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Una oportunidad perdida

El alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, ha perdido la magnífica oportunidad que le proporcionaba la obligada sustitución -por la sentencia del Tribunal Constitucional- del delegado de Seguridad y Movilidad, Demetrio Cabello, para haber hecho una remodelación profunda de su gobierno de cara a afrontar la segunda parte de su mandato, ya que en puridad no ha hecho cambio alguno, sino que se ha limitado a nombrar como sustituto, pero sin relevarlo de sus funciones actuales, al actual portavoz del grupo municipal Popular, Juan Bueno.

El único movimiento de pieza en el tablero subraya algunas paradojas por parte de Zoido:

1) El nombramiento inicial de un comisario de Policía jubilado, como era Demetrio Cabello, y pese a que no era concejal electo ponía de manifiesto el desequilibrio en la confección de la lista electoral, ya que en el equipo con más concejales de la historia reciente de nuestra Democracia (20, incluido el propio Zoido), el alcalde no había pensado en nadie durante sus cuatro años de oposición para ocupar una de las delegaciones más importantes en cualquier gobierno y tuvo que recurrir a un externo, un ‘dedil’, figura que ha sido tumbada ahora por el Tribunal Constitucional en su sentencia.

2) En ese grupo de la mayoría súper absoluta y compuesto por veinte ediles, en vez de repartir las competencias de gobierno entre un mayor número de concejales para que así, y al menos teóricamente, le pudieran dedicar más tiempo y servir mejor a los ciudadanos, Zoido optó por lo contrario: la figura de los ‘macrodelegados’ que concentran en su persona el ejercicio de variadas funciones.

Es el caso de Gregorio Serrano, que ostenta nada menos que cuatro competencias: Empleo, Economía, Turismo y Fiestas Mayores. En paralelo a su figura está la de Maximiliano Vílchez, delegado de Urbanismo y Medio Ambiente, a quien compete desde la aplicación y revisiones del Plan General de Ordenación Urbana, hasta los Parques y Jardines, pasado por el ahora súper conflictivo tema de la vivienda a través de la empresa pública Emvisesa y el no menos históricamente conflictivo asunto de la limpieza de la ciudad por medio de Lipasam, que a principios de año desató la peor huelga que se recuerda en el servicio de recogida de basuras.

3) Zoido, ahora, acentúa la concentración de poder  en pocas manos con el nombramiento de Juan Bueno como nuevo delegado de Seguridad y Movilidad en vez de repartir juego entre sus concejales. Bueno sigue siendo el portavoz del grupo municipal del PP y, de puertas afuera, presidente provincial del partido en Sevilla.

Con esta decisión, el mensaje que lanza Zoido, interna y externamente, es que su equipo está claramente diferenciado entre un núcleo duro de personas de su máxima confianza (Juan Bueno, Gregorio Serrano, Maximiliano Vílchez y Asunción Fley, la dama de hierro encargada de meter las tijeras en las cuentas de cada delegación, sin compasión) y el resto. La misión de estos últimos se circunscribe a gestionar los distritos, donde a medida que el tiempo corre hacia una nueva cita con las urnas se pelea ya a cara de perro con la oposición, como demuestra la bronca política en las últimas semanas en el distrito Macarena.

SIN BANQUILLO

El PP y algunos analistas políticos venían destacando la falta de banquillo del PSOE en el Ayuntamiento con Juan Espadas al frente, pero cabe hacerse la misma reflexión mirando al grupo municipal Popular. Pese a que casi duplica en número al Socialista, tres personas de un equipo de veinte son las responsables de nueve áreas distintas, incluida la Portavocía del grupo municipal, lo cual puede redundar en un menor grado de eficacia por pura razón matemática: no es lo mismo dedicar todo el tiempo a atender una sola función que a repartirlo entre tres.

Ese grado de dispersión puede volver en contra de los intereses del propio Zoido, que en el ecuador de su mandato necesita darle un mayor impulso a la gestión de su gobierno para que los ciudadanos perciban algo más que una política de recortes y remisiones a la herencia recibida y a la crisis económica, máxime cuando el alcalde pregonaba en sus tiempos de oposición que tenía plena consciencia de cómo iba a dejarle Monteseirín la ciudad y que tenía previsto cumplir todas sus promesas pese a las ya por entonces adversas circunstancias existentes.

