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Calor

La trampa saducea de esta Feria radica en preguntar si se prefiere el frío y la lluvia de la Semana Santa a este calor. El resultado del debate meteorológico parece ser como el titular de muchas crónicas taurinas: división de opiniones entre el respetable en los tendidos y entre el público feriante. Nunca llueve ni nunca solea a gusto de todos, aunque hay algunos que han sabido adaptarse en plan darwiniano que ya quisieran para sí muchas empresas de pro al ambiente o, como se diría ahora, al mercado. Los vendedores ambulantes ofrecen de forma preferente (toco madera)  abanicos en vez de baratijas a quienes llegan a la Portada de la Feria y los de hielo han subido el precio de la bolsa de cubitos de 3 euros a 3,60: una clavada del 20%. El calor también sirve para explicar la ley de la oferta y la demanda.

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Calle inundada en Écija

Calle inundada en Écija

La Junta sigue culpando de las inundaciones a las lluvias, a las que cada día dedica un  calificativo. Primero las tachó de “inauditas”; luego, de “inéditas”, y ahora de “inusitadas”. Aún le quedan estos epítetos: insólitas, incontenibles, inusuales, increíbles, inconcebibles, inadmisibles, incesantes, incisivas, inclementes, inciviles, incómodas, inconmensurables, incontrolables, inconvenientes, incordiantes, indecentes, indecorosas, indeseables, indignantes, indomables, indóciles,  ineluctables, inevitables, inescrutables, inesperadas, inestables, inexorables, inexplicables, infames, infatigables, infaustas, infernales, infrecuentes, inflexibles, ingentes, inhóspitas, inhumanas, inicuas, inmanejables, inmensas, insaciables, ingratas, inmundas, innumerables, inoportunas, inquietantes, insaciables, insensibles, insidiosas, insondables, insostenibles, insufribles, insultantes, insuperables, insumisas, insurrectas, intempestivas, intransigentes, intensivas, interminables, intolerables…..En su  Diccionario no hay, sin embargo, una palabra que podría aplicarse a sí misma: incompetente.

El argumentario

GriñánGriñán, que ha necesitado tres riadas para visitar Écija cuando Arenas fue a la primera, acreditando así más reflejos políticos y dejándolo en evidencia, ha tratado de justificar la catastrófica situación en la ‘ciudad del sol’ diciendo: “ha sufrido borrascas inéditas en Andalucía, que descargan muchísima agua”. En el argumentario de la Junta, la palabra ‘inédito’ sucede a ‘inaudito’, calificativo empleado por el ministrillo andaluz de Medio Ambiente, José Juan Díaz Trillo, tras la primera crecida del río Genil y del arroyo Argamasilla. El Diccionario de la Academia define ‘inédito’, en su tercera acepción, como “desconocido, nuevo”. E ‘inaudito’ como “nunca oído, monstruoso”. Los términos no pueden ser más inapropiados en la  boca de nuestros gerifaltes de hogaño, pues basta remontarse sólo 40  años en el tiempo para hallar noticia de borrascas aún peores que éstas en Écija: 162 litros caídos el 20-11-2007 ó 113 el 14-01-1969. ¡Y no se inundó! Lo inédito e inaudito era lo de antaño y no esto. La Andalucía imparable ha devenido en la Andalucía inundable.

Llueve sobre mojado

Un principio de la Física dice que si un hecho se repite no se debe a la casualidad, sino que probablemente obedece a una ley. En buena parte de Sevilla y de Andalucía se han repetido inundaciones como las de febrero. Dos riadas en sólo diez meses, con la misma secuencia: primero llueve con intensidad y, luego, los desembalses contribuyen a la crecida del Guadalquivir y a los daños en pueblos y cultivos.

Como parte interesada, el consejero de Medio Ambiente, Díaz Trillo, defiende la política de desembalses de la Agencia Andaluza del Agua, sustituta de la Confederación Hidrográfica desde el traspaso a la Junta  de las competencias sobre el río. Sostiene el consejero que “desde hace mucho tiempo las decisiones se toman de acuerdo con un rigor que viene avalado por la profesionalidad y la capacidad de los directores de presa, ingenieros y más de 200 técnicos”

EL PODER DE DECISION

La cuestión es quién toma la última decisión en materia de aguas desde que la Junta politizó una gestión que hasta entonces se regía por criterios técnicos. Cabe recordar  que los funcionarios transferidos a la Agencia, la mayoría de nivel 26 tras superar unas oposiciones, fueron convertidos en la nueva relación de puestos de trabajo en nivel 26 pero de libre designación. Así fue liquidada una estructura basada en el concurso de méritos y en la capacitación profesional, ya que cualquiera de los transferidos podía ser relevado de su puesto. Quienes no habían consolidado aún su nivel  podían ser catalogados en el 22 (el puesto de salida de los opositores de la Junta), y no se tenía en cuenta su antigüedad cuando concursaban a otra plaza.

Así, si un ingeniero que llevaba 20 años como jefe de un embalse aspiraba a la misma plaza en otro pantano, su antigüedad no reconocida le suponía cero puntos, con lo que cualquier funcionario de la Junta con sólo un año de experiencia le ganaba el concurso. Además, como se eliminó el requisito de la titulación específica, cualquier licenciado podía presentarse para jefe de explotación de una presa o como director de una obra hidráulica.

