Sevilla y Venecia

La masificación de la Feria y la invasión de hinchas ha abierto el debate sobre la limitación del turismo en Sevilla

Venecia ensaya este verano para aplicar en 2023 un sistema de control que sólo permitiría 40.000 turistas diarios

La masiva afluencia a la Feria este año, tras dos de suspensión por la pandemia (el Ayuntamiento estimó una concentración de 400.000 personas al inicio del festejo), y la invasión de Sevilla por unos 100.000 hinchas con motivo de la final de la Uefa Europa League han provocado por primera vez el debate sobre una posible limitación del número de visitantes, una medida que se va a aplicar en Venecia.

El presidente en funciones de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, abogó, tras los incidentes protagonizados por los seguidores del Glasgow Rangers y el Eintracht de Fráncfort, por “no dejar entrar a los hinchas radicales a las ciudades”, ya que en su opinión “vienen a empobrecer, ensuciar la ciudad y dar una mala imagen del deporte y de una final”.

Según el presidente, “hay que controlar a aquellos que vienen sin entrada, a los hinchas radicales que no vienen a ver deporte ni a disfrutar de la ciudad, sino a montar bronca”. Para implantar ese control preconizó “buscar una fórmula con las autoridades deportivas”.

Enfrentamientos entre hinchas escoceses y alemanes en Sevilla

Por su parte, el presidente de la Asociación de Hoteles, Manuel Cornax, también se mostró partidario de “limitar o hacer algún sistema para que el número de personas que vienen a Sevilla se mantenga en unos niveles asumibles por la ciudad”.

Cornax ha planteado justamente la gran cuestión de fondo en una ciudad donde crecen las protestas contra la denominada “turistificación” ( cada vez más los servicios y la oferta se orientan a satisfacer las necesidades de los visitantes en vez de las de los nativos) y más preocupación por la “gentrificación”  (expulsión de los vecinos tradicionales de las zonas más turísticas, especialmente el Centro, para acoger turistas, los cuales pagan más por la ocupación temporal de viviendas, que se dejan de alquilar a los residentes).

La gran cuestión es cuál es el número de turistas que puede asumir Sevilla para que no crezca lo que Antonio Muñoz ha denominado «eventofobia», es decir rechazo a cualquier tipo de gran evento tras las escenas vividas y sufridas con motivo de la final de la Uefa Europa League.

El alcalde, que cuando era delegado de Turismo anunció la realización de un estudio sobre la carga turística soportable por la ciudad pero del que nunca más se supo, ha declarado sobre la masificación de la Feria que “una opción sería establecer controles en el acceso, pero eso no pasa ni muchísimo menos por la cabeza del gobierno municipal”.

Alumbrado de la portada de la Feria de Abril de 2022

Y se expresó en términos parecidos, incluso en el Pleno municipal del 26 de mayo, tras el debate abierto por el presidente de la Junta y el de los hoteleros: “Es muy complicado poner un tope a quienes vienen a Sevilla, ya sea a la Feria o a un evento como el de la final de la Uefa Europa League. Es difícil evitar que la gente se pueda desplazar y disfrutar de la ciudad. ¿Qué les vamos a exigir? ¿Un certificado de la declaración de la renta?”.

POSICIÓN DE LA OMT

El problema viene de lejos, hasta el punto de que la Organización Mundial del Turismo (OMT) redactó en 2004 el informe ‘Gestión de la saturación turística en sitios de interés natural y cultural’. Como su nombre indica, estuvo dedicado más bien a la invasión de los monumentos histórico-artísticos y los parques naturales. Concluyó con un análisis más detallado de las políticas restrictivas adoptadas en diez sitios representativos del planeta, como la Alhambra, el palacio de Versalles, la catedral de Canterbury, espacios húmedos de Costa Rica y las islas Galápagos.

Turistas fotografiándose con la Alhambra al fondo

La OMT justificó en ese informe que “en periodos de gran afluencia o en momentos de especial vulnerabilidad para los valores del sitio, puede ser necesario restringir o impedir completamente el acceso de los visitantes”.

Y alertó sobre la necesidad de controlar a las multitudes: “Existen circunstancias excepcionales que pueden transformar el comportamiento de un grupo de personas que abarrotan un lugar o esperan en una larga cola. En una multitud, personas que normalmente son pacíficas y respetuosas pueden adoptar un comportamiento irracional y agresivo, al acumular la tensión generada por la muchedumbre congregada”.

VENECIA

El debate sobre la masificación se ha planteado en Sevilla justo en vísperas de que en Venecia se ensaye un sistema de medición, control y acceso de los turistas. La bellísima ciudad italiana es visitada por entre 25 millones y 30 millones de personas al año, a una media de entre 68.000 y 80.000 diarias. Casi como una permanente invasión similar a la sufrida en Sevilla durante la final de la Uefa Europa League. Especialmente por el atraque de enormes cruceros (un negocio de 400 millones de euros), desde los que desembarcan riadas de personas para una visita en el día o poco más.

La invasión de turistas ha provocado que se dispare el precio de los productos básicos y el de los alquileres, ya que cada vez más viviendas se destinan al turismo y se sustraen del mercado inmobiliario, con la consecuencia de un incremento de los desahucios (1.300 hasta finales de 2019) y del éxodo de la población al extrarradio: la ciudad ha pasado de 67.000 habitantes en 2017 a unos 50.000 ahora.