APUESTA FRUSTRADA

La obligada salida de Demetrio Cabello como delegado de Seguridad y Movilidad ha supuesto un indisimulado contratiempo para Zoido. Primero, porque este edil no electo, de perfil puramente técnico y a veces hasta políticamente incorrecto en sus expresiones, era su gran apuesta personal para tratar de domeñar al díscolo cuerpo de la Policía Local. Segundo, porque le ha obligado a esta remodelación, aunque haya sido mínima, y a concentrar aún más el poder en un reducido número de personas. Esta concentración, aun siendo obvia, no deja de generar tensiones internas en el conjunto del grupo Popular, donde hay ambiciones insatisfechas y expectativas creadas durante el periodo de oposición que no se han cumplido. Y, tercero, porque por su carácter y su bonhomía personal, de Zoido cabría decir lo mismo que se dice de Rajoy: no se conoce que nunca haya destituido a nadie.

Zoido, más que gobernar con mayoría absoluta, demuestra que gobierna sólo con una minoría dentro de su grupo y el nombramiento de Juan Bueno vuelve a acentuar la sensación de postergación  que experimenta buena parte de sus concejales.

QUEBRADEROS DE CABEZA

Pese a las loas con que el alcalde ha despedido a Demetrio Cabello -”llegó con una misión y se va con la cabeza muy alta”, ha dicho del antiguo comisario de Policía-  lo cierto es que la de Seguridad y Movilidad ha sido el área más conflictiva y que más quebraderos de cabeza ha dado al gobierno del PP en estos dos años de mandato.

Cabello ya se estrenó con la polémica derogación del Plan Centro de tráfico por la falsedad del argumento de que las videocámaras no funcionaban, un ‘affaire’ que derivó en una no menos polémica comisión de investigación que ha tardado en cerrarse en falso casi toda esta primera etapa del mandato. Otro escándalo de la Delegación fue el expolio sufrido por la antigua sede de la Policía Municipal en la isla de la Cartuja en vísperas de su devolución a la empresa constructora Detea y cuando aún se hallaba en manos del Ayuntamiento. La empresa acabó demandando una indemnización multimillonaria ante los tribunales.

Cabello tampoco ha podido acabar con las botellonas juveniles en la ciudad, pese al incremento de las sanciones  a quienes para desesperación de los vecinos  afectados siguen ingiriendo alcohol en las calles, ni con los gorrillas de Bami y otras zonas conflictivas, pese a incrementar exponencialmente el número de multas y hasta realizar una base de datos sobre los guardacoches como instrumento preventivo y de control.

Hasta el sector del taxi se ha adelantado a amargarle la hora del adiós a Demetrio Cabello presentando contra él una denuncia judicial por el cobro de tasas de ocupación en la vía pública, que tacha de abusivas, con afán meramente recaudatorio y al margen de la Ordenanza Municipal.

INFLEXIBILIDAD

El ya ex-delegado ha sufrido el disgusto de ver cómo el Defensor del Ciudadano, José Barranca, señalaba dos sectores bajo su competencia, el del taxi y el de la Policía Local, como los de peor imagen entre los sevillanos por una actitud para la que aquél no ahorró en calificativos. El episodio de los policías haciéndose la foto con la señal de la victoria y con el fajo de multas impuestas durante la Feria ha acabado por demostrar el fracaso del delegado en su intento de cambiar la conducta y la imagen externa de la Policía, el objetivo principal que le había marcado Zoido. Además, su inflexibilidad con las multas de tráfico (adquirió un segundo coche ‘ponemultas’) ha acabado por erosionar al propio Ayuntamiento.

Su sucesor, Juan Bueno, encuentra pendientes prácticamente todas las asignaturas en la delegación. El sindicato de la Policía Municipal le ha dado la bienvenida ensalzando su carácter dialogante y el hecho de que es un político en vez de un técnico como Cabello, hombre honesto que no entendía de componendas y que por eso mismo carecía de mano izquierda, la que precisará el nuevo delegado para cerrarle uno de los habituales focos de conflicto al alcalde.

