También la de Fuenteheridos (Huelva), por 530.112 euros
La Dirección General de Patrimonio de la Consejería de Economía, Hacienda y Fondos Europeos de la Junta de Andalucía ha culminado oficialmente el proceso de enajenación, tras la convocatoria de una subasta pública previa, de las villas turísticas de Cazalla de la Sierra (Sevilla) y Fuenteheridos (Huelva). En el primer caso el importe de la venta, a la empresa Aires de las Marismas, ha sido de 302.001 euros, cantidad equivalente al 14,38% del dinero que costó su construcción ( 2,1 millones de euros); y por la villa onubense la Junta ha ingresado dela empresa Iberclor Logística 530.112 euros, cifra equivalente al 16,56% de su coste (3.200.000 euros).
Ambas villas formaban parte de las ocho iniciales, una en cada una de las provincias de Andalucía, que construyeron Gobiernos socialistas de la Junta con el objetivo de dinamizar mediante el turismo rural fundamentalmente la economía de comarcas deprimidas de la región.
El equivalente andaluz, salvando las distancias, a la red de paradores nacionales del Gobierno de España se ha saldado con un completo fracaso, ya que con el curso de los años se fueron cerrando por falta de rentabilidad y acabaron abandonadas a su suerte y a los efectos del vandalismo.
La consejera de Economía, Hacienda y Fondos Europeos, Carolina España, ya celebró el «éxito de la subasta», que es, dijo, «otro paso más en la estrategia desarrollada por la Dirección General de Patrimonio para, en primer lugar, poner orden en la caótica gestión que nos encontramos del patrimonio público de la Junta de Andalucía, y, en segundo lugar, generar ingresos y, sobre todo, ahorros, a la administración autonómica. Un ahorro», ha indicado Carolina España, «que nos permite destinar más dinero a los servicios públicos fundamentales».
De hecho, estas dos villas han tenido un coste para la Junta de más de 217.000 euros anuales en gastos de mantenimiento y tributarios: 106.000 euros en el caso de la de Cazalla y 111.000 euros la de Fuenteheridos.
Carolina España ha destacado que la puesta en valor de estas instalaciones «va a suponer un revulsivo para los entornos en los que se ubican» en la Sierra de Aracena y Picos de Aroche, y la Sierra Morena de Sevilla. Los nuevos propietarios deberán acometer una inversión importante para poder ponerlas de nuevo en valor, que generará «empleo y actividad económica en las comarcas en las que están emplazadas, además de un nuevo atractivo de ocio», ha indicado la consejera.
COSTE MILLONARIO
En la construcción de las dos villas turísticas vendidas en la subasta, el Gobierno anterior a 2019 invirtió más de 800 millones de pesetas (casi 5 millones de euros), a los que se sumaban otros 100 millones de pesetas (unos 600.000 euros) en equipamiento. La de Cazalla se inauguró en 1995, tras una inversión equivalente a unos 2,1 millones de euros, y en 1997 la de Fuenteheridos, a cuya construcción y equipamiento se destinaron el equivalente a alrededor de 3,2 millones de euros . Sin embargo, ninguna de ellas llegó nunca a funcionar de forma regular.
Imagen difundida por la Junta sobre el estado de abandono de la villa de Cazalla
Su explotación por la Consejería de Turismo nunca llegó a ser exitosa y, ante las constantes incidencias y cierres temporales, en 2007 el Consejo de Gobierno acordó el cambio del modelo explotación y su integración, gestión y explotación a través de una sociedad de capital mixto (33% de la Junta de Andalucía y 66% de capital privado).
El fracaso de este nuevo modelo de gestión llevó a la sociedad a obtener cuantiosas pérdidas con la consiguiente salida del capital privado, sólo dos años después de su creación. En 2019 únicamente permanecían abiertas cinco de las diez villas integradas en la red.
ABANDONADAS
Las dos villas turísticas vendidas se encuentran en la actualidad en un estado de absoluto abandono, muy deterioradas por el paso del tiempo y la falta de mantenimiento. Se encontraban así ya en 2019, tras 15 años cerradas, olvidadas y vandalizadas.
Las instalaciones presentan un aspecto fantasmal, con una maleza que ha crecido incontroladamente y que incluso dificulta el acceso a las mismas. La sensación que produce caminar por ellas es la de que fueron abandonadas de un día para otro. Todo permanece casi en el mismo estado en que debieron quedar después de que se tomara la decisión de no volver a abrirlas.
Parte del mobiliario se amontona en algunos espacios comunes. Mesas, sillas, cajoneras, estanterías… De las paredes y los techos cuelgan luminarias, muchas de ellas rotas. El menaje de cocina permanece en las repisas, dispuesto para ser utilizado, junto a algunas botellas que aún continúan llenas. En algunas de las villas, las colchas siguen dispuestas sobre las camas, y los electrodomésticos (televisores, frigoríficos…) están en su sitio, pero vacíos por dentro, después de que alguien haya extraído motores, cables y cualquier parte vendible.
Hay cuadros colgados en habitaciones de cortinas raídas y paredes más que húmedas, a las que le faltan puertas y ventanas. Las chimeneas que tuvieron se adivinan por los restos de hollín en el suelo y las chimeneas del exterior. En medio de entornos naturales privilegiados, en las estribaciones más occidentales de Sierra Morena, las antiguas habitaciones se han convertido en el hogar de alimañas más o menos salvajes.
La venta de las dos villas turísticas permitirá que empresas especializadas en el sector turístico y hostelero les den una nueva vida a estos complejos. Esta actuación se suma a la ya realizada con la villa turística de la Axarquía, que la Junta devolvió al Ayuntamiento de Periana (Málaga), una reivindicación histórica desoída por los sucesivos gobiernos socialistas. El pasado mes de abril, la Junta de Andalucía revirtió la gestión de la villa a su propietario, el Ayuntamiento de Periana, lo que ha supuesto un ahorro de 110.000 euros anuales.
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