Los turistas abarrotan la plaza de San Marcos en Venecia

La Unesco amenazó con quitar a Venecia de la lista del Patrimonio Mundial por el impacto del turismo de masas en sus monumentos y en el ecosistema de la laguna en que se asienta. El Comité del Patrimonio decidió dejar en suspenso la decisión tras la prohibición por parte del Gobierno italiano del paso de grandes cruceros hasta el borde del Centro Histórico veneciano y su desvío a un puerto industrial (aunque sito también en la laguna).

No obstante, Italia deberá presentar en 2023 un informe sobre las medidas que adopte para contener el turismo excesivo y la despoblación de Venecia, entre otros aspectos.

TRAS LA PANDEMIA

El Ayuntamiento veneciano ya tenía previsto aplicar un plan de limitación del turismo, que se dejó en el cajón tras la aparición del coronavirus y la nula llegada de visitantes, pero en cuanto se relajaron las restricciones a los viajes resurgió el problema. Durante la pasada Semana Santa acudieron a la ciudad 400.000 viajeros. Sólo el Viernes Santo la Policía Local contabilizó cerca de 80.000 visitantes, de los que al menos 20.000 no estaban registrados en ningún establecimiento hotelero, pese a lo cual pernoctaron en la urbe.

A la vista de que la situación es igual o peor que antes del Covid, el Consistorio prevé ensayar desde el 1 de julio de 2022, con idea de convertirlo en definitivo a partir de enero de 2023, un sistema de control, que a grandes rasgos consiste en lo siguiente:

-Todas las personas que quieran entrar en Venecia tendrán que registrarse en una página en Internet habilitada por la Corporación Municipal, indicar  sus datos y preferencias y descargarse una especie de código QR.

-A partir de 2023, además de registrarse, tendrán que pagar un billete que en función de la época del año o del flujo turístico existente costará entre 3,25 y 10,85 euros. Este boleto dará derecho a descuentos y otras ventajas.

-No tendrán que pagar quienes reserven habitación en un hotel, ya que desde hace más de un decenio quienes pernoctan en un establecimiento pagan la denominada tasa turística (la que Espadas y Muñoz han querido implantar en Sevilla y no han podido por la oposición de la Junta de Andalucía), cuya cuantía depende de la categoría del hotel y de las noches de pernoctación.

-También estarán exentos los integrantes de 16 grupos de residentes o trabajadores de la ciudad y su entorno, aunque es probable que tengan que registrarse también en el sistema.

-Se instalarán torniquetes electrónicos en los puntos de acceso, como la estación ferroviaria de Santa Lucía, que impedirán el paso a la ciudad a quien no haya reservado previamente la visita por Internet.

Torniquetes en el puente de la Constitución, obra de Santiago Calatrava, probados en 2018

-Quien sea sorprendido sin reserva previa o de habitación hotelera será sancionado con al menos 450 euros.

-Aparte de los controles presenciales de la Policía, el Ayuntamiento ha desplegado una red de 500 cámaras de videovigilancia en puntos estratégicos.

-Asimismo, en diciembre de 2017 firmó con una empresa informática un polémico contrato por valor de 6.539.800 euros (más 405.000 por el mantenimiento) para la monitorización de los teléfonos móviles desde la sede de la Policía Local (una especie de Cecop). La conjunción de las 500 cámaras de TV y del rastreo de los móviles permite obtener una visión de la situación de la ciudad prácticamente en tiempo real.

-En la presentación del sistema, la vicecomandante de la Policía hizo una demostración, de esta guisa: “Si ingreso los datos en un formulario anónimo agregado podemos ver exactamente quiénes son esas personas: 977 extranjeros, 800 italianos, 135 vecinos y 139 viajeros”. Un auténtico Gran Hermano en versión veneciana.

Además de la prohibición del acceso de los cruceros hasta prácticamente el borde de la plaza de San Marcos aprobada por el Gobierno de Italia para aplacar a la Unesco, se ha prohibido también la apertura de nuevas tiendas de souvenirs para los turistas.

NÚMERO MÁXIMO

En los ensayos realizados se ha estimado ya que el número de turistas que puede soportar Venecia sin saturarse es de 40.000 diarios (50.000 como máximo), equivalentes a 14,6 millones/año, prácticamente la mitad de los que ha estado recibiendo hasta ahora.

Vista aérea de Venecia

Según el Ayuntamiento, “el objetivo es desalentar al turista de un día, al turismo de golpe y porrazo que llega y se va en la misma jornada y agobia a la ciudad. Queremos fomentar un turismo más calmado”. Y el responsable de la red de monitoreo de móviles ha añadido: “No queremos impedir a nadie que venga a Venecia. Queremos que reserve su visita con antelación y nos diga qué quiere ver para ofrecerle el mejor servicio”.

¿Sería factible ensayar algo similar en Sevilla o al menos en la Feria de Abril? De momento Venecia ya ha estimado lo que pide Cornax y prometió “in illo tempore” Muñoz: su carga máxima admisible de turistas. Y está en vías de demostrar que también se pueden aplicar medidas para frenar la masificación turística.

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