La primera evaluación

Zoido ha cruzado su primer Rubicón como alcalde, esa frontera artificial convenida entre políticos y periodistas de los 100 días de mandato y que sirve para poner fin al periodo graciable otorgado a los mandatarios y empezar a hacer balances.
Cien días en un mandato de 1.460, equivalentes a cuatro años (hasta casi mediados de 2015) no son muchos pero son más de lo que parece si se considera que ya han supuesto casi el 7% del tiempo para Zoido en la Plaza Nueva.
El análisis de esta primera etapa ha de tener en cuenta la situación heredada de Monteseirín, ciertamente desastrosa; el cumplimiento de las promesas y del programa electoral y el grado de cambio, a mejor o peor, experimentado por la ciudad.
Se ha acusado a Zoido de ser una especie de Jano bifronte que lo mismo ejerce de alcalde que de opositor, tanto al gobierno de Monteseirín por inercia como a la Junta. En el primer caso, por denunciar públicamente al menos una vez cada tres días (y serían por tanto más de 30) algún despilfarro, desmán, escándalo, irregularidades…. de la corporación anterior. En el segundo, por recordar a Griñán en la famosa carta de los siete folios al menos 16 ó 17 asuntos en los que la Junta no ha cumplido aún con Sevilla.
Zoido no puede hacer borrón y cuenta nueva cuando cada día descubre partidas inexistentes o agotadas, facturas multimillonarias sin pagar (en algunos casos desde hace años), sobrecostes en todas las obras pendientes de rematar (desde los pasos subterráneos hasta Fibes), fundaciones y entidades en bancarrota, el 90% del presupuesto de inversiones gastado…. porque esa herencia recibida condiciona su margen de maniobra, mucho más limitado de lo que él preveía.
Cien días después de su aterrizaje en el Consistorio, el alcalde dice que aún no ha tenido tiempo de evaluar la auténtica situación financiera existente porque cada día se topa con una sorpresa, pero estima que la deuda real de la corporación y sus empresas será de unos 700 millones de euros.
Ahora anuncia que en un año habrá contenido el gasto y saneado las arcas públicas, justo en un escenario de crisis, caída de los ingresos y promesa de bajada de impuestos y de, por ejemplo, reinstaurar desde enero la gratuidad del bonobús para los mayores de 65 años (más gasto municipal por transferencias a Tussam).  Este tipo de promesas, como la de que iba a resolver en julio el caso Ikea (y ya estamos en septiembre) pueden tener un peligroso efecto ‘boomerang’.

CASCADA DE PROMESAS

La Oposición le ha contabilizado 714 promesas. Se recordará que el hoy alcalde incluso llegó a calcular el coste en tiempo y dinero de los proyectos a que daría prioridad en cada uno de los once distritos de la ciudad. En la mayoría de los casos se trataba de obras y medidas ejecutables en un plazo de entre mes y medio y dos meses y a un coste de entre unos 40.000 euros  y 330.000.
El alcalde sólo ha materializado uno de estos proyectos en los barrios, el más barato: la desratización del parque Luca de Tena (Nervión), a un coste estimado de 5.000 euros. El resto tendrá que esperar a que con los nuevos Presupuestos  para 2012 haya dinero. Este dato da idea de que gran parte de los planes de choque elaborados cuando estaba en la Oposición se han dado de bruces contra a falta de recursos  y de que gobernar no va a ser tan fácil como podía pensar merced al masivo apoyo recibido y a los veinte concejales del PP.

‘LOW COST’ POLÍTICO

En esta situación Zoido está cumpliendo promesas de bajo coste, como la supresión del Plan Centro de tráfico, la vuelta de la Oposición (ahora PSOE e IU) a los consejos de las empresas municipales, la constitución de la Mesa del Empleo, la reducción de altos cargos en los organigramas, la supresión de chiringuitos partidistas como la fundación DeSevilla…..
Y está supliendo la falta de medios y de otras iniciativas de mayor calado con sus clásicos ‘zafarranchos’, para los que le basta con la movilización general del personal y de la maquinaria municipales, infrautilizados en la etapa de Monteseirín: de limpieza (desde el Vacie hasta las murallas de la Macarena, pasando por los parques y jardines), contra los ‘gorrillas’, contra las prostitutas, contra la doble fila…..
Ha sabido recitificar errores, como el de la retirada de los bancos de la Alameda y la expulsión de asociaciones de consumidores (ejemplo, Facua) de las empresas municipales. Ha incurrido en otros, como la falta de alternativa al Plan Centro, que iba a presentar en septiembre; la eliminación de la Oficina de la Bicicleta, el nombramiento de un cuestionado Defensor del Ciudadano y el viaje ‘promocional’ a Madrid por la visita del Papa. Y ha sido incapaz aún de devolver las prometidas fianzas de 1.000 euros por las plazas de los parkings nunca construidas, resolver el bloqueo de Ikea y la paralización de Fibes (en aras, todo sea dicho, de la transparencia de las cuentas), y de atraer o generar proyectos para lo que ha proclamado es su máxima prioridad: crear empleo.
Será en enero, con los nuevos Presupuestos y al cabo de seis meses, cuando Zoido ya no podrá ampararse por más tiempo en la herencia recibida. Aunque aún le condicione, los sevillanos ya no querrán oír apelaciones al pasado, sino soluciones para el presente y el futuro. Le quedarán entonces unos 1.250 días de mandato para cumplir sus más de 700 promesas: una cada menos de dos días.
En esta primera evaluación podría decirse que progresa adecuadamente pero que en algunos aspectos necesita acelerar.

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