La crecida del Guadalquivir supera a la que provocó las inundaciones de hace diez meses
La gestión de los embalses no logra contener las riadas en la cuenca del río, traspasada a la Junta
La riada del Guadalquivir en diversas poblaciones de su cuenca hidrográfica y de su afluente el Genil a su paso por Écija ha vuelto a sorprender a la Agencia Andaluza del Agua por segunda vez en 2010, ya que a principios de año el organismo gestor de los recursos hídricos en Andalucía tras el traspaso de las competencias a la Junta por parte del Gobierno ya vio cómo el río se desbordaba e inundaba municipios de su vega.
El manejo de los pantanos no impidió entonces la avenida del río, y ahora, tampoco, con la agravante de que ahora ha circulado aún más agua que hace diez meses por las presas en los momentos álgidos del actual temporal.
El 25 de febrero de 2010 fue la fecha culminante de la penúltima riada del Guadalquivir, cuando con toda la cuenca en estado de alerta por las inundaciones registradas a lo largo del curso del río, en la presa de Alcalá, considerada como el indicador fundamental por su cercanía a Sevilla capital y a los pueblos en situación de mayor riesgo por su ubicación en el tramo final, el caudal circulante era de 2.958,76 m3 de agua por segundo.
Ayer, día 8 de diciembre, a media mañana, el río circulaba por ese mismo punto transportando 3.247,37 m3/segundo. Peor aún era la situación en Peñaflor, donde en febrero el Guadalquivir arrastraba 2.141,90 m3/segundo y ayer el volumen de agua era 1.000 m3 más: 3.144,40.
Hace diez meses, las críticas llovieron sobre la Agencia Andaluza del Agua por su ineficaz manejo de los desembalses en la cuenca del río. Se le achacó que cuando quiso reaccionar fue demasiado tarde y el volumen del agua embalsada era tal que no había margen de maniobra para contener la afluencia de líquido por las fuertes precipitaciones y tuvo que desembalsar sin más remedio.
Hay que recordar que Andalucía sufrió un temporal de lluvias desde la Navidad de 2009 hasta mediados de enero de 2010 y que tras un paréntesis de aproximadamente un mes, el temporal se recrudeció a partir de mitad de febrero, con la máxima crecida del río hacia el día 25 de dicho mes.
Justamente la falta de desembalses cuando el tiempo dio una tregua a partir de mediados de enero es de lo que acusaron a la Agencia del Agua alcaldes y regantes que se dieron cita en Palma del Río durante la visita de Griñán y la entonces vicepresidenta del Gobierno, Mª Teresa Fernández de la Vega, para conocer los daños de las inundaciones.
Las mediciones del caudal del Guadalquivir por la presa de Alcalá del Río indicaban que hasta el 16/17 de enero se registraron unas medias de alrededor de 2.000 m3/segundo (1.800 m3 en estas fechas; 1.959 m3 hacia la festividad de Reyes), pero que entre el 21 de enero y el 15 de febrero aproximadamente el caudal medio descendió de forma muy acusada, con una media incluso inferior a los 300 m3/segundo (416 m3 el día 20 de enero; 112 el día 27).
Aun así, los embalses se hallaban al 75% -80% de su capacidad y la previsión meteorológica indicaba un nuevo temporal con fuertes lluvias a partir de la segunda quincena de febrero. La Subdelegación del Gobierno en Sevilla envió por entonces al Ejecutivo central a Madrid un informe en que preveía que el Guadalquivir alcanzaría los 3.000 m3/segundo a su paso por Sevilla, pero estos datos no fueron tenidos en cuenta por la Agencia Andaluza del Agua, responsable de la gestión del río tras la transferencia de las competencias, la reivindicación estrella de Chaves durante su última etapa al frente de la Junta.
La historia ha vuelto a repetirse, porque el actual temporal, anunciado con reiteración por los meteorólogos en vísperas del ‘puente’ de la Constitución, ha pillado de nuevo, por así decirlo, a la Agencia Andaluza del Agua con los pantanos a una media similar.
Con fecha 7 de diciembre de 2010, la Agencia emitía una nota de prensa en la que recordaba que desde la segunda quincena de diciembre de 2009 y hasta prácticamente el mes de abril del año en curso las cuencas hidrográficas andaluzas se beneficiaron de una temporada de lluvias excepcionalmente intensa y continuada. El agua de lluvia acumulada superó los registros máximos de los últimos 25 años, “lo que se ha traducido en unas aportaciones de agua excepcionales a los embalses de prácticamente toda Andalucía”.
Según la Agencia, esta situación “ha provocado un desembalse de agua progresivo en casi todos los pantanos andaluces desde el pasado año para evitar riadas e inundaciones, (desembalse) que continuó durante la campaña de riego de este verano y que se ha seguido llevando a cabo durante los dos primeros meses del año hidrológico, sobre todo tras los últimos episodios de lluvias”. La Agencia daba un 76,02% de volumen de agua en los embalses de la cuenca del Guadalquivir, osea, un nivel similar al que precedió a la riada de principios de año.
