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Retos del nuevo Ayuntamiento de Sevilla 2015

El nuevo gobierno local que se constituya tras estas elecciones municipales, tendrá ante sí y como primer gran reto afrontar la situación de emergencia social en que se hallan los 85.196  parados existentes en la ciudad, 40.000 más de los que había antes del estallido de la crisis hace siete años y gran parte de los cuales ya no perciben ningún tipo de prestación.

 Por más que tras formular promesas en este sentido durante pasadas campañas electorales luego, a la hora de la verdad, algunos políticos locales se escuden en que el Ayuntamiento carece realmente de competencias en materia de empleo, la nueva corporación no debería quedarse de brazos cruzados ante el principal problema de la ciudad, y siquiera indirectamente puede hacer algo más de lo realizado hasta ahora.

LOCALES VACÍOS

 A título de ejemplo, varios de los partidos que han concurrido a estas elecciones han coincidido en prometer la adaptación de los locales municipales vacíos que hay en los distritos para ponerlos a disposición de los emprendedores y crear así al menos una red de viveros empresariales por toda la ciudad, con el fin de que no se pierda ninguna iniciativa por falta de espacio físico.

Sin renunciar a la captación de grandes proyectos, de los que han venido pocos y los que se han anunciado vuelven a ser del tipo lúdico-comercial que no suponen cambio de nuestro modelo económico, a la larga es mucho más interesante la creación de un tejido propio de pequeñas y medianas empresas que dimanen de la “cultura del garaje”, como en Estados Unidos, y que con el tiempo pudieran alcanzar dimensiones inimaginables.

Multinacionales como Apple, Microsoft, HP, Dell y tantas otras nacieron en los garajes de las casas de sus imberbes fundadores, los cuales carecían en sus inicios de recursos para alquilar un local propio. Sin ir más lejos, Abengoa tuvo sus orígenes en un chalecito de Heliópolis y hoy es una  de las principales compañías  españolas. Por tanto, es fundamental que el Ayuntamiento ofrezca espacios baratos a todo el que quiera desarrollar un proyecto empresarial.

 EL ROL DE EMVISESA

 Por primera vez que se recuerde, Emvisesa no ha construido ninguna nueva promoción durante el mandato que ahora expira, pese a la promesa de Zoido de que entregaría 1.000 nuevos pisos cada año, hasta un total de 4.000. Si la construcción es uno de los sectores con mayor capacidad de arrastre por todo lo que moviliza a la hora de edificar y de dotar de equipamientos las viviendas, Emvisesa no debe pasarse otros cuatro años en blanco y dedicada únicamente a administrar el parque de pisos heredado que ya posee.

Hay más de 15.000 sevillanos demandantes de una vivienda pública por una parte, y, por otra, miles de familias que viven en bloques antiguos carentes hasta de ascensor (600 sólo en el Polígono de San Pablo) porque se construyeron en tiempos en que la normativa ni lo exigía.

Si a ello se une la necesidad de rehabilitar energéticamente infinidad de pisos, capítulo en el que se puede optar a fondos europeos y nacionales, Emvisesa como instrumento del Ayuntamiento en política de vivienda podría dar un nuevo y fuerte impulso al sector de la construcción y de forma mucho más social de lo que preconiza Gaesco, obsesionada únicamente por los grandes proyectos e infraestructuras, que no dependen del Consistorio (Metro, Ciudad de la Justicia, rondas de circunvalación, dragado del Guadalquivir….).

LA ZONA FRANCA

La Zona Franca consiste únicamente en el vallado de 719.876 m2 del dominio público portuario, previa declaración administrativa como tal, para permitir, según las previsiones oficiales, un tráfico de mercancías superior a 1,7 millones de toneladas por parte de un centenar de empresas que allí se instalarían y que facturarían más de 1.000 millones de euros.

 Durante los últimos cuatro años, el gobierno local ha sido incapaz de conseguir en tiempo y forma la aprobación administrativa de la Zona Franca, ni tampoco de vallar su perímetro para que se convirtiera, conforme a sus reiterados anuncios, en uno de los grandes motores económicos y de creación de empleo.