La consecuencia ha sido ver a licenciados en Historia como subdirectores de infraestructuras hidráulicas, a veterinarios ocupando plazas similares y a biólogos como jefes de explotación de pantanos. Díaz Trillo debería preguntarse si no es la politización esa constante que buscarían los físicos a la hora de explicar estas riadas.

SISTEMA FALIBLE

El consejero dice que los desembalses “se apoyan en un sistema automático de información hidráulica que permite averiguar con 72 horas de antelación  las avenidas que pueden producirse”. Si ese sistema permite prever con tres días las riadas, ¿cómo es que la Junta no actuó para evitar las inundaciones teniendo tan amplio margen de maniobra?

Una de dos, o el sistema no es tan perfecto o son demasiado imperfectos quienes lo usan. Díaz Trillo ha insistido en que “se han llevado a cabo los desembalses oportunos de acuerdo con las lluvias que han ido cayendo”. El problema ha radicado, a su juicio, en que “en la historia de Andalucía nunca había llovido tanto”. Ni que hubiera caído el diluvio. Habrá que recomendarle la ‘Historia crítica de las riadas o grandes avenidas del Guadalquivir en Sevilla”, en que Borja Palomo data más de cien grandes inundaciones entre 1297 y 1877. Y más recientemente, en la de 1996 hubo cuatro muertos y daños valorados en más de 420 millones de euros. Si habrá llovido más que ahora….

REACCIÓN SIN PREVENCIÓN

Las palabras de Díaz Trillo son reveladoras del proceder de la Junta: “se desembalsa conforme a las lluvias que van cayendo”. Ahí radica una de las claves de la catástrofe. Debería desembalsarse conforme a las lluvias que van a caer, no cuando caen o  después. En este sentido, toda España estaba pendiente del tiempo para el ‘puente’ y  los meteorólogos  alertaban de fuertes precipitaciones hasta el día 8. Si se habían decretado alertas amarillas y naranjas, ¿por qué el temporal sorprendió a la Agencia del Agua manejándose con sus protocolos habituales, osea, como si no fuera a llover?

Tras esta segunda gran inundación el consejero se  ha convencido de uno de los pronósticos científicos sobre el cambio climático: “Lo que está claro es que los regímenes de lluvia están cambiando; parece que cada vez llueve más en menos tiempo”. Pero, pese a lo padecido, no hay motivo de alarma, porque según Trillo la Junta está estudiando estos escenarios de pluviometría “a muchos años vista,  para que Andalucía pueda estar perfectamente preparada para los acontecimientos que hemos vivido estos días”. ¿Y no hubiera sido mejor haber estado preparados ahora, después de haber presentado a bombo y platillo en 2002 la  ‘Estrategia andaluza ante el cambio climático’, en vez de a muchos años vista?

REFLEJOS POLITICOS

En 2002, en Alemania, el canciller socialista Schroeder, perdía en todas las encuestas frente a su rival de la Derecha, Stoiber. Sin embargo, en unas inundaciones como éstas de Andalucía, se metió en el fango para solidarizarse con los afectados mientras Stoiber se quedaba en su casa. Tras aquel gesto, Schroeder acabó ganando las elecciones.

A las 24 horas de la riada, Arenas ya estaba en Écija, mientras que Griñán, falto  de reflejos,  no salía de San Telmo. En Andalucía, los papeles están cambiados: Arenas, que gana en las encuestas, hace como el socialista Schroeder; Griñán, que pierde en los sondeos, como el derechista Stoiber. Quien ignora la historia está condenado a repetirla.

Segunda inundación con la Agencia del Agua

La crecida del Guadalquivir supera a la que provocó las inundaciones de hace diez meses

La gestión de los embalses no logra contener las riadas en la cuenca del río, traspasada a la Junta

La riada del Guadalquivir en diversas poblaciones de su cuenca hidrográfica y de su afluente el Genil a su paso por  Écija ha vuelto a sorprender a la Agencia Andaluza del Agua por segunda vez en 2010, ya que a principios de año el organismo gestor de los recursos hídricos en Andalucía tras el traspaso de las competencias a la Junta por parte del Gobierno ya vio cómo el río se desbordaba e inundaba municipios de su vega.

El manejo de los pantanos no impidió entonces la avenida del río, y ahora, tampoco, con la agravante de que ahora ha circulado aún más agua que hace diez meses por las presas en los momentos álgidos del actual temporal.

El 25 de febrero de 2010 fue la fecha culminante de la penúltima riada del Guadalquivir, cuando con toda la cuenca en estado de alerta por las inundaciones registradas a lo largo del curso del río, en la presa de Alcalá, considerada como el indicador fundamental por su cercanía a Sevilla capital y a los pueblos en situación de mayor riesgo por su ubicación en el tramo final, el caudal circulante era de 2.958,76 m3 de agua por segundo.

