Calor

La trampa saducea de esta Feria radica en preguntar si se prefiere el frío y la lluvia de la Semana Santa a este calor. El resultado del debate meteorológico parece ser como el titular de muchas crónicas taurinas: división de opiniones entre el respetable en los tendidos y entre el público feriante. Nunca llueve ni nunca solea a gusto de todos, aunque hay algunos que han sabido adaptarse en plan darwiniano que ya quisieran para sí muchas empresas de pro al ambiente o, como se diría ahora, al mercado. Los vendedores ambulantes ofrecen de forma preferente (toco madera)  abanicos en vez de baratijas a quienes llegan a la Portada de la Feria y los de hielo han subido el precio de la bolsa de cubitos de 3 euros a 3,60: una clavada del 20%. El calor también sirve para explicar la ley de la oferta y la demanda.

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