Nonagenario casi, ha muerto en Sevilla el gran americanista canario Morales Padrón. De orígenes humildísimos, se hizo a sí mismo estudiando con becas hasta lograr por oposición la Cátedra de Historia de América desde su condición de maestro nacional. Deja una obra amplia y fecunda, ya que sus Atlas sobre el Descubrimiento y el Nuevo Mundo siguen siendo de obligada consulta, al igual que ‘La ciudad del quinientos’, dedicada a la edad de oro de Sevilla, cuando era puerto y puerta de Indias. Atrapado por el embrujo de esta tierra, en la que fue desde pregonero hasta director de su Academia de Buenas Letras, divulgó facetas desconocidas hasta para los sevillanos de cuna en libros como ‘Sevilla insólita’, ‘La ciudad de los cinco nombres’ y ‘Memorias de Sevilla’. La Sevilla ingrata hizo desmemoria de Morales, sobre todo en sus últimos años, cuando debió saldar esa deuda de amor con un reconocimiento público que no le llegó. Aquí, las medallas en vida se las autoconceden concejales de tres al cuarto antes que dárselas a hombres de Letras condenados al exilio interior.
Morales Padrón
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