Un hombre de 62 años y enfermo del corazón vive desde hace días en la sede de una entidad benéfica del Polígono Norte tras haber sido desahuciado de su vivienda y haber caído en saco roto su petición de auxilio al Ayuntamiento. Inquirido al respecto, Zoido ha recomendado al afectado que acuda primero a los Servicios Sociales de su barrio para ser baremado (sic), y ha reconocido que supo de su situación en el mes de mayo, gracias a la lista de 40 casos de emergencia social que le entregó Juan Espadas y que él remitió de inmediato a la delegada Dolores de Pablo-Blanco, con el nulo efecto demostrado hasta ahora. O sea, que de las ingenuas declaraciones de Zoido se desprende que el alcalde se entera de los casos de exclusión social en la ciudad no por su gobierno, sino por el líder de su leal oposición. Llegados a este punto, la pregunta que cabe hacerse es por qué no nombra ya Zoido directamente a Espadas delegado de Asuntos Sociales, materia en la que se ve no le alcanza la micropolítica. Así al menos se enteraría de lo que pasa allende la ronda del Tamarguillo.