Ayer, día 8 de diciembre, a media mañana, el río circulaba por ese mismo punto transportando 3.247,37 m3/segundo. Peor aún era la situación en Peñaflor, donde en febrero el Guadalquivir arrastraba 2.141,90 m3/segundo y ayer el volumen de agua era 1.000 m3 más: 3.144,40.

Hace diez meses, las críticas llovieron sobre la Agencia Andaluza del Agua por su ineficaz manejo de los desembalses en la cuenca del río. Se le achacó que cuando quiso reaccionar fue demasiado tarde y el volumen del agua embalsada era tal que no había margen de maniobra para contener la afluencia de líquido por las fuertes precipitaciones y tuvo que desembalsar sin más remedio.

Hay que recordar que Andalucía sufrió un temporal de lluvias desde la Navidad de 2009 hasta mediados de enero de 2010 y que tras un paréntesis de aproximadamente un mes, el temporal se recrudeció a partir de mitad de febrero, con la máxima crecida del río hacia el día 25 de dicho mes.

Justamente la falta de desembalses cuando el tiempo dio una tregua a partir de mediados de enero es de lo que acusaron a la Agencia del Agua alcaldes y regantes que se dieron cita en Palma del Río durante la visita de Griñán y la entonces vicepresidenta del Gobierno, Mª Teresa Fernández de la Vega, para conocer los daños de las inundaciones.

Las mediciones del caudal del Guadalquivir por la presa de Alcalá del Río indicaban que hasta el 16/17 de enero se registraron unas medias de alrededor de 2.000 m3/segundo (1.800 m3 en estas fechas; 1.959 m3 hacia la festividad de Reyes), pero que entre el 21 de enero y el 15 de febrero aproximadamente el caudal medio descendió de forma muy acusada, con una media incluso inferior a los 300 m3/segundo (416 m3 el día 20 de enero; 112 el día 27).

Aun así, los embalses se hallaban al 75% -80% de su capacidad y la previsión meteorológica indicaba un nuevo temporal con fuertes lluvias a partir de la segunda quincena de febrero. La Subdelegación del Gobierno en Sevilla envió por entonces al Ejecutivo central a Madrid un informe en que preveía que el Guadalquivir alcanzaría los 3.000 m3/segundo a su paso por Sevilla, pero estos datos no fueron tenidos en cuenta por la Agencia Andaluza del Agua, responsable de la gestión del río tras la transferencia de las competencias, la reivindicación estrella de Chaves durante su última etapa al frente de la Junta.

La historia ha vuelto a repetirse, porque el actual temporal, anunciado con reiteración por los meteorólogos en vísperas del ‘puente’ de la Constitución, ha pillado de nuevo, por así decirlo, a la Agencia Andaluza del Agua con los pantanos a una media similar.

Con fecha 7 de diciembre de 2010, la Agencia emitía una nota de prensa en la que recordaba que desde la segunda quincena de diciembre de 2009 y hasta prácticamente el mes de abril del año en curso las cuencas hidrográficas andaluzas se beneficiaron de una temporada de lluvias excepcionalmente intensa y continuada. El agua de lluvia acumulada superó los registros máximos de los últimos 25 años, “lo que se ha traducido en unas aportaciones de agua excepcionales a los embalses de prácticamente toda Andalucía”.

Según la Agencia, esta situación “ha provocado un desembalse de agua progresivo en casi todos los pantanos andaluces desde el pasado año para evitar riadas e inundaciones, (desembalse) que continuó durante la campaña de riego de este verano y que se ha seguido llevando a cabo durante los dos primeros meses del año hidrológico, sobre todo tras los últimos episodios de lluvias”. La Agencia daba un 76,02% de volumen de agua en los embalses de la cuenca del Guadalquivir, osea, un nivel similar al que precedió a la riada de principios de año.

Sin embargo, ese mismo día 7, con Écija ya inundada por el desbordamiento del Genil, el director gerente de la Agencia, Juan Paniagua, mantenía la tesis contraria a la nota de prensa de su propio organismo al declarar públicamente lo siguiente: “Este año hay que tener en cuenta que los pantanos ya partían de una situación diferente a la del año pasado, ya que se encontraban sobre el 70% de su capacidad antes del inicio de las lluvias y tienen, por tanto, menos capacidad para retener agua”.

Lo cierto es que, tal como el mismo Paniagua reconocía, los niveles de desembalse en los pantanos no estaban siendo muy importantes pese a la previsión meteorológica y a las alertas naranja por lluvias decretadas en diversas provincias: 190 m3/segundo de media.

A excepción del Guadalén, que empezó a desembalsar agua en la noche previa a la inundación de Ecija, el resto de pantanos no vertía nada y los desembalses del Tranco de Beas, Guadalena, Giribaile, Negratín, Yeguas, Vadomojón e Iznájar no eran demasiado significativos.

Pero la previsión de los meteorólogos se cumplió y lluvias de entre 60 y 140 litros por m2 descargaron sobre gran parte de las sierras andaluzas a lo largo del mismo martes 7, con lo que sólo entre las 10 de la mañana y la 1 de la tarde el agua entraba en los embalses de la cuenca del Guadalquivir a un ritmo de 5.000 m3 por segundo, por lo que el 16% de los pantanos empezó a aliviar líquido y algunos a un ritmo muy superior a esos 190m3/segundo de media que mantenía la Agencia antes del temporal.

