La sequía salvó Doñana del lodo tóxico de la presa de Boliden en Aznalcóllar, según un medio sueco

La falta de precipitaciones aquel año permitió que el agua contaminada no circulara con rapidez hacia el parque y dio tiempo a contenerla mediante muros de emergencia

El XXV aniversario de la rotura de la balsa de residuos tóxicos mineros de la empresa de capital sueco Boliden Apirsa en la localidad sevillana de Aznalcóllar está pasando inadvertido en los medios de comunicación de Suecia, o al menos yo he sido incapaz de encontrar a través de Internet referencias a la catástrofe en aquéllos, por lo que parece que ya les queda demasiado lejos en el tiempo. El artículo más reciente que he hallado al respecto, titulado en traducción libre ‘El accidente tóxico en Aznalcóllar‘, fue publicado el 28 de abril de 2019 por Sydkusten, un portal digital sueco dirigido a la colonia escandinava en España, especialmente en la Costa del Sol. La publicación tiene el interés de conocer la visión sueca del desastre ecológico y el enfoque climático de sus consecuencias, que hasta ahora al menos yo no había visto abordado anteriormente. La denostada sequía tuvo al menos en aquel entonces un efecto beneficioso: evitó que la riada tóxica llegara hasta el parque nacional. He aquí en traducción libre el contenido de dicho artículo, que originalmente fue publicado sin ilustraciones.

Una planta de beneficio (de mineral) se encarga de la roca (mineral) que contiene el metal, el cual se tritura y se clasifica. A través de varios procesos, los metales del mineral se separan de la roca en bruto. Como regla general, sólo se puede aprovechar el 80-90 por ciento del contenido de metal. El resto sale con los desechos triturados y se almacena en un depósito, donde luego se deshidrata. La presa de residuos para la mina Los Frailes se construyó como un estanque con terraplén en el que se almacenaron los desechos generados durante diez años por la planta de beneficio.

EL SUCESO

A las cuatro y media de la madrugada del sábado 25 de abril de 1998, un muro de 27 metros de altura de la presa de residuos se rompió a lo largo de 50 metros. Cerca de 5,5 millones de metros cúbicos de agua ácida se derramaron por el valle del río Agrio en una ola de casi cuatro metros de altura. Al mismo tiempo, entre 1,5 y 1,9 millones de metros cúbicos de residuos del mineral, ricos en sulfuros, salieron de la presa y se depositaron en la depresión del valle inferior. 

La balsa de residuos tóxicos de Aznalcóllar tras la fractura sufrida el 25 de abril de 1998

El volumen corresponde a una capa de un metro de espesor que cubriera 200 campos de fútbol. El agua y los lodos estaban cargados de productos residuales de la minería y de su beneficio, con niveles elevados de pirita, zinc, plomo, cobre y arsénico. Se había vaciado hasta el diez por ciento del contenido de la balsa. El lodo metalífero se esparció 47 km aguas abajo de la presa. Toda la vida en el río desapareció, porque el dióxido de azufre bajó el pH y el agua se volvió ácida. Los periódicos podían mostrar imágenes dramáticas de peces muertos.

¿CÓMO SE VIO AFECTADA LA ZONA?

Pavel Adamek es consultor de Boliden. Posee sólidos conocimientos y coordina investigaciones y remediaciones ambientales. Dice que se ha calculado que los lodos contaminados con metales llegaron a cubrir unas 3.600 hectáreas de tierras agrícolas. 

Cerca del 80 por ciento de todo el material fue a parar a la zona comprendida entre el complejo minero y el puente de Sanlúcar (la Mayor), doce kilómetros aguas abajo de la zona minera. Grandes canteras de grava se habían llenado con hasta siete metros de lodo. En las partes altas del área afectada, alrededor del 60 por ciento era tierra cultivada. En la parte superior del suelo cultivado había una capa de lodo residual de un milímetro a un centímetro de espesor. 

Contaminación del río Guadiamar y su entorno tras la rotura de la presa

Un total de 230 agricultores vieron destruidas partes de su tierra cultivada. Pero no se trata de agricultores pobres. Todos los propietarios tienen más de 1.000 hectáreas de tierra cultivable, por lo que solo se vieron afectadas partes de sus tierras de cultivo. Una sola familia posee aproximadamente la mitad del área afectada.