 

 

 

Dilemas

El delegado de Fiestas Mayores, Gregorio Serrano, que durante la Feria ha cedido protagonismo al de Seguridad Ciudadana, Demetrio Cabello, como portavoz municipal para el festejo pese a ser ni la especialidad ni la competencia de este último, compareció por fin ante los medios de comunicación el pasado sábado y confesó el dilema en que ya se halla sumido el Ayuntamiento para la organización de la edición de 2014, la que será tercera Feria del mandato de Zoido.

Conforme al calendario del año próximo, el Domingo de Ramos será el 13 de abril, y el de Resurrección , el 20 de abril, por cierto XXII aniversario de la Exposición Universal de 1992. Como es sabido, tradicionalmente se suele dejar un margen de dos semanas entre la Semana Santa y la Feria. Pero, en tal caso, el evento tendría que inaugurarse con el alumbrado de la portada y del recinto el 5 de mayo, lunes, y celebrarse hasta el día 11 de mayo.

-Primera consecuencia: la Feria de Abril, con 166 años de historia, dejaría de responder a su denominación oficial para convertirse en una feria de mayo. Un contrasentido, aunque pudiera contemplarse como excepción en las Ordenanzas que la regulan.

-Segunda consecuencia: El 1 de mayo, festivo nacional, es jueves, con lo cual la preFeria empezaría prácticamente el miércoles 30 de abril. Con un pórtico tan largo las ganas de fiesta podrían debilitarse para la Feria propiamente dicha, cuya clausura debería ser el 11 de mayo.

-Tercera consecuencia: El 2 de mayo, viernes, será fiesta local en Madrid. Dado que el 1 de mayo es también fiesta, los madrileños tendrán la posibilidad (si el Gobierno de Rajoy no los ha prohibido para entonces por aquella idea de pasar todos los festivos entre semana a los lunes)  de disfrutar de días libres desde la tarde del miércoles 30 de abril hasta el domingo 4 de mayo, pero Sevilla perdería mucho atractivo para ellos y dejaría de ser un destino preferente con la Feria iniciándose el lunes 5, ya con ellos de vuelta a la capital de España. Así pues, gran parte, por no decir todo, del turismo capitalino que podría venir a Sevilla por la Feria de Abril en abril se perdería con la Feria de Abril en mayo, un ´handicap’ aún más destacable en estos tiempos de crisis económica.

PROCLIVE A MAYO

Gregorio Serrano ha dejado el tema en suspenso, aunque no puede diferirlo ‘ad calendas graecas’ porque en función de las fechas de la Feria de Abril de Sevilla se organizan otros festejos en la provincia  y, sobre todo, el calendario de los feriantes y de los propietarios de las atracciones que se instalan en la calle del Infierno para prácticamente todo el año.

No obstante, el delegado de Empleo, Economía, Fiestas Mayores y Turismo ya se ha mostrado proclive a posponer la Feria al 5 de mayo, según se desprende de sus declaraciones: “No podemos convertir en dogma que tenga que empezar en abril”.

Para Serrano, disponer de tan sólo siete días (en puridad, ocho) entre la Semana Santa y la Feria supone un riesgo en materia de seguridad y operatividad, ya que hay que desactivar el plan que se organiza para la primera y activar el específico para la segunda.

A lo largo de los 166 años de historia de la Feria, han sido numerosas las ocasiones en que el Ayuntamiento de turno se ha visto enfrentado al mismo dilema en que ahora se encuentra el presidido por Zoido y la inmensa mayoría de los mismos procuró que el festejo se iniciara en el mes de abril  y no en mayo, para hacer honor a la tradición y a su denominación oficial de Feria de Abril.

VERTIENTE ECONÓMICA

Al plantear estas dudas, Serrano está lanzando el mensaje de que el gobierno de Zoido no se ve con capacidad para afrontar el reto que, sin los mismos medios técnicos y recursos humanos que existen ahora, tuvieron que asumir corporaciones municipales en otras etapas históricas. Asimismo, resultaría paradójico que fuera un alcalde tan amante de las tradiciones como Zoido el que en su tercera Feria de Abril adoptara la decisión de retrasarla a la primera semana de mayo y en contra, además, de los intereses de los tres sectores económicos que más apoyo le han prestado hasta ahora y a los que más tiene en cuenta a la hora de gobernar: hosteleros, hoteleros y comerciantes.