A las 23 horas del martes, ya con la alerta por la crecida del río en zonas como Peñaflor y Lora, el Guadalén estaba soltando 416 m3/segundo; Fernandina, 247; Rumblar, 410; Yeguas, 263; Guadalmellato, 412; el Bembézar, 308.

La media diaria de desembalses en estos grandes pantanos  venía siendo hasta esos momentos de menos de 20  m3/segundo, por lo que al multiplicarse por diez o veinte su aportación de agua al Guadalquivir, con el río a un nivel ya más alto que en la riada anterior de principios de año desde Córdoba a Peñaflor, la crecida a lo largo de la noche del 8 de diciembre era inevitable, así como la previsión, adelantada por expertos consultados por este periódico, de que el caudal por la presa de Alcalá superaría los 3.000 m3/segundo (3.236,43 m3 se registraban  a las 23 horas y 15 minutos del martes, y 2.948,52 m3 por Peñaflor) y de que subiría 15 metros sobre la cota habitual a su paso por Lora.

El director de la Agencia Andaluza del Agua, Juan Paniagua, ha declarado que se ha estado desembalsando todo el agua posible de manera controlada “y siempre tratando de cumplir los protocolos de seguridad”. La cuestión es si no hay que revisar esos protocolos a la luz de las últimas experiencias y de las predicciones científicas sobre que el cambio climático se traduce para España en menores lluvias pero más torrenciales, como ha ocurrido durante el ‘puente’ de la Constitución. Al parecer, la Agencia trabajaba con la hipótesis de lluvias de unos 40 litros por m2, cuando en algunos puntos de las sierras han sido de 140.

UNA RIADA SUPERIOR A LA DE PRINCIPIOS DE AÑO

(Comparativa de caudales en m3/segundo por las centrales fluyentes del Guadalquivir)

Fechas

Presa               24-12-09         25-12-09         6-1-10             24-2-10           25-2-10          8-12-10

Pedro Marín             53,58                66,82             87,74              216,58             133,58           33,28

Mengíbar     281,81              152,98            268,14         1.030,21             807,81         618,17

Marmolejo              364,55              436,62            721,91         1.811,87           1.356,00     1.359,69

El Carpio     491,08              515,47            858,35         1.856,48           1.563,43     2.092,46

Villafranca               620,96              626,12            935,24         2.040,06           1.924,43     1.943,95

Peñaflor              1.008,48           1.075,48        1.385,39         1.730,69            2.141,90     3.144,40

Alcalá                 1.296,31           1.579,52        1.958,93          2.663,46            2.958,76     3.247,37

En este cuadro se reflejan los caudales del río Guadalquivir por diversas presas en las fechas más significativas del temporal anterior (diciembre de 2009, enero y febrero de 2010) y en el actual (8 diciembre 2010). Los datos de ayer se tomaron hacia mediodía. Se comprueba que esta crecida ha sido en los puntos más importantes aún peor que durante el temporal del último invierno.

LAS LLUVIAS QUE DESBORDARON LAS

PREVISIONES DE LA AGENCIA DEL AGUA

(Acumulado del 7 diciembre 2010)

Pluviómetro                                         Litros/m2

Martín Gonzalo                                   148,70

Huesna                                    132,80

Retortillo                                             123,50

Bembézar                                            122,80

Puente Nuevo                                     116,70

Cala                                                    113,70

Melonares                                           113,00

Villafranca                                           112,40

Guadanuño                                          107,20

Cardeña                                              102,40

Venta de Cárdenas                              102,30

La Minilla                                            101,40

Ecija                                                     95,80

Jándula                                      93,00

S. R. Navallana                                     91,60

Yeguas                                      85,90

Fresneda                                               83,10

Fuencaliente                                          81,40

José Torán                                            80,00

Encinarejo                                             79,20

Marmolejo                                          77,30

Castillo de las Guardas            75,40

Carpio                                                74,80

Zufre                                                   69,10

Pintado                                               68,70

Rivera Cala                                         66,30

Zocueca                                              61,70

Vvde. Río                                           60,90

Rumblar                                              60,30

Guadalén                                             59,40

Σ

El signo con pinta de jeroglífico del título es la letra griega sigma, sí, como la marca de máquinas de coser. Y aparece porque Fran Fernández, al igual que aquel personaje de Moliére que hablaba en prosa sin saberlo, se ha expresado, quizás sin pretenderlo,  en exactos términos matemáticos  para definir las razones ocultas de la suspensión del corte de la Ronda el domingo. Son tantas las improvisaciones, imprevisiones y recitificaciones del gobierno del (sin) alcalde que el delegado de (in)Movilidad atinó al decir: “sumatorio de causas”. El sumatorio es un operando que permite representar sólo con Σ la suma de infinidad de sumandos. Así, como no tendría mucho sentido sumar uno por uno del uno al millón, pues esa suma se representa con el sumatorio  Σ. ¿Qué por qué al final no cortaron la Ronda? Fran Fernández, sabedor de que había un millón de descoordinaciones municipales, lo clavó al resumirlo gráficamente con la palabra ‘sumatorio’. Cuando a partir de ahora vean en un jeroglífico el signo  Σ, bien podrían escribir como solución: “Ayuntamiento de Sevilla”.

