Muñoz propone ahora que la empresa municipal gestione la línea 3 cuando Monteseirín vendió las acciones que tenía en la línea 1
Todos los grupos políticos del Ayuntamiento de Sevilla, excepto el PP (abstención), respaldaron en el Pleno ordinario de marzo (2023) la propuesta socialista para que la empresa municipal de transportes (Tussam) «participe» en la explotación de la línea 3 del Metro de Sevilla en los «términos a acordar con las administraciones públicas implicadas en el proyecto». La petición la formalizó el alcalde, Antonio Muñoz, en el acto de inicio de las obras del ramal técnico del tramo norte de la línea 3 y la respaldó horas después el comité de empresa. Sin embargo, hace 19 años Tussam salió del capital social de la línea 1 tras haber comprado acciones con una argumentación similar a la que hoy se esgrime.
El pasado 20 de febrero (2023) se inició la construcción de los primeros 650 metros del ramal técnico de la línea 3 del Metro de Sevilla, acto que el alcalde, Antonio Muñoz, aprovechó para pedir públicamente que sea gestionada por la empresa municipal de transportes (Tussam). Si gobernar es prever, comprobemos qué grado de (im)previsión se ha producido en este asunto.
La consejera de Obras Públicas de la Junta de Andalucía, Marifrán Carazo, sacó a licitación las obras a mediados de junio de 2022 y venía anunciando de forma reiterada desde mucho antes su intención de empezarlas en cuanto le fuera posible. Además, se conoce desde hace años que el trazado de la línea 3 del Metro discurre íntegramente por el término municipal de Sevilla.
Sin embargo, en el Plan de Objetivos de Tussam 2021-2023, formulado en mayo de 2021, no existe ni un sola mención a la idea no ya de gestionar por completo, sino ni siquiera de participar de alguna manera en la gestión de la línea 3 del Metro, participación que de repente se ha convertido en un objetivo político para Antonio Muñoz.
Y eso pese a que se proclama que el Plan de Objetivos de Tussam se elabora «desde la experiencia obtenida por el seguimiento de nuestro sistema y considerando las necesidades actuales y futuras de la organización, la consideración de los recursos disponibles y aquellos que resulten necesarios para cumplir los objetivos que aquí se
definan, siempre orientados a la consecución de la satisfacción de nuestro cliente y al respeto por el Medio Ambiente».
Y se añade que durante el año 2020, la Dirección de la empresa trabajó en la definición de una Planificación Estratégica en TUSSAM, y realizó para ello «un Análisis Interno y Externo del Entorno y una reflexión de la Estrategia de la empresa, para finalmente establecer la Formulación de la Estrategia, definiendo los Objetivos, el Mapa y las Iniciativas Estratégicas».
Estrategia por todas partes pero a la hora de la verdad el Metro no tenía ningún interés estratégico para Tussam, hasta que, como San Pablo, Muñoz se cayó del caballo tres años después y vio la luz de la línea 3 en el acto de colocación de la primera piedra del ramal técnico. Se vuelve a demostrar, una vez más, que las planificaciones en el gobierno y las empresas municipales acaban convertidas en papel mojado, en cuanto al político que manda se le ocurre otra idea no prevista en las mismas.
El 20 de diciembre de 2022, es decir medio año después de que la Junta sacara a licitación la construcción del ramal técnico para dar el pistoletazo de salida a la línea 3 del Metro, se reunió el Consejo de Administración de Tussam para «incorporar las previsiones de trabajo para 2023». En las inversiones previstas, por valor de 7.019.500 euros, no se consigna ni un solo céntimo a nada relativo al Metro, que tampoco aparece citado en todo el documento, en otra demostración de que este medio de transporte no suscita hasta entonces el más mínimo interés de la empresa municipal.
Pero, de pronto, cambio de tercio y el Metro se convierte a partir de febrero de 2023, a tres meses de las elecciones municipales, en una prioridad para el alcalde, el grupo Socialista y el comité de empresa de Tussam.
La representación de los trabajadores argumenta que «sólo una explotación desde lo público puede garantizar un Metro público y social que cubra las necesidades de la ciudadanía, dejando a un lado los márgenes de ganancias cuando las líneas son explotadas por fondos de inversión, cuya rentabilidad prevalece sobre el servicio».
El comité de empresa ha recordado que la línea 3 es «íntegramente urbana» y que «según los estatutos de Tussam, aprobados por el Pleno, es ésta quien debe gestionar y explotar dicha línea». Y ha hecho un «llamamiento» a «todas las asociaciones vecinales» para que «aúnen esfuerzos para que el Metro de Sevilla sea de los sevillanos, tanto de la ciudad como de los de su corona metropolitana». La moción presentada por el grupo municipal del PSOE en el Pleno Municipal ha defendido que la línea 3 es una «oportunidad» para Tussam, ya que se trata de una infraestructura «netamente urbana en la que los 45 años de experiencia de la empresa pública y la explotación del tranvía son un valor añadido para la empresa».
DÉJÀ VU
Hay que recordar que Tussam ya participó como accionista en la línea 1 del Metro hace una veintena de años. El gobierno municipal, presidido entonces por Monteseirín, acordó el 28 de marzo de 2003 que Tussam comprara por 8,6 millones de euros el 10% de las acciones de la empresa concesionaria de la línea 1 con, entre otros, el objetivo de que los empleados de la empresa municipal pudieran prestar sus servicios en aquélla en previsión de una reordenación de las líneas de autobuses por el impacto del suburbano.
El Ayuntamiento afirmó que con la incorporación de Tussam al capital social de la empresa concesionaria del Metro se garantizaba el control público del proyecto y se facilitaba la «evolución» de la empresa municipal ante la «revolución» que se avecinaba con el metropolitano.
Ni evolución ni revolución, sino involución. Tan sólo año y medio después (septiembre de 2004), la Comisión Ejecutiva de Tussam aprobó la venta de la mitad de las acciones que había adquirido en el Metro. Fue el primer paso para desprenderse posteriormente del resto de su participación, sin que en aquel momento se esgrimiera que el Metro «había dejado de ser de los sevillanos».
Curiosamente, trabajadores de Tussam tuvieron la oportunidad de incorporarse a la sociedad gestora del Metro cuando la entonces consejera de Fomento de la Junta de Andalucía, Concepción Gutiérrez del Castillo, planteó a Monteseirín que la línea del tranvía entonces en construcción (fue inaugurada el 28 de octubre de 2007) pudiera ser considerada como un ramal del suburbano y, como tal, gestionada por la sociedad concesionaria del Metro, dependiente del Gobierno andaluz, por aportar éste gran parte de la financiación del denominado ‘Metrocentro’.
Cuando se enteraron de que una y otra Administraciones socialistas estaban barajando dicha posibilidad, sindicatos presentes en el comité de empresa de Tussam entraron en modo pánico y organizaron protestas hasta ante el domicilio del alcalde, ya que ni por asomo querían quedar bajo el control de una empresa privada, mucho más exigente que la sindicalizada Tussam, ni con las condiciones laborales y el convenio de aquélla.
Quien por las protestas de los todopoderosos sindicatos (recuérdese que contaron con la ayuda de Susana Díaz en una huelga en plena Feria contra el vicepresidente de la empresa municipal, Guillermo Gutiérrez, el cual se vio obligado a dimitir) entró entonces en modo pánico fue Monteseirín y aquel proyecto de fusión entre el Metro y el tranvía fue abortado de inmediato.
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