Para éstos, sin duda, no sería lo mismo, ni mucho menos, una Feria de Abril en abril, con la avalancha en su segunda mitad de madrileños por los festivos del 1 y 2 de mayo, que una Feria de Abril en mayo y sin los turistas de Madrid.

Veremos qué prima más en Gregorio Serrano, si sus facetas de delegado de Empleo, Economía y Turismo o la de, también, delegado de Fiestas Mayores.

EL FESTIVO EN FERIA

El calendario no sólo marcará el devenir de la Feria de 2014, sino que también lo ha hecho con la de 2013 al propiciar la declaración como festivo del pasado miércoles y sustanciar en ese sentido el debate entre quienes se lamentaban de que Sevilla fuera una de las pocas ciudades, por no decir la única, que no decretaba un día de fiesta local durante su Feria y quienes abogaban por mantener el ‘statu quo’ vigente hasta este año.

Como es sabido, cada municipio tiene derecho a designar dos días del año como fiestas locales. También tradicionalmente, en Sevilla suelen elegirse el día del patrón, San Fernando (30 de mayo), y el jueves del Corpus Christi, la procesión en la que Zoido fue aclamado popularmente al poco de su toma de posesión como alcalde.

Este año, el día de San Fernando y el Corpus Christi coinciden el 30 de mayo, lo que ha permitido trasladar una de las fiestas locales al miércoles de esta Feria. Esta circunstancia propició una mayor afluencia de público a y hasta mitad de la semana, pero como contrapartida, las crónicas periodísticas han reflejado un descenso también más acusado que otros años en la recta final, donde es habitual observar un decaimiento y esperar a que sean los sevillanos de la provincia y los turistas quienes campen a sus anchas por el recinto y compensen el éxodo de quienes, cansados de fiesta, prefieren -como preconizaba Monteseirín- irse a la playa y dejar su sitio a los forasteros.

DECAIMIENTO

De esta manera lo reflejaba en su crónica de ayer en El Correo Manuel J. Fernández, en estos términos: “Pero el termómetro se relaja un poco al igual que el público, que ha descendido tanto dentro como fuera de las casetas. En las privadas, las de los socios, empiezan a dominar los claros y hasta hay muchas completamente vacías en la que camareros y cocineros están de brazos cruzados. Así, por ejemplo, el número 187 de Juan Belmonte es un verdadero desierto. A las cuatro de la tarde no hay ni un alma y la freidora ni siquiera se ha encendido….”.

La duda razonable que cabe plantearse es si de no haber mediado un festivo este año a la gente se le hubiera quitado las ganas de Feria ya a partir del jueves y hubiera acudido más en masa hasta el final al campo de Los Remedios.

El Ayuntamiento ha obviado conclusión alguna sobre la experiencia del festivo de este año y por tanto su posición sobre este debate que, cual Guadiana, aparece y desaparece en el tiempo, pero cabe inferir que como en 2014 no habrá conjunción astral que propicie otra vez la celebración en el mismo día de la festividad de San Fernando y del Corpus Christi, Gregorio Serrano ya tiene resuelto el dilema y no es probable que haya festividad local en Feria.

El parte

El delegado de Seguridad, Demetrio Cabello, califica esta Feria de “modélica” y se felicita por la gestión de las botellonas. ¿Modélica? Tampoco es para exagerar. Si así estuviera siendo tendríamos incidencias cero en el parte policial en vez de lo que cuentan sobre arrestos, comas etílicos, peleas, robos y demás. En cuanto a las botellonas, el delegado no habrá visto lo que ha saltado a la vista de todo el mundo: riadas de chavales cruzando la Portada cargados de bolsas repletas de bebidas, minibotellonas debajo de los árboles y calles perpendiculares a Asunción tomadas por la movida, por lo que hubo que pedir ayuda a la Policía Nacional. Nuestro cronista confesaba que su aspiración oculta era escribir de la Feria sin pisarla. O sea, como Demetrio, que la controla con el mando a distancia.

