiciones.

Este periodo no ha librado al alcalde de polémicas y críticas, como la desatada por su doble anuncio de bajada/subida del IBI en función de qué colectivos, con lo cual creó las condiciones para que predominaran las reacciones negativas de los sectores presuntamente afectados, en un error de puesta en escena típica de un principiante, que denota que Espadas, pese a su experiencia política previa en la Junta de Andalucía, aún está en construcción como alcalde.

También acumula cien días sin cerrar por completo el organigrama de las empresas municipales, al no haber hallado directivos del perfil adecuado o dispuestos a cobrar menos que en el sector privado y que el propio alcalde; y ha provocado gratuitamente a grupos sin los que hoy no sería el regidor de Sevilla, como Participa, al alardear en declaraciones periodísticas de que gobierna como si no necesitara su voto y no facilitarles apenas información sobre sus fichajes para las empresas públicas. Participa ya ha enseñado los dientes al subrayar que continúan los desahucios en Sevilla, pese a la supuesta Oficina municipal que debía evitarlos, e Izquierda Unida también ha criticado la excesiva, a su juicio, política de gestos y anuncios del alcalde sin concreción en la realidad.

Todo indica que el resto de formaciones políticas, incluidas las que le apoyaron en su investidura, no están dispuestas a otorgar a Espadas muchos más días de gracia que estos primeros cien de su mandato.
UN MINIMO DESCENSO DEL PARO
Espadas no prometió, como Zoido, convertirse en el alcalde del empleo, pero en su discurso de investidura dirigió este mensaje especial a los parados de la ciudad: “Sois mi prioridad. Sois la prioridad de este gobierno. Y sois la prioridad de esta nueva corporación municipal. Cada una de las decisiones que tome como alcalde, cada una de las decisiones que tome este gobierno y cada una de las decisiones que consensuemos entre los grupos municipales que formamos esta corporación se hará pensando en vosotros”.

 

Al finalizar junio, el mes de la investidura de Espadas como alcalde, Sevilla tenía 84.470 parados. La cifra bajó de forma esperanzadora en julio hasta los 83.869, pero de nuevo a vuelto a subir en agosto, hasta los actuales 84.127. El balance, pues, de estos tres meses y pico del mandato es de 343 parados menos, un número que, tal como han denunciado los sindicatos, no cuadra con los continuos anuncios de que Sevilla bate récord turísticos mes tras mes, ya apenas se traducen en el empleo.

Espadas, que cuando se hallaba en la oposición exigía a Zoido la redacción de un Plan Municipal de Empleo, todavía no ha concretado el suyo, que más parece consistir en la agregación de medidas dispersas en busca de la suma de reactivaciones laborales, como sería la puesta a disposición de los emprendedores de locales municipales vacíos, cubrir las vacantes existentes en los Servicios municipales (condicionadas a las normas del Ministerio de Hacienda), la recuperación del programa PACAS y la firma de nuevos acuerdos de colaboración con la Junta de Andalucía en materia de empleo.