 Hasta tal punto ha llegado el fiasco con este proyecto, que ante la manifiesta imposibilidad de cumplir el plazo legal del cerramiento para el 30 de agosto, Hacienda aprobó el 8 de mayo una orden de prórroga durante un año más, ya que sin la misma Sevilla habría perdido la Zona Franca.

 Lo mínimo que cabe exigir al nuevo Ayuntamiento es que sea capaz, junto con la Autoridad Portuaria, de concluir el vallado antes del 30 de agosto de 2016.

EL PGOU COMO EXCUSA

 El Plan General de Ordenación Urbana reservó suelo para la construcción de 45.000 viviendas; definió un modelo de ciudad en el que se prohíben los aparcamientos rotatorios en el Casco Antiguo, para evitar el efecto-llamada a los vehículos, como bien se sabe por la experiencia de la colapsada calle Baños, acceso natural al parking de la plaza de la Concordia; fijó los puentes y pasarelas de conexión, al Norte, con la isla de la Cartuja; ubicó la Ciudad de la Justicia en Los Gordales….

El PGOU ha sido utilizado como excusa para justificar su propio incumplimiento o para presentarlo como el impedimento para el desarrollo de la ciudad, de manera que los empresarios de la construcción, los cuales apenas han construido pese a tener enormes bolsas de suelo por desarrollar, y los dos principales partidos políticos abogan por cambiarlo, reprogramarlo o reinterpretarlo en un foro de notables, en lo que supondría la vuelta a los tiempos en que las decisiones vitales para el futuro se adoptaban en una mesa de camilla.

El empeño en construir la Ciudad de la Justicia en el Prado, donde no cabe si no es colmatándolo en altura frente a los jardines de un patrimonio de la humanidad como el Alcázar y contra las disposiciones del PGOU; o de construir un parking prohibido en las normas en la Alameda; o un puente en la Cartuja no contemplado en el Plan en vez de los que sí están previstos en el mismo; o de recalificar la antigua comisaría de la Gavidia para implantar un centro comercial y comprobar, una vez recalificada tras cuatro años de polémicas, que no había ninguna gran cadena realmente interesada, pese a haberse esgrimido algún nombre concretísimo….todo eso ha supuesto un cuatrienio perdido de oportunidades.

El nuevo gobierno municipal no debe estar otros cuatro años actuando a base de modificaciones parciales del PGOU (18 en el último mandato) con tal de no cumplirlo, o cambiando proyectos de sitio esperando una conformidad que la Junta de Andalucía no puede otorgar si no se respeta la máxima norma urbanística de la ciudad, circunstancia que ha servido para acusarla de un supuesto bloqueo a los grandes proyectos de Sevilla.

El Ayuntamiento que se constituya en junio, o redacta un nuevo Plan que plasme su modelo de ciudad aunque le lleve un tiempo largo su culminación, o asume el existente para desbloquear de una vez proyectos como el de la Ciudad de la Justicia en Los Gordales y le mete así presión a la Junta, de la que aquélla depende, ya que si la nueva corporación municipal sigue actuando como hasta ahora , le dará al Gobierno autónomo la excusa perfecta para no invertir en la ciudad, porque los proyectos que se le presentan incumplen el Plan General.

MOVILIDAD

 Y otro gran reto para el nuevo Ayuntamiento es el de la movilidad. La crisis económica, con una notoria reducción del tráfico urbano e interurbano, ha paliado en buena parte el problema de movilidad que sufre Sevilla, por las estrechas calles de su Casco Antiguo, el más extenso de Europa, y por su poder de atracción sobre el área metropolitana, que se traduce en un aluvión de vehículos a diario.

La esperada reactivación económica puede sorprender a la ciudad sin la construcción de una sola infraestructura en materia de movilidad más allá de las estaciones del tren de cercanías en la Cartuja y en la Salud. Tampoco se ha hecho ni un solo aparcamiento en estos cuatro años (varios concursos hubo que declararlos desiertos) y la polémica ha acompañado la supresión del Plan Centro y la ampliación de la zona azul.

 Dado que las tres líneas de Metro pendientes cuestan entre 3.000 y 4.000 millones de euros y no existe disponibilidad presupuestaria para acometerlas, hay un cierto grado de acuerdo por separado entre los principales partidos políticos sevillanos de prolongar el tranvía hasta Santa Justa, con un presupuesto de 76 millones de euros que nadie dice de dónde van a salir. Todo se fía a Europa.