Escrache

El delegado de Seguridad y ex-comisario de Policía, Demetrio Cabello, ha calificado de “totalmente ejemplar” el escrache realizado en la noche inaugural de la Feria por un grupo antidesahucios, cuya sola presencia provocó tras el ‘alumbrao’ la estampida de Zoido, el cual dejó solo a Espadas para que chupara cámara en las teles. Si según la doctrina del PP (Cospedal y Arenas dixerunt), el escrache es nazi, acosador y coactivo, por definición ninguno puede ser calificado de ejemplar, aunque el factor diferencial -o incluso por eso mismo- sea la Feria de Abril y se desarrolle ante una caseta en vez de ante una casa. Pero doctores tiene el PP y no seré yo quien se meta en ese jardín. Así que ya lo saben todos los que tengan algo que reivindicar, en Feria y con Demetrio, licencia para ‘escrachar’.

Pero aquí ¿quién manda?

La lluvia desnuda siempre las carencias y limitaciones de Sevilla. Basta con que llueva un poco  intensamente  para que de inmediato se inunden pasos subterráneos, se formen lagunas en calles, dejen de funcionar semáforos, se colapse el tráfico, la ciudad se convierta en un pequeño caos y al día siguiente leamos el parte de las salidas de los bomberos para achicar agua de sótanos y garajes, retirar ramas y hasta árboles caídos, sanear cornisas y balcones en riesgo de desprendimiento y subsanar muchas otras incidencias provocadas por un fenómeno meteorológico con efectos sobredimensionados por la particular orografía de la ciudad y su histórica ubicación geográfica entre los brazos del río Guadalquivir, afectado por la influencia de las mareas. La ventaja de Sevilla, un don del Guadalquivir como lo es Egipto del Nilo por ser aquélla el único puerto interior de España, se convierte también en su principal inconveniente cuando la meteorología se torna adversa.

Y la lluvia también ha desnudado otras carencias de y en esta Semana Santa, por más que el delegado de Fiestas Mayores, Gregorio Serrano, y el alcalde, Juan Ignacio Zoido, hayan insistido en algunos falsos mitos sevillanos en sendas declaraciones a emisoras radiofónicas: el primero, a la Cope, en el pórtico de la Semana Santa; el segundo, a Radio Nacional, en la mañana del Sábado Santo, cuando aún la Hermandad de la Macarena no había decidido el retorno a paso más que de mudá a su basílica por la nueva amenaza de lluvia.

TÓPICOS CUESTIONADOS

Tanto el delegado como el alcalde destacaron en sus intervenciones la experiencia de Sevilla en la organización de eventos de masas, la sabiduría acumulada por los sevillanos a la hora de moverse en la ingente marea humana que toma las calles….Zoido se había olvidado de la incidencia causada por la Hermandad de Los Panaderos el Miércoles Santo y que, como cuando el pánico colectivo registrado durante la Madrugada del año 2000, ha servido para cuestionar todos esos lugares comunes sobre la capacidad autogestionaria de las hermandades en la Semana Santa. Item más: cuestiona también la propia capacidad organizativa de los organismos e instituciones que participan en el gran evento primaveral sevillano por excelencia junto con la Feria de Abril.

Porque el episodio de Los Panaderos ha puesto de manifiesto lo contrario de lo que se ha pregonado desde que tras las ‘carreritas’ de la Madrugada dde 2000 Monteseirín, inspirándose en la experiencia de El Rocío, copió el Cecop para impedir la repetición de aquellos hechos o similares: nadie ha sabido realmente qué estaba pasando -otra vez, como hace trece años-, quién dictaba las órdenes y a quién había que obedecer.

DESCOORDINACIÓN

Prácticamente todos los medios de comunicación han coincidido en destacar lo que reflejaba ABC con este resumen periodístico de aquella jornada: “Del Miércoles Santo se va a recordar el espectáculo dado por Los Panaderos que, debido a un chaparrón que arreció a las diez y media de la noche, decidió regresar a su capilla pero se quedó a hacer su propia carrera oficial, a ritmo de marchas, en la Campana, dejando a la Hermandad de La Lanzada encerrada en la calle Cuna. Una actuación inclasificable que devolvió la ciudad a años en los que no existían ni el Consejo de Cofradías ni el Cecop, cuya sensatez y autoridad brilló anoche por su ausencia.

La pitada del numerosísimo público a la cofradía de la calle Orfila rubricó lo que un sector cada vez mayor de Sevilla está pensando: los integrantes y la composición de la Semana Santa fallan, se desmoronan, no son lo que debían ser…..”.