Nieves

La portavoz de Monteseirín, Nieves Hernández, sale en la radio para anunciar que el Ayuntamiento se ve obligado a suspender el corte de la Ronda al tráfico que mañana había organizado Torrijos  para llenarla de ciclistas, malabaristas, piratas, pasacalles…. osea, un  domingo de carnaval. Según la voz al alcalde debida, el pronóstico da lluvias, por lo que la ‘Ciclovida’ monteseirinesca se aplaza hasta que el tiempo no la impida. He consultado tres páginas meteorológicas distintas, incluida la oficial del Gobierno (www.aemet.es), y ninguna da agua, sino sol. La Agencia Estatal augura un 95% de posibilidades de que no llueva y 29º de máxima y 18º de mínima. Tiempo ideal para echarse a la calle. ¿Qué ha pasado? Pues que el sindicato policial ha roto las negociaciones con el Ayuntamiento y como no hay un euro para pagar horas extra no habrá policías para cortar y vigilar la Ronda, de ahí que a la portavoz se le ocurriera fabular con el tiempo para ocultar el fracaso municipal. Nieves ya no es tan blanca como su nombre y su aparente ingenuidad parecían indicar.

Insomnio

Uno de los encargos a los periodistas novatos consistía en llamar, aparte de a la Policía y los Bomberos cuando no existía el número 112 de Emergencias para preguntar por las últimas incidencias antes del cierre del periódico, al Centro Zonal de Meteorología para que tradujera a números el ‘¡ojú, qué calor!’ de cada día de verano, en lo que creíamos iba a ser un nuevo récord. Casi invariablemente, la respuesta era que de récord nada, que las temperaturas –por más que nos parecieran siempre por encima de 40º- eran las normales para la época y que ya no nos acordábamos del año anterior. Pues, como habría cantado Serrat, resulta que este año sí, ‘habemus’ récord. La temperatura media (el promedio de las máximas diurnas y de las mínimas nocturnas) en Sevilla durante julio ha sido de 30,3 grados, lo nunca visto  en los 59 años de estadísticas, y merced no a los escasos días de 40º o más, sino a las noches, donde en conjunto se han registrado ¡casi 23 grados cada jornada!. Esto significa que hemos pasado todo un mes de julio por encima de la barrera del insomnio.

Las Cruces se ahoga

El nivel del agua en el fondo de la corta sigue subiendo incluso en ausencia de lluvias

El sistema de  tratamiento del agua contaminada ha quedado desbordado

La extracción de mineral  queda interrumpida al menos hasta mediados de abril

La compañía realiza sondeos dentro de la misma corta en cotas próximas al acuífero

El nivel del agua en el fondo de la corta de la mina de Las Cruces ha seguido subiendo desde que desvelé en El Mundo  a finales de enero la inundación que sufre el yacimiento y ya ha subido entre tres y cuatro metros, tal como atestiguan las fotografías aéreas tomadas por Ecologistas en Acción en un nuevo vuelo realizado el pasado día 13 de marzo, por lo que el volumen de líquido acumulado en el interior de la mina se ha incrementado en unos veinte mil metros cúbicos pese a los continuos bombeos realizados por Cobre las Cruces (CLC) en este último mes y medio.

Si a finales de enero la compañía trataba de minimizar la situación creada inicialmente por el temporal de lluvias de diciembre y expresaba que en quince días se reanudaría la extracción de mineral, ahora la previsión es de acceder al fondo de la corta a mediados de abril.

CLC trata siempre de vincular la causa del problema a lluvias extraordinarias, pero lo cierto es que el tiempo ha dado una generosa tregua durante el mes de marzo, un periodo teóricamente más que suficiente para haber reabierto la mina conforme a aquella previsión de quince días formulada en enero.

La realidad, sin embargo, es que la compañía canadiense aún no ha conseguido acceder hasta el fondo de la corta ni llegar hasta los dos grupos de bombeo situados en zonas más profundas. Asimismo, la excavadora de cadenas que va abriendo camino se encuentra en la rampa de acceso a treinta metros de la parte más baja de la mina  (en la que los últimos diez metros están completamente inundados).

Los derrumbes generalizados de las bermas de los bancos y la elevación del nivel del agua han sumergido y enterrado el grupo de bombeo más profundo de los que fueron instalados en la corta y lo han dejado inutilizado.

La cantidad de agua acumulada en  la corta en este momento es de aproximadamente unos 70.000 (setenta mil) metros cúbicos. Contribuye además a esta acumulación de agua la parada que ha efectuado la Planta de Tratamiento, que deja de consumir unos 1.000 metros cúbicos diarios procedentes de las Aguas de Drenaje Ácido de la mina, por lo que este volumen seguirá  incrementándose muy probablemente.