Sin embargo, ese mismo día 7, con Écija ya inundada por el desbordamiento del Genil, el director gerente de la Agencia, Juan Paniagua, mantenía la tesis contraria a la nota de prensa de su propio organismo al declarar públicamente lo siguiente: “Este año hay que tener en cuenta que los pantanos ya partían de una situación diferente a la del año pasado, ya que se encontraban sobre el 70% de su capacidad antes del inicio de las lluvias y tienen, por tanto, menos capacidad para retener agua”.
Lo cierto es que, tal como el mismo Paniagua reconocía, los niveles de desembalse en los pantanos no estaban siendo muy importantes pese a la previsión meteorológica y a las alertas naranja por lluvias decretadas en diversas provincias: 190 m3/segundo de media.
A excepción del Guadalén, que empezó a desembalsar agua en la noche previa a la inundación de Ecija, el resto de pantanos no vertía nada y los desembalses del Tranco de Beas, Guadalena, Giribaile, Negratín, Yeguas, Vadomojón e Iznájar no eran demasiado significativos.
Pero la previsión de los meteorólogos se cumplió y lluvias de entre 60 y 140 litros por m2 descargaron sobre gran parte de las sierras andaluzas a lo largo del mismo martes 7, con lo que sólo entre las 10 de la mañana y la 1 de la tarde el agua entraba en los embalses de la cuenca del Guadalquivir a un ritmo de 5.000 m3 por segundo, por lo que el 16% de los pantanos empezó a aliviar líquido y algunos a un ritmo muy superior a esos 190m3/segundo de media que mantenía la Agencia antes del temporal.
A las 23 horas del martes, ya con la alerta por la crecida del río en zonas como Peñaflor y Lora, el Guadalén estaba soltando 416 m3/segundo; Fernandina, 247; Rumblar, 410; Yeguas, 263; Guadalmellato, 412; el Bembézar, 308.
La media diaria de desembalses en estos grandes pantanos venía siendo hasta esos momentos de menos de 20 m3/segundo, por lo que al multiplicarse por diez o veinte su aportación de agua al Guadalquivir, con el río a un nivel ya más alto que en la riada anterior de principios de año desde Córdoba a Peñaflor, la crecida a lo largo de la noche del 8 de diciembre era inevitable, así como la previsión, adelantada por expertos consultados por este periódico, de que el caudal por la presa de Alcalá superaría los 3.000 m3/segundo (3.236,43 m3 se registraban a las 23 horas y 15 minutos del martes, y 2.948,52 m3 por Peñaflor) y de que subiría 15 metros sobre la cota habitual a su paso por Lora.
El director de la Agencia Andaluza del Agua, Juan Paniagua, ha declarado que se ha estado desembalsando todo el agua posible de manera controlada “y siempre tratando de cumplir los protocolos de seguridad”. La cuestión es si no hay que revisar esos protocolos a la luz de las últimas experiencias y de las predicciones científicas sobre que el cambio climático se traduce para España en menores lluvias pero más torrenciales, como ha ocurrido durante el ‘puente’ de la Constitución. Al parecer, la Agencia trabajaba con la hipótesis de lluvias de unos 40 litros por m2, cuando en algunos puntos de las sierras han sido de 140.
UNA RIADA SUPERIOR A LA DE PRINCIPIOS DE AÑO
(Comparativa de caudales en m3/segundo por las centrales fluyentes del Guadalquivir)
Fechas
Presa 24-12-09 25-12-09 6-1-10 24-2-10 25-2-10 8-12-10
Pedro Marín 53,58 66,82 87,74 216,58 133,58 33,28
Mengíbar 281,81 152,98 268,14 1.030,21 807,81 618,17
Marmolejo 364,55 436,62 721,91 1.811,87 1.356,00 1.359,69
El Carpio 491,08 515,47 858,35 1.856,48 1.563,43 2.092,46
Villafranca 620,96 626,12 935,24 2.040,06 1.924,43 1.943,95
Peñaflor 1.008,48 1.075,48 1.385,39 1.730,69 2.141,90 3.144,40
Alcalá 1.296,31 1.579,52 1.958,93 2.663,46 2.958,76 3.247,37
En este cuadro se reflejan los caudales del río Guadalquivir por diversas presas en las fechas más significativas del temporal anterior (diciembre de 2009, enero y febrero de 2010) y en el actual (8 diciembre 2010). Los datos de ayer se tomaron hacia mediodía. Se comprueba que esta crecida ha sido en los puntos más importantes aún peor que durante el temporal del último invierno.
LAS LLUVIAS QUE DESBORDARON LAS
PREVISIONES DE LA AGENCIA DEL AGUA
(Acumulado del 7 diciembre 2010)
Pluviómetro Litros/m2
Martín Gonzalo 148,70
Huesna 132,80
Retortillo 123,50
Bembézar 122,80
Puente Nuevo 116,70
Cala 113,70
Melonares 113,00
Villafranca 112,40
Guadanuño 107,20
Cardeña 102,40
Venta de Cárdenas 102,30
La Minilla 101,40
Ecija 95,80
Jándula 93,00
S. R. Navallana 91,60
Yeguas 85,90
Fresneda 83,10
Fuencaliente 81,40
José Torán 80,00
Encinarejo 79,20
Marmolejo 77,30
Castillo de las Guardas 75,40
Carpio 74,80
Zufre 69,10
Pintado 68,70
Rivera Cala 66,30
Zocueca 61,70
Vvde. Río 60,90
Rumblar 60,30
Guadalén 59,40