Subrayemos justamente la evidencia de que “la ciudad volvió a los años en que no existían ni el Consejo de Cofradías ni el Cecop”, hasta el punto de que los policías que acudieron a tratar de poner paz y orden entre Los Panaderos y La Lanzada no sabían a qué atenerse porque carecían de un protocolo de actuación ante una situación como aquella y si era el Consejo General de Cofradías o el Cecop quien debía disponer al respecto.

También se produjo otra situación colateral sin precedentes: el público abucheó los pasos de Los Panaderos como protesta por recrearse en la Campana como si no estuviera ocurriendo nada -tardó 45 minutos en recorrer los 200 metros que la separaban de su capilla- y por obstaculizar por tanto el tránsito por la calle Cuna de La Lanzada hacia su templo, en busca de refugio por la lluvia. Esos abucheos derivaban de que la gente conocía a través de las redes sociales y de las emisiones radiofónicas qué estaba ocurriendo en tiempo real en las calles de Sevilla.

EN LA INOPIA

En llamativo contraste, cuando se repasan las declaraciones realizadas por los teóricamente responsables de la organización de la Semana Santa lo que más destaca es justamente lo contrario, ya que todos coinciden en señalar que carecían de información para haber actuado en consecuencia.

El delegado de Seguridad Ciudadana, Demetrio Cabello, que reconoció que gracias a la presencia de la Policía Nacional se evitó que pasaran a mayores “algún pequeño forcejeo entre miembros de las dos hermandades”, dijo: “La meteorología no es ningún problema. El problema es la falta de información. Si hubiéramos tenido información de lo que pensaban hacer Los Panaderos no habría ocurrido. Se les habría obligado a dar la vuelta sobre sus pasos y no por Martín Villa y se hubiera ahorrado tiempo”.

El delegado diocesano de Hermandades, Manuel Soria Campos, iba en la delantera del paso de la Virgen de Regla, junto con el hermano mayor, y declaró que no se había enterado de que La Lanzada estaba esperando en la calle Cuna hasta que varios nazarenos se dirigieron a ellos para comunicarles lo que estaba pasando.

El hermano mayor de Los Panaderos, Ildefonso Martínez, manifestó por su parte: “Cuando se nos da permiso para ir de La Campana a Orfila se nos dice que La Lanzada está entrando en Cuna, pero no era así, porque al llegar nos encontramos la cruz de guía. Está claro que si el Consejo lo hubiese sabido, tampoco se nos hubiera permitido hacerlo”

Por su parte, le hermano mayor de La Lanzada, José Antonio Pérez, declaró que cuando entraron en la calle Cuna no sabía que se encontraría con Los Panaderos y que primero les dijeron que sólo iba el primer paso, pero que luego vieron el palio, por lo que ya no pudieron maniobrar.

El Consejo de Cofradías tampoco sabía nada de lo que estaba ocurriendo y, según Demetrio Cabello, tuvo que ser informado por el Cecop del inminente choque entre las dos cofradías en la desembocadura de la calle Cuna.

DESINFORMACIÓN

Si tras los sucesos de la Madrugada de 2000 se acuñó para definir lo ocurrido la frase “nadie conoce a nadie”, en alusión al título de la película homónima inspirada en una premonitoria novela de Juan Bonilla, el denominador común de los sucesos del Miércoles santo ha sido el “nadie conoce nada”, pese a que Los Panaderos actúa no en el Polígono de San Pablo o en El Cerro, lugares alejados del centro, sino en las mismas barbas del palquillo del teórico gobierno de la Semana Santa, en la Campana.

En la era de Internet, los GPS, Twitter, otras redes sociales, Whatsapp, los teléfonos inteligentes y otros dispositivos tecnológicos y en un radio de 200 metros resulta que nadie se entera de lo que está sucediendo hasta que ya no tiene remedio, no existe la exigida coordinación entre el Cecop, el Consejo de Cofradías y las dos cofradías involucradas en la incidencia como consecuencia de la lluvia, con decenas de miles de personas en las calles.

Cabe preguntarse entonces qué habría podido ocurrir en caso de un incidente grave o si se hubieran repetido los sucesos de la Madrugada de 2000 con un ataque de pánico colectivo. Al recordar hace siete años aquella histeria generalizada, el entonces director del Centro de Coordinación Operativa del Ayuntamiento, Rafael Pérez, afirmaba lo siguiente: “Hoy, las consecuencias de aquel suceso serían diferentes porque tenemos un órgano centralizado que es los ojos, el oído, el tacto y el gusto de todos los dispositivos municipales. El Cecop garantiza una única voz…..”.

