El año electoral

El almanaque de 2015 tiene una fecha aún más marcada en rojo que las demás: el domingo 24 de mayo, en que se celebrarán las décimas elecciones municipales de la historia tras la restauración de la Democracia en nuestro país y de aquellos comicios locales de 1979, en que por el juego de alianzas políticas Luis Uruñuela salió elegido como el primer alcalde de la era moderna en Sevilla.

Aunque mayo quede relativamente lejos en el calendario y parezca que aún faltan 137 días para la cita con las urnas, en realidad la campaña electoral va a empezar desde hoy mismo, tras el paréntesis navideño y la previa celebración del último Pleno municipal en 2014. En el mismo se aprobaron unos Presupuestos claramente enfocados hacia las elecciones, con anuncio de congelación o bajada de tasas e impuestos para contentar al esquilmado contribuyente.

Los partidos políticos, tanto los presentes en el Consistorio como los aspirantes a obtener representación municipal, van a actuar a partir de hoy en clave electoralista, en un periodo en el que la Corporación va a funcionar casi con el piloto automático, habida cuenta del escaso tiempo disponible para ganarse el favor del electorado.

EN LONTANANZA

Si nos situamos en la fecha del 24 de mayo y movemos las agujas del reloj en sentido inverso al discurrir del tiempo, divisaremos el siguiente panorama cronológico:

-Cita con las urnas, el 24 de mayo de 2015.

-Jornada de reflexión, el 23 de mayo.

-Inicio de la campaña electoral, el 8 de mayo.

-Feria de Abril: contando el viernes de Preferia, se prolonga realmente desde el día 17 al 26 de abril.

-Y doce días antes de la Preferia, concretamente el 5 de abril, concluye la Semana Santa, que se iniciará el 29 de marzo, Domingo de Ramos.

Así pues, entre el período preelectoral oficial propiamente dicho y los de influencia de los dos grandes festejos de la primavera sevillana, la Semana Santa y la Feria, sólo quedarán como días útiles 24 jornadas en este mes de enero, 28 en febrero y otras tantas en el mes de marzo: un total de 80 días, de los cuales incluso habría que descontar sábados y domingos como días laboralmente inhábiles.

En estos 80 días netos los líderes políticos y sus respectivos partidos deberán afinar al máximo sus actuaciones y la redacción de su programa de promesas, amén de no cometer errores irreparables, para tratar de afrontar con las máximas posibilidades unas elecciones municipales que se celebrarán en Sevilla con alguna importante novedad respecto de anteriores convocatorias.

DOS EDILES MENOS

La esencial es el menor número de concejales en liza: 33 en lugar de 31, debido a la pérdida de población sufrida por Sevilla en el Padrón Municipal de Habitantes registrado a diciembre de 2014, en el que se basará el censo electoral. Nuestra ciudad ha caído por debajo de la barrera de los 700.000 residentes al pasar de los 700.169 que había en el año 2013 a los actuales 696.676 ( – 3.493).

La traducción electoral son dos concejales menos, pero esta cifra tampoco es una novedad. De hecho, hasta el año 1991 el Ayuntamiento estuvo compuesto por 31 ediles y no fue hasta 1995, por el incremento de población habido tras la celebración en 1992 de la Exposición Universal, se dio el salto a 33. Con la vuelta a 31 en este 2015 se dará la curiosa circunstancia de que de las diez corporaciones municipales de la Democracia, cinco habrán tenido 31 capitales y otras cinco, 33.

La mayoría absoluta para gobernar, bien en solitario, bien en coalición, quedará establecida en 16 concejales, uno menos que hasta ahora, cuando eran precisos 17.

¿A quién beneficia teóricamente más este descenso de ediles? hay interpretaciones para todos los gustos, desde que Zoido tendrá más fácil la reelección por necesitar menos votos prestados de los barrios sociológicamente de izquierda que con su apoyo en 2011 le otorgaron su histórica mayoría absoluta de 20 concejales, hasta que por la hipotética imposibilidad de que la historia se repita dos veces el alcalde tendría más cara la repetición en el sillón de la Alcaldía.

LA EXTRAPOLACIÓN

Hace un año, cuando se veía venir que Sevilla iba a bajar de 700.000 habitantes y por tanto se quedaría con 31 ediles ya nos preguntamos  si la configuración política de la corporación actual habría sido diferente con dos concejales menos.  Dicho de otra manera: ¿a qué partido político habría beneficiado y a cuál perjudicado electoralmente una corporación con un número inferior de capitulares?

En un mero ejercicio de política-ficción, si extrapolamos los votos obtenidos por cada partido en las últimas elecciones municipales (mayo 2011) a una corporación con 31 ediles en vez de con 33, paradójicamente la cuota de poder  entre los partidos no habría variado, pese a que el PP habría perdido dos ediles, pero no su mayoría absoluta. El Ayuntamiento resultante habría sido  del mismo color político que el actual, con estos resultados:

PP: 49,3% de los votos y 18 concejales.

PSOE: 29% de los votos y 11 concejales.

IU: 7,1% de los votos y 2 concejales

PA y UPyD no habrían obtenido concejal alguno.

 

CIRCUNSTANCIAS CAMBIANTES

Recalquemos que este ejercicio de ficción política no es más que una extrapolación de la que no pueden extraerse conclusiones orientativas, ya que las elecciones se producen en circunstancias diferentes siempre, como demuestra el hecho de que hace un año nadie podía imaginar el fenómeno de Podemos y su tremendo impacto en la sociedad española y en todos los sondeos posteriores tras su repentina irrupción en las elecciones al Parlamento Europeo. Incluso a tan sólo 137 días de las elecciones municipales tampoco se puede augurar su influjo en las votaciones, habida cuenta de que por el momento su estrategia consiste en no participar de forma directa en los comicios, si bien su recién elegido líder en Málaga ya ha abogado por separarse de esa línea oficial y concurrir con su sello en vez de dar su apoyo a agrupaciones electorales u otras formaciones de nuevo cuño que están formándose en el seno de la izquierda.

Asimismo, pueden influir otros factores, como la participación/abstención. Hace falta un edil menos (16) para obtener la mayoría absoluta, pero si por una polarización política u otras razones se registra una mayor participación electoral, harán falta muchos más votos que antes para la obtención de esos 16 concejales que permiten a un partido gobernar en solitario sin necesidad de coaliciones.

VISTA ATRÁS

¿Qué nos dice la historia?

Pues que el PP ha podido gobernar incluso con la mitad (10) de los concejales que ahora pero formando parte de una coalición con los andalucistas por dos veces (en una el alcalde fue Rojas Marcos y en la otra, Soledad Becerril), pero que una vez desaparecido el PA como partido bisagra, capaz de girar a la derecha o a la izquierda según las circunstancias, y dividido el Ayuntamiento en dos grandes bloques ideológicos (PSOE e IU a la izquierda; PP a la derecha), el PP ha necesitado romper su techo electoral con creces para poder gobernar en solitario, ya que en esa situación carece de potencial pareja de baile.

Esa fue la hazaña de Zoido en 2011, merced a ese voto que pidió prestado para acabar con la era de los escándalos que protagonizó Monteseirín, pero sin la ayuda de ese voto sociológico de izquierdas que le catapultó hasta los 20 ediles nunca antes el PP superó el umbral de los 15, que es uno menos de los 16 necesarios para gobernar en solitario, de ahí que ante la ‘a priori’ mayor posibilidad de juego de alianzas del PSOE en el espectro de la izquierda, Zoido se vea obligado a poner toda la carne en el asador en una campaña electoral que no va a empezar en el mes mayo, sino a partir de hoy mismo.

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