¿QUÉ PODRÍA HABER OCURRIDO?

Cuando se conoció el dramático suceso, la atención se centró principalmente en la amenaza al Parque Nacional de Doñana. Doñana es el segundo parque nacional más grande de la Península Ibérica y una de las áreas ecológicamente más importantes del mundo. 

El parque ha sido clasificado como reserva biológica, entre otros por la UNESCO. Doñana forma parte de una zona de humedales que solía extenderse hacia Sevilla pero que ha sido excavada por etapas. El lecho rocoso del Ordovícico, de aproximadamente 450 millones de años, está cubierto por 100 metros de gruesos depósitos marinos del Mioceno (hace unos 25 millones de años). En la zona norte de Doñana se han plantado arrozales y se ha terraplenado con muros de protección (Entremuros) en el cauce del río.

La construcción de muros de contención evitó que el agua tóxica llegara a Doñana

Ulrika Hamrén, del Grupo de Ecología de Estocolmo, ha estudiado los efectos del accidente de la presa en la fauna y la flora. Señala que Doñana es el parque de aves más importante de Europa. Los cangrejos rojos procedentes de Mississippi se han introducido en los campos de arroz y son apreciados como un manjar por varias especies de aves. Los campos de arroz estaban en peligro de ser inundados por agua contaminada.

LA FALTA DE LLUVIA SALVÓ DOÑANA

El agua contaminada en la primera ola salió a borbotones a través de la fractura del muro hacia el Océano Atlántico. Los lodos tóxicos se sedimentaron en los tramos superiores del río y amenazaron con ser arrastrados por la próxima lluvia. 

Unos días antes del accidente, había llovido. Pero la continuación de las lluvias previstas fracasó como por milagro. En esta parte de España, las precipitaciones oscilan entre los 100 y los 1.200 milímetros anuales -en promedio caen unos 600 milímetros anuales-, la misma cantidad que en Estocolmo. 

Pero la precipitación en el Suroeste de España a menudo se presenta en forma de aguaceros torrenciales. Durante un solo día en la primavera de 1999 cayeron un total de 90 mm. Pero 1998 resultó ser un año seco. Durante el mes de octubre sólo cayeron 50 mm y luego no llovió hasta seis meses después. En resumen, se puede decir que la sequía salvó al Parque Nacional de Doñana y dio tiempo a limpiar los residuos.

TRABAJOS DE RESTAURACIÓN

Ni Boliden ni las autoridades han descuidado o subestimado las posibles consecuencias del accidente. Se han retirado y transportado al antiguo tajo abierto un total de 3,5 millones de metros cúbicos de sedimentos contaminados que cubren más de 800 hectáreas. 

Trabajos de reparación del muro fracturado de la presa de residuos

Allí se protege de la oxidación por cobertura de agua. A lo sumo, 500 camiones y camionetas fueron empleados en estas labores. Salía una carga cada diez segundos. Una obra gigantesca. Camiones de ochenta toneladas se podían ver a diario tronando desde Sanlúcar hasta el tajo abierto.

GRANDES COSTES

Se han realizado tres estudios sobre los efectos de la rotura de la presa: uno, por consultores de Boliden; otro, por las autoridades gubernamentales, y un tercero por la Universidad de Barcelona. Hasta el día de hoy, Boliden ha gastado alrededor de 400 millones de coronas suecas (35.300.200 euros) en los trabajos de limpieza y restauración, mientras que las autoridades (que concentraron su trabajo en la zona debajo del puente de Sanlúcar) gastaron alrededor de 560 millones de coronas suecas (49.420.603 euros). 

Trabajos de restauración ambiental en la zona del vertido tóxico

La factura final puede llegar a un total de tres mil millones de coronas suecas (264.766.500 euros). Hoy, más del 95 por ciento de la contaminación ha sido eliminada y el trabajo está prácticamente terminado (…).

¿SE HA TERMINADO TODO?

Las autoridades españolas continúan con la limpieza e idealmente les gustaría que se elimine el 100 por ciento (de la contaminación). 

