El documento de la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento califica el municipio nazareno como «el Versalles de Sevilla»
La empresa que tenía en Dos Hermanas desde 2015 la concesión del Gran Hipódromo de Andalucía hasta el año 2025, Apuesta Hípica y Deportiva Iberia, presentó concurso de acreedores el 10 de diciembre de 2020 y deja al municipio nazareno sin actividad en el recinto al cabo de nueve días de la presentación por el alcalde, Francisco Toscano, y el vicepresidente de la Junta de Andalucía, Juan Marín, del ‘Plan Turístico de Grandes Ciudades Dos Hermanas’, el cual tiene en el mundo del caballo una de sus grandes líneas estratégicas y estará dotado con 5 millones de euros hasta el año 2024.
La idea-fuerza del Plan es la adaptación y actualización de la función de RECREO, «en la que la alta burguesía y la aristocracia de antes -puede leerse- es el visitante y el turista de ahora, en la que las villas y haciendas exclusivas de antes, son ahora lugares abiertos y visitables, y donde la realización de actividades antes elitistas (equitación, por ejemplo) ahora son actividades accesibles para todos, y con una oferta mucho más amplia. Pero el espíritu de lugar cercano, donde disfrutar del aire libre y la tranquilidad, se mantiene:
“DOS HERMANAS, RECREO DE SEVILLA”
Un concepto vertebrador de nuestro destino, que se ve reflejado en los atributos que podrán conforman la principal oferta turística de Dos Hermanas:
Dos Hermanas, un recreo desde siempre, el “Versalles de Sevilla” que retoma uno
de sus valores tradicionales más apreciados.
Un recreo de la urbe: paisajes agrarios (campiña, haciendas del olivar, el caballo,
industria agroalimentaria asociada, etc.)
Un espacio de recreo para actividades en la naturaleza: el río, brazo del Este,
Fuente del Rey, etc.
Un espacio de recreo para el turismo activo: deporte, ocio, cultura y diversión.
Un recreo, en definitiva, donde se pueden hacer cosas y estar en sitios muy diferentes a los de la cercana ciudad de Sevilla.
EL MUNDO ECUESTRE
En esa línea, una de las estrategias del Plan se basa en el mundo del caballo. Se destaca que Dos Hermanas cuenta con dos instalaciones que, por sí solas, dotan a la localidad de un papel relevante en materia ecuestre y de la cultura del caballo en general: el Gran
Hipódromo de Andalucía y la colección de Carruajes de la Hacienda Montelirio. Además,
el centro de actividades ecuestres La Herradura, y otras escuelas ecuestres y picaderos,
formarían la base de un producto turístico fundamentado en el caballo.
Los redactores del Plan subrayan que a diferencia de otros productos propuestos, en este caso las instalaciones ya existen, lo cual reduciría las inversiones a realizar. «Se trataría más bien de optimizar y mejorar su rendimiento, visitabilidad, y analizar la posibilidad de productos compartidos, fundamentados tanto en la exhibición y contemplación (turismo del caballo), como en la realización de actividades ecuestres (turismo a caballo). Por ello, tras la identificación y selección de los componentes que formarán parte de este producto, se generará una oferta turística singular en base al patrimonio existente en Dos Hermanas», aseguran.
Aunque según el cronograma del Plan esta línea estratégica se debe desarrollar en los dos últimos años del mismo, es decir en 2023 y 2024, el problema es que la empresa concesionaria, que ha cerrado el hipódromo a cal y canto y ha dejado a sus trabajadores en la calle, tiene los derechos de gestión de las instalaciones hípicas, las más grandes de España, hasta el año 2025.
Mientras no se resuelva judicialmente su situación concursal en la excepcional situación de pandemia que sufre el país, con un funcionamiento ralentizado, deja sin capacidad de maniobra en este capítulo al Ayuntamiento de Dos Hermanas y, de paso, a la Consejería de Turismo de la Junta de Andalucía, que quizás deberían replantearse el Plan Turístico a la luz de los últimos acontecimientos o reformular al menos esa línea estratégica en la que el Gran Hipódromo debía jugar un papel esencial.
Muy bonito todo esto de “DOS HERMANAS, RECREO DE SEVILLA”, pero la realidad, a día de hoy, tras el derroche económico de una obra faraónica que se ha cargado ese entorno natural que se elogia en el artículo, la realidad, digo, es que Dos Hermanas, con la discoteca del hipódromo, que es la única oferta cultural y de ocio que la imaginación de los ediles llegan a ofrecernos, se ha convertido en el «botellódromo de Sevilla» y en foco de insalubridad por los problemas acústicos que genera a miles de vecinos de la zona, que semana tras semana, desde mayo a octubre, tienen que soportar el estruendo que produce la discoteca y su entorno lleno de coches-discoteca y botellonas, de jueves a domingo, impidiendo su derecho al descanso. El ayuntamiento hace oídos sordos y mira para otro lado, cuando no protege descaradamente a quienes se saltan la ley, la decencia y el civismo molestando inmisericordemente a los vecinos pero, eso sí, llenándose los bolsillos vendiendo alcohol en la discoteca. ¡Menudo modelo de ocio y cultura!
Apoyo cada una de las palabras del vecino Jesus.
Intentan convertir la zona en un vecindario de lujo, pero cuidado que por las noches la cosa cambia. A tod@s l@s interesad@s en venirse a vivir a la zona, pensadlo bien, ya que como no seáis de sueño profundo profundo, de mayo a septiembre no podréis descansar ninguna noche de jueves a domingo.
TIrene toda la razón. Hay constancia de buen número de denuncias del ruido de la discoteca desde hace años, mucho antes de que existiera Entrenucleos. ¿De verdad que pretenden amargar la vida a los futuros inquilinos del número de viviendas que están ya habitadas y sobre todo, proyectadas en esta zona?
Toda la inversión en el hipódromo de Dos Hermanas sólo ha servido para montar una discoteca al aire libre (horroso concepto, ¿es eso legal en la Europa del siglo XXI?) desde la que martirizan el descanso de los vecinos desde hace años. El parking, además, se usa de botellódromo, algo también ilegal, pero sobre lo que hacen la vista gorda e incluso utilizan de excusa el ayuntamiento y la policía local para defender que no es la discoteca la que nos molesta sino otra actividad contra la que, en teoría, también deberían luchar. Todo ello pagado con nuestros impuestos.