Archivo de la etiqueta: accidente

El accidente de la calle Betis

La oposición municipal exige responsabilidades políticas al delegado del distrito Triana, Francisco Pérez, y al de Urbanismo, Maximiliano Vílchez, por considerar que la muerte de la joven estudiante polaca, tras precipitarse al vacío desde el poyete de la calle Betis cuando se hacía un ‘selfie’ o captaba imágenes del puente de Triana con su móvil o una cámara, se podría haber evitado si el Ayuntamiento hubiese atendido los requerimientos de los vecinos y de la Policía Local.

La afirmación de que el accidente se podría haber evitado es una hipótesis que nunca podrá demostrarse. Habría dependido de dos factores: la forma de actuar de la joven (no se ha aclarado todavía si se subió al poyete o al pretil, si sufrió un mareo o dio un traspiés, si se colocó de espaldas o frente al puente…) y la (s) medida (s) que pudiera haber adoptado el Consistorio o la Administración competente, otra cuestión que no ha quedado clara porque como suele ocurrir cuando acaece una tragedia, que todos lamentamos, las Administraciones Públicas se tiran la pelota unas a otras para tratar de justificar su inacción.

JUNGLA ADMINISTRATIVA

Así, el Ayuntamiento sostiene que su competencia se limita al espacio comprendido entre la mitad de la calle y las viviendas, mientras que la otra mitad, más el poyete y el muro del Altozano,  corresponderían a Patrimonio del Estado. Item más, como el puente de Triana es un Bien de Interés Cultural que goza de protección integral y de una franja de respeto de 50 metros a su alrededor (en la que estaría comprendido el punto donde se produjo el accidente), nada habría podido hacerse sin el permiso de la Junta de Andalucía y de la Autoridad Portuaria. Esta se ha defendido alegando que sólo es competente sobre la lámina de agua, y tanto el Gobierno andaluz como Patrimonio del Estado niegan que en algún momento se les haya consultado o solicitado permiso para haber adoptado alguna medida cautelar.

Para rizar el rizo, el alcalde ha afirmado que al tratarse del área de respeto del puente, un BIC, el Ayuntamiento no puede modificar el pretil con ningún elemento de protección añadida que altere tanto su fisonomía como la perspectiva y visión del mismo, por lo que la única actuación factible hasta este momento ha consistido en incrementar de dos a siete el número de carteles de metacrilato adosados al respaldo del poyete y con la leyenda ‘es peligroso subirse y sentarse en el respaldo’.

Esta aseveración también es cuestionada desde la Junta de Andalucía con el argumento de que hay que anteponer la seguridad de las personas a cualquier otra consideración, pero que para poder pronunciarse al respecto necesita que se presente un proyecto de intervención a la Consejería de Cultura, el cual tampoco existe.

DE BANCO A POYETE

Hasta donde me alcanza la memoria, el banco de piedra corrido a lo largo de parte de la calle Betis ha existido desde hace decenios, aprovechando como respaldo la parte superior del muro del Altozano, sin que nunca, que yo recuerde, se produjera un accidente similar al sufrido por la joven polaca. Cierto es que a consecuencia de las sucesivas obras y reformas realizadas en la calle, el nivel del suelo se ha ido elevando hasta reducir de forma acusada la altura del banco de piedra, por lo que ahora ya es muy difícil sentarse en el mismo con las piernas en ángulo recto.

El lenguaje también refleja esta evolución, ya que en el habla andaluza la palabra poyete se usa para denominar a un banco de menor tamaño. Ahora, el banco de piedra emerge tan sólo unos 20 centímetros del nivel de la calle, pero ello no quiere decir que anteriormente, con su altura original (un banco no es demasiado elevado) no resultase fácil subirse al mismo  y al pretil y colocarse en situación de riesgo, como presuntamente le habría ocurrido a la estudiante polaca.

La persona que pasee normalmente por la calle y respete la separación del pretil que impone la anchura del banco, más la altura de aquél ( siempre ha sido la misma, unos escasos 50 centímetros), no se pone en situación de riesgo y al mismo tiempo puede disfrutar del paisaje del río y de la visión del puente y de la otra orilla.

INFORTUNIO

Para precipitarse al vacío desde 7 metros de altura, con la mala fortuna de impactar con la cabeza contra el mínimo muelle existente al pie de la zapata, la estudiante polaca debió de subirse, presuntamente, al banco y/o al pretil, pese a las advertencias de peligro en los carteles.

