Aviso a navegantes, o más apropiadamente, a automovilistas. Demetrio Cabello, el Charles Bronson municipal, ya tiene circulando por las calles de Sevilla a sus dos coches ‘ponemultas’ a la misma vez, como habría dicho el que decirlo solía: el viejo, que estaba la mitad del tiempo estropeado en el taller, y el novísimo, del que dicen incorpora los últimos adelantos en detección para que ningún vehículo escape a su ojo de Polifemo. Cuentan que pese a sus múltiples averías y períodos de inactividad, el ‘ponemultas’ original cazó el año pasado a 31.322 infractores de las Ordenanzas de Tráfico. A razón de 200 euros por conductor pillado ‘in fraganti’, la Hacienda municipal ingresó 6.264.400 euros gracias al dichoso cochecito. Un negocio redondo y tan bizcochable que la Dama de Hierro, Asunción Fley, se olvidó del plan de ajuste y de las tijeras de los recortes y decidió darle un hermanito para que el ‘ponemultas’, como Adán antes de tener su media costilla, no se sintiera tan solo. Ahora hay una pareja rondando por Sevilla y no es precisamente de la Guardia Civil.
La pareja
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