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Sevilla, secuestrada

El Ayuntamiento y la Iglesia han otorgado un trato de favor a Sergio Ramos en detrimento de sevillanos y turistas

 

Calles de la zona Sur también son cortadas o/y acotadas para que el Betis haga negocio con conciertos en su estadio

En días previos al sábado 15 de junio, el Ayuntamiento colocó en la cuesta de Santo Tomás y en otras calles del entorno de la Catedral, el Alcázar y el Archivo de Indias señales de prohibición de aparcar y de amenaza de retirada de vehículos por la grúa durante toda esa jornada. El motivo especificado, sobre una leyenda negra de ‘Agradecemos su colaboración’, era un escueto ‘boda’.

Un turista no advertido podía pensar que esta restricción oficial al tráfico y al estacionamiento en el denominado mejor cahíz de tierra, donde se hallan los tres monumentos declarados patrimonio de la humanidad por la Unesco, se debía a razones institucionales o de estado, a un enlace como el que el 18 de marzo de 1995 se celebró entre la infanta Elena y Jaime de Marichalar, con presencia de la Familia Real española y de invitados de la realeza y de la nobleza europeas.

Sin embargo, se trataba de una boda más normal, dicho con todo el respeto para los contrayentes, ya que quienes recibieron por parte del Ayuntamiento gobernado por el socialista Espadas el mismo honor que una infanta de España de que se cortara espacio público  para facilitar su acceso y el de sus invitados al templo fueron dos personas particulares, tan particulares (o al menos eso pensábamos) como usted y como yo, llamadas Sergio Ramos y Pilar Rubio.

FACTORES DIFERENCIALES

El primer factor diferencial es que los dos son muy famosos, ya que el novio es futbolista y capitán del Real Madrid y de la Selección española, y la novia, presentadora de programas de televisión y eso que llaman ahora ‘influencer’ para calificar a quien tiene muchos seguidores en las redes sociales. El segundo factor diferencial es que gozan de una magnífica posición económica, ya que algunos medios atribuyen sólo al futbolista un patrimonio de al menos cien millones de euros, como fruto de sus contratos con su club en su ya larga carrera deportiva y de sus inversiones. Así pues, en ambos se cumplen las tres condiciones por las que según Cristiano Ronaldo, el narcisista futbolista portugués, él era objeto de envidia en España: ser jóvenes, guapos y ricos.

Nos alegramos por ellos y porque al margen de los dones recibidos de la madre naturaleza se han labrado su fortuna con su propio esfuerzo, ya que no nacieron ricos de cuna. Ahora bien, esos tres rasgos  no les deberían haber hecho acreedores al trato de privilegio, en detrimento de los sevillanos y de los turistas, recibido por parte del Ayuntamiento socialista de acortar también con vallas el entorno de los tres monumentos patrimonio de la humanidad para convertirlos en exclusiva pasarela de desfile para ellos y sus invitados (la mayoría, pertenecientes al mundo del deporte y del espectáculo) en su camino hacia la Catedral, como si se tratara de regios personajes.

Pero la culpa no es de ellos, sino del gobierno de la ciudad, que se ha prestado a privatizar en su beneficio durante al menos un día la mejor zona de Sevilla y a movilizar a la Policía Local y a la grúa para vigilar este exclusivo corralito. ¿Con qué argumento se ha justificado este gran trato de favor? Oficialmente nadie ha dicho nada, porque es injustificable. Extraoficialmente se ha hablado de lo de siempre con lo que aquí se trata de justificar el secuestro y rendición de Sevilla a los intereses del ‘lobby’ turístico, que gracias a la boda los invitados habían llenado varios hoteles de cinco estrellas; que gracias a la boda Sevilla apareció en no se sabe cuántos programas televisivos y medios de comunicación y sólo esa publicidad gratuita habría tenido un coste incalculable de haberla tenido que pagar; que gracias a la boda otros famosos podrían seguir su ejemplo (de momento ya se anuncia otra de dos ‘influencers’ en la Catedral el próximo sábado), vendrían todavía más turistas a la ciudad y Sevilla viviría aún más del turismo, etcétera, etcétera.

