Torrijos reconoce que los gerifaltes de Mercasevilla (Mir y Maymó) han decidido saltarse a la torera el acuerdo de la Ejecutiva de una auditoría en la empresa de los escándalos por ser muy costosa y no aportar nuevos datos. Así, dos señores en una mesa camilla deciden en Mercasevilla (perdón por el pareado, pero es que Torrijos me lo ha puesto a huevo) digan lo que digan los demás (como cantaba Raphael) y pida lo que pida la juez; y al vicepresidente tan amante de las formalidades (el propio Torrijos) le parece de perlas. Y también de perlas que previamente Maribel Montaño hubiera hecho el paripé de correr sin siquiera despeinarse al Juzgado a entregarle a la magistrada en sobre lacrado un documento que ni es auditoría ni es ‘ná’. No hay un euro para auditorías, no vayan a resultar de infarto, pero sí para, como diría Lopera, la ‘tonta’ del alcalde, Giralda TV. Y no hay auditorías porque Torrijos es tan preclaro que ya sabe el resultado. Osea que prejuzga la realidad, y al prejuzgar asume el rol de la juez en plan Charles Bronson: “Yo soy la Justicia”.
La mesa camilla de Mercasevilla
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