Pero esto es una imposibilidad técnica y económica. También significaría eliminar depósitos anteriores de más de 4.000 años de minería. Un análisis de riesgo y un «estudio de costo-beneficio» muestran que las medidas tomadas hasta ahora son suficientes.

MUCHOS COCINEROS EN LA OLLA

El reparto de responsabilidades entre las distintas unidades administrativas nacionales y autonómicas españolas ha provocado, en el período inmediatamente posterior al accidente, confusión y contradicciones políticas. El resultado ha sido un debate muy politizado, donde las partes han barajado las cuestiones de responsabilidad.

Las organizaciones ecologistas tienden a optar por conceptos sencillos y de fácil explicación, en que las empresas y autoridades involucradas son puros villanos y la vida animal y los pobres campesinos son inocentemente expuestos. 

En consecuencia, toda la información proporcionada por Boliden y las autoridades españolas es cuestionada, independientemente de su validez. Los medios de comunicación han dado consistentemente más espacio y confianza a los grupos ambientalistas que a las autoridades y empresas mineras.

¿QUÉ PASA AHORA?

La minería continúa. Diariamente se extraen 140.000 toneladas de roca estéril y mineral de la nueva mina a cielo abierto. Una empresa canadiense-australiana está explorando un nuevo yacimiento en Las Cruces, no lejos de Aznalcóllar.

Vista satélite del complejo minero de Aznalcóllar en mayo de 2020

El antiguo depósito de residuos se extiende sobre 200 hectáreas. Una cubierta del mismo está en sus etapas finales. Sobre ella se ha colocado medio metro de capa de piedra tosca, y encima medio metro de tierra vegetal, que luego se siembra. Una zanja de cobertura se ha construido alrededor del depósito y el drenaje a través de pozos proporciona un efecto de entrada que evita las fugas.

Las autoridades han decidido que se creará un corredor verde a lo largo del río. La tierra previamente cultivada ha sido restaurada.

¿QUÉ PODEMOS APRENDER DEL ACCIDENTE?

El accidente ha sido una renovada llamada de atención. Este fue el cuarto accidente internacional de este tipo en la década de 1990 y el segundo en Europa.

Debido a la falta de precipitaciones, un capricho irregular de la naturaleza, así como a la decidida intervención de Boliden Apirsa y de las autoridades españolas, el suceso ha tenido un efecto menor, y probablemente temporal, en la flora y fauna del río Agrio y en Doñana. Como de costumbre, la escena se complica con muchos juegos de roles y eventos que interfieren entre sí. Sin embargo, lo más importante es eliminar todas las simplificaciones y ser constructivo en la crítica.

Un total de doce millones de toneladas de residuos han sido devueltas al tajo abierto de Aznalcóllar y los niveles de zinc en el agua del río se sitúan hoy en los mismos niveles que antes de la catástrofe. El lixiviado ácido pudo embalsarse y detenerse antes de que llegara a Doñana mediante una rápida intervención de las autoridades, por lo que el parque nacional no se ha visto directamente afectado. 

La limpieza está terminada, ya que la última se completó a finales de 1999. Ahora sólo queda plantar a lo largo del corredor verde. El Fondo Mundial para la Naturaleza, Greenpeace y ecologistas españoles consideran que el postratamiento es el mejor que se ha realizado en España, y Boliden ha recibido un premio internacional por su labor de la Mine Water Association.

Corredor verde del río Guadiamar, habilitado tras la catástrofe ecológica

Pero no todos están contentos. Se han perdido más de 3.000 hectáreas de tierras altamente productivas y 4.000 trabajadores agrícolas se han quedado sin empleo. Después del desastre, muchos exigieron el cierre permanente de la mina. Pero la mayoría ahora ha cambiado de opinión, considerando que sin una empresa rentable, no hay nadie que pague por el futuro reprocesamiento de los desechos mineros. 

A finales de 1999/2000 finalizó la investigación de las autoridades españolas. Muestra que el equipo de seguridad y control de Boliden era mejor que los estándares normales y que el derrumbe que ocurrió era imposible de predecir. Pero el proceso final podría demorarse hasta tres años y la investigación de la Justicia española continúa su curso.

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