 Sin embargo, poco se ha hablado de extender el Cercanías desde la Cartuja hasta la estación de Metro de Blas Infante, una opción que no tendría un coste muy superior y que permitiría conectar el Aljarafe con toda la red ferroviaria y la futurible Ciudad de la Justicia, amén de que el tranvía se solaparía en buena parte en superficie con el trazado subterráneo del Metro.

La ampliación de la red de carriles-bici y la revisión de los pliegos de construcción de nuevos aparcamientos, sobre todo en el perímetro del Casco Antiguo, podrían ser medidas complementarias para mejorar sin excesivo coste para las arcas municipales el problema de la movilidad en Sevilla.

 

El año electoral

El almanaque de 2015 tiene una fecha aún más marcada en rojo que las demás: el domingo 24 de mayo, en que se celebrarán las décimas elecciones municipales de la historia tras la restauración de la Democracia en nuestro país y de aquellos comicios locales de 1979, en que por el juego de alianzas políticas Luis Uruñuela salió elegido como el primer alcalde de la era moderna en Sevilla.

Aunque mayo quede relativamente lejos en el calendario y parezca que aún faltan 137 días para la cita con las urnas, en realidad la campaña electoral va a empezar desde hoy mismo, tras el paréntesis navideño y la previa celebración del último Pleno municipal en 2014. En el mismo se aprobaron unos Presupuestos claramente enfocados hacia las elecciones, con anuncio de congelación o bajada de tasas e impuestos para contentar al esquilmado contribuyente.

Los partidos políticos, tanto los presentes en el Consistorio como los aspirantes a obtener representación municipal, van a actuar a partir de hoy en clave electoralista, en un periodo en el que la Corporación va a funcionar casi con el piloto automático, habida cuenta del escaso tiempo disponible para ganarse el favor del electorado.

EN LONTANANZA

Si nos situamos en la fecha del 24 de mayo y movemos las agujas del reloj en sentido inverso al discurrir del tiempo, divisaremos el siguiente panorama cronológico:

-Cita con las urnas, el 24 de mayo de 2015.

-Jornada de reflexión, el 23 de mayo.

-Inicio de la campaña electoral, el 8 de mayo.

-Feria de Abril: contando el viernes de Preferia, se prolonga realmente desde el día 17 al 26 de abril.

-Y doce días antes de la Preferia, concretamente el 5 de abril, concluye la Semana Santa, que se iniciará el 29 de marzo, Domingo de Ramos.

Así pues, entre el período preelectoral oficial propiamente dicho y los de influencia de los dos grandes festejos de la primavera sevillana, la Semana Santa y la Feria, sólo quedarán como días útiles 24 jornadas en este mes de enero, 28 en febrero y otras tantas en el mes de marzo: un total de 80 días, de los cuales incluso habría que descontar sábados y domingos como días laboralmente inhábiles.

En estos 80 días netos los líderes políticos y sus respectivos partidos deberán afinar al máximo sus actuaciones y la redacción de su programa de promesas, amén de no cometer errores irreparables, para tratar de afrontar con las máximas posibilidades unas elecciones municipales que se celebrarán en Sevilla con alguna importante novedad respecto de anteriores convocatorias.

DOS EDILES MENOS

La esencial es el menor número de concejales en liza: 33 en lugar de 31, debido a la pérdida de población sufrida por Sevilla en el Padrón Municipal de Habitantes registrado a diciembre de 2014, en el que se basará el censo electoral. Nuestra ciudad ha caído por debajo de la barrera de los 700.000 residentes al pasar de los 700.169 que había en el año 2013 a los actuales 696.676 ( – 3.493).

La traducción electoral son dos concejales menos, pero esta cifra tampoco es una novedad. De hecho, hasta el año 1991 el Ayuntamiento estuvo compuesto por 31 ediles y no fue hasta 1995, por el incremento de población habido tras la celebración en 1992 de la Exposición Universal, se dio el salto a 33. Con la vuelta a 31 en este 2015 se dará la curiosa circunstancia de que de las diez corporaciones municipales de la Democracia, cinco habrán tenido 31 capitales y otras cinco, 33.