LITURGIA “ESPECIAL”

¿Y qué decir del cartel colocado por la Iglesia a las puertas de la Catedral? Este era el mensaje: “El sábado 15/06/2019, por celebración litúrgica especial, la visita cultural se cierra a las 15:30 horas. Gracias por su comprensión y colaboración”. Así pues, no sólo el Ayuntamiento secuestra el entorno de la Catedral a los sevillanos para ponerlo al servicio de Sergio Ramos y de Pilar Rubio, sino que también el Cabildo catedralicio hace algo similar al limitar las visitas culturales en beneficio de una pareja de novios cuyo enlace es calificado de “liturgia especial”. Parafraseando la famosa canción interpretada por Los del Río, resulta que no sólo Sevilla, sino también Sergio Ramos y Pilar Rubio tienen un color especial, no así el resto de los mortales.

Eso parece, ya que ha trascendido que el novio se bautizó tan sólo unas semanas antes para poder casarse en la Capilla Real ante la Virgen de los Reyes en la Catedral, cerrada desde horas antes a fieles y turistas y reservada única y exclusivamente para él, la novia y los invitados de la pareja. Cuando hay lista de espera de meses para contraer matrimonio en el templo metropolitano, ¿cómo alguien que ni siquiera estaba bautizado, se supone que condición “sine qua non” para casarse por la Iglesia, logró apenas recibir dicho sacramento que se le reservara toda la Catedral en tan breve plazo de tiempo? ¿Habrá que remitirse al relieve existente sobre la Puerta del Perdón, alusivo al paraje bíblico de la expulsión de los mercaderes del templo?

Y es que ésta es la conclusión que se puede extraer de la boda de la pareja de famosos: el mercadeo de Sevilla a costa de los propios sevillanos, parte de los cuales acudieron a  agolparse sobre las vallas para, asumiendo ese tópico de “jugador número doce”, jalear al capitán de la Selección y a su cohorte de invitados. Una imagen tópica que sirvió de decorado de fondo a los programas televisivos “del corazón” y que además puede ser usada como coartada por el Ayuntamiento y el Cabildo catedralicio, quienes podrían esgrimir que no hubo protestas por la privatización del espacio público y el patrimonio histórico-artístico, sino todo lo contrario:  algarabía popular. Posiblemente hemos descubierto una nueva línea de negocio en la consolidación de Sevilla como parque temático: figurantes en las bodas de los ‘influencers’.

TAMBIÉN EL BETIS

El secuestro de la ciudad no se produce sólo en el Centro; también se extiende al Sur, concretamente al entorno del estadio Benito Villamarín, propiedad del Real Betis Balompié Sociedad Anónima Deportiva. Conforme a su razón social se supone que el Betis tiene por objeto la organización de eventos deportivos, ya sean futbolísticos (su inicial razón de ser) o baloncestísticos (tras la absorción del antiguo e histórico Caja San Fernando, por lo que hay que agradecerle que haya evitado la desaparición del basket de élite en nuestra ciudad).

Sin embargo, no contento con el negocio logrado con la celebración en su estadio de la final de la Copa del Rey de fútbol, el Betis ha abierto una nueva línea de actividad, el montaje de conciertos en el estadio Benito Villamarín.

Desde la final de la Copa del Rey  hasta la fecha ha rentabilizado aún más el estadio acogiendo el macroconcierto de Alejandro Sanz, un evento relacionado con el programa televisivo musical Operación Triunfo y el concierto de Manuel Carrasco. ¿Entran estos conciertos en el objeto social de esta sociedad anónima deportiva? ¿No suponen acaso una competencia para los auditorios de la ciudad y empresas dedicadas específicamente a la organización de eventos?

Para que el Betis haga estos negocios al margen del fútbol, el Ayuntamiento ha mantenido desde el 25 de mayo (final de la Copa del Rey) hasta el 21 de junio (concierto del artista isleño) señales de prohibición de aparcar en las calles del entorno del estadio; la explanada pública (zona verde de antiguo, al menos sobre el papel) colindante con el coliseo deportivo llevaba  vallada desde hacía semanas y utilizada como almacén para el acopio de materiales del montaje de los escenarios y estacionamiento de camiones de gran tonelaje que los transportan; se cortó el acceso al público (concierto de Alejandro Sanz) la avenida de Reina Mercedes y calles de Heliópolis y de Los Bermejales mediante un dispositivo especial de tráfico y seguridad; se han desviado las rutas de varias líneas de autobuses, que no pararon en sus sitios habituales, con los consiguientes quebrantos para los vecinos por todo ello.

En resumen, al igual que ocurrió con la boda de Sergio Ramos y Pilar Rubio, una parte de la ciudad se pone al servicio de los intereses extradeportivos del Betis, sin que sepamos en ambos casos qué beneficios o contrapartidas recibe Sevilla a cambio.