Monteseirín disponía de su particular ‘fondo de reptiles’ asignado a la Alcaldía para repartir a diestro (más bien nada) y siniestro (más bien todo), y aunque es cierto que Zoido se ha cargado la discrecional partida de su antecesor, también lo es que, como compensación, ha casi triplicado en los Presupuestos los dineros destinados a las denominadas subvenciones nominativas. De los 162.000 euros de la era Monteseirín se ha pasado ahora a más de 300.000 con el nuevo alcalde, de forma que si antes se beneficiaban de estos fondos cuatro asociaciones, ahora lo hacen doce. Todas son muy respetables y hacen una encomiable labor en sus ámbitos respectivos, pero ¿por qué no compiten con el resto de entidades de la ciudad por las ayudas públicas en un concurso abierto, en que se valore objetivamente cada proyecto que se presente en vez de ser incluidas en la lista discrecional de Zoido? Cierta película pregonaba que ´lo llaman amor cuando quieren decir sexo´. En el Ayuntamiento llaman a las subvenciones nominativas porque no quieren decir lo que realmente son: a dedo.
El dedo de Zoido
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