Zoido ha cumplido 100 días de alcalde, el periodo de gracia otorgado a todos los políticos tras su toma de posesión. Y yo me pregunto: ¿quién si no ellos mismos se han concedido ese –otro más- privilegio de invulnerabilidad como Aquiles, talón aparte? Miren a su alrededor o a sí mismos:¿a usted le dieron 100 días de bula en su empresa? ¿O al maestro en el nuevo curso? ¿O al médico en el hospital? Cien días es ¡casi un tercio del año! Fíjense en lo que puede pasar tras las próximas elecciones autonómicas de marzo o abril. Quien las gane va a empalmar los 100 días de gracia con las vacaciones de verano. Total, intocables hasta septiembre. ¡Medio año! Noli me tangere. Esto de la política sí que es Jauja. Tal como está el patio es un lujo o una estupidez darles una indulgencia plenaria de 100 días a quienes se presentaron –voluntariamente además- como unos salvadores y no precisamente como unos becarios aprendices. Aunque viendo cómo ha dejado Monteseirín Sevilla y las telarañas en las cuentas municipales, Zoido a lo mejor precisa no 100 días de gracia, sino 300.
100 días
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