La mayoría absoluta para gobernar, bien en solitario, bien en coalición, quedará establecida en 16 concejales, uno menos que hasta ahora, cuando eran precisos 17.

¿A quién beneficia teóricamente más este descenso de ediles? hay interpretaciones para todos los gustos, desde que Zoido tendrá más fácil la reelección por necesitar menos votos prestados de los barrios sociológicamente de izquierda que con su apoyo en 2011 le otorgaron su histórica mayoría absoluta de 20 concejales, hasta que por la hipotética imposibilidad de que la historia se repita dos veces el alcalde tendría más cara la repetición en el sillón de la Alcaldía.

LA EXTRAPOLACIÓN

Hace un año, cuando se veía venir que Sevilla iba a bajar de 700.000 habitantes y por tanto se quedaría con 31 ediles ya nos preguntamos  si la configuración política de la corporación actual habría sido diferente con dos concejales menos.  Dicho de otra manera: ¿a qué partido político habría beneficiado y a cuál perjudicado electoralmente una corporación con un número inferior de capitulares?

En un mero ejercicio de política-ficción, si extrapolamos los votos obtenidos por cada partido en las últimas elecciones municipales (mayo 2011) a una corporación con 31 ediles en vez de con 33, paradójicamente la cuota de poder  entre los partidos no habría variado, pese a que el PP habría perdido dos ediles, pero no su mayoría absoluta. El Ayuntamiento resultante habría sido  del mismo color político que el actual, con estos resultados:

PP: 49,3% de los votos y 18 concejales.

PSOE: 29% de los votos y 11 concejales.

IU: 7,1% de los votos y 2 concejales

PA y UPyD no habrían obtenido concejal alguno.

 

CIRCUNSTANCIAS CAMBIANTES

Recalquemos que este ejercicio de ficción política no es más que una extrapolación de la que no pueden extraerse conclusiones orientativas, ya que las elecciones se producen en circunstancias diferentes siempre, como demuestra el hecho de que hace un año nadie podía imaginar el fenómeno de Podemos y su tremendo impacto en la sociedad española y en todos los sondeos posteriores tras su repentina irrupción en las elecciones al Parlamento Europeo. Incluso a tan sólo 137 días de las elecciones municipales tampoco se puede augurar su influjo en las votaciones, habida cuenta de que por el momento su estrategia consiste en no participar de forma directa en los comicios, si bien su recién elegido líder en Málaga ya ha abogado por separarse de esa línea oficial y concurrir con su sello en vez de dar su apoyo a agrupaciones electorales u otras formaciones de nuevo cuño que están formándose en el seno de la izquierda.

Asimismo, pueden influir otros factores, como la participación/abstención. Hace falta un edil menos (16) para obtener la mayoría absoluta, pero si por una polarización política u otras razones se registra una mayor participación electoral, harán falta muchos más votos que antes para la obtención de esos 16 concejales que permiten a un partido gobernar en solitario sin necesidad de coaliciones.

VISTA ATRÁS

¿Qué nos dice la historia?

Pues que el PP ha podido gobernar incluso con la mitad (10) de los concejales que ahora pero formando parte de una coalición con los andalucistas por dos veces (en una el alcalde fue Rojas Marcos y en la otra, Soledad Becerril), pero que una vez desaparecido el PA como partido bisagra, capaz de girar a la derecha o a la izquierda según las circunstancias, y dividido el Ayuntamiento en dos grandes bloques ideológicos (PSOE e IU a la izquierda; PP a la derecha), el PP ha necesitado romper su techo electoral con creces para poder gobernar en solitario, ya que en esa situación carece de potencial pareja de baile.

Esa fue la hazaña de Zoido en 2011, merced a ese voto que pidió prestado para acabar con la era de los escándalos que protagonizó Monteseirín, pero sin la ayuda de ese voto sociológico de izquierdas que le catapultó hasta los 20 ediles nunca antes el PP superó el umbral de los 15, que es uno menos de los 16 necesarios para gobernar en solitario, de ahí que ante la ‘a priori’ mayor posibilidad de juego de alianzas del PSOE en el espectro de la izquierda, Zoido se vea obligado a poner toda la carne en el asador en una campaña electoral que no va a empezar en el mes mayo, sino a partir de hoy mismo.