Por tanto, no cabría exigirle al Ayuntamiento responsabilidad política por una conducta ajena presuntamente imprudente y contra el sentido común, y de cuyo riesgo se alerta en siete carteles a lo largo del pretil. Como reza el adagio jurídico, el causante de la causa es el causante del mal causado. En este caso, está claro que quien se colocó en situación de riesgo de caer fue la desafortunada joven polaca, la causante de la causa.

MAYOR PELIGRO

Ahora bien, desde la realización de las reformas urbanísticas en la calle, la elevación del nivel del suelo y la paralela disminución de la altura del banco de piedra hasta quedar reducido a un mero poyete, se ha incrementado la percepción de peligro, porque ahora es más fácil que antes subirse al banco y al pretil o asomarse desde éste al río.

Esa percepción de peligro aumentado es la que trasladaron al Ayuntamiento tanto los vecinos, en mayo de 2012 (reunión del Consejo de Participación Ciudadana) y en junio de 2013 (Junta Municipal de Distrito), como la Policía Local (enero de 2013 y abril de 2014), ésta en sendos informes remitidos a la Gerencia de Urbanismo.

Y aquí es donde ya empiezan las contradicciones municipales, porque el delegado de Triana, Francisco Pérez, ha asegurado que fue él mismo el que dio traslado a la Delegación de Urbanismo de un acuerdo adoptado por unanimidad en la Junta de Distrito para que mejorara de alguna manera la seguridad del pretil y se aminorara el riesgo de caídas, un extremo que funcionarios de la Gerencia de Urbanismo han negado. Lo único que éstos reconocen es la recepción de los informes de la Policía Local, a raíz de los cuales -y no por la petición de los vecinos, tramitada supuestamente a través del Distrito- se habría incrementado el número de carteles de aviso de peligro de dos a siete.

Por tanto, si funcionarios de Urbanismo han dejado en evidencia los asertos del delegado de Triana, entonces sí cabría exigir responsabilidades políticas a Francisco Pérez, porque en tal caso habría mantenido una versión no acorde con la realidad y habría incumplido tanto los acuerdos de la Junta de Distrito como el mandato de Zoido de primar la participación ciudadana, unos ciudadanos que habrían tenido como respuesta a sus inquietudes la inhibición municipal.

 

Las Cruces investiga el ‘accidente oculto’

La compañía minera Cobre las Cruces ha abierto una investigación para aclarar las circunstancias en que se produjo el accidente en que durante el pasado fin de semana dos operarios que reparaban una motobomba de gran potencia sufrieron quemaduras y acabaron en el servicio de Urgencias del hospital Virgen Macarena de Sevilla.

Cobre las Cruces afirma tajantemente que no tenía constancia alguna del suceso revelado ayer, por lo que ha exigido explicaciones a la compañía contratista del Aljarafe que participa en los trabajos de drenaje y reinyección y que sigue manteniendo la versión de que el percance, que ha calificado de leve pese a que los empleados acabaron de baja, se produjo en un taller de Burguillos y no en el complejo minero.

Sin embargo, la motobomba objeto de la supuesta reparación en una nave del Aljarafe permaneció el día del suceso en el interior de la corta y los operarios no supieron explicar cómo agua o/y vapor a gran temperatura les roció de lleno durante ese teórico arreglo en frío y en seco.

Por otra parte, en relación con el posterior suceso en que tres obreros resultaron gravemente heridos por contacto con ácido sulfúrico tras romperse una tubería en la mina de Las Cruces, en medios relacionados con la prevención de riesgos laborales se ha destacado un nuevo tratamiento existente que permitió la rápida recuperación de un operario de Ence en Huelva y que también sufrió hace unos meses quemaduras por productos químicos.

La antigua Empresa Nacional de Celulosas disponía en su dispensario médico de una sustancia denominada diphoterine que, por su polivalencia, permitía detener cada uno de los seis tipos de reacción posibles: ácido, básico, oxidación, reducción, solvatación y quelación.

Gracias a un efecto osmótico, con la aplicación de esta nueva sustancia se logró atraer hacia fuera el producto químico que había penetrado en el cuerpo del obrero accidentado y salvarle la vida, además de evitarle graves secuelas, hasta el punto de que se ha podido reincorporar posteriormente a su puesto de trabajo sin más complicaciones.