EL PROBLEMA DE FONDO

El grave problema al que se enfrenta Cobre Las Cruces es que los aportes de agua que se acumulan en fondo de la Corta procedentes del acuífero Niebla-Posadas supondrían  una detracción del mismo mucho mayor que la autorizada y, además, superarían con creces la capacidad de tratamiento del  sistema existente. Quizás sea por eso –y para minimizar estos aportes hídricos antes de que se contaminen como agua de contacto- por lo que la empresa está haciendo sondeos de captación dentro de la misma corta, en cotas inmediatas (-130 metros) a la de ubicación del acuífero (-140 metros) .

La acumulación de agua durante casi tres meses ya, pese a la ausencia de lluvias en las últimas semanas, denotaría que el SDR –Sistema de Drenaje Reinyección- ideado por FRASA  para Cobre las Cruces no estaría siendo  capaz de cumplir los objetivos previstos de deprimir suficientemente el nivel piezométrico del acuífero Niebla-Posadas en el entorno de la explotación minera.

Se iban a detraer unos 5 litros/segundo pero el aporte de agua a la corta estaría ya por encima de los 60 litros/segundo. Además, la empresa no ha podido impedir hasta ahora que el agua llegue a la explotación a cielo abierto tal como se comprometió  en su Plan Global de Gestión de Aguas, presentado en Septiembre de 2008, mientras estaban suspendidas las autorizaciones de operación (el parón duró un año).

Tampoco ha funcionado tal como se preveía el Plan de Gestión de Aguas de Contacto diseñado por MP MEDIOAMBIENTE y presentado en Enero de 2009.  La capacidad de tratamiento de las aguas contaminadas mediante el Sistema de Ósmosis Inversa se ha mostrado completamente insuficiente a la vista de la situación existente. El Plan preveía un máximo de 90 m3/hora cuando los responsables de la mina deben enfrentarse a un flujo de 220 m3/hora, volumen que más que duplica la capacidad de tratamiento de la planta.

CONSECUENCIAS

Todos estos problemas están afectando gravemente al proyecto minero, cuya puesta en producción de régimen  comercial estándar estaba prevista para el presente mes de Marzo, según reflejó en su página web INMET MINING, la multinacional canadiense propietaria del 70% de Cobre Las Cruces. La situación real es de casi tres meses de parada de la mina por causas de fuerza mayor y con una dudosa perspectiva de recuperación inmediata cuando los volúmenes de aguas ácidas existentes se van incrementando día a día en lugar de disminuir.

Técnicos independientes consideran que la situación de incapacidad de extracción de mineral en la Corta en condiciones de abastecimiento regular para la Planta Hidrometalúrgica puede prolongarse un mínimo de dos a tres meses más (CLC estima internamente al menos un mes), lo que resulta especialmente crítico para la empresa cuando el stock de mineral extraído antes de la llegada de las lluvias en Diciembre de 2009 se encuentra drásticamente reducido al día de hoy,  casi a nivel de limitar la puesta en marcha nuevamente de las instalaciones mineralúrgicas.

La compañía minera ha anunciado que contratará a más de 500 personas durante quince días para realizar tareas de mantenimiento y ajuste de los procesos de producción en el marco de una parada anual previamente programada y a un coste cercano a los 3 millones de euros.

Melonares se llenó contra el protocolo de seguridad

La presa sevillana alcanzó su máxima capacidad en sólo 4 días

Iznájar desembalsó en plena situación de alerta en Ecija por la crecida del Genil

El temporal de lluvias y la crecida de los ríos han dejado en evidencia los pésimos resultados de la transferencia de las competencias sobre la cuenca hidrográfica del Guadalquivir a la Junta de Andalucía, ya que la Agencia Andaluza del Agua ha cometido significativos errores en la gestión de embalses que han provocado un gran malestar entre los alcaldes de los municipios afectados por la riada y entre los regantes que han visto sus campos anegados.

Probablemente el desbordamiento del Guadalquivir habría sido igual de inevitable, pero el efecto de la inundación no habría sido el mismo con un mejor manejo de la situación por parte de la Agencia del Agua, cuyo modelo de organización, descentralizado y con primacía de criterios políticos sobre los técnicos, se ha demostrado ineficaz en graves situaciones de riesgo como las sufridas en Andalucía

Los alcaldes afectados por las inundaciones de sus términos municipales (casas o tierras de cultivo)  que se reunieron a puerta cerrada en Palma del Río el pasado sábado durante la visita del presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, y la vicepresidenta del Gobierno, Teresa Fernández de la Vega, expresaron en privado fuertes críticas a la gestión de los pantanos y de la crecida del Guadalquivir por parte de la Agencia Andaluza del Agua, aunque decidieron no hacer público su malestar para no enturbiar aún más el ambiente y porque consideraron prioritario resolver la situación creada por las inundaciones y atender a las necesidades de centenares de afectados, ya fueran propietarios de viviendas desalojadas o de campesinos que han perdido sus cosechas.

Aunque los responsables políticos de la Agencia Andaluza del Agua, que por primera vez se han enfrentado a una riada tras las transferencias de las competencias sobre el Guadalquivir, han preferido mantenerse en silencio y los andaluces no tenían ningún referente al que mirar en busca de orientación o información durante el temporal y las posteriores inundaciones, poco a poco van trascendiendo datos que ponen en cuestión su proceder en las últimas semanas.

