Diversos analistas coinciden en señalar que para la Junta de Andalucía rico es todo aquel que gana al año 60.000 euros o más. Por éso ha reducido en el tramo autonómico del IRPF la base imponible, a fin de incrementar el gravamen de las rentas que considera más altas, las cuales han pasado de un mínimo de 80.000 euros a los susodichos 60.000. Fíjense en el pequeño detalle de que el límite que para nuestro Gobiernillo autonómico separa al rico del pobre ha sido establecido con tal milimétrica precisión que no afecta para nada a Susana Díaz. La nueva lideresa andaluza no ha tenido por éso el menor empacho en revelar que, según su declaración de la renta, ha cobrado 58.894,44 euros. ¡Eureka! Por tan sólo 1.105,56 euros, Susana puede seguir manteniendo ese discurso solidario tan grato a los descamisados y desheredados de la fortuna, ya que ella, para envidia de Salvador Sostres, tampoco es rica, conforme a los criterios del Ejecutivo que preside. Así que, en términos fiscales, no falto a la verdad si me refiero a Susana como la pobre presidenta de la Junta.
La pobre
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