Pues los ojos, los oídos, el tacto y el gusto del Ayuntamiento fueron incapaces el Miércoles Santo de evitar el encontronazo entre Los Panaderos y La Lanzada y de reaccionar a tiempo posteriormente. Como reflejaron las crónicas periodísticas, ocurrió todo como en los tiempos en que este organismo no existía y los hechos pusieron en solfa la extendida leyenda de la capacidad autogestionaria de Sevilla con su Semana Santa.

Los medios recogieron también una frase reveladora: “Seguimos sin saber lo que ha pasado”.

O sea, lo mismo que se dijo tras la Madrugada de 2000.

La pareja

Aviso a navegantes, o más apropiadamente, a automovilistas. Demetrio Cabello, el Charles Bronson municipal,  ya tiene circulando por las calles de Sevilla a sus dos coches ‘ponemultas’ a la misma vez, como habría dicho el que decirlo solía: el viejo, que estaba la mitad del tiempo estropeado en el taller, y el novísimo, del que dicen incorpora los últimos adelantos en detección para que ningún vehículo escape a su ojo de Polifemo. Cuentan que pese a sus múltiples averías y períodos de inactividad, el ‘ponemultas’ original cazó el año pasado a 31.322 infractores de las Ordenanzas de Tráfico. A razón de 200 euros por conductor pillado ‘in fraganti’, la Hacienda municipal ingresó 6.264.400 euros gracias al dichoso cochecito. Un negocio redondo y tan bizcochable que la Dama de Hierro, Asunción Fley, se olvidó del plan de ajuste y de las tijeras de los recortes y decidió darle un hermanito para que el ‘ponemultas’, como Adán antes de tener su media costilla, no se sintiera tan solo. Ahora hay una pareja rondando por Sevilla y no es precisamente de la Guardia Civil.

La tasa

Como según el Charles Bronson municipal, Demetrio Cabello, el Ayuntamiento no tiene afán recaudatorio, en el intervalo de los tres minutos que median entre una multa de tráfico y otra se ha inventado la ‘tasa de acompañamiento’, otro ‘feliz’ hallazgo de la verborrea tecnocrática. El nuevo sablazo municipal se aplica a todo colectivo que ocupe la vía pública en actitud reivindicativa o lúdica (como si no existiera el constitucional derecho de manifestación y reunión) y que, en opinión del Gran Hermano que nos vigila desde la Plaza Nueva, precise de escolta policial, no se vaya a desmandar. Por cada hora de un guindilla siguiendo a quien no se lo ha pedido y que además le ha pagado el sueldo previamente con sus impuestos, ¡zas!, 35 euros de mordida municipal. A la marcha ciclista del domingo le quisieron clavar 3.000 euros, más que lo que valían las bicicletas, y previamente intentaron aplicarle la tasa sin tasa hasta a los patinadores y los domingueros del Parque del Alamillo. Y, mientras, Zoido, incapaz de cobrarle las deudas tributarias al Sevilla y al Betis.

El pagador del frac

En el Ayuntamiento no quieren que Demetrio Cabello comparezca ante los medios. Yo, al contrario que los censores de Zoido, querría que diera todos los días una rueda de prensa como la de sus presupuestos. Demetrio, el Charles Bronson municipal, es un tipo probablemente sensible por dentro pero duro por fuera y que, como no ha aprendido a mentir como los políticos profesionales, aún llama al pan, pan. Dice cosas políticamente incorrectas y sus frases son directas, rotundas, como golpes al mentón. Ni circunloquios ni metáforas. Sus descripciones de la realidad municipal, sin medias tintas ni paños calientes,  te dan los titulares hechos. De los inútiles despachos diseñados por Monteseirín en la nueva sede policial ha dicho que son “para jugar al golf “; ha reconocido que, como no tiene dinero suficiente, en mayo o junio empezará a deber horas extra por un tubo a policías y bomberos, y en una sola frase ha sintetizado en qué consistió el despilfarrador Consistorio de Monteseirín y a qué ha quedado reducido el de Zoido: “Somos un gobierno pagador de facturas”.