Accidente ‘secreto’ en Las Cruces

Dos operarios sufrieron quemaduras en la mina de Las Cruces el fin de semana anterior

Trabajaban en el interior de la corta con una motobomba de gran potencia y fueron trasladados a Urgencias del Macarena

Dos trabajadores de una empresa del Aljarafe contratada por Cobre las Cruces para trabajos del sistema de drenaje y reinyección y en materia de aguas del complejo minero sufrieron quemaduras en otro accidente acaecido el viernes 21 de mayo, justo cuatro días antes de que, el pasado martes,  una tubería con ácido sulfúrico se rompiera y vertiera su contenido sobre tres operarios. Mientras que este suceso ha trascendido a la opinión pública, sobre el otro se ha guardado el más absoluto silencio.

Dos operarios de la compañía aljarafeña se hallaban el viernes en interior de la corta a cielo abierto de Cobre las Cruces para comprobar por qué la bomba que extrae el agua que fluye desde el acuífero Niebla-Posadas no estaba bombeando líquido elemento hasta el depósito exterior. La motobomba era una Volvo con una fuerza equivalente a la de 300 caballos de vapor y capaz de extraer más de 250.000 litros de agua a la hora.

Técnicamente estaba ‘cavitando’, es decir, la turbina estaba girando pero no impulsaba el agua hacia los niveles superiores, por lo que aquélla estaba siendo batida en el cuerpo del ingenio mecánico. Al no circular el agua, tampoco se refrigeraba el cuerpo de la bomba, por lo que probablemente empezó a hervir y se formaría una burbuja de vapor. Verosímilmente, la presión del vapor acabó rompiendo el sello del cuerpo de la bomba y alcanzó a los dos operarios, los cuales sufrieron quemaduras desde parte del rostro hasta el tórax.

Los dos accidentados, cuyos nombres responden a las iniciales J.E.M. y F.D.M., fueron evacuados desde el fondo de la corta minera e introducidos en un vehículo al servicio de la compañía contratista que, por la naturaleza de los trabajos hidráulicos que realiza, se mueve habitualmente por todo el complejo minero y dispone de llaves de puertas de acceso y salida que no son las utilizadas habitualmente para el trasiego de operarios.

La persona que conducía el vehículo, de gran potencia y tamaño para poder maniobrar por las anfractuosidades del complejo minero, se hallaba en un estado de nervios tal por la situación creada y el hecho de transportar a dos heridos con quemaduras junto a él que no engranó bien las marchas y acabó rompiendo el motor a escasos metros del hospital Virgen Macarena de Sevilla, al que los trasladó ya avanzada la tarde-noche  del viernes.

El Servicio de Urgencias del hospital ha confirmado a este periódico el ingreso en Urgencias de los dos heridos, los cuales habrían sido aleccionados para que facilitaran la versión de que el accidente se produjo cuando arreglaban una motobomba alquilada a Cobre las Cruces pero no el interior de la mina, sino en una nave industrial de Burguillos. Lo que no supieron explicar es cómo una motobomba en frío y en seco en un taller pudo arrojar sobre ellos agua hirviendo o vapor a altas temperaturas. Por otra parte, al haberse producido el accidente durante el fin de semana, daba margen de maniobra a la compañía auxiliar para sustituir a los operarios por otros el lunes sin levantar sospechas.

Cobre Las Cruces aún no ha respondido oficialmente  sobre este suceso, que no ha sido reflejado en el gran cartel de días sin percances que está colocado a la entrada de la planta. Si hubiera trascendido el accidente, habría obligado a la intervención de la Dirección General de Minas de la Junta de Andalucía por haberse producido en el interior de la corta minera.

Según los testimonios recogidos, es muy probable que la empresa  contratista haya ocultado el suceso a Cobre las Cruces, ya que este tipo de multinacionales penalizan a las empresas auxiliares con episodios de inseguridad laboral. Si así fuera, este suceso dejaría en evidencia la falta de control de la compañía minera sobre sus propias instalaciones y la falta de supervisión de la Junta, pues la empresa afectada por el accidente está involucrada  en el vital sistema de drenaje y reinyección y el tendido de tuberías que pasan junto al arroyo Garnacha.

Esta rivera fue desviada al interior de la mina y confluye a su salida con el arroyo Molinos. Pues bien, pese a que éste es el principal y de más caudal, los aspectos morfodinámicos del terreno revelan ahora que el Garnacha aporta mucho mayor volumen de agua que el otro, sin que ni la Confederación Hidrográfica ni la Junta de Andalucía hayan encontrado aún una explicación a este anómalo fenómeno hidráulico.