Hasta ahora, la más famosa conversión de la historia era la de Saulo de Tarso, que persiguiendo cristianos camino de Damasco, tras una luz cegadora se cayó del caballo y emergió como un hombre nuevo, San Pablo. Émulo del gran apóstol, otro que se acaba de caer de la alto de su caballo camino de Carmona y se ha dado de bruces contra la realidad cuando iba persiguiendo indolentes y vagos por la tierra de María Santísima es Cayetano Martínez de Irujo. El conde de Salvatierra no sólo ha acabado abjurando de sus anticuadas y heréticas creencias sobre el PER y el orteguiano ser andaluz, sino que además ha sentado las bases, en plan Bogart en Casablanca, del comienzo de una gran amistad con esos ocupantes de sus propias fincas llamados Cañamero y Sánchez Gordillo, y hasta se ha comprometido a crear un centro de formación para los jornaleros y a comercializar productos campesinos bajo la marca ‘Casa de Alba’. Ha visto la luz. Arrepentidos los quiere Dios, cuyos caminos son inescrutables. 25 de enero, conversión de San Pablo. 20 de diciembre, conversión de Cayetano.
La conversión
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