Así, por ejemplo, la presa de Melonares se dejó llenar completamente en tan sólo cuatro días de la segunda quincena de febrero en contra del protocolo de seguridad para un pantano recién construido y que debe ser probado de forma gradual para verificar que no existen fisuras en el muro y funcionan todos sus sistemas. Este protocolo no es gratuito, ya que se han dado casos de aparición de grietas en pantanos durante su período de pruebas (en la provincia de Madrid, sin ir más lejos), por lo que el muro no habría aguantado la presión del agua a plena capacidad.

Mientras los puentes se verifican colocando encima camiones de gran tonelaje repletos de cemento, arena, rocas o cualquier otro material de elevado peso para comprobar su grado de resistencia, los pantanos se prueban  mediante su llenado/vaciado a diferentes cotas, y jamás deben llenarse sin interrupción.

IMPRUDENCIA

A finales de enero, el agua alcanzó en Melonares los 72 metros de altura y un volumen de 83,1 Hm3 (el 46% de su capacidad total, estimada en 180 Hm3), por lo que se procedió a realizar una nueva prueba de carga, con desembalse al río Viar. La siguiente prueba debía realizarse cuando el agua llegara a la cota 78, y la última, cuando alcanzara los 82 metros y la máxima capacidad.

En vez de abrir y cerrar gradualmente la presa, la Agencia Andaluza del Agua cerró las válvulas y permitió que durante el temporal de lluvias de febrero el patano pasara en tan sólo cuatro días del 50% de su capacidad al 104%, con lo que Melonares empezó a desembalsar y, por tanto, a agravar la situación de una cuenca hidrográfica ya de por sí desbordada por el vertido de agua de 60 presas simultáneamente.

Los técnicos de las empresas constructoras de Melonares (Ferrovial y Sando) se echaron las manos a la cabeza al ver la imprudencia temeraria de completar el llenado del pantano en tan sólo cuatro jornadas y sin cumplir el protocolo de seguridad. Si hubieran aparecido fisuras en el muro, poco se hubiera podido hacer ante la presión de una ingente cantidad de agua como la que se había dejado acumular y la que en avalancha venía desde la cuenca alta del río.

Los regantes acusan a la Agencia Andaluza del Agua además de no coordinarse con la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, ya que simultáneamente hubo que aliviar el pantano del Pintado, hecho que habría contribuido a agravar aún más la situación de Melonares.

ABIERTO EN VEZ DE CERRADO

Otro caso de manejo desacertado de la situación ha sido el del pantano de Iznájar, situado en el tramo medio del río Genil y considerado por su capacidad de 981 Hm3 como el lago de Andalucía. En foros de Internet se reflejaba la preocupación ciudadana con diálogos como éstos:

-Hola, yo hablo desde la ignorancia, pero ¿no sería mejor que soltasen ya agua de Iznájar? En Ecija el río ahora no llega a los dos metros y el Iznájar está al 90% y subiendo. ¿A qué esperan para desembalsar agua?

-Comprendo la preocupacion en localidades como Ecija, Puente Genil o Palma del Río, pero mirad: las imágenes de Lora son acojonantes. Esperemos que el nivel del Guadalquivir baje al menos entre hoy y mañana y entonces que desembalsen agua de Iznájar. No creo que los encargados de la red hidrográfica sean tan torpes.

-Pues los encargados de Iznájar deberían dejarse de tonterías y empezar a desembarsar yaaa!!!!! Luego les entraran las prisas y empezarán a desembalsar más de lo que el río permite y nos inundaremos en todos los pueblos ribereños. Esto es por una gravísima falta de previsión, sabiendo desde enero que llovería sin parar durante todo el mes de febrero y no dieron largas poco a poco.

Y pasó lo que temían en los municipios ribereños con el río, ya que el Iznájar no fue aliviado cuando la situación era más propicia y, sin embargo, empezó a desembalsar  cuando aún se encontraba al 82% de su capacidad pero con el río Genil llevando 700 m3 de agua por segundo a su paso por Ecija, que se encontraba en estado de máxima alerta por la crecida del río. Este desembalse, que llegó a ser de 60 m3/segundo, agravó la situación río abajo, cuando debió haberse actuado justo al revés: reteniendo agua, ya que aún quedaba margen de llenado (un 18%). La Agencia Andaluza del Agua se percató de su error y trató de corregirlo mediante la posterior reducción del caudal de desembalse a 10 m3/segundo.

LA AGENCIA ANDALUZA DEL AGUA NO

ALIVIÓ PANTANOS CUANDO AÚN TENÍA TIEMPO

La Consejería de Medio Ambiente, de la que depende la Agencia Andaluza del Agua, trató de justificar el desembalse del Iznájar con Écija en estado de alerta (lo lógico habría sido lo contrario) con un argumento que deja en evidencia su actuación en la semanas previas a la reactivación del temporal durante la segunda quincena de febrero. Según Medio Ambiente, si desembalsó de forma controlada 50 m3/segundo del Iznájar, fue como medida de prevención ante la posibilidad de que en días posteriores continuaran las precipitaciones intensas y para evitar riadas en municipios como Puente Genil y Écija.

Justamente la falta de desembalses cuando el tiempo dio una tregua a partir de mediados de enero es de lo que acusaron a la Agencia del Agua alcaldes y regantes que se dieron cita en Palma del Río durante la visita de Griñán y Fernández de la Vega para conocer los daños de las inundaciones. Las mediciones del caudal del Guadalquivir por la presa de Alcalá del Río indican que hasta el 16/17 de enero se registraron unas medias de alrededor de 2.000 m3/segundo (1.800 m3 en estas fechas; 1.959 m3 hacia la festividad de Reyes), pero que entre el 21 de enero y el 15 de febrero aproximadamente el caudal medio descendió de forma muy acusada, con una media incluso inferior a los 300 m3/segundo (416 m3 el día 20 de enero; 112 el día 27).

Aun así, los embalses se hallaban al 75% -80% de su capacidad (en función de cómo se contabilice el de La Breña) y la previsión meteorológica indicaba un nuevo temporal con fuertes lluvias a partir de la segunda quincena de febrero. La Subdelegación del Gobierno en Sevilla envió por entonces al Ejecutivo central a Madrid un informe en que preveía que el Guadalquivir alcanzaría los 3.000 m3/segundo a su paso por Sevilla, pero estos datos no fueron tenidos en cuenta por la Agencia Andaluza del Agua, responsable de la gestión del río tras la transferencia de las competencias, la reivindicación estrella de Chaves durante su última etapa al frente de la Junta.

La Agencia Andaluza tuvo una bonanza climática de veintinco días para haber acompasado los desembalses de pantanos, entonces al 75% de su capacidad en previsión de la segunda gran oleada de lluvias, pero cuando quiso reaccionar ya era tarde. El día 16 de febrero vuelve a llover con intensidad. Para el 20 de febrero, de los 92 embalses de la comunidad autónoma, 52 estaban al 90% de su capacidad, 27 se habían llenado completamente y hubo que aliviar agua de 60 presas, pero ya el caudal del Guadalquivir iba enormemente crecido, hasta el punto de que el día 25 se registraba una media de 2.958 m3/segundo por la presa de Alcalá.

Probablemente el río se hubiera desbordado, pero si la Agencia hubiera sido más previsora, en línea con las estimaciones del Gobierno central y de la Agencia Estatal de Meteorología, las consecuencias de la inundación hubieran sido menos graves, pero los pantanos ya no tenían apenas capacidad de regulación y la de laminación había quedado agotada.

LA JUNTA ACABÓ CON EL MANDO

ÚNICO SOBRE EL GUADALQUIVIR

El modelo organizativo para la gestión de la cuenca hidrográfica del Guadalquivir que a través de la Agencia Andaluza del Agua ha impuesto la Junta de Andalucía una vez conseguidas las tranferencias sobre el río, que históricamente había depositado el Gobierno de la nación en la Confederación Hidrográfica, ha impedido paliar las desastrosas consecuencias del desbordamiento del río durante este temporal de lluvias al faltar un mando único que actuara en tiempo real tomando decisiones y coordinando todo el aparato administrativo.

Históricamente, desde su creación en 1927, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir fue un organismo eminentemente técnico, compuesto por experimentados ingenieros que hicieron del conocimiento y dominio del gran río de Andalucía su ‘leit motive’ con el objetivo de evitar las desastrosas consecuencias de sus desbordamientos y su máximo aprovechamiento para el abastecimiento urbano y los regadíos agrícolas.

Todos actuaban por criterios de eficacia y bajo un mando único nombrado por el Gobierno de la nación pero que se regía por el principio de la profesionalidad. Estos ingenieros fueron los que construyeron los pantanos, las cortas y los muros de defensa y se convirtieron en auténticos expertos en el manejo del río.

La Junta liquidó este sistema para imponer otro descentralizado en que el máximo poder lo ostentan las Delegaciones Provinciales de Medio Ambiente, al margen incluso de los Servicios Centrales en Sevilla, y en que una superestructura de cargos políticos sin acreditada experiencia ha sido colocada por encima de unos ingenieros a los que incluso se les ha prohibido relacionarse con los alcaldes y los regantes, con quienes compartían hasta entonces el día a día de la cuenca hidrográfica en su calidad de servidores públicos.

Las inundaciones han demostrado la ineficacia de la nueva organización, ya que la crecida del río y de los pantanos exigía una coordinación máxima y una capacidad de decisión sobre la marcha de un mando único conforme al principio de unidad de cuenca, que ha sido una de las aportaciones de España al mundo y un modelo imitado en todos los países.

La estructura provincializada y descentralizada se ha demostrado como una rémora a la hora de la toma de decisiones y en estas situaciones el tiempo es oro. La Agencia Andaluza del Agua ha estado además “desaparecida en combate” ante la opinión pública, sin presencia alguna durante el temporal, cuando siempre la Confederación Hidrográfica era el referente natural a la que se volvían los ojos de los andaluces e informaba antes, durante y después de cuanto acaecía en el río. Las deficiencias organizativas pueden taparse en el día a día, pero quedan en evidencia en los momentos críticos, como los que ha vivido la cuenca con este temporal.